El 19

Desde la segunda temporada, el capítulo 19 de cada temporada de Fringe es una locura aún mayor. Son capítulos capaces de dividir al público entre los que aman la propuesta o los que la odian a muerte. Primero fue aquel musical de la segunda temporada, luego fue aquel lisérgico episodio cuya recta final era de animación y resolvía la trama más surrealista que habían tocado hasta el momento en la tercera temporada… y en la cuarta temporada nos han ofrecido Letters of transit.
Me pregunto si el hecho de resaltar el capítulo 19 tendrá algo que ver con Stephen King…
A mi me capturaron desde el momento en que aparecieron las letras, explicando lo sucedido con los Observadores en el 2016. Los observadores de Fringe siempre me han hecho soñar, han estimulado mi imaginación como pocas otras cosas, y ya el mid season de esta cuarta temporada, que resolvió muchas de las incógnitas que rodeaban a estos tipos calvos con sombrero, había sido maravilloso.
Una vez más (y van doscientas cincuenta), Fringe revoluciona todo lo que ha construido hasta la fecha, le da una vuelta de tuerca más al mundo y nos presenta otra realidad, esta vez en el futuro, en un mundo dominado por los observadores y donde los humanos no son más que esclavos. Y encima lo hace poniendo al frente del episodio a ese maravilloso actor que es Henry Ian Cusick (Desmond en Perdidos). No es que me hayan capturado, esa expresión se queda corta.
El capítulo me ha parecido sublime. Ha estimulado mi mente más aún de lo que ya lo hacía esta serie. Ha despertado mi imaginación, me ha hecho soñar, me ha hecho desear ver y saber más… también me ha hecho odiar a la audiencia norteamericana por no respaldar esta maravilla de serie, pero eso es otra historia.
Ha sido una maravilla de episodio. Por Henry Ian Cusick, por darle la vuelta una vez más a la tortilla, por esa trama tan perfectamente dibujada y que abre tantos horizontes, por William Bell, por los observadores… y además, para colmo, por mostrarnos a un Walter aún más loco de lo normal, que ya es complicado. Juro por todo lo existente que tuve que parar la reproducción de la risa que me produjo el momento «These are not the droids you are looking for» de Walter al policía.
Increíble. Larga vida a Fringe.

Lo que me pasa con Alcatraz

Sé que siempre digo que no me gusta hablar de las series hasta que sus temporadas han terminado, que es cuando un puede juzgar los movimientos que hicieron sin tenerlos en cuenta capítulo a capítulo.
Sólo quiero expresar lo que me pasa con Alcatraz, la última cosa pergeñada por J.J. Abrams, una serie que bebe tanto de Perdidos que a veces parece que estamos viendo la misma cosa. Esos flashbacks milimétricos… ese Hugo Reyes…
Que sí, que nos han ido plantando unos cuantos misterios grandes: la desaparición del 63, el abuelo de la prota, la puerta de las profundidades, las llaves, la sangre… pero al final, no deja de ser una cosa muy capitular. Y sinceramente, en Perdidos aquello de los flashbacks ya les lastraba de cuando en cuando (porque oye, capítulo que te contaban un flashback de un personaje que te aburría, capítulo que se hacía insufrible. A mi me pasaba con los chinos, con Charlie y con Kate), pero es que lo de Alcatraz es de recibo. Sinceramente, ninguna de las historias de «pasado» me ha captado lo suficiente, ninguna me interesa, me da igual si en el 63 coleccionaban cucarachas o intentaban matar a otro preso en una proyección de cine, es que no me importa, señores. Si me hablan del abuelo y de lo que pasa con la sangre, presto atención, pero cuando siguen contándome lo que hace el preso del día con su tiempo en la cárcel mi mente se empeña en divagar sobre lo que podría ser y no es la serie.
Evidentemente, el presente no es mucho más halagüeño. Mola más porque tienes la sensación de que están investigando el misterio general, pero avanza tan poco la cosa que empiezo a pensar en bajarme del carro.
Al final, me pasa lo mismo que con todas las series episódicas. Tiene capítulos que me atraen y la gran mayoría me aburren. Me gusta ser absorbido por las series y eso sólo se logra si la trama es continuada. En mi humilde opinión.

