The walking dead: Season 2

Aviso: Spoilers.

Después del cabreo que me pillé tras el décimo capítulo y su final (leer aquí), los dos siguientes capítulos se colocan fácilmente entre lo mejor de la temporada. Fácil, teniendo en cuenta que es la season finale y deben echar el resto para que la gente se quede enganchada.
Ya no entraré a comparar comic y serie. Es obvio que el comic me parece sublime y me indigna que la serie no siga ese camino. Si se desviaran para hacer cosas nuevas e interesantes me parecería bien, pero teniendo en cuenta que no es así, mejor me callo ya.
The walking dead es una serie con personajes mal construídos, con un hype que les hace tener grandes audiencias gracias al cómic en que se basan y luego mancillan y a que estamos en un buen momento para el mundo zombie, están de moda los podridos. Pero los personajes están mal construídos. Quitas a Rick, a Shane y a Daryl y el resto… ¿Qué? ¿Quién me define a T-dog? ¿O a Glenn?
Como temporada me ha parecido floja. Se les ha notado el plumero económico que les ha hecho necesitar encerrarse en una granja para paliar la falta de dinero. Y sí, tienen grandes diálogos pronunciados por buenos actores y dominan el uso del silencio como ninguna otra serie (salvo tal vez Breaking bad). Pero la temporada ha tenido tantas cutreces que de no ser porque los adictos al mundo zombie necesitamos dosis de muertos andantes yo ya me habría bajado.
Porque vaya, que los personajes hacen prácticas de tiro en el monte sin llamar la atención de los muertos salvo que les interese a los guionistas, que los zombies son ninjas capaces de acercarse sigilosamente por la espalda a los personajes, o como hemos visto en la season finale, son capaces de rodear una granja en apenas unos minutos. Hemos visto a personajes deambular por calles vacías, entrar en una casa y dos minutos después estar la calle llena de zombies. Ni siquiera haré comentario sarcástico sobre ese capítulo en el que Rick y Shane se cortan en la mano para dejar rastros de sangre y los zombies se ponen como locos a chupar la sangre casi olvidándose del vivo que tienen a un metro… (¿What the fuck?). Tonterías como «ve a conseguirme esto a la farmacia pero no mires lo que es». ¿Se puede saber cómo cojones iba a buscarlo el pobre chino sin saber de qué se trata?. Y oye, según este season finale, son todos tiradores de primera. Capaces de acertar en la cabeza de personas que se mueven disparando desde un coche en movimiento. Acojonante, oiga.
El premio a la trama más gilipollas del año se lo doy al capítulo del zombie gordo metido en el pozo. No sé qué personaje dice en un momento dado: «Hay que sacarle o el agua se contaminará». Vamos, que yo no bebo agua de ese pozo ni aunque lo desinfectes. Que ese tio está muerto y pudriéndose, carajo, que eso está ya más contaminado… En fin. Una trama tonta y estúpida como pocas he visto.
Nos queda la esperanza de que en la tercera temporada la cosa mejore. Al menos saldrá Michonne. Y llegarán a la cárcel. Y sabemos que han fichado a un actor para dar vida al Gobernador. Hasta otoño.

