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El legado de Gilead (que me gusta a mí el nombre de esta web) han reseñado Peta Z… y la reseña es espectacular. Sin más, os la dejo a continuación:
Estamos de regreso, y de nuevo volvemos con una antología, pero esta vez una de lo más extraña, humorística, desternillante y descacharrante de las que nunca encontraréis en el mercado.
Explicar el origen de lo que esconde esta antología es largo, por lo que simplemente os lo resumiré en unas líneas para que os hagáis a la idea de las cosas que se pasan por la cabeza de los escritores cuando no tienen mucho que hacer y se juntan un grupo de ellos y empiezan a idear cosas dañinas para la humanidad.
Hace un año, en el Celsius 232 de Avilés (festival dedicado a la literatura de género de Terror, Ciencia Ficción y Fantasía) se juntaron doce escritores, en su mayoría de terror para cenar en una misma mesa. Bromeando, a uno de ellos (o a varios, aquí las versiones se disparan) se le ocurrió el juntarse todos ellos y lanzar en un plazo aproximado a un año, una antología dedicada a los dibujos y programas infantiles que habían marcado su infancia, pero dotándolos de un rasgo nunca antes visto en este ámbito: convertir los relatos en relatos Z, es decir, con zombies de por medio. Tras firmar todos un contrato imaginario en una servilleta, se dijeron adiós y se pusieron manos a la obra. Y esto es lo que salió…
La verdad es que así, contado de primeras, es una estupidez tan grande como meter la mano en una jaula de tigres de bengala, pero ellos, muy profesionales todos, se lo tomaron muy en serio y cada uno, sin prisas y tomándose su tiempo, acabaron por entregar todos los relatos. Y esto es lo que me encontré cuando llegó a mi Kindle.
1- Battle Royale, de Víctor Blázquez (El cuarto Jinete, El cuarto Jinete: Armagedon)
El relato de Víctor está basado en el mundo de Oliver y Benji. Para darle ese toque Z, utiliza un recurso muy original, mezclando la trama de la novela, cómic y película Battle Royale, y metiendo a todos los protagonistas de la serie futbolera en un terreno de juego gigantesco (hay cuarenta km de portería a portería) en el que solo sobrevivirá aquel jugador que llegue al final de la cancha con el balón controlado, eso sí, esquivando a miles de zombies que les salen al paso. Evidentemente la trama no es mas que una mera excusa para ver caer a nuestros ídolos a manos de cadáveres andantes y desmembrados. Los hermanos Derrick, Tom Baker, Bruce Harper, Dani Mellow… y evidentemente nuestros Oliver, Mark y Benji, tendrán que vérselas con las hordas de no muertos mientras realizan filigranas futboleras de la talla de la Catapulta Infernal, o el Tiro Combinado… Una locura enorme que por cierto está muy bien narrada y que cuenta con ciertas escenas muy cacjondas que hará las delicias de todos aquellos que siguieran la serie original.
2- Cuando lo que de amoroso tiene el oso no resulta nada hermoso, de Ignacio Cid Hermoso (El osito cochambre, Texturas del miedo)
Nunca había leído nada de dicho autor, pero he de decir que su relato me ha dejado de lo más sorprendido. Su prosa es genial, llena de detalles y exquisita. No es que se pare en detallar en demasía sino que la manera de hacerlo, tan bucólica, te mete de lleno en el relato consiguiendo que más de una vez saques una sonrisa por la manera de expresarse de los ositos. Sin entrar muy dentro de la historia, Ignacio nos cuenta como una de las oseznas amorosas está en medio de un parto, a punto de dar a luz un nuevo osito y siendo asistida por varios de sus compañeros. Lo que aparece de dentro de su pelucona vagina… nunca llegaríais a imaginároslo. Y hasta aquí puedo leer. A mi personalmente es uno de los que más me ha gustado y posiblemente con el que más me he reido.
3- Z de Mazinger, de Daniel P. Espinosa (Aplaudan al salir, Nekromanteia: Rituales de los muertos)
Como podéis ver por su título, Daniel nos sorprende con una historia de zombies algo especiales, en el mundo de Koji Kabuto y su robot gigante. La narración, densa a la vez que interesante como solo sabe hacer Daniel, muestra un mundo triste, desolado y devastado por un experimento del Doctor Infierno que se le fue de las manos y en el que nuestro protagonista vive al margen de lo que en otros tiempos fue la imagen del superhéroe. Su novia Sayaka (o lo que fuera en la serie, porque un servidor nunca le encontró el punto por lo que nunca la seguí) se encuentra desaparecida desde hace unos años, y por un giro del destino, volverá a atormentar la vida del pasota Kabuto que emprenderá el rescate con ayuda de su amiguete metálico. La escena del rescate, impagable la conversación entre Koji y Sayaka… para enmarcar.
