Peta Z: El legado de Gilead

 En El legado de Gilead (que me gusta a mí el nombre de esta web) han reseñado Peta Z… y la reseña es espectacular. Sin más, os la dejo a continuación:
Estamos de regreso, y de nuevo volvemos con una antología, pero esta vez una de lo más extraña, humorística, desternillante y descacharrante de las que nunca encontraréis en el mercado. 
 
Explicar el origen de lo que esconde esta antología es largo, por lo que simplemente os lo resumiré en unas líneas para que os hagáis a la idea de las cosas que se pasan por la cabeza de los escritores cuando no tienen mucho que hacer y se juntan un grupo de ellos y empiezan a idear cosas dañinas para la humanidad.
 
Hace un año, en el Celsius 232 de Avilés (festival dedicado a  la literatura de género de Terror, Ciencia Ficción y Fantasía) se juntaron doce escritores, en su mayoría de terror para cenar en una misma mesa. Bromeando, a uno de ellos (o a varios, aquí las versiones se disparan) se le ocurrió el juntarse todos ellos y lanzar en un plazo aproximado a un año, una antología dedicada a los dibujos y programas infantiles que habían marcado su infancia, pero dotándolos de un rasgo nunca antes visto en este ámbito: convertir los relatos en relatos Z, es decir, con zombies de por medio. Tras firmar todos un contrato imaginario en una servilleta, se dijeron adiós y se pusieron manos a la obra. Y esto es lo que salió…
 
La verdad es que así, contado de primeras, es una estupidez tan grande como meter la mano en una jaula de tigres de bengala, pero ellos, muy profesionales todos, se lo tomaron muy en serio y cada uno, sin prisas y tomándose su tiempo, acabaron por entregar todos los relatos. Y esto es lo que me encontré cuando llegó a mi Kindle.

1- Battle Royale, de Víctor Blázquez (El cuarto Jinete, El cuarto Jinete: Armagedon)

El relato de Víctor está basado en el mundo de Oliver y Benji. Para darle ese toque Z, utiliza un recurso muy original, mezclando la trama de la novela, cómic y película Battle Royale, y metiendo a todos los protagonistas de la serie futbolera en un terreno de juego gigantesco (hay cuarenta km de portería a portería) en el que solo sobrevivirá aquel jugador que llegue al final de la cancha con el balón controlado, eso sí, esquivando a miles de zombies que les salen al paso. Evidentemente la trama no es mas que una mera excusa para ver caer a nuestros ídolos a manos de cadáveres andantes y desmembrados. Los hermanos Derrick, Tom Baker, Bruce Harper, Dani Mellow… y evidentemente nuestros Oliver, Mark y Benji, tendrán que vérselas con las hordas de no muertos mientras realizan filigranas futboleras de la talla de la Catapulta Infernal, o el Tiro Combinado… Una locura enorme que por cierto está muy bien narrada y que cuenta con ciertas escenas muy cacjondas que hará las delicias de todos aquellos que siguieran la serie original.
 
2- Cuando lo que de amoroso tiene el oso no resulta nada hermoso, de Ignacio Cid Hermoso (El osito cochambre, Texturas del miedo)
Nunca había leído nada de dicho autor, pero he de decir que su relato me ha dejado de lo más sorprendido. Su prosa es genial, llena de detalles y exquisita. No es que se pare en detallar en demasía sino que la manera de hacerlo, tan bucólica, te mete de lleno en el relato consiguiendo que más de una vez saques una sonrisa por la manera de expresarse de los ositos. Sin entrar muy dentro de la historia, Ignacio nos cuenta como una de las oseznas amorosas está en medio de un parto, a punto de dar a luz un nuevo osito y siendo asistida por varios de sus compañeros. Lo que aparece de dentro de su pelucona vagina… nunca llegaríais a imaginároslo. Y hasta aquí puedo leer. A mi personalmente es uno de los que más me ha gustado y posiblemente con el que más me he reido.
 