The walking farm

Sinceramente, cada capítulo de la serie The walking dead sólo sirve para demostrar con más fuerza que el comic era perfecto.
Dicen que hay que deshacerse mentalmente del comic para poder disfrutar de la serie. A mi me parece que es lo mismo que se dice cuando has pisado una mierda y no sentirte ridículo «no, que esto da suerte». Lo siento, señores guionistas de The walking dead, pero es que si no fuera por el referente que os estáis cargando a hachazos, vuestra serie es una bendita mierda.
1) Los personajes. Entramos en el punto más importante de cualquier serie. Sin personajes potentes y creíbles, una serie no aguanta. El comic es un grandioso ejemplo de personajes bien construidos y con inquietudes, problemas y apetencias (más allá de que salgan zombies). La serie muestra a un Rick errante de acá para allá hasta el capítulo 8 de la segunda temporada, donde parece que empieza a tomar las riendas. La serie muestra a un Shane que ejerce de villano pero lo único que hace es discutir todas las propuestas y querer matar, matar, matar. Y luego tiene un plantel de secundarios absurdos y sin desarrollar, y aquí no voy a quejarme del personaje del negro (cuyo nombre ni siquiera recuerdo), sino, por ejemplo, Glenn, que en el comic es uno de los mejores personajes y aquí sólo es el contrapunto gracioso que no hace gracia (yo cada vez que sale con su cara de «que mal lo estoy pasando» me dan ganas de pegarle), o Dale, que en el comic es uno de los personajes más carismáticos, con una trama secundaria fantástica y que en la serie han suprimido del todo y convertido en un pelele cuya única obsesión era que el grupo siguiera siendo civilizado.
Eso sí… la serie tiene el mérito de haber creado a Daryl, que es su mejor personaje.
2) Los «no pasa nada porque no tenemos dinero». Señores, sus capítulos hacen bostezar. Luego llegan los últimos tres minutos y te levantan un poco el ánimo, pero el capítulo siguiente vuelve a ser de bostezo. Quitando el 8 y el 11, esta segunda temporada podría haberse dormitado que no habrías perdido nada. Y sí, vale que os minaron el presupuesto, pero… ¿Quieren un ejemplo de cómo se hacen las cosas cuando no hay presupuesto? Vean Breaking Bad. No hay necesidad de meter conversaciones intrascendentes para rellenar.
3) Los zombies. Aunque la premisa de tu serie sea irreal, eso no te permite la licencia de crear incongruencias cada capítulo y pensar que la gente las va a aceptar. A mí, al menos, me saca de la historia muchísimo ver que un día los zombies corren y al siguiente van andando, según apetezca al guionista o convenga al director. ¿Y qué demonios es eso de restregar la sangre en una verja para que el zombie se vaya a chuparla y se olvide del humano? ¿Desde cuando los zombies van a por la sangre? ¿A qué guionista se le ocurrió esa parida, en el nombre del santísimo?. Y no hablemos de esos pueblos vacíos en los que de repente aparecen hordas de zombies (es un decir, el presupuesto no les permite sacar más de seis, para ellos eso es una horda).
4) La destrucción del referente. Lo quieran o no, The walking dead la serie existe porque The walking dead el comic ha sido un éxito. Tienen ustedes un referente y tomando por bandera el «queremos que los que leen el comic se sorprendan también y no sepan que esperar» no pueden dedicarse a mutilarlo. Si querían que nos sorprendieramos, lo que tendrían que haber hecho es potenciar personajes nuevos y tramas nuevas… manteniendo las del comic tal cual. Así, habríamos visto aquello que Kirkman escribió de forma fantástica, y tendríamos nuestra porción de cosas nuevas.
¿Acaso se imaginan que HBO decidiera haber matado a Tyrion Lannister en la primera temporada «para que los que leen los libros también se sorprendan»? Me parto solo de pensarlo. ¿O que alguien hubiera decidido que Gandalf ya no era mago y Aragorn moría y el peso del heroísmo lo llevara Boromir?
Lo que han hecho es una cagada. Es mi opinión.

Temporadas

Tal como ha hecho McGuffin, citaré diez temporadas de series que me han hecho flipar de una u otra manera. Diez hitos televisivos que llevo conmigo por haberme marcado de una u otra manera.

1) La 5ª Temporada de 24. Donde Jack Bauer fue volviéndose cada vez más oscuro, donde tuvimos que despedir a varios de los personajes que habían estado con nosotros desde el principio y donde la trama alcanzó cotas inigualables… para rematarse con ESE final.

2) La 1ª Temporada de Prison Break. Porque supo contar de forma magnífica esa fuga imposible, con unos personajes geniales y de la cual sólo borraría el capítulo flashback, abominable. Y sí, soy un férreo defensor de la segunda temporada, que me encantó, pero la primera es la primera.

