Series, series, series

Mucho se habla por los mundos internetiles sobre las posibilidades o no que tiene Juego de tronos de ganar el Emmy a Mejor Drama. En mi opinión, y mira que me gusta la serie de HBO (aunque soy más fan de los libros), creo que la que debería alzarse con el galardón es Breaking Bad. Aún no ha comenzado su última remesa de episodios pero todos sabemos ya que es el final, que una vez terminen se acabó lo que se daba, y va siendo hora de premiar como se merece a la que probablemente sea la mejor serie de los últimos tiempos, a nivel técnico, de trama y de actores; y no lo olvidemos, una serie que ha ido in crescendo y se encuentra en su mejor momento. Una serie que no debe irse sin ese premio y que está en su última oportunidad.

Además, no nos olvidemos que está protagonizada por el que probablemente sea el mejor actor del momento, Bryan Cranston, al que puede que sigan de cerca otros como Walton Googins (y si alguien lo duda que vaya a ver Justified y se maraville con sus poses de cowboy y su manera de hablar, o que vea su aparición estelar como travestido con tetas y todo en Sons of Anarchy), o Peter Dinklage (que seamos sinceros, en esta tercera temporada de Juego de tronos no ha brillado como en las anteriores pues sus tramas eran más sosas, cosa que los lectores del libro ya sabíamos, y aún así nos ha regalado momentazos como el juego de las sillas…

Dexter también termina este verano, es cierto. Pero Dexter no está en su mejor momento (de hecho, lejos queda Trinity) y ha tenido altos y bajos que no la hacen, en mi opinión, tan merecedora del galardón como a la serie de la meta azul. Sobre Mad Men no opino, pues no la sigo ni me llama la atención. ¿Homeland? Bueno, disfruté como un enano de las idas y venidas de la trama en la primera temporada, y aunque me pareció excesivo que ganara el Emmy, no me pareció incorrecto. Volverlo a ganar, creo, sería una locura. La segunda temporada no ha estado tan bien como la primera, aún tiene cuerda, sí, pero si lo comparo con Breaking bad es como mirar a un elefante y al lado a un perro. Ambos molan y están bien, pero joder, el elefante aplasta al perro si quiere.

¿Qué más series he visto este año, aunque no tengan que ver con la carrera hacia los Emmy? Pues mira por donde, he seguido con Revenge, aunque esta segunda temporada he tenido ganas de bajarme del barco en al menos dos o tres ocasiones. El final ha sido un buen espectáculo de pirotecnia y deja el carril listo para la tercera temporada, pero mucho tiene que mejorar para que no termine de hundirse. Me he reido con los puteríos de Nashville y su trama culebronada. He acompañado al superhéroe por el que babean las quinceañeras (y algunas que no lo son, como mi mujer) en Arrow. Sons of Anarchy y Justified siguen en plena forma y espero que les dure el carrete. Por el contrario, otra que dicen que puede dar la sorpresa en los Emmy, The Americans, me resultó soporífera y no pasé del cuarto capítulo. Me ha gustado Broadchurch, a pesar de ser también bastante lenta. Me lo estoy pasando como un enano con esa frikada que es Utopia. Y por cierto, sigo pensando que Misfits mola aunque sí, echo mucho de menos a Nathan. Ayer mismo arranqué con Orphan black, y su piloto me pareció de lo más sugerente, espero que siga por ese camino. Ah, y para mí uno de los mejores estrenos del año ha sido Banshee, la serie por la que Alan Ball dejó True Blood (cuya sexta temporada ha arrancado muy bien, por cierto).

Eso es todo. Seguro que me dejo algo en el tintero… ah, sí, claro… siendo yo no podía faltar: Survivor sigue siendo el mejor programa de televisión de la historia y este año además nos ha dejado dos grandes temporadas que vuelven a reflotar el formato (llevaba un par de temporadas más flojitas). Tanto Filipinas, con sus tres tribus iniciales y el viaje del héroe que vivimos en ella, como Caramoan y ese «Fans contra favoritos 2.0» han sido dos temporadas enormes. Y el anuncio de la siguiente (temporada 27, ahí es nada) invita a soñar con cosas grandes.

