En mareas misteriosas

¿Os acordais cuando hace poco me preguntaba a mi mismo si la vida personal de un actor puede influenciar en cómo le vemos en pantalla? Puede que sea injusto con ella, pero me creo más como actor al mono pirata de Barbossa que a Penelope Cruz.

Lo siento, pero esas caras, esas expresiones, esos mohines injustificados, ese tono de voz… todo en ella me parecía tan falso como un billete de seis euros.

Todo lo contrario que Johnny Deep, que sigue sobreactuando de la misma manera a su Jack Sparrow y convirtiéndolo, one more time, en lo mejor de la película. Película que, por cierto, es la más floja de las cuatro.

Si tuviera que quedarme con algo, sería con la secuencia de las sirenas, perturbadora e inquietante a partes iguales y sin duda lo mejor del film. El resto, pues bueno, aventurillas piratas con trasfondo sobrenatural de fondo indispensable en la saga, disfrutable y entretenida.

Pero la más floja de las cuatro.

La historia del clérigo y la sirena, además, parece puesta ahí para alargar la película, porque ninguno de los personajes es tan indispensable o carismático como para que necesites saber qué pasa con ellos. A menos que les tengan un destino reservado en la quinta parte, claro. ¿Habrá quinta parte?

Sin límites

El cada día más de moda Bradley Cooper protagoniza esta película sobre una nueva droga de diseño capaz de permitir el acceso al 100% del cerebro y convertir al yonkie de turno en el tipo más inteligente del universo.

La trama se centra en un escritor que se enfrenta a un bloqueo del que no es capaz de salir por sí mismo, un hombre que es un desastre en todos los sentidos que puedas imaginar, hasta que cierta pastillita transparente hace aparición. Entonces, las cosas cambian, y somos testigos del meteórico ascenso todopoderoso del señor Cooper. Y sí, la peli está bien hecha, tiene partes muy interesantes, pero a medida que va avanzando y avanzando, de repente uno tiene la sensación de que en realidad… no hay nada que se interponga en el camino de Cooper.

Quiero decir… en todos los guiones del mundo hay obstáculos que el protagonista debe ir superando en su camino hacia el climax final, de menor o mayor intensidad. En Limitless no hay nada. Vale, sí, en un momento dado te meten a un tipo misterioso siguiendo a Bradley Cooper por las calles, en otro momento dado te meten un efecto visual extraño para demostrar que las pastillitas pueden ser perjudiciales para la salud, e incluso también llegan a decir que dejar las pastillas supone la muerte. Que sí, pero en ningún momento de la película, en ninguno en absoluto, uno tiene la sensación de que realmente esos peligros planean sobre el protagonista y éste debe superarlos. El de que se le acaben las pastillitas un poco más, pero tampoco demasiado, la verdad.

Así que al final, me encontré con una película que era como ver Supermán sin kriptonita de por medio. La historia de Todopoderoso contada con más o menos gracia pero sin más.

Y Robert De Niro… bueno, pues se pasea por sus tres secuencias poniendo su mejor cara de Robert De Niro y ya está. En realidad, es una película a absoluta gloria de Bradley Cooper.

Vigila quien llama

Cuando estrenaron Scream 4 en el cine levanté la mano cual alumno educado y anuncié solemnemente que quería verla. Cris me miró con una ceja enarcada y me dijo que ella no había visto ninguna de las otras tres.

Quedé patidifuso. Me sobrepuse y decidí que veríamos la trilogía juntos para abrir boca y ver la cuarta después. Ayer vimos Scream 3, cerrando la trilogía inicial. En días venideros veremos la cuarta, pero de momento, aquí va mi opinión sobre esta re-visión que he hecho sobre la saga.

Sigo pensando que Scream 1 es una gran película de asesinos de adolescentes, sobre todo porque rompió moldes en aquel momento, todo gracias a la frescura del guión pergeñado por Kevin Williamson y a las múltiples referencias fímicas que contenía. Recuerdo que aquí en España la tradujeron como «Vigila quien llama», un título absurdo a añadir a la lista de traducciones de películas ridículas y que nadie utilizó jamás. La película fue conocida como Scream y punto.