3) La 3ª temporada de Breaking Bad. Walter White y Jesse Pinkman contra las grandes corporaciones de la droga. Magnífica. Aunque sólo fuera por el videoclip de Heissenberg ya vale la pena. Y por el capítulo de Hank en el coche…

4) La 2ª de Justified. Timothy Oliphant es un grande, sin duda. Y aquí tuvo a Margo Martindale como némesis en una temporada que tuvo su mejor acierto en una mayor serialización.

5) La 3ª de Sons of Anarchy. Brutal desde el principio hasta ese game-changer que fue el final de temporada. Y sí, la parte irlandesa no estaba hilada a la perfección, pero la temporada en sí fue genial.

6) La 2ª de Community. Tantas idas de olla y tanto frikismo en veintitantos capítulos maravillosos. Y guerra de paintball.

7) La 3ª de Fringe. Porque dos Olivias siempre son mejor que una.

8) La 2ª de Perdidos. A mí es que toda la trama del botón me cautivó. Al igual que aquel juego de «soy bueno»-«soy malo» que se trajeron con Ben Linus. Y me ha costado decidirme, porque la quinta tuvo «The Constant», que probablemente sea de lo mejorcito que he visto en series, pero me voy a quedar con la segunda. Cuando Los Otros le dijeron a Jack aquello de «Aquí hay una línea y si la cruzáis iremos a la guerra» a mi se me pusieron los pelos como escarpias. Y además, salía Michelle Rodriguez.

9) La 2ª de Cómo conocí a vuestra madre. Ir al centro comercial nunca fue tan divertido.

10) La 1ª temporada de Verónica Mars. Una de las mejores y más infravaloradas series de esta década. Su mezcla de humor friki, trama teen y misterio fue de lo más estimulante. Y Kristen Bell estaba magnífica como Verónica Mars, la verdad. Aún me duele que la cancelaran.

Y sí, no he puesto Friends, pero porque me costaría decir una temporada. En mi cabeza están todas mezcladas y son todas geniales. Lo mismo me pasa con Los Simpsons, que las mezclo todas, aunque aquí es por culpa de Antena 3.

Breaking Bad: Cuarta Temporada

Finalizada esta cuarta temporada sólo puedo decir «Bravo».
Breaking Bad es, hoy por hoy, una de las mejores series que hay en televisión actualmente, si no la mejor, por mucho que le pese a los madmenianos. Y su actor principal, Bryan Cranston, es de lo mejorcito que se ha puesto ante una pantalla en mucho tiempo, de ahí sus tres Emmys seguidos por su papel de Walter White.
Hay quien dice que esta cuarta temporada ha bajado el listón. No lo creo, la verdad. Es cierto que las cosas eran mucho más divertidas cuando Walter y Jesse no eran más que unos pringados que intentaban ganarse la vida como fabricantes de meta en un mundo dominado por gente malvada y peligrosa. Pero Walter y Jesse juegan ya en las grandes ligas y los problemas a los que se enfrentan son otros. La serie ha madurado, y tal vez eso haya afectado en que hay menos momentos cómicos, pero el pulso narrativo sigue siendo perfecto.
Además, hemos ganado a Saul Goodman, que siempre es un plus.
Lo que si he echado de menos esta temporada, y mucho, de hecho, son los momentos Walter-Jesse, aquí separados por exigencias del guión y de su crecimiento como personajes. Juntos son el mejor tamdem y aquí hemos tenido poco de eso, la verdad.
Pero ha sido una gran temporada. Con un par de capítulos finales de lo más tensos y explosivos (tengo que añadir que el final del capítulo diez, con Walter desesperado buscando dinero para desaparecer mientras es sentenciado a muerte y descubriendo que no le queda un puto duro me pareció increíble. Sólo por esa secuencia, Bryan Cranston merece ganar el Emmy una vez más).
Vamos a echar de menos a un par de personajes, eso seguro, y gracias a Vince Gilligan por no hacer un final de temporada tan hijoputa como el del año pasado. En este caso, la cosa ha quedado cerradita. Sabemos que habrá quinta y última temporada, aunque me cuesta imaginar sobre qué versará después del final de la cuarta, pero desde luego, será un game-change.
Ah, el giro final no me pilló por sorpresa. Para nada. No por ello es menos bueno.
Larga vida a Walter White.