Lo mejor de este año, sin embargo, el anuncio del regreso de Jack Bauer y Verónica Mars.

Continuará.

Missing: Temporada Única

La anunciaron como la nueva 24. Ya aquello era para decir «venga ya».
La anunciaron como «Venganza» pero en vez de Liam Neeson, Ashley Judd pegando tiros por Europa. Aquello también era para decir «venga ya».
Pero tenía a Sean Bean. Había que verla.
En fin, ha sido una temporada de diez capítulos. La cadena no la ha renovado porque las audiencias eran reguleras así que nos quedaremos con esto, simplemente. Y diré que no me extraña nada porque la verdad es que no era gran cosa. La historia de esta Madre Coraje era demasiado light y en ocasiones se notaba la ausencia de presupuesto. Entretenida ha sido, sí, si lograbas dejar de lado los conflictos morales de la protagonista y sus continuos lloros, claro. Que sí, que vale que han secuestrado a tu hijo, pero coño, eres una llorona. Jack Bauer no lloraba durante. Después a veces, pero durante nunca.
Y los flashbacks… siempre con sus dudas morales para demostrarte que el personaje de Judd era muy buena, muy buena… a mi me hacían pensar en quien carajo le dio a esta tipa la oportunidad de ser agente secreto si no hace más que protestar y llorar. Ya el flashback del capítulo diez es que creí que moría de la risa. Intentan demostrar que ella es buena haciéndole tener dudas sobre un prisionero al que tienen que entregar y saben que será torturado. «La tortura siempre está mal y yo me alisté para hacer del mundo un lugar mejor». Solución: entrar y pegarle tiros a los captores. Oye, así evitan que torturen al otro. Porque torturar está muy mal pero matar no importa tanto.
Por dios.
Pero en fin, para mi lo peor de la serie ha sido el personaje de ella y sus conflictos ridiculo-maternales. La historia de misterio ha sido entretenida y por lo menos queda resuelta en estos diez capítulos. Ya está, chinpún, la típica cosa que ves, te entretiene y cuando dentro de un par de años alguien te pregunte por missing no sabrás qué decir porque de lo único que te acuerdas es que salía Sean Bean.
Por cierto, me ha parecido de pésimo gusto por parte de la cadena mantener ese epílogo final. La historia acababa y podía ser cerrada absolutamente, y sin embargo, hay una secuencia de «una semana después» que claramente abría la puerta a una segunda temporada. Dado que ya sabían que la serie no iba a renovar lo suyo habría sido dejar a los pocos fans que tenían con un final cerrado quitando ese epílogo. Pero lo mantuvieron. Muy mal.

Temporadas

Tal como ha hecho McGuffin, citaré diez temporadas de series que me han hecho flipar de una u otra manera. Diez hitos televisivos que llevo conmigo por haberme marcado de una u otra manera.

1) La 5ª Temporada de 24. Donde Jack Bauer fue volviéndose cada vez más oscuro, donde tuvimos que despedir a varios de los personajes que habían estado con nosotros desde el principio y donde la trama alcanzó cotas inigualables… para rematarse con ESE final.

2) La 1ª Temporada de Prison Break. Porque supo contar de forma magnífica esa fuga imposible, con unos personajes geniales y de la cual sólo borraría el capítulo flashback, abominable. Y sí, soy un férreo defensor de la segunda temporada, que me encantó, pero la primera es la primera.

3) La 3ª temporada de Breaking Bad. Walter White y Jesse Pinkman contra las grandes corporaciones de la droga. Magnífica. Aunque sólo fuera por el videoclip de Heissenberg ya vale la pena. Y por el capítulo de Hank en el coche…

4) La 2ª de Justified. Timothy Oliphant es un grande, sin duda. Y aquí tuvo a Margo Martindale como némesis en una temporada que tuvo su mejor acierto en una mayor serialización.