El caso, que vista ahora, toda la parte inicial resulta un poco… demasiado infantil. Sobre todo por la relación entre Neve Campbell y Skeet Ulrich, con esa cursilería americanoide del no tener sexo y querer tenerlo que hace que los diálogos suenen hoy desfasadísimos. Tal vez ya sonaban así en su momento, pero la vi con 16 o 17 años y no me sonaron tan horrendos entonces.

Pero es una peli con fuerza, y sigue resaltando por su ingenio a la hora de desvelar el misterio y la identidad del «asesino». Brutal giro de guión que fue lo que encumbró a Scream al podio del cine del terror adolescente y que aún hoy sigue sorprendiendo por su ingenio.

La siguiente fue Scream 2. Recuerdo que en su momento, perdida la capacidad de sorprender al ser una secuela, me gustó menos que la primera pero aún me pareció entretenida. Vista hoy me ha resultado incluso mejor que la primera, exceptuando el hecho de que el giro final nunca será tan impactante como lo fue el de la primera. Pero como película es más redonda, algo más elaborada, y las referencias cinéfilas y metalingüísticas son fantásticas. Y además sale Tymothy Oliphant, taaan joven, taaan alejado de Rayland Givens…

Y por último, vista ayer, Scream 3. La tercera parte de la saga era, en principio, el final. Y así fue hasta que decidieron resucitarla este año, en realidad. Aquí, el nivel de referencias cinematográficas y autoparódicas raya el paroxismo, pero sigue siendo lo mejor de la película. Se produce un cambio de poder, Neve Campbell deja de ser la protagonista absoluta y cede el espacio al duo cómico formado por Courtney Cox y David Arquette. Courtney Cox que va siempre acompañada de esa referencia absurda a sí misma que es la Gale Weathers de Puñalada 3. Como he dicho, todo ese juego sobre el cine dentro del cine y la película sobre lo que ya hemos visto mil veces es lo mejor de Scream.Ah, y el regreso en forma de testamento audiovisual del hombre que tiene todas las respuestas sobre las sagas cinematográficas y que, aquí, da la clave para hacerle frente al capítulo final de una trilogía.

Recuerdo que, en su momento, Scream 3 me pareció una basura. Hoy no me ha parecido tan mala. Sí, es floja, la más floja de las tres, pero desde luego, no me ha parecido una basura.

Tengo ganas de enfrentarme con la cuarta. Y volver a verle la cara al asesino con la máscara más chorra de los últimos años. Y ya os diré lo que pienso…

A vueltas con los monos

De pequeño me flipaba «El planeta de los simios». La primera vez que la vi, recuerdo que salté del asiento y me llevé las manos a la boca al ver aquel plano final tan jodidamente espectacular.

Aquello marcó el inicio de una saga que me tragué religiosamente, a pesar de la calidad decreciente de las siguientes cintas.

Después, hace ya unos años, Tim Burton se atrevió con el remake del mítico film de Charlton Heston. Era obvio que iba a ir a verla al cine. ¡Dirigida por Tim Burton, el tipo que me acojonó con Batman e hizo joyitas como Beetle Juice o Eduardo Manostijeras! ¡Y protagonizada por Mark Whalber, al cual tenía en buena estima vete tu a saber por qué!

Ni siquiera podía imaginarme que estaba a punto de tragarme semejante truñaco. A partir de entonces, Burton cayó en esa lista de «directores a los que no sé si adorar o matar». Capaz de hacer maravillas como Ed Wood o Big Fish y basuras infernales como Charlie y la fábrica de chocolate.

En fin…

Hoy he ido a ver «El origen del planeta de los simios», también conocida como «Hollywood quiere seguir viviendo de las rentas de una película de hace treinta años». No me esperaba nada bueno, después de la Burtonada, pero los simios me llaman cual sirena a marinero.

Coño, me ha sorprendido para bien.

Me ha gustado. Me ha parecido una película entretenida, una cinta de aventuras, ciencia ficción que se deja ver por todas las edades, con un trasfondo en la historia, con unas actuaciones más que aceptables, y con un Andy Serkis que dota a César, el mono principal, de un carisma brutal.

Lo único que me ha jodido, y bastante, es que por querer hacerla para todos los públicos, la revolución de los simios ha sido pelín light. Me hubiera esperado, y me hubiera gustado ver, algo más sangriento. A los monos haciéndose con el mundo a la fuerza y por la sangre.

