Sin límites

El cada día más de moda Bradley Cooper protagoniza esta película sobre una nueva droga de diseño capaz de permitir el acceso al 100% del cerebro y convertir al yonkie de turno en el tipo más inteligente del universo.

La trama se centra en un escritor que se enfrenta a un bloqueo del que no es capaz de salir por sí mismo, un hombre que es un desastre en todos los sentidos que puedas imaginar, hasta que cierta pastillita transparente hace aparición. Entonces, las cosas cambian, y somos testigos del meteórico ascenso todopoderoso del señor Cooper. Y sí, la peli está bien hecha, tiene partes muy interesantes, pero a medida que va avanzando y avanzando, de repente uno tiene la sensación de que en realidad… no hay nada que se interponga en el camino de Cooper.

Quiero decir… en todos los guiones del mundo hay obstáculos que el protagonista debe ir superando en su camino hacia el climax final, de menor o mayor intensidad. En Limitless no hay nada. Vale, sí, en un momento dado te meten a un tipo misterioso siguiendo a Bradley Cooper por las calles, en otro momento dado te meten un efecto visual extraño para demostrar que las pastillitas pueden ser perjudiciales para la salud, e incluso también llegan a decir que dejar las pastillas supone la muerte. Que sí, pero en ningún momento de la película, en ninguno en absoluto, uno tiene la sensación de que realmente esos peligros planean sobre el protagonista y éste debe superarlos. El de que se le acaben las pastillitas un poco más, pero tampoco demasiado, la verdad.

Así que al final, me encontré con una película que era como ver Supermán sin kriptonita de por medio. La historia de Todopoderoso contada con más o menos gracia pero sin más.

Y Robert De Niro… bueno, pues se pasea por sus tres secuencias poniendo su mejor cara de Robert De Niro y ya está. En realidad, es una película a absoluta gloria de Bradley Cooper.

Ronin

Justamente hace unos días hablaba de Robert De Niro y su caída estrepìtosa en el universo de los actores mediocres, y mencionaba Ronin como su última buena película.
Bueno, pues me entraron ganas de verla.
Y sí, Ronin sigue siendo un peliculón. Ok, es cierto que los cromas apestan un poquito (hay uno que hasta se ve el borde silueteado de Robert De Niro) pero sigue siendo un peliculón.
Empezando por un mcguffin de libro, la maleta. Si en las escuelas de cine quieren hacer entender a sus alumnos lo que es un mcguffin, aquí tienen uno perfectamente dibujado.
Siguiendo con unos personajes perfectamente dibujados. De Niro está fantástico en la piel de ese «mercenario» capaz de tender emboscadas con tazas de café y con unos diálogos ingeniosos y su pose de tipo duro. Jean Reno está fantástico, pero vamos, como siempre. Este hombre está fantástico hasta en Godzilla.
Natasha McElhone lleva el status de tipa dura a un nivel que pocas veces he visto en una pantalla. Gemma Teller aparte, obvio. Y los demás son igualmente impresionantes, mención honorífica para Sean Bean que interpreta al mismo personaje que interpreta en la mayoría de sus películas.
Frankenheimer dirige la película con un pulso cinematográfico envidiable. Se nota que era uno de los grandes de la vieja escuela. Es una película como las de antes, con planos cuidados, movimientos limpios, sin tembleque alguno ni cámara en mano.
Y una trama cojonuda.
Y eso sin hablar de los coches. De las mejores persecuciones de coches de la historia, por callejuelas incluidas. Esta peli hizo que me enamorara del Audi S8. Cochazo. Los sonidos del motor te llenan la cabeza durnate todas las persecuciones haciendo que parezca que estás ahí metido.
Cine con mayúsculas.

Más dura será la caida, volumen uno: Robert De Niro

Cuando yo era niño crecí con la creencia de que Robert De Niro era, junto a otros como Pacino, Hoffman, Newman o Brando, una especie de Dios del celuloide, un intocable, uno de los Mejores Actores del Mundo.
Aún hoy, cuando veo su nombre, en mi cerebro se enciende una luz que dice «Uno de los mejores actores del mundo» y como que te predispone a pensar que estás a punto de ver una de esas actuaciones que quitan la respiración.
Pero la realidad es otra. ¿Fue uno de los grandes actores de la historia? Sí. Pero también es el claro ejemplo de «tendrías que haberte ido dejando el recuerdo en lugar de seguir y cagarla», porque desde 1998 (año de esa joya llamada Ronin), hace ya doce años, que se dice rápido, este señor no hace más que basura tras basura.
En serio, este tipo, considerado uno de los mejores actores de la historia, lleva doce años haciendo patatas. Y no es que haya hecho dos y hayan sido malas, con lo cual tendría un pase, sino que ha hecho, ni más ni menos, VEINTIDÓS películas.
Recordemos algunas de ellas para comprobar la sucesión de truños que nos está endosando esta vieja gloria:
Una terapia peligrosa, Los padres de él, Una terapia peligrosa 2, Showtime, Ahora los padres son ellos: De Niro se ha especializado en hacer comedia estos últimos años. Claro que en esta frase la palabra «especializado» está utilizada con ironía.
Hombres de honor, El enviado, El escondite, Asesinato justo, Machete: Intenta compaginar su carrera como «genio» cómico con su faceta de películas serias con tramas mal escritas, mal dirigidas, mal interpretadas y soporíferas.
No sé qué le ha ocurrido a De Niro, pero desde luego, atrás ha quedado el hombre que nos alucinó con Taxi Driver, Toro salvaje, Uno de los nuestros, Casino, Los intocables…
Una demostración de que, cuanto más alto estás, si empiezas a caer, más dura será la caída.