Red State

Me gusta llegar a las pelis sabiendo lo menos posible de ellas. Por lo general, me basta con saber de qué van, quién las dirige, el género o quien las protagoniza, para poner una peli en mi lista para ver. Normalmente, por desgracia, uno acaba saturado de información antes de lograr ver la peli en cuestión.
A veces no se da el caso. Con Red State, no había visto ni el trailer. No tenía ni la menor idea de qué iba la película. Sólo sabía que era la primera incursión de Kevin Smith en el cine de terror. Y con eso me bastaba para tener curiosidad.
Hoy ha caído en mis manos y la he visto.
Y sí, empieza como si fuera una película de terror, con sus tres protagonistas adolescentes dirigiéndose hacia una trampa tan evidente que uno se plantea que la cosa va a ser bastante mala. Pero entonces hace aparición Michael Parks, como reverendo chiflado de una congregación de tipos chiflados que odian a los gays y creen que todos deberían arder en el infierno. Y ese discurso ante la congregación, de casi diez minutos con el tipo hablando, es realmente estremecedor.
Y de repente, la cosa gira. Y uno tarda en reaccionar, pero acabas dándote cuenta de que la «primera incursión de Kevin Smith en el cine de terror» es apenas una fachada, porque la cosa de terror, tiene poco. Y se torna en cine de acción. Y político. Y de supervivencia. Y de giros imprevisibles. Que probablemente sean lo que más me ha gustado del film, ese no poder esperarte lo que va a suceder a continuación o quién, de repente, se va a poner al frente de la película.
Con un estilo sobrio, casi sin banda sonora, una fotografía cruda y unos actores como la copa de un pino (Michael Parks y John Goodman a la cabeza), Kevin Smith se ha marcado una película tan atípica como asombrosa. Una que seguro levantará tantas ampollas como creará fans. Me decanto por el lado fan, porque me ha encantado.
Estupendo reparto, por cierto. Además de los citados Michael Parks y John Goodman podemos encontrar a Michael Angarano (24), Anna Gunn (Breaking Bad), Stephen Root (24, Justified, The defenders, True Blood), Kevin Alejandro (True Blood), Ronnie Connel (Veronica Mars), Matt L. Jones (Breaking Bad) y Kevin Pollack…

True Blood: Season 4

Soy un fan de las historias vampíricas de la HBO, no lo niego. Llegué tarde a ellas (cuando iban a estrenar la tercera temporada yo empecé a ver la primera) pero me enganché con fuerza desde el principio y me puse al día sin problemas.

Aún no sé si me encanta Sookie Stackhouse o la detesto, depende del momento, pero lo que sí sé sin lugar a dudas es que me decanto más por la vileza de Erik que por la cara de pan de Bill.
En fin, que el sábado terminé con la cuarta temporada y estas son mis impresiones.
Después de un comienzo tan brutal como perturbador, me ha dejado un poco extrañado que no hayan vuelto a tocar (casi) el tema de las hadas. Me quedé con ganas de saber más después de ese inicio y los cabrones se guardaron ese as en la manga.
El devenir de Sookie Stackhouse y sus lios de faldas en esta temporada me han parecido más secundarios que protagonistas, la verdad, y vale que está presente en todos los momentos importantes, que para eso es la prota, pero nunca ha cobrado un papel de fundamental en la trama, con lo que tampoco ha resultado muy molesta. Evidentemente, amé el hecho de que por fin se acercara a ella y comenzaran una historia que, aparte de bonita, me parecía de lo más interesante. Aunque eso sí, los momentos «sueño» que hubo allá por la mitad de temporada me parecieron atroces.
Larga vida a Erik Northman.
Prosigo. Al parecer en los foros, el personaje de Tara no gusta demasiado y cae mal. A mi, qué queréis que os diga, en la primera temporada me daba bastante igual, en la segunda su trama era un coñazo, pero en la tercera me pareció de lo mejorcito, además de descubrirme a una actriz que no sabía que existía, porque creo que aquellas momentos en que estaba secuestrada, temblando de miedo pero intentando simular que estaba feliz para evitar los enfados de su captor demostraban a las claras que se trata de una pedazo de actriz. En esta cuarta temporada su papel ha sido aún más secundario que el de Sookie. Se ha dedicado a pasearse por la temporada de un lado a otro, apareciendo en algunos momentos interesantes, pero sin cobrar verdadera importancia nunca.
Saltaré entonces a Jason stackhouse. Su tercera temporada fue digna de fusilarle con mierda. La parte en que quería meterse a policía fue uno de los mejores gags cómicos, pero todo aquello de los hombres-pantera fue un coñazo de dimensiones máximas. Esta cuarta temporada empieza ahí, y lo cierto es que estuve deseando que se cargaran al personaje hasta que escapó de la barriada y se alejó de la mierda de trama de las panteras. Todo el rollo Jason – Jessica – Hoyt me ha parecido cojonudo (aunque no negaré que me jode un poco por Hoyt, molaba esa relación…), pero cuando más disfruto a Jason es cuando debe acercarse al mundo vampiro, y enfrentarse a sus miedos pero ayudar a la vez a su queridísima hermana.