5) La 3ª de Sons of Anarchy. Brutal desde el principio hasta ese game-changer que fue el final de temporada. Y sí, la parte irlandesa no estaba hilada a la perfección, pero la temporada en sí fue genial.

6) La 2ª de Community. Tantas idas de olla y tanto frikismo en veintitantos capítulos maravillosos. Y guerra de paintball.

7) La 3ª de Fringe. Porque dos Olivias siempre son mejor que una.

8) La 2ª de Perdidos. A mí es que toda la trama del botón me cautivó. Al igual que aquel juego de «soy bueno»-«soy malo» que se trajeron con Ben Linus. Y me ha costado decidirme, porque la quinta tuvo «The Constant», que probablemente sea de lo mejorcito que he visto en series, pero me voy a quedar con la segunda. Cuando Los Otros le dijeron a Jack aquello de «Aquí hay una línea y si la cruzáis iremos a la guerra» a mi se me pusieron los pelos como escarpias. Y además, salía Michelle Rodriguez.

9) La 2ª de Cómo conocí a vuestra madre. Ir al centro comercial nunca fue tan divertido.

10) La 1ª temporada de Verónica Mars. Una de las mejores y más infravaloradas series de esta década. Su mezcla de humor friki, trama teen y misterio fue de lo más estimulante. Y Kristen Bell estaba magnífica como Verónica Mars, la verdad. Aún me duele que la cancelaran.

Y sí, no he puesto Friends, pero porque me costaría decir una temporada. En mi cabeza están todas mezcladas y son todas geniales. Lo mismo me pasa con Los Simpsons, que las mezclo todas, aunque aquí es por culpa de Antena 3.

Red State

Me gusta llegar a las pelis sabiendo lo menos posible de ellas. Por lo general, me basta con saber de qué van, quién las dirige, el género o quien las protagoniza, para poner una peli en mi lista para ver. Normalmente, por desgracia, uno acaba saturado de información antes de lograr ver la peli en cuestión.
A veces no se da el caso. Con Red State, no había visto ni el trailer. No tenía ni la menor idea de qué iba la película. Sólo sabía que era la primera incursión de Kevin Smith en el cine de terror. Y con eso me bastaba para tener curiosidad.
Hoy ha caído en mis manos y la he visto.
Y sí, empieza como si fuera una película de terror, con sus tres protagonistas adolescentes dirigiéndose hacia una trampa tan evidente que uno se plantea que la cosa va a ser bastante mala. Pero entonces hace aparición Michael Parks, como reverendo chiflado de una congregación de tipos chiflados que odian a los gays y creen que todos deberían arder en el infierno. Y ese discurso ante la congregación, de casi diez minutos con el tipo hablando, es realmente estremecedor.
Y de repente, la cosa gira. Y uno tarda en reaccionar, pero acabas dándote cuenta de que la «primera incursión de Kevin Smith en el cine de terror» es apenas una fachada, porque la cosa de terror, tiene poco. Y se torna en cine de acción. Y político. Y de supervivencia. Y de giros imprevisibles. Que probablemente sean lo que más me ha gustado del film, ese no poder esperarte lo que va a suceder a continuación o quién, de repente, se va a poner al frente de la película.
Con un estilo sobrio, casi sin banda sonora, una fotografía cruda y unos actores como la copa de un pino (Michael Parks y John Goodman a la cabeza), Kevin Smith se ha marcado una película tan atípica como asombrosa. Una que seguro levantará tantas ampollas como creará fans. Me decanto por el lado fan, porque me ha encantado.
Estupendo reparto, por cierto. Además de los citados Michael Parks y John Goodman podemos encontrar a Michael Angarano (24), Anna Gunn (Breaking Bad), Stephen Root (24, Justified, The defenders, True Blood), Kevin Alejandro (True Blood), Ronnie Connel (Veronica Mars), Matt L. Jones (Breaking Bad) y Kevin Pollack…