Hablar antes de tiempo

No suelo comentar las temporadas que voy siguiendo mientras aún siguen en emisión. Y no lo hago, porque soy de los que creen que una serie es una carrera de fondo y no puede ser juzgada en condiciones por uno de sus capítulos. Se ha extendido en el mundo internetero esa costumbre del comentar cada capítulo visto, cuando esa costumbre obliga a caer en errores continuos de apreciación, amén de impedir el correcto disfrute de una serie.
Y me explico.
Si una serie está bien hecha, y hablo siempre de series seriadas y no episódicas, las tramas se irán desarrollando lentamente al principio y más rápido al final, incluyendo giros, sorpresas y falsos cruces que parezcan llevar a ciertos caminos que luego puede que sean explorados o no. Por tanto, empeñarse en ver cada capítulo con la necesidad de hacer un review obliga a fijarse en cada uno de esos matices y expresar lo que te hacen sentir, llevando en más de una ocasión a la más pura equivocación. E impidiéndote centrarte en el objetivo primario de cualquier serie: el puro y banal entretenimiento.

Fragante caso el de la sexta temporada de Dexter, una serie que siempre se ha caracterizado por tener primeros arcos normalitos y pegar buenos acelerones en su recta final. Con ver uno o dos capítulos, en multitud de foros y blogs se echaron las manos a la cabeza, gritando que era imposible que Dexter se redimiera por la fe y que por tanto, la serie había perdido su rumbo y debía ser cancelada.
Pero vamos a ver, almas cándidas… Dejad que los guionistas desarrollen sus tramas y cuando acabe la temporada expresad lo que os gustó y lo que no, qué caminos escogidos os agradaron y cuales odiasteis. Es más que posible que muchas de las cosas que en un capítulo te hicieron pensar «van a ir por aquí y lo odio» ni siquiera las recuerdes cuando la temporada termine.
¿Redimirse Dexter? Dexter habla sobre la redención, sobre la luz y sobre la fe. Reflexiona sobre eso igual que reflexionó en el pasado sobre los códigos genéticos que se heredan, las vicisitudes de tener pareja o la importancia de la familia. Al final, no dejan de ser pensamientos que nos guían a través de la trama, influyéndola en mayor o menor medida, pero sin cambiar la esencia del personaje. Dexter no va a redimirse. Dexter es el Mal, escondido en una botella en la que pone «no-del-todo-porque-sólo-mato-a-gente-culpable». Pero el Mal a fin de cuentas. El final del sexto capítulo lo reivindica, y todo el séptimo capítulo es una oda a la No-Redención. O casi, porque la reflexión sigue presente, y contínua. Y puede que regresen a esa senda, pero hasta que no termine la temporada no lo sabremos a ciencia cierta.
Recuerdo un capítulo de Lost, segunda temporada, Jack y algún otro lostie tienen una conversación más que estimulante para el espectador con los otros. En ella, los otros amenazan verbalmente a los losties. Les dicen «si os pasais de la raya habrá una guerra». La reunión se disuelve y cada cual vuelve a su lado de la isla. En los últimos minutos de capítulo, Jack se reune con el personaje de Michelle Rodríguez en la playa. La última frase del capítulo, aderezada con aquella fantástica banda-sonora-definitiva de Lost, era de Jack mirando con gravedad a la mujer policía y preguntando: ¿Cuánto tiempo se tarda en entrenar un ejército?. Aquel día, mi mente se emocionó, y aquella frase abrió la puerta a un montón de expectativas sobre el rumbo que iba a tomar la serie. Imaginaba a Jack y los suyos preparándose para una guerra. Amé aquella posibilidad. Nunca llegó. Aún sigo pensando que hubiera sido una gran forma de avanzar, pero eso es otra historia. Si aquel día hubiera hecho un review, habría alabado el camino que estaban tomando los guionistas, habría dicho cosas de ese estilo y… me habría equivocado. Porque tan sólo era una muesca más de la ruleta que conformaba la trama de la serie, una muesca que no llevaba a ninguna parte, pero ahí estaba, para hacerte creer que sí.
Dejad que las series lleguen a su final. Y si no os gustan, abandonadlas. Pero no os perdáis el lujo de disfrutarlas, sin ojo crítico, sin ansia comentadora, simplemente tu, la pantalla, y una puerta a entrar en el universo de lo que sea que te estén contando.

