Libros leídos 2012 (16): Hamelín

LIBROS LEÍDOS 2012

1) Los caminantes: Hades Nébula, de Carlos Sisi
2) Choque de reyes (Canción de hielo y fuego 2), de George R.R. Martin
3) El Gobernador, de Robert Kirkman y Jay Bonansinga
4) Eterna, de Guillermo del Toro y Chuck Hogan
5) Edén interrumpido, de Carlos Sisi

6) 22/11/63, de Stephen King 
7) El hombre en el castillo, de Philip K. Dick
8) Noche de difuntos del 38, de Manuel Martin.
9) Area 81, de Stephen King
10) La Guerra de la Doble Muerte, de Alejandro Castroguer
11) Blockade Billy, de Stephen King
12) El manantial, de Alejandro Castroguer
13) Tormenta de espadas (Canción de hielo y fuego 3), de George R.R. Martin
14) La guerra interminable, de Joe Haldeman
15) Última parada: la casa de muñecas, de Miguel Aguerralde
16) Hamelín, de Angel Luis Sucasas

Grata sorpresa la que ha resultado ser esta novela corta de Angel Luis Sucasas. Aunque resulta complicado reseñarla sin desvelar nada… voy a tener que estrujarme el coco.
Empezaré por los homenajes. Esta novela tiene unos cuantos, algunos muy evidentes (a Stephen King y su obra en general, a La Torre Oscura en particular, a Indiana Jones…) y otros más sutiles, pero captables si se presta atención (memorable me parece el guiño a la serie Supernatural, digno de aplauso, oigan). 
Hamelín se divide en tres partes claras. En la primera, de mano de un aspirante a escritor que se encuentra en el pueblecito de Threshold, conoceremos pequeños fragmentos de las obras que baraja escribir (condenado Angel, quiero leer «La ciudad escondida» y «Te toca») y daremos un breve paseo por el pueblo. Y hete aquí que he tenido una sensación de deja vu brutal. Threshold me recordaba en muchas cosas a Castle Hill (aunque mi querido Castle Hill no tuviera ese aura maligna) y la forma de visitarlo también es similar. Es más, a Threshold sólo puede accederse a través de un túnel. En el primer manuscrito de El cuarto jinete, a Castle Hill sólo se podía acceder a través del tunel en el que tiene lugar ese brutal accidente que se narra al principio del libro, aunque eliminé ese dato en el manuscrito final y permití otras entradas y salidas.
Además, en el primer segmento de la novela de Sucasas se esconde un maravilloso homenaje al cine que la generación de los ochenta hemos crecido viendo, a esa sensación de entrar en un cine, descubrir a Spielberg (en mi caso fue a James Cameron, pero me sentí muy identificado con el párrafo descrito por Sucasas) y que tu corazón se tiña de azul estrellado y barras rojas y blancas.
Después llega el segundo segmento de la novela, el más extenso, que es el que da título al libro. La historia de Hamelín es una vuelta de tuerca al mito del flautista. Podría ser un capítulo cualquiera de Supernatural, Fringe o Expediente X, pero podría ser, sobre todo, una novela de Stephen King. Y tiene de todo: momentos tiernos, momentos locos, momentos estremecedores y un toque macabro. Como no quiero desvelar nada más, os diré que me ha fascinado y me quedaré en eso.
El tercer segmento del libro es una especie de extra del DVD, un pequeño regalo y una historia tan truculenta como escalofriante.
Ojo, no os confundáis, no se trata de un libro de relatos, o por lo menos no al uso. Es la historia de Threshold narrada por un aspirante a escritor. Segmentos de la obra de un aspirante de la mano de un autor que, de seguir con esta trayectoria, dará mucho que hablar.
Lectura recomendada. Apenas 159 páginas que os durarán un suspiro.

¿La vida personal de un actor afecta a nuestra percepción sobre su trabajo?

Es una pregunta que me hago de forma constante. Es algo común el hecho de que cuando un actor o actriz americano se ve envuelto en algún tipo de escándalo, de repente su lista de proyectos se resiente. El caso más reciente, Arnold Schwarzenegger y su divorcio que ha hecho que tres de los proyectos en los que se nombraba al actor tiemblen y al menos otros dos se vayan al garete.