Red State

Me gusta llegar a las pelis sabiendo lo menos posible de ellas. Por lo general, me basta con saber de qué van, quién las dirige, el género o quien las protagoniza, para poner una peli en mi lista para ver. Normalmente, por desgracia, uno acaba saturado de información antes de lograr ver la peli en cuestión.
A veces no se da el caso. Con Red State, no había visto ni el trailer. No tenía ni la menor idea de qué iba la película. Sólo sabía que era la primera incursión de Kevin Smith en el cine de terror. Y con eso me bastaba para tener curiosidad.
Hoy ha caído en mis manos y la he visto.
Y sí, empieza como si fuera una película de terror, con sus tres protagonistas adolescentes dirigiéndose hacia una trampa tan evidente que uno se plantea que la cosa va a ser bastante mala. Pero entonces hace aparición Michael Parks, como reverendo chiflado de una congregación de tipos chiflados que odian a los gays y creen que todos deberían arder en el infierno. Y ese discurso ante la congregación, de casi diez minutos con el tipo hablando, es realmente estremecedor.
Y de repente, la cosa gira. Y uno tarda en reaccionar, pero acabas dándote cuenta de que la «primera incursión de Kevin Smith en el cine de terror» es apenas una fachada, porque la cosa de terror, tiene poco. Y se torna en cine de acción. Y político. Y de supervivencia. Y de giros imprevisibles. Que probablemente sean lo que más me ha gustado del film, ese no poder esperarte lo que va a suceder a continuación o quién, de repente, se va a poner al frente de la película.
Con un estilo sobrio, casi sin banda sonora, una fotografía cruda y unos actores como la copa de un pino (Michael Parks y John Goodman a la cabeza), Kevin Smith se ha marcado una película tan atípica como asombrosa. Una que seguro levantará tantas ampollas como creará fans. Me decanto por el lado fan, porque me ha encantado.
Estupendo reparto, por cierto. Además de los citados Michael Parks y John Goodman podemos encontrar a Michael Angarano (24), Anna Gunn (Breaking Bad), Stephen Root (24, Justified, The defenders, True Blood), Kevin Alejandro (True Blood), Ronnie Connel (Veronica Mars), Matt L. Jones (Breaking Bad) y Kevin Pollack…

Defecto de profesión

Es lo que tiene trabajar en el sector audiovisual, y saber cómo se hacen las cosas en este mundillo, y saber que al final, los rodajes tienden a tirar de los mismos sitios y personas. Suelo reconocer caras, no ya de protagonistas, sino de extras que se mueven por detrás. Y no sólo eso, sino también lugares. Y ya no hablo de producciones baratas que reutilizan una y otra vez el mismo decorado dándole una mano de pintura y cambiando ciertos elementos de atrezzo para que luzca como decorado nuevo, como una y otra vez hacen en Supernatural con los moteles donde se hospedan los Winchester y que son el mismo decorado. En la cuarta y quinta temporada fue un canteo, de hecho.
O como el detalle en Falling Skies, de que el lugar donde se ocultaban los malos en el capítulo dos (¿O era el tres?) era exáctamente el mismo decorado que, varios capítulos más tarde para que la gente no lo reconociera, se utilizó como salón de actos del colegio donde los buenos se reunían.
Hoy he hecho un más dificil todavía: He reconocido un exterior de una serie americana. El hospital donde internan a Arlo Givens en la primera temporada de Justified es el mismo hospital donde Jesse Pinkman se da cuenta de que le falta cierto cigarrillo en el penúltimo capítulo de la cuarta temporada de Breaking Bad.
No es la primera vez que me pasa. Ya reconocí algún que otro exterior alguna vez. Es curioso, y me hace gracia.
Qué le voy a hacer. Gajes del oficio.