Homeland: Primer vistazo

Tras haber visto el piloto, declaro con gusto que soy fan de esta serie.
El piloto me ha parecido genial. La nueva serie de Showtime trae intriga, acción y conspiración al más alto nivel, decorado con un terceto protagonista de lujo. Claire Danes, que está magnífica en el papel de la obsesiva protagonista (y a la que ya han marcado varias tonalidades de gris en su construcción, a ver cuando aprenden las series españolas), Damian Lewis, que borda a ese hombre del que no sabes si está traumatizado o es uno de los mayores peligros existentes en el momento, y Morena Baccarin, que demuestra en un sólo episodio que aquella cara de lagarta que ponía en V era absolutamente a propósito y que es capaz de transmitir, y mucho, con su mirada.
Y la trama… ya me tiene enganchado. Y puede parecer que ya han desvelado muchas de sus cartas, pero no creo que sean tontos, así que… si esto era el piloto, qué nos tendrán preparado…
Si te gustó 24, si te molan las conspiraciones a ritmo interesante (y sí, me estoy metiendo con aquel tostón que fue Rubicon), si te gustan las intrigas gubernamentales, entonces Homeland te va a gustar.
Seguiremos informando.

¿La vida personal de un actor afecta a nuestra percepción sobre su trabajo?

Es una pregunta que me hago de forma constante. Es algo común el hecho de que cuando un actor o actriz americano se ve envuelto en algún tipo de escándalo, de repente su lista de proyectos se resiente. El caso más reciente, Arnold Schwarzenegger y su divorcio que ha hecho que tres de los proyectos en los que se nombraba al actor tiemblen y al menos otros dos se vayan al garete.

¿Tanto nos influencia? Es cierto que todos, sin excepción, alguna vez hemos dicho eso de «paso de ver esta peli que fulanito no me cae bien». Que coño, de los que por aquí nos pasamos a menudo todos nos echábamos las manos a la cabeza cuando supimos que Bardem era el elegido para interpretar a Roland Deschains, hasta el punto de que, porque nos puede más el fikismo por La Torre, que si no, ni veríamos la serie.

Pero claro, es un caso flagrante de percepción pura y dura. Quiero decir… Bardem no es ni mejor ni peor actor porque nos parezca un gilipollas o nos caiga de puta madre. Ni siquiera le conocemos, pero lo que sabemos de él a través de los medios, o simplemente lo que su cara nos transmite, hace que nos produzca rechazo o aceptación.

A mi, por ejemplo, siempre me ha caído en gracia Kiefer Sutherland, desde pequeño que le vi en Cuenta conmigo o en Jóvenes ocultos (peliculón, por cierto). Es más, empecé a ver 24 sólo y exlusivamente porque aparecía él, y eso que llevaba unos años haciendo truñacos de los grandes. Y gracias a eso descubrí una gran serie, pero eso es otra historia.

Por la misma razón, nunca he visto ni ganas que tengo por mucho que digan que es genial, Dos hombres y medio. No soporto a Chalie Sheen.

Me cae genial Steve Buscemi y me hizo darle una oportunidad a Boardwalk Empire.

Me cae mal Penélope Cruz y me da tanta rabia que salga en Piratas del Caribe que, a pesar de lo bien que me cae Johny Deep, no fui a verla al cine. Influyeron otros factores también, pero no vienen al caso.

¿Hasta qué punto nos influye? Se ve que los americanos piensan que mucho. Porque son un montón los actores que se han visto envueltos en algún lío y no han sabido remontar sus carreras. Aunque también los hay que sí, y si no que se lo digan a Robert Downey Jr.

Y eso que hasta ahora hemos hablado de la simple apreciación del «me cae bien o mal». Pero recuerdo cierto actor secundario de los ochenta envuelto en un caso de pederastia que aún hoy sigue haciendo películas. Claro que es secundario. ¿Pasaría algo si de repente descubrieran que un frontman tipo Cristian Bale hace lo mismo?