¿Tanto nos influencia? Es cierto que todos, sin excepción, alguna vez hemos dicho eso de «paso de ver esta peli que fulanito no me cae bien». Que coño, de los que por aquí nos pasamos a menudo todos nos echábamos las manos a la cabeza cuando supimos que Bardem era el elegido para interpretar a Roland Deschains, hasta el punto de que, porque nos puede más el fikismo por La Torre, que si no, ni veríamos la serie.

Pero claro, es un caso flagrante de percepción pura y dura. Quiero decir… Bardem no es ni mejor ni peor actor porque nos parezca un gilipollas o nos caiga de puta madre. Ni siquiera le conocemos, pero lo que sabemos de él a través de los medios, o simplemente lo que su cara nos transmite, hace que nos produzca rechazo o aceptación.

A mi, por ejemplo, siempre me ha caído en gracia Kiefer Sutherland, desde pequeño que le vi en Cuenta conmigo o en Jóvenes ocultos (peliculón, por cierto). Es más, empecé a ver 24 sólo y exlusivamente porque aparecía él, y eso que llevaba unos años haciendo truñacos de los grandes. Y gracias a eso descubrí una gran serie, pero eso es otra historia.

Por la misma razón, nunca he visto ni ganas que tengo por mucho que digan que es genial, Dos hombres y medio. No soporto a Chalie Sheen.

Me cae genial Steve Buscemi y me hizo darle una oportunidad a Boardwalk Empire.

Me cae mal Penélope Cruz y me da tanta rabia que salga en Piratas del Caribe que, a pesar de lo bien que me cae Johny Deep, no fui a verla al cine. Influyeron otros factores también, pero no vienen al caso.

¿Hasta qué punto nos influye? Se ve que los americanos piensan que mucho. Porque son un montón los actores que se han visto envueltos en algún lío y no han sabido remontar sus carreras. Aunque también los hay que sí, y si no que se lo digan a Robert Downey Jr.

Y eso que hasta ahora hemos hablado de la simple apreciación del «me cae bien o mal». Pero recuerdo cierto actor secundario de los ochenta envuelto en un caso de pederastia que aún hoy sigue haciendo películas. Claro que es secundario. ¿Pasaría algo si de repente descubrieran que un frontman tipo Cristian Bale hace lo mismo?

Desde luego, Mel Gibson hacía cosas antes, pero desde que le acusan de zurrar a su mujer está más que desaparecido.

Claro que, en el lado opuesto, Roman Polanski, a pesar de sus líos con la justicia y esa supuesta agresión sexual a una menor, sigue haciendo sus películas y sigue siendo considerado uno de los mejores directores del mundo… claro que, por otro lado, tampoco es que llene salas en plan blockbuster.

¿Qué opinais vosotros? ¿Qué actores os caen mal y os jode ver en una película? ¿O cuales os caen tan bien que os mueven a ver algo sólo por su presencia?

Lo voy a decir sólo una vez

Prefiero no hacer mucho caso a los rumores que empezarán a salir desde ya sobre ese mega-proyecto de adaptación que tendrá La Torre Oscura, aunque mentiría si dijera que no estoy emocionado, porque La Torre Oscura es de lo mejor que me he leído en la vida, y sin duda, la saga que más me ha enganchado jamás.
Eso sí… Javier Bardem como protagonista y no veo la adaptación. Lo juro. ¿Bardem el mítico Roland Deschains? Venga ya, hombre. ¿Dónde hay que anotarse para suicidarse?
Menos mal que de momento esto es el típico baile de nombres, pero espero que ni se lo planteen, sinceramente.

La Torre Oscura al cine y televisión

La noticia del día, sin duda. Hoy, han confirmado que La Torre Oscura se llevará al cine, en una trilogía, y también se hará una serie de televisión.
La Torre Oscura es la historia de Roland Deschains, el último pistolero de un mundo que se ha movido. Una saga iniciada por Stephen King en los años setenta y terminada a principios del nuevo siglo. Para mi, una de las lecturas imprescindibles y que más me ha llegado en mi vida.
Y sí, estoy contento, aunque también soy cauto y temeroso. Si Frank Darabont estuviera tras este proyecto, estaría frotándome las manos sabiendo que el resultado sería fiel al original. Con Ron Howard tras las cámaras, que quereis que os diga, pero tengo miedo.
Pero desde luego, es la noticia que me ha alegrado el día.