Pero bueno, no desmerita a la película, que como digo, está bastante bien.

We are the night

Hoy he visto una peli de vampiros alemana de título Wir sind die nacht, o lo que es lo mismo «Nosotras somos la noche». Y oye, después de la intro a bordo de un avión me encontré a mi mismo preguntándome: ¿Esto me ha parecido interesante o me da miedo que sea una pastelada donde pinte más esa búsqueda del amor que los vampiros?

La peli mola, y mola bastante. Es cierto que hay una parte, después de que la protagonista se convierta, en que parece que la cosa va a ir de cuatro feministas saliendo de fiesta, poniéndose hasta las trancas y yendo de compras en sus coches mega guays toda la noche en plan Pretty Woman.

Por suerte no es así, y aunque exista ese rato en la película, luego la cosa es bastante adulta. Nada de vampiros que brillan a la luz del sol ni bobadas de esas. Las chicas son guerreras y sangrientas. Y bastante, además. Vampiresas de las que dan ostias y sacan los colmillos para secar a los pobres humanos que se cruzan con ellas.

Una cosa sí me chocó bastante al principio. La jerarca del grupo busca encontrar «los ojos», y los encuentra en la protagonista. Durante el primer cuarto de hora le dice como en tres ocasiones «que ojos más bonitos» o cosas así… ¡¡¡Por dios, pero si tiene unos ojos horrendos!!! La chica mejora bastante cuando se pone guapa, pero al principio es bastante adefesio la pobre. En fin, me hizo gracia eso. Es como decirle a Rosie De Palma «que nariz más bonita tienes».

Ah, la peli juega sobre bases mil veces vistas en las historias de vampiros: el sol las mata, beben sangre, no se reflejan en los espejos… cosas que da gusto ver, pero también juega una nueva baza, la de que sólo haya vampiresas en el mundo, y ningún hombre. Fue un detalle curioso cuya explicación, dada de paso y sin prestarle atención, además me gustó.

Un descubrimiento Jennifer Ulrich, que no es la prota de ojos feos sino una de las otras vampiresas, depresiva y triste durante la mayor parte del tiempo. Aquí os la dejo.

¿La vida personal de un actor afecta a nuestra percepción sobre su trabajo?

Es una pregunta que me hago de forma constante. Es algo común el hecho de que cuando un actor o actriz americano se ve envuelto en algún tipo de escándalo, de repente su lista de proyectos se resiente. El caso más reciente, Arnold Schwarzenegger y su divorcio que ha hecho que tres de los proyectos en los que se nombraba al actor tiemblen y al menos otros dos se vayan al garete.

¿Tanto nos influencia? Es cierto que todos, sin excepción, alguna vez hemos dicho eso de «paso de ver esta peli que fulanito no me cae bien». Que coño, de los que por aquí nos pasamos a menudo todos nos echábamos las manos a la cabeza cuando supimos que Bardem era el elegido para interpretar a Roland Deschains, hasta el punto de que, porque nos puede más el fikismo por La Torre, que si no, ni veríamos la serie.

Pero claro, es un caso flagrante de percepción pura y dura. Quiero decir… Bardem no es ni mejor ni peor actor porque nos parezca un gilipollas o nos caiga de puta madre. Ni siquiera le conocemos, pero lo que sabemos de él a través de los medios, o simplemente lo que su cara nos transmite, hace que nos produzca rechazo o aceptación.

A mi, por ejemplo, siempre me ha caído en gracia Kiefer Sutherland, desde pequeño que le vi en Cuenta conmigo o en Jóvenes ocultos (peliculón, por cierto). Es más, empecé a ver 24 sólo y exlusivamente porque aparecía él, y eso que llevaba unos años haciendo truñacos de los grandes. Y gracias a eso descubrí una gran serie, pero eso es otra historia.

Por la misma razón, nunca he visto ni ganas que tengo por mucho que digan que es genial, Dos hombres y medio. No soporto a Chalie Sheen.

Me cae genial Steve Buscemi y me hizo darle una oportunidad a Boardwalk Empire.

Me cae mal Penélope Cruz y me da tanta rabia que salga en Piratas del Caribe que, a pesar de lo bien que me cae Johny Deep, no fui a verla al cine. Influyeron otros factores también, pero no vienen al caso.