Desde luego, Mel Gibson hacía cosas antes, pero desde que le acusan de zurrar a su mujer está más que desaparecido.

Claro que, en el lado opuesto, Roman Polanski, a pesar de sus líos con la justicia y esa supuesta agresión sexual a una menor, sigue haciendo sus películas y sigue siendo considerado uno de los mejores directores del mundo… claro que, por otro lado, tampoco es que llene salas en plan blockbuster.

¿Qué opinais vosotros? ¿Qué actores os caen mal y os jode ver en una película? ¿O cuales os caen tan bien que os mueven a ver algo sólo por su presencia?

Libros leídos 2011 (8): Nivel 26

Libros Leídos en 2011:

1) El Talismán, de Stephen King y Peter Straub
2) Oscura, de Guillermo del Toro y Chuck Hogan
3) Muy pronto seré invencible, de Austin Grossman
4) Cuernos, de Joe Hill
5) El pasaje, de Justin Cronin
6) La búsqueda del grial 1: El castillo de las sombras, de J.H. Brennan
7) Apocalipsis Z 3: La ira de los justos, de Manel Loureiro
8) Nivel 26, de Anthony E. Zuiker y Duane Swierczynski.

Del creador de CSI llega la primera novela que cruza el umbral del papel. Eso reza la publicidad, basándose en que está escrita por la mente detrás de la serie de investigadores policiales y por que, a lo largo de la novela, van apareciendo claves que, al introducirlas en la web de la novela te dan acceso a unos videos que complementan al libro.
Así que… vayamos por partes.
Nivel 26 narra la historia de un asesino tan brutal que se encuentra por encima de los índices clasificatorios utilizados por las agencias de todo el mundo. Es el asesino más brutal que jamás haya existido, capaz de matar a cualquiera, en cualquier lugar, sin dejar ningún rastro, y con una brutalidad sin precedentes. Nos cuenta su historia y la del hombre obsesionado con capturarle.
Como novela, debo decir que la trama tiene altibajos. A ratos es muy interesante y a ratos es sosa. Pero bueno, en general, está bien llevada. Eso respecto a la trama, porque si nos ponemos a estudiar la calidad como escritor del señor Zuiker, entonces la cosa se viene abajo. Ya no es sólo que sea bastante flojo, si no que además, divide por capítulos de la forma más extraña que he visto en mi vida. O sea: sin sentido.
Lo juro. Parece que ha tomado la decisión de que los capítulos no tengan más de dos páginas, y cuando un capítulo lleva página y media, pone un punto y salta a otra página porque sí, independientemente de si realmente cambia de escenario o no, porque a veces, dentro de un capítulo hay cambios de localizaciones, y en otras ocasiones, un capítulo termina y el siguiente empieza continuando exáctamente donde el anterior lo ha dejado.
La sensación que me daba todo eso era de estar leyendo una novela escrita por alguien que no sabe escribir novelas.
Pero como digo, la trama es interesante.
Eso sí, hay que tener estómago, porque se ve que el señor Zuiker ha echado aquí todo lo que la CBS no le debe permitir mostrar en su serie de televisión. La descripción de los crímenes de Sqweegel (que así se llama el asesino) es tan detallada y tan atroz que es dificil no imaginárselos. Y en algunos casos, roza lo gore. Incluso, se sumerge en ello.
Y como ya os he explicado, la novela «traspasa el umbral del papel». La verdad, es que aunque la idea pueda resultar novedosa, al final acaba siendo hasta molesto tener que acudir al ordenador a mirar uno de los dichosos videos. Sobre todo cuando uno lee en la cama, como yo, o tirado en el cesped, o el metro, o lo que sea. Además, a pesar de contar con un reparto bastante interesante (y sorprendente teniendo en cuenta que se trata de un libro), los videos dejan bastante que desear. Primero, porque la calidad es bastante regulera, segundo porque en apenas tres o cuatro ocasiones tienen verdadero interés para la historia (eso sí, todos y cada uno de ellos acaban mostrándotelos también en la novela más adelante, exceptuando el último, el cual, si no lo ves, no sabes como termina la cosa), y tercero, porque todos los demás son bastante chorras.
El reparto, para que no os quedéis con las dudas. El prota no sé quien es, aunque me suena, pero en papeles secundarios están Michael Ironside (¡¡¡sigue vivo!!!), Kevin Weisman (el tipo bajito que inventaba artilugios extraños para uso exclusivo de Sidney Bristow en Alias) y Glen Morshover (el Aron Pierce de 24).
La idea de traspasar el umbral del papel es interesante, no lo niego. Pero también creo que se puede aprovechar mucho mejor que en esta ocasión.