Esperados regresos

Septiembre, comienza la temporada regular, lo que supone muchos estrenos y el regreso de series que se han hecho un hueco en mi alma. El tiempo, por desgracia, a veces no es suficiente, y de todos los estrenos que me apetecía ver y ya han comenzado, y son unos cuantos, aún no he podido ver ninguno. Así que me mantengo al margen y trato de no enterarme demasiado de las cosas que ocurren en esos estrenos. Ya llegaré. No tengo prisa.
Otro tema son los regresos. Con ellos, y según haya sido el season finale anterior, no tengo piedad y me pongo a ello en cuanto es posible. No voy a hablar de Breaking Bad, porque ya casi está terminando y prefiero comentarla cuando termine, que menuda joya de serie. Tampoco hablaré de dos series que me encantan pero aún no he tenido tiempo de empezar, Raising hope y Community. Ni tampoco hablaré de ese placer culpable que supone para mi The vampire diaries, porque tampoco he tenido tiempo.
Hablaré de Fringe, por ejemplo. Después de ese season finale de la tercera temporada, que más que un clifhunger fue un game changer en toda regla, la serie que sobrevivió a duras penas la batalla de la audiencia, ha regresado más que potente, demostrando una vez más por qué es una de las mejores series en pantalla actualmente. Desde luego, la que más me cuesta comprender que no tenga el apoyo suficiente del público. Fringe es una maravilla, y en este primer capítulo ha mostrado todo su potencial.
Hablaré de Supernatural. La sexta temporada, ya lo dije, fue todo un bajón respecto a esa maravilla que fue la quinta temporada, a pesar de tener algunos capítulos excepcionales, en especial «El hombre que pudo reinar». El primer capítulo de la séptima temporada ha comenzado fuerte, justo allí donde terminó la sexta (otro game changer excepcional) y mostrándonos el lado más oscuro del poder, un momento maravilloso con La Muerte, y un planteamiento sobre lo que tendrá esta temporada que hace presagiar cosas buenas. Esperemos que los Winchester regresen con todo. Sería fantástico.
Hablaré de Glee. Cuando terminó la segunda temporada me debatía entre abandonarla por completo o seguir viendola. Todo el frescor que había supuesto la serie en su estreno lo fue perdiendo en la segunda temporada. Todo había dejado de ser interesante. Pero la cosa había terminado, así que me dije, «o la tercera mejora o adiós muy buenas». El primer capítulo ha sido un «bah» en toda regla. ¿Remontarán? No lo sé, pero conmigo tienen cada vez menos oportunidades.
Hablaré de esa joya que es Sons of Anarchy. Pero de esta sólo diré que, de momento, sigue siendo tan cojonuda como lo ha sido hasta ahora. Amo a SAMCRO. Me hace querer ser motero a pesar de odiar las motos. Jodidos tipos duros y malos. De momento las líneas de trama parecen presagiar una buena batalla final. Y viendo el final de la tercera, es de esperar que no decepcionen. Kurt Sutter, a ti nos encomendamos.
Y por supuesto, hablaré de mi programa de televisión favorito. Survivor ha regresado. Temporada 23. Dieciséis extraños y dos viejos conocidos que regresan a darlo todo por un millón de dólares. Y de momento el casting parece mejor que en temporadas anteriores. Y Survivor no es un programa que suela decepcionar. Al menos, no a mi. El primer capítulo de la temporada ya me tuvo en vilo todo el tiempo…
Hala, seguiremos en sintonía.

Teen Wolf (y van dos…)

No todos los días hay True Blood o Breaking Bad, y estoy intentando estirar al máximo la cuarta temporada de Batlestar Galactica, así que, entre medias, sin prisa, aprovechando días muertos sin nada que ver (y sobre todo los viajes en AVE a Valencia los fines de semana) al final he terminado tragándome enterita la serie de Teen Wolf que revisitaba aquel clásico ochentero protagonizado por Michael J. Fox.