4- Cama para doz, de Angel Luis Sucasas (Hamelin, El encuentro)
Otro autor al que nunca había leído y del que he salido muy satisfecho al leer su relato. En este caso, los elegidos han sido Epi y Blas, y todo en una trama o historia narrada a modo de conversación/diálogo desternillante, en el que se mezclan las escenas clásicas de humor de Barrio Sésamo y los traumas posibles que existirían en esta pareja de amigos que comparten habitación y, quien sabe, algo más. Poco puedo decir sobre el toque Z ya que en este caso es una verdadera sorpresa su inclusión, aparte de que me lo he pasado genial con él, y que cada vez que leía cómo cualquiera de los dos se reía, me entraba la risa de recordarlos cuando no era más que un alfeñique que no levantaba más de seis palmos del suelo. Una joyita este relato. Palabra.
5- La maleta, de Miguel Aguerralde (Caminarán sobre la Tierra, Última parada, la casa de muñecas)
Llamadme simple, pero este es otro de los relatos con el que me lo he pasado teta metralleta. Dragones y Mazmorras es una serie que de una manera u otra, a todos nos encantó de pequeños pero que, vista en perspectiva, tenía más agujeros en su guión que las praderas de Hobbiton. Y precisamente con eso es con lo que juega Miguel en un comienzo, sacando a relucir todas esas sandeces que nos importaban un bledo de canijos, pero que ahora mismo sonrojarían a cualquier guionista. Además, todo contado como si de una entrevista se tratase, por causas que no voy a comentar, y narrado en primera persona por Bobby, el bárbaro de la serie. La verdad es que el relato te retrotrae de una manera muy eficiente a aquellos capítulos de la serie, lo que, aun siendo la historia tan diferente de lo que se contaba en aquellos capítulos, es digno de elogiar. Además el relato es consistente, y en ningún momento decae su ritmo. A eso añadirle el misterio de lo que se esconde en el interior de dicha maleta. Otro de los que destacaría sin duda.
6- ¿Qué haces comiéndote a la lisiada?, de Darío Vilas (Instinto de superviviente, El hombre que nunca sacrificaba a las gallinas viejas)
Con este título, es más que evidente a quien se refiere este relato tan soberanamente macabro. Sí, Heidi también tiene cabida en esta locura de antología, y además de una manera algo sorprendente, tanto en el tratamiento del género como en el personaje protagonista. Todo sucede en unos escasos minutos en una habitación ocupada por la paralítica más querida por todos los niños grandes de los setenta y ochenta, Clara, la institutriz mas odiosa de esos mismos años, la Srta. Rottenmeier y cómo no, la niña mas adorable de este lado de los Alpes, Heidi, que en este caso… es algo diferente a lo que nos mostró en su serie el maestro Takahata. Resaltar lo gore de alguna de sus escenas aunque para nada gratuitas, dicho sea de paso. Un relato divertido y con un final que me ha dejado muy buen sabor de boca.
7-El abismo insondable, de Juan Miguel Fernández (El jardín impío)
Otro relato que me ha gustado muchísimo, sobre todo por el tratamiento de su autor, al que he de añadir a la lista de ex-desconocidos. Y a lo que me refiero como tratamiento, es porque en este caso tratándose de Los caballeros del Zodíaco la serie a parodiar, Juan Miguel se ha decantado por escribir una historia que bien podría haber pasado por una OVA oficial de la serie, o incluso un par de capítulos de la misma y ha dejado atrás esa sátira que esperamos en todos os relatos. Los personajes, la ambientación e incluso las pinceladas de mitología clásica que nos regala, casan a la perfección en esta historia que, de verdad, hará las delicias de los fans de la serie.
8- Mi mono y yo, de Manuel Martín (La noche de los difuntos del 38)
Otro relato que solo con leer el título queda claro a qué emblemática serie se refiere. Marco y su inestimable amigo primate Amedio protagonizan esta aventura, que no hace sino contar de una manera alternativa el viaje que realiza el muchacho italiano para buscar a su madre en la Argentina. Con una prosa cuidada, descriptiva y acertada, acompañaremos a los dos protagonistas hasta las Américas, no sin antes sufrir con ellos las penas de una familia obrera de aquella época, y que no tiene más remedio que emigrar a otro país para poder ganarse el pan. Aunque no es de los más destacables, he de resaltar que es uno de los que mejor narrado está, o, mejor dicho, mejor plasmado está tanto la historia en la que se bas como en la que se transforma con la inclusión del género Z.