Los jueces de la noche

Hace mucho tiempo, en una madrugada después de llegar de fiesta, con diecisiete o dieciocho años, puse Telecinco y pillé una película empezada. No sabía de qué iba, pero me enganchó. Años después supe que aquella película se titulaba Los jueces de la noche, de Stephen Hopkins (uno de los directores de 24, por cierto…). El título mola mucho más en inglés, Judgement night, porque le da un tinte fatídico que después cuadra bastante bien con la trama.
Intenté conseguirla en diversas tiendas, pero todas la señalaban como descatalogada, así que al final, recurrí al gran videoclub de internet.
Lo siento, señorita Sinde.
El caso es que la he vuelto a ver. Se trata de una cinta correcta, pero no demasiado buena. Cosa que da igual, porque se trata de una de esas películas ochentero-noventeras con una trama capaz de absorberte y pegarte a la televisión. No importa que sepas que algunos diálogos son terribles, que incluso algunas (bastantes) de las acciones de los protagonistas no tengan mucho sentido, no importa en absoluto porque es una película abductora.
Protagonizada por Emilio Estevez, Cuba Gooding Jr (en el primer papel que le recuerdo), Jeremy Piven (magnífico actor infravalorado) y un jovencísimo, pero jovencísimo, Stephen Dorff, es la historia de cuatro amigos que se dirigen a un combate de boxeo pero se pierden por el camino, cruzándose en un barrio de mala muerte con cuatro mafiosos de medio pelo dispuestos a matarles por haber sido testigos de uno de sus crímenes. Y ya está, porque en aquellos tiempos parecía que no hacía mucho más para mover una película. Cuatro tíos huyendo de otros cuatro en lo que parece una noche interminable por un barrio en el que nunca aparece la policía y la gente dispuesta a ayudar brilla por su ausencia.
No es gran cosa, como digo, pero te mantiene pegado al asiento, y tiene algo que la hace interesante. Para mi, es una de esas películas que descubrí por sorpresa y acabaron formando parte de mi imaginario adolescente. Telecinco de madrugada me dio buenos recuerdos en aquella época. Descubrí esta una noche, descubrí El tiempo de los intrusos otra noche (otra película que recuerdo como super interesante y que me gustaría volver a ver), pero sobre todo le debo a Telecinco que me descubriera en aquellas noches de cine por sorpresa una joya de culto como es The warriors. Y cito solo las tres que más recuerdo, pero fueron más. Tres películas que, sin ser grandes obras del cine, son recordadas con interés por muchos.

30 días de oscuridad… 2

Película directa a DVD, secuela de aquella gran película donde un grupo de vampiros asediaban un pueblo de Alaska sumido en una noche que duraba 30 días…
Para empezar, esta película ni siquiera tiene 30 días de oscuridad, porque ocurre en Los Ángeles. Así que, de primeras, el título es absurdo. Es como si en Batman 2 no apareciera Batman.
Para seguir, el reparto no tiene ni la mitad de carisma. Vale que ni Josh Harnett ni Melissa George sean dioses de la actuación, pero al menos son interesantes. Aquí sustituyen a Melissa George por Kiele Sanchez, pues en teoría son la misma persona. Kiele, conocida en su casa y por algunos fans de Lost que aún recuerdan que su papel fue una de esas cosas que hacían que quisieramos vomitar durante aquella tediosa tercera temporada.
Además, nos ponen Harold Perrineau en un papel secundario. Harold, conocido por los fans de Lost por ser el hombre cuyo papel consistía en gritar «Walt» cada quince minutos.