3- Z de Mazinger, de Daniel P. Espinosa (Aplaudan al salir, Nekromanteia: Rituales de los muertos)
Como podéis ver por su título, Daniel nos sorprende con una historia de zombies algo especiales, en el mundo de Koji Kabuto y su robot gigante. La narración, densa a la vez que interesante como solo sabe hacer Daniel, muestra un mundo triste, desolado y devastado por un experimento del Doctor Infierno que se le fue de las manos y en el que nuestro protagonista vive al margen de lo que en otros tiempos fue la imagen del superhéroe. Su novia Sayaka (o lo que fuera en la serie, porque un servidor nunca le encontró el punto por lo que nunca la seguí) se encuentra desaparecida desde hace unos años, y por un giro del destino, volverá a atormentar la vida del pasota Kabuto que emprenderá el rescate con ayuda de su amiguete metálico. La escena del rescate, impagable la conversación entre Koji y Sayaka… para enmarcar. 

4- Cama para doz, de Angel Luis Sucasas (Hamelin, El encuentro)

Otro autor al que nunca había leído y del que he salido muy satisfecho al leer su relato. En este caso, los elegidos han sido Epi y Blas, y todo en una trama o historia narrada a modo de conversación/diálogo desternillante, en el que se mezclan las escenas clásicas de humor de Barrio Sésamo y los traumas posibles que existirían en esta pareja de amigos que comparten habitación y, quien sabe, algo más. Poco puedo decir sobre el toque Z ya que en este caso es una verdadera sorpresa su inclusión, aparte de que me lo he pasado genial con él, y que cada vez que leía cómo cualquiera de los dos se reía, me entraba la risa de recordarlos cuando no era más que un alfeñique que no levantaba más de seis palmos del suelo. Una joyita este relato. Palabra.
 
5- La maleta, de Miguel Aguerralde (Caminarán sobre la Tierra, Última parada, la casa de muñecas)
 
Llamadme simple, pero este es otro de los relatos con el que me lo he pasado teta metralleta. Dragones y Mazmorras es una serie que de una manera u otra, a todos nos encantó de pequeños pero que, vista en perspectiva, tenía más agujeros en su guión que las praderas de Hobbiton. Y precisamente con eso es con lo que juega Miguel en un comienzo, sacando a relucir todas esas sandeces que nos importaban un bledo de canijos, pero que ahora mismo sonrojarían a cualquier guionista. Además, todo contado como si de una entrevista se tratase, por causas que no voy a comentar, y narrado en primera persona por Bobby, el bárbaro de la serie. La verdad es que el relato te retrotrae de una manera muy eficiente a aquellos capítulos de la serie, lo que, aun siendo la historia tan diferente de lo que se contaba en aquellos capítulos, es digno de elogiar. Además el relato es consistente, y en ningún momento decae su ritmo. A eso añadirle el misterio de lo que se esconde en el interior de dicha maleta. Otro de los que destacaría sin duda.

6- ¿Qué haces comiéndote a la lisiada?, de Darío Vilas (Instinto de superviviente, El hombre que nunca sacrificaba a las gallinas viejas)

Con este título, es más que evidente a quien se refiere este relato tan soberanamente macabro. Sí, Heidi también tiene cabida en esta locura de antología, y además de una manera algo sorprendente, tanto en el tratamiento del género como en el personaje protagonista. Todo sucede en unos escasos minutos en una habitación ocupada por la paralítica más querida por todos los niños grandes de los setenta y ochenta, Clara, la institutriz mas odiosa de esos mismos años, la Srta. Rottenmeier y cómo no, la niña mas adorable de este lado de los Alpes, Heidi, que en este caso… es algo diferente a lo que nos mostró en su serie el maestro Takahata. Resaltar lo gore de alguna de sus escenas aunque para nada gratuitas, dicho sea de paso. Un relato divertido y con un final que me ha dejado muy buen sabor de boca.
 
7-El abismo insondable, de Juan Miguel Fernández (El jardín impío)
Otro relato que me ha gustado muchísimo, sobre todo por el tratamiento de su autor, al que he de añadir a la lista de ex-desconocidos. Y a lo que me refiero como tratamiento, es porque en este caso tratándose de Los caballeros del Zodíaco la serie a parodiar, Juan Miguel se ha decantado por escribir una historia que bien podría haber pasado por una OVA oficial de la serie, o incluso un par de capítulos de la misma y ha dejado atrás esa sátira que esperamos en todos os relatos. Los personajes, la ambientación e incluso las pinceladas de mitología clásica que nos regala, casan a la perfección en esta historia que, de verdad, hará las delicias de los fans de la serie.
 