En este enlace, la crítica que hice cuando apenas llevaba tres capítulos…

La cosa no difiera mucho de aquella primera crítica. Es una serie para adolescentes sobre un chaval que se enamora de una chavala. Lo de que le muerda un hombre lobo no deja de ser una tontuna cualquiera, como podría haber sido un vampiro, una tortuga ninja o un extraterrestre.

La serie tarda muchísimo en arrancar de verdad. No aprietan el acelerador con la trama hasta bien entrada la temporada, lo cual en estos tiempos donde The Vampire Diaries nos ha demostrado que en las series de adolescentes las cosas pueden ir a toda velocidad (recordemos que se cargaban a una de las protagonistas en el capítulos cuatro o cinco), pues como que te deja un poco indiferente. Además, el protagonista no es excesivamente carismático. Por no decir que a veces te dan ganas de pegarle una colleja para que espabile. Si algo bueno tiene The Vampire Diaries es que no importa si te hablan de una plaga vampírica que asolará el mundo o de si este vestido y esos zapatos no conjuntan para la fiesta a la que van a ir esa noche, porque todo es un gran problema al que esa adolescente protagonista que es Helena debe enfrentarse. Y al final, todo se centra en ella, como debe ser, porque los adolescentes deben pensar que ellos son los que mayores problemas tienen en el universo (y por supuestísimo los adultos no les entienden) pero al final, son ellos los únicos que pueden resolverlos.

Teen Wolf falla en eso también. Scott es un tipo bastante soso, y sus problemas no dejan de ser, continuamente, si ahora me quiere o no me quiere. Unido a esa falta de carisma que comentaba antes y a esa velocidad lenta en la trama, al final no pasa de ser una serie que se deja ver pero que sin más.

Ah, y con unos efectos especiales de lo más chusqueros. Terroríficos. Mucho más que un hombre lobo.

No todo es basura. El capítulo donde los protagonistas se quedan encerrados en el instituto y son asediados por el Alfa es de lo mejor de la temporada, sólo sobrepasado por los dos capítulos finales. Aprietan el acelerador como debe ser al final de temporada, y la cosa se pone interesante. Evidentemente, plantan sus semillas para la segunda temporada. ¿La habrá? Ni idea, no me he informado sobre ello.

Lo mejor, para mi, el amigo de Scott. Su histrionismo me hacía recordar en ocasiones al gran Logan de Verónica Mars (valgan las distancias, por dios santísimo). Desde luego, el mejor actor de toda la serie. Además de contrapunto cómico.

The Killing

Aviso desde ya: Esta entrada puede contener spoilers.

