Su alteza

Comedia medieval pasada de rosca y con lenguaje soez continuo que me ha hecho tener una carcajada casi constante durante todo su metraje. Mientras la veía no podía dejar de pensar en Willow, y tampoco es que se parezcan, pero no sé, me ha entretenido. Me ha hecho mucha gracia, además. Y claro, si encima añadimos que salen Natalie Portman ligera de ropa y Zooey Deschanel, pues apaga y vámonos.

No es ninguna joya, que conste, pero es la típica película que si te pilla en el momento justo te va a divertir.

A mi es que el género de aventura y comedia me gusta. Qué le vamos a hacer.

Hoy además tengo un buen día. He recibido una noticia que alcorce pillará enseguida. Sin necesidad de añadir nada más. 🙂

A vueltas con los monos

De pequeño me flipaba «El planeta de los simios». La primera vez que la vi, recuerdo que salté del asiento y me llevé las manos a la boca al ver aquel plano final tan jodidamente espectacular.

Aquello marcó el inicio de una saga que me tragué religiosamente, a pesar de la calidad decreciente de las siguientes cintas.

Después, hace ya unos años, Tim Burton se atrevió con el remake del mítico film de Charlton Heston. Era obvio que iba a ir a verla al cine. ¡Dirigida por Tim Burton, el tipo que me acojonó con Batman e hizo joyitas como Beetle Juice o Eduardo Manostijeras! ¡Y protagonizada por Mark Whalber, al cual tenía en buena estima vete tu a saber por qué!

Ni siquiera podía imaginarme que estaba a punto de tragarme semejante truñaco. A partir de entonces, Burton cayó en esa lista de «directores a los que no sé si adorar o matar». Capaz de hacer maravillas como Ed Wood o Big Fish y basuras infernales como Charlie y la fábrica de chocolate.

En fin…

Hoy he ido a ver «El origen del planeta de los simios», también conocida como «Hollywood quiere seguir viviendo de las rentas de una película de hace treinta años». No me esperaba nada bueno, después de la Burtonada, pero los simios me llaman cual sirena a marinero.

Coño, me ha sorprendido para bien.

Me ha gustado. Me ha parecido una película entretenida, una cinta de aventuras, ciencia ficción que se deja ver por todas las edades, con un trasfondo en la historia, con unas actuaciones más que aceptables, y con un Andy Serkis que dota a César, el mono principal, de un carisma brutal.

Lo único que me ha jodido, y bastante, es que por querer hacerla para todos los públicos, la revolución de los simios ha sido pelín light. Me hubiera esperado, y me hubiera gustado ver, algo más sangriento. A los monos haciéndose con el mundo a la fuerza y por la sangre.

Pero bueno, no desmerita a la película, que como digo, está bastante bien.

127 horas

No me extrañan las nominaciones.
La nueva película de Danny Boyle narra las 127 horas que pasó Aron Rolston atrapado por una roca en el cañón del colorado, y la dramática decisión que le permitió salvar la vida. Un argumento a todas luces inviable para hacer una película interesante.
Pero Boyle lo consigue. Logra que 127 horas pase en un suspiro, mantiene en todo momento un ritmo frenético (lo cual, permitidme decirlo, es acojonante teniendo en cuenta que se trata de la historia de un tipo que no puede moverse de donde está) y que mezcla momentos que te hacen revolverte en el asiento, e incluso apartar la vista o apretar los dientes, con otros en los que reír o emocionarte.
Un aplauso se queda corto cuando acaba la película.
Y eso, sin llegar a hablar del papelón que se marca James Franco.
Ya sabéis que pienso de Danny Boyle que normalmente te da una buena (28 días después, Slumdog millonaire) y una patética (Sunshine, La playa), y ahora le tocaba la patética. Gracias a dios, se la ha saltado. Y a lo grande.
Gran película.