8- Mi mono y yo, de Manuel Martín (La noche de los difuntos del 38)
Otro relato que solo con leer el título queda claro a qué emblemática serie se refiere. Marco y su inestimable amigo primate Amedio protagonizan esta aventura, que no hace sino contar de una manera alternativa el viaje que realiza el muchacho italiano para buscar a su madre en la Argentina. Con una prosa cuidada, descriptiva y acertada, acompañaremos a los dos protagonistas hasta las Américas, no sin antes sufrir con ellos las penas de una familia obrera de aquella época, y que no tiene más remedio que emigrar a otro país para poder ganarse el pan. Aunque no es de los más destacables, he de resaltar que es uno de los que mejor narrado está, o, mejor dicho, mejor plasmado está tanto la historia en la que se bas como en la que se transforma con la inclusión del género Z.
 
9- La sima, de Alejandro Castroguer (La guerra de la doble muerte, El manantial)
Y llegados a este punto, es cuando he de reconocer que a veces odio hacer reseñas. Y me diréis ¿Por qué? Fácil. Porque a veces, no todo lo que uno lee es de su agrado y, si quiere ser sincero, ya no solo con el autor de dicho relato o novela, sino con uno mismo, ha de plasmarlo en el papel y mostrarlo a sus lectores (si es que tiene) para que se preparen sobre lo que se van a encontrar. El relato de Alejandro (si me permites la confianza) se basa en el Universo de Ulises 31, una serie que aunque recuerdo en breves retazos y a base de flashes, tengo grabada en la memoria cada uno de sus personajes y sus nombres. Ya veis, maravillas de la mente. Desde el principio Alejandro despliega su especial forma de contar las cosas, con un vocabulario extenso y lleno de palabras enrevesadas y con una narración en primera persona que desde el principio ya empieza a hacer daño a nuestro subconsciente. Estas palabras no son negativas, sino todo lo contrario. La capacidad de Alejandro de crear atmósferas opresivas, decadentes y depresivas es extraordinaria y aquí, en el entorno de la nave, o consigue de una manera excepcional. Pero como todo en esta vida, hay algo que falla, y es que lo que narra, escatológicamente perverso, no está hecho para mi. No disfruto de lo que narra, y tampoco puedo dar una razón exacta. Quizá nunca conecto con la historia o simplemente no la entiendo.. Detecto un trasfondo de crítica, pero no puedo asegurarlo, y todos los que soléis leer mis reseñas, sabéis que esas cosas no son mi fuerte. Así que desde aquí mi más sentido perdón a su autor por no haber sido capaz de encontrar ese “aquel” que ha plasmado entre sus letras…
 
10- Banner y Flappy contra la Bruja Avería Z, de Javier Cosnava (1936Z. Guerra Civil Zombie, Diario de una adolescente del futuro)
Relato sorprendente y… diferente a todos los vistos hasta ahora. Aquí Javier mezcla una serie de dibujos animados que da título al relato, Banner y Flappy, esas dos ardillitas híper felices que vivían en un bosque en el que todo era alegría y cosas buenas, junto a un personaje salido del genial programa de la transición ochentera La bola de cristal, sin duda el más recordado por todos, La bruja avería. Aquí, la susodicha encarna el papel de villana del cuento y las ardillitas el papel de buenas. Pero claro, si este relato fuese normal, seguramente Cosnava no se habría quedado a gusto, por lo que refleja en sus letras una crítica social al actual sistema banquero y financiero que nos oprime, y que es reflejado como el Banco Zombie que todo lo devora a su paso y no deja nada sin infectar. Un relato muy crítico con los tiempos que nos ha tocado vivir, muy bien escrito, satírico, ácido y directo como las actuaciones de Tip y Coll en la televisión de la misma época. Me ha gustado muchísimo, pero parece desubicado comparado con la línea que siguen los demás relatos por la seriedad de lo que cuenta.
 
11-La buena, el ladrón y el malo, de Vanessa Benítez Jaime (No he encontrado ningún libro de su autoría)
Y llegamos al último relato, este basado en la serie de dibujos japonesa de Lupin III, el ladrón de guante blanco que salía siempre enfundado en su traje rosa fuerte y sus patillas de moderno. Este relato, narrado de manera correcta, tampoco me ha terminado de gustar. Me ha parecido enrevesado o poco claro. Aunque todo ello se lo podemos achacar también a mi cabeza, que a veces se comporta de manera estúpida y no es capaz ni de captar el mensaje de una canción de catequesis. El caso es que durante toda la narración no he sido capaz de conectar con el relato, y quizá esta sea la verdadera causa de mi despiste y mi falta de entendimiento.
 