¿Hasta qué punto nos influye? Se ve que los americanos piensan que mucho. Porque son un montón los actores que se han visto envueltos en algún lío y no han sabido remontar sus carreras. Aunque también los hay que sí, y si no que se lo digan a Robert Downey Jr.

Y eso que hasta ahora hemos hablado de la simple apreciación del «me cae bien o mal». Pero recuerdo cierto actor secundario de los ochenta envuelto en un caso de pederastia que aún hoy sigue haciendo películas. Claro que es secundario. ¿Pasaría algo si de repente descubrieran que un frontman tipo Cristian Bale hace lo mismo?

Desde luego, Mel Gibson hacía cosas antes, pero desde que le acusan de zurrar a su mujer está más que desaparecido.

Claro que, en el lado opuesto, Roman Polanski, a pesar de sus líos con la justicia y esa supuesta agresión sexual a una menor, sigue haciendo sus películas y sigue siendo considerado uno de los mejores directores del mundo… claro que, por otro lado, tampoco es que llene salas en plan blockbuster.

¿Qué opinais vosotros? ¿Qué actores os caen mal y os jode ver en una película? ¿O cuales os caen tan bien que os mueven a ver algo sólo por su presencia?

El aprendiz de brujo

Y una vez más, vuestras pesadillas se harán realidad, humanos… ¡¡¡¡El peluquín de Nicolas Cage está de regreso!!!! ¡¡¡¡¡¡Y en múltiples variedades!!!!

En serio ya… ¿Quién asesora a este señor en cuestiones capilares? ¿Es decisión suya? ¿Están los fabricantes de peluquines detrás de esta gran conspiración? ¿O simplemente los productores americanos tienen ya como chascarillo el intentar que el look del pobre Nick sea cada vez más paródico?

En fin…

El aprendiz de brujo es una peli Disney y si queréis verla, tenéis que verla con esos ojos. Vas a encontrarte con una historia simpática, de aventurillas, con esos toques de «el amor debe ir primero a cualquier otra cosa» y donde todo, todo, todo al final saldrá bien. Porque el señor Disney lo ordena así y nosotros, simples mortales, aceptamos y callamos.

En fin, que la cosa es entretenida si te dejas llevar y la ves con ojos de niño. Yo aborrecía Fantasía cuando era un crío, y de ella sólo recuerdo aquella famosa escena de Mickey y las fregonas. Bueno, pues han cogido esa escena, la han transformado en imagen real-ordenadoril y luego se han inventado una historia alrededor. Sin importar si esa historia es inteligente o no, que esto es Disney y lo único que pretenden es que los niños flipen y se encariñen de la magia y sueñen y blablabla…

Y además sale Monica Bellucci, que a pesar de la edad sigue manteniendo un gran tipo y está de muy buen ver. Aunque lo que es verla, poquito. Y no sólo porque salga más vestida de lo normal, que esto es Disney, os lo recuerdo, sino porque su papel es meramente anecdótico.

Si hubiera visto esta película con diez años me habría flipado, estoy seguro. La he visto con treinta y dentro de unos meses me costará recordarla. Pero si algún día hago retrospectiva en el blog… Víctor, acuérdate, esta mola para tus hijos.

Back to the future…

Las vidas posibles de Mr. Nobody

Por lo general, mi jefe y yo tenemos un gusto muy similar en cuanto a películas, y es por eso que suele recomendarme películas que le molan. Prácticamente todo el cine japonés que veo (que no es mucho, para que negarlo) es recomendación suya. Es un forofo de los orientales, aunque ese forofismo no lo comparto.

En fin, a lo que iba, que ayer taché otra peli de la lista de «pelis que me recomienda el jefe». En este caso, «Las vidas posibles de Mister Nobody», una película cuyo cartel español es la mierda patética que podéis ver a la izquierda.
Olvidemos ese espanto promocional y centrémonos en lo que de verdad importa. Cuando la película da comienzo uno asiste a unos primeros minutos desconcertantes, donde ve morir a Jared Leto de cinco o seis formas distintas… para acto seguido despertar como «el hombre vivo más viejo» en el año 2092. Cojonuda la caracterización por cierto.