No negaré que la serie de AMC me la he tragado religiosamente, pero tampoco asumiré, lo diga quien lo diga, que es una gran serie. AMC me tiene desconcertado. Es una cadena con la que no logro saber si algo va a gustarme o no. Es capaz de hacer maravillas como Breaking Bad, cosas interesantes pero con un regusto a bueeeeeh como The walking dead, y patatas como Rubicon. Y sí, ahora venid a llamarme blasfemo, pero no me bajaré de mi burra: Rubicon era una patata aburridísima, sosísima y lentísima.
Sobre Mad Men no hablaré porque no la he visto porque ni siquiera me atrae para empezarla.
No creo ser el más listo del mundo, aunque muchas veces mi imaginación desbordada y acostumbrada al lenguaje narativo me juega malas pasadas adelantándose a la trama y haciéndome sospechar sobre las identidades de los malos malérrimos. Desde los tiempos en que veía Colombo religiosamente hasta aquella temporada y media que seguí CSI antes de abandonarla por pesadez, soy capaz de adivinar quién va a ser el asesino antes de que lo señalen. Con una tasa de aciertos cercana al pleno.
Desde el minuto uno supe que Richmond estaba involucrado. No creo que fuera el asesino, y nunca lo creí, pero sí estaba seguro de que el último capítulo iba a estar centrado en él. Sorpresa, no me equivoqué. Y sí, es cierto que cualquier serie de misterio, y más las que se centran en «¿Quién mató a X?», se van a dedicar a marearte y mandarte en direcciones incorrectas durante la mayor parte de la trama antes de señalar en la dirección correcta. Es obvio. Más que nada, porque si no la trama les daría para un único capítulo y la serie se llamaría Bones, CSI, Navy o cualquier otra. Es por eso que, al final, después de acabar la temporada, uno no puede dejar de sentir que en realidad lo que ha visto es mucho relleno y poca chicha. Porque todos sabíamos que el profe era inocente, ¿verdad?
Y eso sin entrar a hablar de la estructura, consistente en «resolución del clifhunger-relleno-clifhunger final» que tenían todos los capítulos. En todos ellos pasaba algo impactante al final que resolvían al empezar el siguiente capítulo demostrando que en realidad ese algo impactante era un bluf en realidad, seguían con mucho relleno y acababan con un nuevo descubrimiento impactante.
Obviamente, cuanto más avanzaba la serie menos impactantes resultaban los descubrimientos impactantes.
El colmo del relleno llegó con el capítulo once. Que sí, que nos muestra la relación entre los dos protagonistas, pero nada más, ese capítulo es un «vamos a aparcar la investigación para contaros otra cosa que no guarda ninguna relación». Se hace más indignante por el hecho de estar a las puertas del final de temporada.
Y luego llega el final de temporada, dejando esa puerta tan abierta y sin resolver realmente el crimen. Sinceramente, no es lo que más me ha disgustado de la serie. De hecho, no me ha disgustado nada porque como final me ha encantado. Me joroban más otras muchas cosas de la serie. Como los personajes. Excepto Linden, cuya cara de piedra y expresión imperturbable me encantan, el resto… bah. Holden no es más que una copia mala del Jesse Pinkman de Breaking bad (hasta habla parecido y le gusta la meta…) y Michelle Forbes (cuya interpretación alabaré hasta la saciedad por parecerme de lejos lo mejor de la serie) tiene un personaje con el que no dejas de sufrir al principio de temporada y que a medida que avanza le coges tirria con su sempiterno dolor incrustrado en el rostro y su actitud hacia su marido (otro actorazo) y el resto del mundo. Por no hablar del hijo de Linden, nominado a personaje asesinable del año, y cualquier personaje relacionado con la aburridísima trama electoral, Richmond por delante con su cara de «que triste estoy» y sus secuaces aburridos.
En definitiva, me quedo con la sensación de indiferencia. Si no hubieran renovado, no se me caería el mundo. Como han renovado, imagino que veré la segunda temporada. A menos que me canse por el camino, cosa que tampoco descarto.
Eso sí, manda cojones tener que leer declaraciones de la creadora diciendo que «The killing ha roto moldes para las series de misterio» cuando en realidad su serie no es más que un capítulo de cualquiera de las otras series mencionadas, pero estirado para que dure más, y cuando The Killing muestra escasa originalidad tanto en formato como en forma. ¿Lleva bien el caso? Para gustos colores. ¿Es interesante de seguir? Sí, aunque no siempre. Creo que la señora creadora de The Killing, al decir lo de que rompía moldes, debía referirse al hecho de que nunca en la historia una serie había tenido un departamento de vestuario tan aburrido y feo. ¿Por qué demonios Linden lleva el mismo jersey durante cuatro o cinco capítulos seguidos si se supone que son días distintos?