Y hasta aquí los once relatos de esta divertida antología. Como podéis ver, todos son de un corte distinto y muy diferentes a sus compañeros de antología, algo muy difícil de conseguir pero que en esta ocasión alcanzan el objetivo de manera correcta.
 
No quiero cerrar la reseña sin nombrar a Daniel Expósito, autor de la ilustración retro que da color a la portada, y a Iván Ru-So, culpable de las imágenes que han estado apareciendo a modo de carteles publicitarios y que acompañan estas líneas en el Blog.
He de decir que la antología está disponible para descargar de manera gratuita en diversos formatos en esta dirección :
 
 
Sin más, os conmino a su lectura si queréis pasar un rato divertido y olvidaros de los tiempos tan difíciles que nos toca vivir. Además, no solo de lecturas serias vive el hombre y de vez en cuando hay que meterse entre pecho y espalda algo como esto. Si tienes menos de treinta y cinco años, y los ochenta fueron tu época, hazme caso, esto te va a gustar.

Peta Z en los archivos del Valhalla

En los archivos del Valhalla han escrito una reseña sobre Peta Z, esa antología bizarra que mezcla dibujos animados y zombis y que podéis descargar de forma gratuita en este enlace. Creo que hablo en nombre de todos los autores cuando digo que una de las mejores sensaciones posibles es ver que un lector que en principio no se habría acercado a tu obra ni con un palo (ya sea por el tipo de trama o por, como es el caso, contener zombis) se anima a leer y acaba disfrutando con lo escrito. Todo un honor.

Podéis leer la reseña en su habitat natural aquí.

Sí, no estáis leyendo mal ni me ha dado demasiado el sol en la cabeza ¬¬ (recordad que llevo casco XD). Es un libro de zombis.
¿Como puede estar al frente de esta reseña una valkyria como yo? Que ha renegado una y mil veces de estas historias, que ha jurado y perjurado que no leería un libro de este tema en la vida (y eso que soy inmortal y precisamente tiempo es lo que me sobra), que le entra fatigita cada vez que ve en la tele una cosa de esas tan fea… ahí descomponiéndose como carne picada puesta al sol…

Pues aquí me tenéis, y no me han cambiado por otra, jajajaja Que sí, en serio, que soy yo :/

¿Cómo llegó este libro a mi? Por casualidades de la vida.. llámalo azar, llámalo destino, llámalo estar en el lugar adecuado en el momento adecuando… resulta que sigo por Facebook a uno de los autores que componen esta obra, Miguel Aguelarre. Mentiría si no dijera que sentía cierta curiosidad, pero… ay, que no que no, zombis, me dan cosica… XDDD

El caso es que un día habló de que iban a publicar este libro. Ví la portada y me dije «ya estoy perdida«. Sabéis que me pierde una portada que me gusta, es superior a mi. Y con ese título tan tentador…

Una cosa llevó a la otra y… anda, coño… resulta que es una antología de relatos inspirados en las series de dibujos de mi infancia :O ¡Los caballeros del zodiaco! Y allá que fui como loca jajaja (Os recuerdo que podéis descargar el libro TOTALMENTE GRATIS en el link que facilito arriba ^^ Que sí, que es free, jaja)

Os voy a hacer un breve resumen de lo que encontraréis en este libro:

Ojo, no conocía a ninguno de los autores pero si algo me ha quedado claro es que escriben que quita el sentido. Cada cual tiene su manera, su estilo, su encanto. Cada relato se disfruta de una manera por que son distintos en las formas, pero el alma es la misma: humor, ganas de pasarlo bien, parodiar series con las que hemos crecido, y sombis, mucho zombi. Y mala leche por un tubo, por que ya son ganas de poner a esos pobres personajes en semejante aprieto XD Pero me encanta, sí, sí, lejos de destrozar mi infancia (aunque lo intentaron a conciencia) lo que han hecho es que me lo pasara en grande 😉