Temporadas

Tal como ha hecho McGuffin, citaré diez temporadas de series que me han hecho flipar de una u otra manera. Diez hitos televisivos que llevo conmigo por haberme marcado de una u otra manera.

1) La 5ª Temporada de 24. Donde Jack Bauer fue volviéndose cada vez más oscuro, donde tuvimos que despedir a varios de los personajes que habían estado con nosotros desde el principio y donde la trama alcanzó cotas inigualables… para rematarse con ESE final.

2) La 1ª Temporada de Prison Break. Porque supo contar de forma magnífica esa fuga imposible, con unos personajes geniales y de la cual sólo borraría el capítulo flashback, abominable. Y sí, soy un férreo defensor de la segunda temporada, que me encantó, pero la primera es la primera.

3) La 3ª temporada de Breaking Bad. Walter White y Jesse Pinkman contra las grandes corporaciones de la droga. Magnífica. Aunque sólo fuera por el videoclip de Heissenberg ya vale la pena. Y por el capítulo de Hank en el coche…

4) La 2ª de Justified. Timothy Oliphant es un grande, sin duda. Y aquí tuvo a Margo Martindale como némesis en una temporada que tuvo su mejor acierto en una mayor serialización.

5) La 3ª de Sons of Anarchy. Brutal desde el principio hasta ese game-changer que fue el final de temporada. Y sí, la parte irlandesa no estaba hilada a la perfección, pero la temporada en sí fue genial.

6) La 2ª de Community. Tantas idas de olla y tanto frikismo en veintitantos capítulos maravillosos. Y guerra de paintball.

7) La 3ª de Fringe. Porque dos Olivias siempre son mejor que una.

8) La 2ª de Perdidos. A mí es que toda la trama del botón me cautivó. Al igual que aquel juego de «soy bueno»-«soy malo» que se trajeron con Ben Linus. Y me ha costado decidirme, porque la quinta tuvo «The Constant», que probablemente sea de lo mejorcito que he visto en series, pero me voy a quedar con la segunda. Cuando Los Otros le dijeron a Jack aquello de «Aquí hay una línea y si la cruzáis iremos a la guerra» a mi se me pusieron los pelos como escarpias. Y además, salía Michelle Rodriguez.

9) La 2ª de Cómo conocí a vuestra madre. Ir al centro comercial nunca fue tan divertido.

10) La 1ª temporada de Verónica Mars. Una de las mejores y más infravaloradas series de esta década. Su mezcla de humor friki, trama teen y misterio fue de lo más estimulante. Y Kristen Bell estaba magnífica como Verónica Mars, la verdad. Aún me duele que la cancelaran.

Y sí, no he puesto Friends, pero porque me costaría decir una temporada. En mi cabeza están todas mezcladas y son todas geniales. Lo mismo me pasa con Los Simpsons, que las mezclo todas, aunque aquí es por culpa de Antena 3.

The event

Puede que The Event no sea LA serie. No es posible saberlo aún, ya que lo que magnifica o derriba a una serie no es un capítulo concreto, sino su entero devenir. Así, Lost tuvo capítulos brillantes y también capítulos lamentables, e incluso un final discutible, pero no se puede negar que Lost fue una gran serie que entra por mérito propio en el olimpo de las series.
Así, 24 tuvo un arranque normalito, con demasiadas bases que establecer antes de lograr ser lo adictiva que se vuelve más adelante. Y con el paso de los capítulos se convirtió en LA serie. Algo parecido le ocurre a Fringe, que tras un inicio regulero, que amenazaba con ser serie que abandonas, se ha convertido en una de las mejores series del momento.
Flashforward, por ejemplo, partió de una idea magnífica, y aunque tuvo algún capítulo interesante, fue el mayor bluf de los últimos años. Algo similar le pasó a Héroes, que nunca superó aquellos primeros trece capítulos que la hicieron grande.
Y podría seguir.
The Event es la nueva serie de la NBC, estrenada ayer mismo. Y aún tendremos que esperar para ver si se convierte en la gran serie que amenaza ser, o cae estrepitosamente, pero si de algo podemos estar seguros es que su piloto es sin duda EL piloto.
The Event comienza fuerte. Sus primeros treinta segundos bastan para mosquear y sembrar la curiosidad. El resto del capítulo es sencillamente de aplauso. Narrado de una forma no convencional, con saltos temporales y de trama, no pierde intensidad ni por un momento. Te mantiene en vilo durante los cuarenta minutos que dura el capítulo para terminar dejándote con la boca abierta con uno de los cliffhungers más whatthefuck? que he visto en mucho tiempo. Porque todo lo que te esperas, lo que te hacen esperar, se evapora en apenas un par de segundos antes de cerrar el capítulo y dejarte con muchas ganas de más.
La base la han presentado, y es brillante. Ahora sólo nos queda esperar que lo que venga siga el estilo y el buen hacer que ha tenido este primer episodio. Porque si es así, sin duda alguna, The Event será la serie que nos atrape a partir de ahora.