Y a partir de ahí arranca la película de verdad, contándote la historia de Nemo Nobody, un niño que no supo enfrentarse a la dureza de «tener que tomar una decisión» y que, por tanto, vive varias vidas de forma paralela.

Un ejercicio de «Que hubiera pasado si…», mostrando al mismo tiempo todas las opciones con sus distintos discurrires.

Me ha encantado. No sólo porque el planteamiento me parece super interesante (que levante la mano aquel que nunca haya pensado «que habría sido de mi vida si en lugar de hablar con esta chica hubiera hablado con tal otra») sino porque además, visualmente la película es muy potente. Sinceramente, lo que menos me interesó de toda la historia es el mundo futuro, ese 2092 con Nemo Nobody ancianísimo y relatándole su historia a un periodista con cara de panoli. Lo que te atrapa con fuerza de esta película es la historia de Nemo y sus tres posibles mujeres, dependiendo de los caminos que tome en la vida. Pero sobre todo con el personaje que de adulta interpreta Diane Kruger (preciosa como siempre).

Jared Leto borda el papel (o los papeles) de Nemo Nobody.

Y especial atención a la secuencia donde, con la voz de un niño, explica el proceso de su propio nacimiento, la selección de los padres a modo de casting y las pequeñas cosas que ve un niño y que le resultan llamativas.

Teen Wolf (y van dos…)

No todos los días hay True Blood o Breaking Bad, y estoy intentando estirar al máximo la cuarta temporada de Batlestar Galactica, así que, entre medias, sin prisa, aprovechando días muertos sin nada que ver (y sobre todo los viajes en AVE a Valencia los fines de semana) al final he terminado tragándome enterita la serie de Teen Wolf que revisitaba aquel clásico ochentero protagonizado por Michael J. Fox.

En este enlace, la crítica que hice cuando apenas llevaba tres capítulos…

La cosa no difiera mucho de aquella primera crítica. Es una serie para adolescentes sobre un chaval que se enamora de una chavala. Lo de que le muerda un hombre lobo no deja de ser una tontuna cualquiera, como podría haber sido un vampiro, una tortuga ninja o un extraterrestre.

La serie tarda muchísimo en arrancar de verdad. No aprietan el acelerador con la trama hasta bien entrada la temporada, lo cual en estos tiempos donde The Vampire Diaries nos ha demostrado que en las series de adolescentes las cosas pueden ir a toda velocidad (recordemos que se cargaban a una de las protagonistas en el capítulos cuatro o cinco), pues como que te deja un poco indiferente. Además, el protagonista no es excesivamente carismático. Por no decir que a veces te dan ganas de pegarle una colleja para que espabile. Si algo bueno tiene The Vampire Diaries es que no importa si te hablan de una plaga vampírica que asolará el mundo o de si este vestido y esos zapatos no conjuntan para la fiesta a la que van a ir esa noche, porque todo es un gran problema al que esa adolescente protagonista que es Helena debe enfrentarse. Y al final, todo se centra en ella, como debe ser, porque los adolescentes deben pensar que ellos son los que mayores problemas tienen en el universo (y por supuestísimo los adultos no les entienden) pero al final, son ellos los únicos que pueden resolverlos.

Teen Wolf falla en eso también. Scott es un tipo bastante soso, y sus problemas no dejan de ser, continuamente, si ahora me quiere o no me quiere. Unido a esa falta de carisma que comentaba antes y a esa velocidad lenta en la trama, al final no pasa de ser una serie que se deja ver pero que sin más.

Ah, y con unos efectos especiales de lo más chusqueros. Terroríficos. Mucho más que un hombre lobo.

No todo es basura. El capítulo donde los protagonistas se quedan encerrados en el instituto y son asediados por el Alfa es de lo mejor de la temporada, sólo sobrepasado por los dos capítulos finales. Aprietan el acelerador como debe ser al final de temporada, y la cosa se pone interesante. Evidentemente, plantan sus semillas para la segunda temporada. ¿La habrá? Ni idea, no me he informado sobre ello.

Lo mejor, para mi, el amigo de Scott. Su histrionismo me hacía recordar en ocasiones al gran Logan de Verónica Mars (valgan las distancias, por dios santísimo). Desde luego, el mejor actor de toda la serie. Además de contrapunto cómico.