Hombre, cuando era niña no recuerdo que Heidi estuviera metida en este follón, jaja. Pero vamos, que me ha hecho mucha gracia como cada autor se ha desenvuelto con la serie elegida, y además de traerme muy buenos recuerdos me lo he pasado genial leyendo estas sangrientas aventuras. Alguna serie la conocía menos, porque ¡eh, tú, que no soy tan mayor! jaja Como por ejemplo Ulises 31, o La bruja Avería (yo aún no podía ni sostener una espada, imagínate), pero eso no impidió que disfrutara igualmente de esos relatos. De hecho el de Ulises 31 es uno de mis favoritos XD
Oliver y Benji (a lo Batle Royal, ¡no os digo más! ¡tela!), Epi y Blas (Barrio sesamo), Mazinger Z (la Z le viene que ni pintada jaja), Dragones y Mazmorras, Heidi, Los caballeros del zodíaco

Como ya he dicho este libro se compone de once relatos, cada uno inspirado en una serie y escrito por un autor.
Empieza con una pequeña presentación, un  prologo de Victor Blázquez donde nos cuenta cómo surgió esta idea en una cena y donde jura y perjura que estaban sobrios (no sé yo ese agua…). A partir de ahí se van sucediendo los relatos, algunos más sobrios, otros más reflexivos, otros chocantes, y la mayoría derrochando humor.

¿No te gustan los zombis? A mí tampoco, pero siempre hay una primera vez para todo jajaja Y aquí me tenéis, no solo he sobrevivido sino que estoy encantada con la experiencia. Tanto tanto que estoy pensando en comprar el último libro de Miguel Aguelarre, Caminarán sobre la tierra. Que no se me mosqueen el resto de autores, es que solo lo conocía a él, jajaja (todo llegará XD)

Y tampoco es tan desagradable ni tan gore como pensaba que eran estas historias, o al menos la mayoría de este libro me hacían reír más que otra cosa (espero que fuese esa la intención… jajajaja). Sangre, huesos rotos, tripas, cuerpos en descomposición… en realidad no es para tanto. Con razón dice mi madre que a pesar de mi cara de buena en el fondo soy una salvaje XD Tan maja ella.

Lo que no me ha gustado: Faltaba Dragon Ball… ¬¬ Muy mal, muy muy mal. Exijo una segunda parte XD (lo mismo hasta cuela)

Para terminar, a veces sentimos prejuicios (basados realmente en nada XD) por una temática concreta ya sea en libros, películas, etc… y en realidad lo que hacemos es perdernos algo que ni es tan malo ni es tan ¡puag! como imaginamos. Tampoco digo que me vaya a poner ahora a leer sobre zombis como si no hubiera un mañana, jajaja Peeeero, esto ha abierto una nueva ventana en mi mundo literario (por la que espero que no entre ningún bicho de esos) y me alegro de haber dado el paso :

Ya solo por la experiencia de haber «visto» a los personajes de mi infancia en semejante jarana, acompañados por unos narradores con talento y mucho descaro, ha merecido la pena ^^

Peta Z en Cultura H

Parece un juego de siglas pero no lo es. Víctor Morata ha redactado una reseña de Peta Z (la bizarra antología que mezcla dibujos animados y zombies y que podéis descargar de forma gratuita) para Cultura H:

Todos hemos tenido una infancia. Unos mejor y otros peor encarada, pero ahí está. Con sus dibujos de las tardes después del colegio y con el bocata más grande que nuestro brazo; estábamos en fase de crecimiento. Todos los de mi generación, año arriba o año abajo, han pasado por series como las de Campeones, Heidi, Los Osos Amorosos, Mazinger Z o programas como Barrio Sésamo y La Bola de Cristal, que hizo tan famosa a la Alaska de nuestro tiempo. Se constituyen en nuestra memoria como momentos agradables, de ocio o tranquilidad en los que nada nos preocupaba salvo el fatídico momento de hacer los deberes para el día siguiente o, al menos, inventar la manera de escamotearlos para evitar hacerlos sin levantar sospechas. Todos tienen sus recuerdos. Estos autores también. E imagino que algunos de ellos han pasado muchas horas de su niñez sentados frente al televisor, medio zombis ante estas y otras series de dibujos animados. Y ahora… ahora simplemente se han vengado o han querido hacerles un homenaje. Sea lo que fuere, el que está del otro lado, el espectador, el lector, no quedará indiferente. Hay relatos en los que la zombificación surge natural con la historia, fiel a la dinámica de los dibujos animados, y otros que se gestan de una forma más libre, aunque no por ello menos creativa, pero todos gozan de ese halo a muerte y descomposición del mundo Z que nos asola con cientos de historias tanto en la literatura como en el cine. Alguno de sus autores incluso se ha atrevido a realizar algunos guiños a películas como Battle Royale o editoriales como Dolmen, precursora y mayor exponente de este género en España. Llegados a este punto, tengo que reconocer una vez más que no soy muy de zombis, por mucho que esto haga dudar de ello. No soy muy de zombis, pero ¿quién hubiera podido resistirse a algo así? Fue la curiosidad la que me atrajo hasta la lectura de esta antología. La curiosidad por lo creativo de la mezcla que suponían estos relatos y la autoría de cada uno de ellos. Y si a eso le sumábamos que es gratis… Las circunstancias se unieron para que me acercara a echar un vistazo a esta locura tan freak y, por qué no decirlo, divertida. Pues sí, divertida. Habéis leído bien. Estas historias no sólo tienen como fondo el entramado de las series infantiles de los ochenta, sino que también rebosa de ese terror fantástico de la misma época, con ese humor negro a veces tan hilarante que parecía restar susto al horror mostrado. Aún recuerdo dentro de esa época películas como House: una casa alucinante, Pesadilla en Elm Street u otras como Los Critters, Los Gremlins o Los Ghoulies. Unas con un deje más fantástico que terrorífico pero que sin ese toque de humor, para un niño y en aquella época, podía tener catastróficas consecuencias en sus más dulces sueños. No sabría decir si es por la obligada retrotracción a esa época a través de estos relatos, pero me ha parecido gozar de ese mismo aroma. Es cierto que no están todos los que son ni son todos los que están, como se suele decir, pero zombifican en un repaso una buena parte de esa infancia a través de sus dibujos y programas infantiles. Peta Z es, por tanto, una curiosa y original forma de ver ese lado Z más cómico y menos grotesco. Algunos tildarían esta obra de bizarra y, en cierto modo, en el sentido más americano de la palabra, lo es. Y, qué demonios, también en el de la española. Es una obra refrescante y divertida. Una buena manera de pasar un rato sin que los zombis sean una cosa demasiado seria ni carne de pesadilla. Eso sí, adiós a los dulces recuerdos. Como bien se anticipa, «bastan once bastardos para destruir tu infancia».

Peta Z sigue destruyendo infancias…

He aquí una nueva reseña de Peta Z, esa antología en la que once bastardos nos dedicamos a rememorar nuestras infancias (y las de muchos) y luego destruirlas por completo. Nunca habéis leído nada igual. David J Skinner ha escrito lo siguiente en el blog de su nueva novela, La amenaza:

Distintos estilos, diferentes historias… un mismo objetivo: ¡destruir tu infancia!

¿Demasiado radical, tal vez? Puede ser. Lo mejor es que seáis vosotros quienes lo juzguéis. Os voy a dar unas pequeñas pinceladas de lo que encontraréis en Peta Z, una antología que mezcla zombies con los dibujos animados de nuestros primeros años.

El primer relato viene de la mano de Víctor Blázquez, creador de El cuarto jinete y de su secuela, El cuarto jinete: Armagedón, y coordinador de esta antología. ¿Qué nos encontramos aquí? A los campeones de fútbol Oliver Aton y Benji Price, junto al resto del equipo de la selección japonesa, luchando por sus vidas en un peculiar partido.

Podríamos pensar que, tras leer esta lucha por la supervivencia, lo peor ha pasado.

Nada más lejos de la realidad.

Ignacio Cid Hermoso nos cuenta, a continuación, una historia de nubes de golosina y arco iris, con los simpáticos Osos Amorosos. Aunque claro, ya sabemos que la cosa no terminará tan bien como empieza…

Pasamos al relato de género negro, de la mano del creador de Aplaudan al salir y Nekromanteia, Daniel P. Espinosa. Tras años de lucha, el doctor Infierno logró crear un virus mucho más mortal de lo que él mismo pensaba. Seis años después, Koji Kabuto está obsesionado con encontrar a Sayaka, desaparecida tras el incidente.

Los geniales diálogos entre Epi y Blas, escritos por Ángel Luis Sucasas, son el preludio de una pesadilla como nunca se ha vivido en Barrio Sésamo. Sin lugar a dudas, el relato con el que más me reí de toda la antología.