La noche de Mathew Fox

La noche de Mathew Fox porque las dos cosas que he visto hoy le tienen a él como uno de los personajes.
Sí, he visto el quinto capítulo de la cuarta temporada de Lost. Y para mi, el que sea un capítulo sobre Desmond ya me fascina, porque seguramente es el personaje que más me gusta de toda la serie, junto a Ben, pero es que además, el capítulo en sí, ha sido increíble. Para mi, de lo mejor que se ha visto en esta serie. La trama de los viajes en el tiempo ha sido alucinante, el cómo la han desarrollado, cómo han cruzado personajes… y el hecho de que hayan dado tantísima información importante para la trama central… por fin un capítulo con información palpable. Y por supuesto, ese final, con ese reencuentro para mi tan esperado. De lo mejor que he visto en mucho tiempo, repito. Desmond es el mejor, y lo digo ya, como se muera sí que me va a joder. De hecho, yo creo que sería el personaje que más me jodiera que muriera, por encima de cualquier otro.
Recuerdo cuando salió, por primera vez, en el bunker. Ya me enganché a él en ese momento. Cuando salió corriendo en el capítulo 3 me dije «mierda, pues hubiera sido un gran personaje, que putada que se lo hayan llevado». Y cuando regresó en aquel maravilloso episodio doble llamado «vivir juntos, morir solos» centrado en él, recuerdo que aplaudí. Y al final, con él girando la llave y todo yéndose a tomar por culo… volví a decirme lo de «que putada».
Que se uniera al casting regular en la tercera temporada fue una gran noticia. Que le sacaran tan poco partido, una putada. Pero el primer capítulo que volvieron a centrar en él, con los viajes en el tiempo y los flashes de muerte, me demostró que ese personaje iba a ser el que más me gustara.
Y «the constant» no hace más que confirmarlo.
Por dios, que no se lo carguen.
Hoy he ido al cine a ver «vantage point», titulada aquí «En el punto de mira». Ambientada en Salamanca, los americanos recrearon la plaza mayor de una manera muy fiel para rodar las secuencias de mayor importancia en ella, si bien empieza a cantar la traviata la cosa cuando empiezan a perseguirse los personajes por las calles de la española ciudad… y a pesar del gran trabajo de recreación y de arte (en cuanto a cartelería, matrículas, etc) el hecho de que esté rodado en México choca.
Quitando esa parte a un lado, la película empieza de forma brutal e impactante. A partir de ahí, retrocede en el tiempo para contarte la misma historia desde el punto de vista de otro de los personajes implicados en la trama, llega al mismo punto, continúa un poco más… y regresa de nuevo en el tiempo para hacer lo mismo.
Así hasta seis veces.
La realizadora de noticias encarnada por Sigourney Weaver, el agente del servicio secreto Dennis Quaid, el policía español Eduardo Noriega, el turista Forest Whitakker, el Presidente americano William Hurt y los responsables del atentado.
Después de haberte mostrado la acción desde seis puntos diferentes, mostrando cada vez cosas que ocurren en diferentes puntos, la película sigue en línea recta hasta el desenlace. Y para el que pueda pensar que esa forma de narrar la película puede ser un coñazo, lo cierto es que no. Y no lo es porque la forma de contar las cosas es trepidante y la película es lo suficientemente corta como para pasar en un suspiro sin darte tiempo a pensar que puedes aburrirte.
Es entretenida y como película de acción está bien. La persecución de coches del final es muy buena, muy del rollo Bourne, que me encantan. A mi me ha parecido una buena película y os la recomiendo.
Del trailer de Ironman que vi antes de la película… hablaremos en otra ocasión.