Haciendo review del inicio de temporada 10-11

Con la temporada llegando al parón navideño, voy a hacer un repaso por las series que he visto en estos tres meses:

1) Survivor. La temporada 21 del reality por excelencia sigue demostrando por qué sigue siendo EL JUEGO con mayúsculas. Y sí, esta temporada ha tenido momentos agridulces y no superará al Héroes contra Villanos que fue la temporada 20, pero eso ya lo suponíamos. Sigue resultando interesante y adictivo… y ojalá los rumores que hay para la temporada 22 sean ciertos…

2) The amazing race. Temporada 17 y la gymkana por excelencia sigue teniendo pulso. La temporada 15 fue un coñazo, la 16 fue impresionante y ésta va a medio camino. La final, eso sí, se plantea impresionante…

3) Sons of anarchy. Sin duda, el descubrimiento de la temporada. Me ventilé las tres temporadas en unas semanas y ha entrado sin duda en mi lista de series favoritas.

4) Breaking bad. Estoy viendo la tercera temporada y realmente me engancha esta mezcla de thriller con drama absoluto, aunque a veces peca en exceso de ese revolcar en la mierda a sus personajes. Walter White es uno de esos personajes que luchan constantemente contra decisiones morales, y eso lo hace más interesante.

5) Glee. Uno de esos placeres culpables que se disfrutan debido a su frescura y a su escaso nivel de exigencia. En realidad la trama es lo de menos en esta serie.

6) The event. Empezó con un primer capítulo espectacular y se planteaba como una ficción elaborada y llena de tensión. Mi impresión es que se ha desinflado de forma alarmante y mi duda es si conseguirá mantenerse en el nivel donde está, que es el del mero entretenimiento. Sinceramente, dudo que logre alcanzar los niveles de adicción que prometía.

7) Supernatural. El final de la temporada cinco estaba hecho para finiquitar la serie con clase y con un nivel altísimo. Entonces tomaron la decisión de hacer una sexta temporada y los diez capítulos que llevan de momento no están llegando al nivel, la verdad. Es una de esas series que se amontonan a la espera de un momento libre.

8) Fringe. Recuerdo que cuando empezó me parecía normalita y poco más. A día de hoy, es una de las series que espero con más ganas cada semana. Y las está pasando tan putas a nivel de audiencia que tengo miedo por su futuro. Pero es una de las mejores series que hay en pantalla ahora mismo.

9) Chuck. Cuarta temporada y sigue haciéndome llorar de la risa. Valga como ejemplo los homenajes a la Jungla de cristal de la semana pasada.

10) Outsourced. Una sitcom entretenida.

11) The defenders. Sí, es cierto, no suelen gustarme los procedimentales, pero The Defenders se ha hecho un hueco gracias a la fuerza de sus guiones, al humor y a sus maravillosos y carismáticos protagonistas.

12) Chase. Un procedimental que no pasé del capítulo uno.

13) Undercovers. Llegué a ver seis episodios. Me aburría un poco, pero confiaba en que Abrams tendría un as guardado en la manga en la forma de una trama que nos arrastraría como lo hizo Alias, Lost o Fringe. O no era así o no le dieron tiempo de enseñarlo, en cuyo caso sería error suyo haber tardado tanto. La han cancelado, así que dudo mucho que llegue a ver los capítulos que faltan.

14) Broadwalk Empire. Scorsesse, Buscemi y un nivel de calidad visual altísimo no fueron suficientes para engancharme, en parte debido a su lentísimo ritmo, en parte porque la historia no me resultó interesante. Vi el piloto y ya.

15) Dexter. Creo que es una de las mejores series del panorama actual, aunque esta temporada haya sido regulera. Sigo quedándome con la segunda y la cuarta temporadas. Aún nos falta el último episodio, y seguro que es impresionante.

16) No ordinary family. Una serie que es entretenida pero que no me engancha lo suficiente. Tengo dos o tres capítulos a la espera de ser vistos, y supongo que si tengo tiempo en este parón navideño acabe haciéndolo, pero no sé, tengo mis dudas con esta serie.

17) The vampire diaries. Otro de esos placeres culpables. En realidad es una serie para adolescentes, pero es que a nivel de trama pasan tantas cosas en cada capítulo que es imposible no quedar enganchado. Ser secundario en esta serie es un riesgo para su vida…

18) The walking dead. Seis capítulos han sido demasiado poco, ¡malditos!