Me pregunto si el hecho de resaltar el capítulo 19 tendrá algo que ver con Stephen King…
El 19
Me pregunto si el hecho de resaltar el capítulo 19 tendrá algo que ver con Stephen King…
Fragante caso el de la sexta temporada de Dexter, una serie que siempre se ha caracterizado por tener primeros arcos normalitos y pegar buenos acelerones en su recta final. Con ver uno o dos capítulos, en multitud de foros y blogs se echaron las manos a la cabeza, gritando que era imposible que Dexter se redimiera por la fe y que por tanto, la serie había perdido su rumbo y debía ser cancelada.
Pero vamos a ver, almas cándidas… Dejad que los guionistas desarrollen sus tramas y cuando acabe la temporada expresad lo que os gustó y lo que no, qué caminos escogidos os agradaron y cuales odiasteis. Es más que posible que muchas de las cosas que en un capítulo te hicieron pensar «van a ir por aquí y lo odio» ni siquiera las recuerdes cuando la temporada termine.
¿Redimirse Dexter? Dexter habla sobre la redención, sobre la luz y sobre la fe. Reflexiona sobre eso igual que reflexionó en el pasado sobre los códigos genéticos que se heredan, las vicisitudes de tener pareja o la importancia de la familia. Al final, no dejan de ser pensamientos que nos guían a través de la trama, influyéndola en mayor o menor medida, pero sin cambiar la esencia del personaje. Dexter no va a redimirse. Dexter es el Mal, escondido en una botella en la que pone «no-del-todo-porque-sólo-mato-a-gente-culpable». Pero el Mal a fin de cuentas. El final del sexto capítulo lo reivindica, y todo el séptimo capítulo es una oda a la No-Redención. O casi, porque la reflexión sigue presente, y contínua. Y puede que regresen a esa senda, pero hasta que no termine la temporada no lo sabremos a ciencia cierta.
Recuerdo un capítulo de Lost, segunda temporada, Jack y algún otro lostie tienen una conversación más que estimulante para el espectador con los otros. En ella, los otros amenazan verbalmente a los losties. Les dicen «si os pasais de la raya habrá una guerra». La reunión se disuelve y cada cual vuelve a su lado de la isla. En los últimos minutos de capítulo, Jack se reune con el personaje de Michelle Rodríguez en la playa. La última frase del capítulo, aderezada con aquella fantástica banda-sonora-definitiva de Lost, era de Jack mirando con gravedad a la mujer policía y preguntando: ¿Cuánto tiempo se tarda en entrenar un ejército?. Aquel día, mi mente se emocionó, y aquella frase abrió la puerta a un montón de expectativas sobre el rumbo que iba a tomar la serie. Imaginaba a Jack y los suyos preparándose para una guerra. Amé aquella posibilidad. Nunca llegó. Aún sigo pensando que hubiera sido una gran forma de avanzar, pero eso es otra historia. Si aquel día hubiera hecho un review, habría alabado el camino que estaban tomando los guionistas, habría dicho cosas de ese estilo y… me habría equivocado. Porque tan sólo era una muesca más de la ruleta que conformaba la trama de la serie, una muesca que no llevaba a ninguna parte, pero ahí estaba, para hacerte creer que sí.
Dejad que las series lleguen a su final. Y si no os gustan, abandonadlas. Pero no os perdáis el lujo de disfrutarlas, sin ojo crítico, sin ansia comentadora, simplemente tu, la pantalla, y una puerta a entrar en el universo de lo que sea que te estén contando.
1) La 5ª Temporada de 24. Donde Jack Bauer fue volviéndose cada vez más oscuro, donde tuvimos que despedir a varios de los personajes que habían estado con nosotros desde el principio y donde la trama alcanzó cotas inigualables… para rematarse con ESE final.
2) La 1ª Temporada de Prison Break. Porque supo contar de forma magnífica esa fuga imposible, con unos personajes geniales y de la cual sólo borraría el capítulo flashback, abominable. Y sí, soy un férreo defensor de la segunda temporada, que me encantó, pero la primera es la primera.
3) La 3ª temporada de Breaking Bad. Walter White y Jesse Pinkman contra las grandes corporaciones de la droga. Magnífica. Aunque sólo fuera por el videoclip de Heissenberg ya vale la pena. Y por el capítulo de Hank en el coche…
4) La 2ª de Justified. Timothy Oliphant es un grande, sin duda. Y aquí tuvo a Margo Martindale como némesis en una temporada que tuvo su mejor acierto en una mayor serialización.
5) La 3ª de Sons of Anarchy. Brutal desde el principio hasta ese game-changer que fue el final de temporada. Y sí, la parte irlandesa no estaba hilada a la perfección, pero la temporada en sí fue genial.
6) La 2ª de Community. Tantas idas de olla y tanto frikismo en veintitantos capítulos maravillosos. Y guerra de paintball.
7) La 3ª de Fringe. Porque dos Olivias siempre son mejor que una.
8) La 2ª de Perdidos. A mí es que toda la trama del botón me cautivó. Al igual que aquel juego de «soy bueno»-«soy malo» que se trajeron con Ben Linus. Y me ha costado decidirme, porque la quinta tuvo «The Constant», que probablemente sea de lo mejorcito que he visto en series, pero me voy a quedar con la segunda. Cuando Los Otros le dijeron a Jack aquello de «Aquí hay una línea y si la cruzáis iremos a la guerra» a mi se me pusieron los pelos como escarpias. Y además, salía Michelle Rodriguez.
9) La 2ª de Cómo conocí a vuestra madre. Ir al centro comercial nunca fue tan divertido.
10) La 1ª temporada de Verónica Mars. Una de las mejores y más infravaloradas series de esta década. Su mezcla de humor friki, trama teen y misterio fue de lo más estimulante. Y Kristen Bell estaba magnífica como Verónica Mars, la verdad. Aún me duele que la cancelaran.
Y sí, no he puesto Friends, pero porque me costaría decir una temporada. En mi cabeza están todas mezcladas y son todas geniales. Lo mismo me pasa con Los Simpsons, que las mezclo todas, aunque aquí es por culpa de Antena 3.