9- La sima, de Alejandro Castroguer (La guerra de la doble muerte, El manantial)
Y llegados a este punto, es cuando he de reconocer que a veces odio hacer reseñas. Y me diréis ¿Por qué? Fácil. Porque a veces, no todo lo que uno lee es de su agrado y, si quiere ser sincero, ya no solo con el autor de dicho relato o novela, sino con uno mismo, ha de plasmarlo en el papel y mostrarlo a sus lectores (si es que tiene) para que se preparen sobre lo que se van a encontrar. El relato de Alejandro (si me permites la confianza) se basa en el Universo de Ulises 31, una serie que aunque recuerdo en breves retazos y a base de flashes, tengo grabada en la memoria cada uno de sus personajes y sus nombres. Ya veis, maravillas de la mente. Desde el principio Alejandro despliega su especial forma de contar las cosas, con un vocabulario extenso y lleno de palabras enrevesadas y con una narración en primera persona que desde el principio ya empieza a hacer daño a nuestro subconsciente. Estas palabras no son negativas, sino todo lo contrario. La capacidad de Alejandro de crear atmósferas opresivas, decadentes y depresivas es extraordinaria y aquí, en el entorno de la nave, o consigue de una manera excepcional. Pero como todo en esta vida, hay algo que falla, y es que lo que narra, escatológicamente perverso, no está hecho para mi. No disfruto de lo que narra, y tampoco puedo dar una razón exacta. Quizá nunca conecto con la historia o simplemente no la entiendo.. Detecto un trasfondo de crítica, pero no puedo asegurarlo, y todos los que soléis leer mis reseñas, sabéis que esas cosas no son mi fuerte. Así que desde aquí mi más sentido perdón a su autor por no haber sido capaz de encontrar ese “aquel” que ha plasmado entre sus letras…
10- Banner y Flappy contra la Bruja Avería Z, de Javier Cosnava (1936Z. Guerra Civil Zombie, Diario de una adolescente del futuro)
Relato sorprendente y… diferente a todos los vistos hasta ahora. Aquí Javier mezcla una serie de dibujos animados que da título al relato, Banner y Flappy, esas dos ardillitas híper felices que vivían en un bosque en el que todo era alegría y cosas buenas, junto a un personaje salido del genial programa de la transición ochentera La bola de cristal, sin duda el más recordado por todos, La bruja avería. Aquí, la susodicha encarna el papel de villana del cuento y las ardillitas el papel de buenas. Pero claro, si este relato fuese normal, seguramente Cosnava no se habría quedado a gusto, por lo que refleja en sus letras una crítica social al actual sistema banquero y financiero que nos oprime, y que es reflejado como el Banco Zombie que todo lo devora a su paso y no deja nada sin infectar. Un relato muy crítico con los tiempos que nos ha tocado vivir, muy bien escrito, satírico, ácido y directo como las actuaciones de Tip y Coll en la televisión de la misma época. Me ha gustado muchísimo, pero parece desubicado comparado con la línea que siguen los demás relatos por la seriedad de lo que cuenta.
11-La buena, el ladrón y el malo, de Vanessa Benítez Jaime (No he encontrado ningún libro de su autoría)
Y llegamos al último relato, este basado en la serie de dibujos japonesa de Lupin III, el ladrón de guante blanco que salía siempre enfundado en su traje rosa fuerte y sus patillas de moderno. Este relato, narrado de manera correcta, tampoco me ha terminado de gustar. Me ha parecido enrevesado o poco claro. Aunque todo ello se lo podemos achacar también a mi cabeza, que a veces se comporta de manera estúpida y no es capaz ni de captar el mensaje de una canción de catequesis. El caso es que durante toda la narración no he sido capaz de conectar con el relato, y quizá esta sea la verdadera causa de mi despiste y mi falta de entendimiento.
Y hasta aquí los once relatos de esta divertida antología. Como podéis ver, todos son de un corte distinto y muy diferentes a sus compañeros de antología, algo muy difícil de conseguir pero que en esta ocasión alcanzan el objetivo de manera correcta.
No quiero cerrar la reseña sin nombrar a Daniel Expósito, autor de la ilustración retro que da color a la portada, y a Iván Ru-So, culpable de las imágenes que han estado apareciendo a modo de carteles publicitarios y que acompañan estas líneas en el Blog.
He de decir que la antología está disponible para descargar de manera gratuita en diversos formatos en esta dirección :
Sin más, os conmino a su lectura si queréis pasar un rato divertido y olvidaros de los tiempos tan difíciles que nos toca vivir. Además, no solo de lecturas serias vive el hombre y de vez en cuando hay que meterse entre pecho y espalda algo como esto. Si tienes menos de treinta y cinco años, y los ochenta fueron tu época, hazme caso, esto te va a gustar.