Seguro que muchos recordaréis a los Jóvenes Dragones. Esos chicos que llegaron, a través de una atracción de feria, a un mundo repleto de Dragones y de Mazmorras. Tras años de vagar por aquel mundo, Miguel Aguerralde nos muestra el enfrentamiento que tienen con un mal mucho peor que Venger o Tiamat.

La amistad entre Heidi y Clara es el inicio de la siguiente historia, narrada por Darío Vilas. La severa señorita Rottenmeier intentará que la vida (o la no vida) de la pequeña Heidi se convierta en un infierno.

Juan Miguel Fernández nos cuenta la más dura batalla que Pegaso y los Caballeros del Zodiaco han librado jamás, cuando un poder anterior a los Dioses despierta. Todos obedecerán sin dudar a Atenea, aunque eso les suponga una muerte casi segura.

Las aventuras del pequeño Marco, su mono Amedio y una enorme hacha, mientras busca a su madre desaparecida, serán narradas por Manuel Martín.

La nave espacial Troya está vagando por el espacio desconocido, capitaneada por un descerebrado zampabollos y su pequeño robot, en el relato de Alejandro Castroguer. ¿Podrán enfrentarse a la ira de los Dioses del Olimpo?

La lucha a muerte de dos ardillas contra el capitalismo más salvaje, encarnado en la malvada Bruja Avería Z, nos llega de la mano de Javier Cosnava.

Por último, Vanessa Benítez Jaime nos habla del nieto del más famoso ladrón de guante blanco de la historia, en su aventura más escalofriante e increíble.

Once bastardos, una servilleta y mucha mala leche… Una mezcla más peligrosa que todos los virus Z del mundo juntos.

Y mucho, muchísimo más divertida.

Peta Z

Peta Z, la antología gratuita que once autores pergeñamos durante una cena pasada por agua (en un sentido que no es el esperado), está ya disponible.

Once bastardos dispuestos a destrozar infancias, dos editoriales colaborando para que vea la luz (Dolmen y Sportula), una maravillosa portada de Daniel Expósito e ilustraciones promocionales de Iván Ru-So y Julio Fuentes. Un lujo para un proyecto que disfrutamos escribiendo y que ahora podéis disfrutar vosotros. It´s free!!!!!

Peta Z

Hace un año que se gestó esta aventura. Como bien dice la sinopsis… once bastardos nos juntamos en una cena, nos emborrachamos del agua adulterada que nos sirvieron en el restaurante de Avilés donde cenábamos, y terminamos firmando un contrato en una servilleta, obligándonos a nosotros mismos a cumplir con nuestra palabra de escribir un relato para esta bizarrada.

Nos dio por llamarnos La Zervilleta, aunque no fue el único nombre. También somos La Generación del doZe. E incluso a alguien le dio por decir que éramos Los once de Blázquez.

Como sea… mezclar las series de dibujos animados de nuestra infancia con zombies ha resultado un experimento mucho más satisfactorio de lo que esperaba. El resultado tiene un nivel de calidad espectacular, es divertido, es aterrador, es misterioso y hasta hace pensar.

No tendréis que esperar mucho: el 15 de Julio (aproximadamente, porque es posible que caiga una semana más tarde) Sportula lanzará el ebook, gratuito y al alcance de cualquiera, y lo hará con el apoyo de Dolmen también. Lo podréis descargar y leer. Os dejo con la sinopsis:

Solo hacen falta once bastardos para destruir tu infancia.

Terror, aventuras, misterio, humor, crítica social y sobre todo mucha mala leche. Once relatos en los que los dibujos de nuestra más tierna infancia se mezclan con muertos vivientes.

Nunca has leído nada igual. Tal vez no quieras volver a leer nada después de esto.

Una sorprendente antología en la que once malintencionados autores revisitan la televisión de su infancia en «clave Z». Con relatos de Víctor Blázquez, Ignacio Cid Hermoso, Daniel P. Espinosa, Ángel Luis Sucasas, Miguel Aguerralde, Darío Vilas, Juan Miguel Fernández, Manuel Martín, Alejandro Castroguer, Javier Cosnava y Vanessa Benítez Jaime.

Descárgala de forma totalmente gratuita y disfrútala… si te atreves.

La portada es de Daniel Expósito y las imágenes promocionales, que veréis muy pronto, de Iván Ru-So.

Vais a flipar.

Falta Juan Miguel Fernández…