Libros leídos 2011 (14): Juego de Tronos

Libros Leídos en 2011:

1) El Talismán, de Stephen King y Peter Straub

2) Oscura, de Guillermo del Toro y Chuck Hogan

3) Muy pronto seré invencible, de Austin Grossman

4) Cuernos, de Joe Hill

5) El pasaje, de Justin Cronin

6) La búsqueda del grial 1: El castillo de las sombras, de J.H. Brennan

7) Apocalipsis Z 3: La ira de los justos, de Manel Loureiro

8) Nivel 26, de Anthony E. Zuiker y Duane Swierczynski.

9) Antirresurrección, de Juan Ramón Biedma

10) La casa infernal, de Richard Matheson

11) Superviviente, de Juan García Hernández


12) Los caminantes, de Carlos Sisi

13) Bikini, de James Patterson

14) Juego de Tronos, de Geroge R.R. Martin

Y sí, al final hice caso a Sonix y demás que hablaron tan bien de la saga literaria que ha dado una de las mejores series de 2011… si no la mejor.

Y ya me lo he acabado. He tardado casi un mes, pero es que es un tochaco de casi 800 páginas.

Era reticente, sí, porque por lo general las novelas de fantasía me aburren soberanamente, así que lo primero que me sorprendió, gratamente, fue que apenas llevaba veinte o treinta páginas y ya fascinaba. Lo cierto es que la prosa de George R.R. Martin se lee como si fueran pipas. Tiene un estilo ágil, visual y atractivo. Sumado a la forma en la que está escrita la novela, dividida por capítulos que toman a uno de los protagonistas y narran los hechos desde su punto de vista, hace que cuando te das cuenta, vayas a la mitad de la novela.

Sinceramente, me ha encantado.

Ahora, otra cosa que me ha sorprendido es que la adaptación a serie por parte de la HBO haya sido tan sumamente fiel. Siempre es mejor una novela que una película/serie, no hay color con el poder de la imaginación y las barreras que un libro sí puede cruzar pero una obra audiovisual no, pero la serie de HBO prácticamente ha calcado los hechos narrados en la novela, así como muchísimos de los diálogos.

Y digo prácticamente, porque no es total. Omitir, para la serie, apenas han omitido detalles, ninguna parte crucial ni ninguna acción ha sido mutilada… a excepción de una: El enfrentamiento entre las tropas de Tywyn Lannister y los pocos soldados que envía Robb Stark a la muerte es en el libro un capítulo narrado desde el punto de vista de Tyrion, que sí está presente en la batalla. La opción que tomaron en la serie es mucho menos visual, le da menos fuerza al personaje de Tyrion… pero claro, es más barata.

Añadir, sin embargo, en la serie han añadido dos secuencias, que ahora recuerde, y que no están en el libro. La presentación de Tyrion Lannister, en un burdel de Invernalia, no aparece en la novela, así como tampoco aparece la secuencia donde Meñique habla sobre sus planes ante dos putas que hacen el amor, ésta última una de las mejores secuencias de toda la serie, así que no me importa que la hayan añadido.

Y poco más, por lo demás ha sido bastante fiel. Pero estaba hablando del libro. En la novela, una de las cosas que más me llamaron la atención, y aquí si difiera a la serie, es la edad de ciertos personajes. Robb Stark apenas tiene 14 años cuando todo ocurre. Y Daenerys, por dios, en el libro sólo tiene 13 años. Es evidente que no podían coger a una niña para hacer semejante papel, pero desde luego, la historia tiene mucho más empaque, mucha más profundidad y mucha más fuerza, si eres consciente de que, todo lo que le pasa a Daenerys, todo lo que sufre y la transformación mental que atraviesa, está ocurriéndole a una niña de 13 años. Es mucho más brutal.

Lo vuelvo a decir: Como novela, Juego de Tronos está genial. La recomiendo, sí. Yo ahora me voy a leer la segunda parte de Los Caminantes, pero en cuanto acabe, cogeré con muchas, muchas, muchas ganas el segundo volumen de la saga de Martin: Choque de Reyes. Y sé que cuando lo haga quedaré de nuevo absorbido por la fuerza de los personajes que habitan los Siete Reinos… y las tierras más allá del mar.