Le añaden dos desconocidos, y como villana de la función, a Mia Kirshner, que aunque es bastante desconocida, en mi mente siempre será la tipa que se las hizo pasar putas a Bauer y compañía en varias temporadas de 24.¿La trama? Espera que me río. Donde en la primera película teníamos una historia cojonuda sobre un asedio vampírico, aquí tenemos una patata de historia sin pies ni cabeza. Para muestra, un botón: Si las balas no matan a los vampiros, ¿Por qué demonios los personajes de esta película se meten en guaridas infestadas de esos seres armados únicamente con muchas armas de fuego, no una, ni dos, sino tres veces?
En fin… Llena de absurdos y de agujeros, la película sólo vale para entretenerte un rato si realmente estás dispuesto a dejar de lado las innumerables bobadas que plantea y no te importa la previsibilidad… porque es que, demonios, con solo mirar la foto apuesto a que acertais el orden en que mueren.
Eso por no mencionar que los personajes cambian de personalidad según le conviene al director. «Ahora, esta chica es la más dura del planeta, habla mal, escupe y está dispuesta a matar vampiros»… «Ahora, la misma chica huye despavorida en cuanto aparece un vampiro y se pone a casi llorar porque no puede soportarlo»… «Ahora, la misma chica una vez más, coge una pistola y vuelve a ser dura».
Seeeeeñor…

The event

Puede que The Event no sea LA serie. No es posible saberlo aún, ya que lo que magnifica o derriba a una serie no es un capítulo concreto, sino su entero devenir. Así, Lost tuvo capítulos brillantes y también capítulos lamentables, e incluso un final discutible, pero no se puede negar que Lost fue una gran serie que entra por mérito propio en el olimpo de las series.
Así, 24 tuvo un arranque normalito, con demasiadas bases que establecer antes de lograr ser lo adictiva que se vuelve más adelante. Y con el paso de los capítulos se convirtió en LA serie. Algo parecido le ocurre a Fringe, que tras un inicio regulero, que amenazaba con ser serie que abandonas, se ha convertido en una de las mejores series del momento.
Flashforward, por ejemplo, partió de una idea magnífica, y aunque tuvo algún capítulo interesante, fue el mayor bluf de los últimos años. Algo similar le pasó a Héroes, que nunca superó aquellos primeros trece capítulos que la hicieron grande.
Y podría seguir.
The Event es la nueva serie de la NBC, estrenada ayer mismo. Y aún tendremos que esperar para ver si se convierte en la gran serie que amenaza ser, o cae estrepitosamente, pero si de algo podemos estar seguros es que su piloto es sin duda EL piloto.
The Event comienza fuerte. Sus primeros treinta segundos bastan para mosquear y sembrar la curiosidad. El resto del capítulo es sencillamente de aplauso. Narrado de una forma no convencional, con saltos temporales y de trama, no pierde intensidad ni por un momento. Te mantiene en vilo durante los cuarenta minutos que dura el capítulo para terminar dejándote con la boca abierta con uno de los cliffhungers más whatthefuck? que he visto en mucho tiempo. Porque todo lo que te esperas, lo que te hacen esperar, se evapora en apenas un par de segundos antes de cerrar el capítulo y dejarte con muchas ganas de más.
La base la han presentado, y es brillante. Ahora sólo nos queda esperar que lo que venga siga el estilo y el buen hacer que ha tenido este primer episodio. Porque si es así, sin duda alguna, The Event será la serie que nos atrape a partir de ahora.