Al que nunca he soportado y sigue aburriéndome es a Sam. Sus historias me parecen metidas con calzador y sin demasiado interés. Lo mejor que han podido hacer esta temporada es deshacerse de su hermano y juntar a Sam con Alcide. Por cierto, el tipo que hace de Sam me pareció de aplauso cuando está interpretando a su hermano convertido en Sam. Impresionante.
Alcide… bueno, pues como secundario está bien. Sin más.
Luego está Lafayette, que siempre ha sido uno de esos personajes a los que le sienta genial su estatus de secundario importante, con sus apariciones llenas de glamour hortera y su forma de ser que le convertía en uno de los mejores personajes de la serie. La llegada de Jesús fue una gran historia de amor en la tercera temporada. Kevin Alejandro, el actor que interpreta a Jesús, es un gran actor, y ambos subieron un escalafón y se convirtieron en principales en esta cuarta temporada. Y eso supuso la caída en picado de Lafayette. Tanta relevancia no le sentó bien al personaje, que perdió parte de su frescura y su gracia y además acabó cediendo importancia ante un Jesús que acababa robándose la trama para él. Eso sí, Kevin Alejandro seguía estando magnífico.
Aunque una cosa hay que resaltar, y es que la verdadera protagonista de la temporada no ha sido Sookie, ni Tara, ni Jessica ni ninguno de los hombres, sino esa tímida y patética bruja llamada Marnie e interpretada de forma magistral por Fiona Shaw, esa mujer de aspecto débil y patético que conoce a una bruja muerta años atrás, llamada Antonia Gavilán (de Logroño, como constantemente aclaran en la serie) y gracias a la que se hace poseedora de un poder tan enorme que hace aflorar sus ansiedades y deseos largamente reprimidos, convirtiéndola en una gran villana. No sólo nos las ha hecho pasar putas, a nosotros y a todos los vampiros de Bon Temps, sino que además con sus caras, sus muecas y sus cambios de expresión cuando Antonia Gavilán de Logroño se hacía con los mandos… que pedazo de actriz, por dios…
Mención especial para los flashbacks del Logroño medieval. Creo que fui incapaz de entender una sóla frase, y eso que hablaban en español. O eso intentaban, porque vamos, esos pobres actores tenían de español lo que yo de noruego.
Gran temporada, con un final bastante más flojo que años anteriores, aunque demoledor en cuanto a lo que personajes se refiere. Y no quiero dar spoilers así que no diré nada, pero aún sigo impresionado.
Lo que más me gustó de la season final es ese hoyo en el parking. Esa promesa de que Russell Edginton está de vuelta. Esperaré la quinta temporada con ganas, sí señor.

Teen Wolf (y van dos…)

No todos los días hay True Blood o Breaking Bad, y estoy intentando estirar al máximo la cuarta temporada de Batlestar Galactica, así que, entre medias, sin prisa, aprovechando días muertos sin nada que ver (y sobre todo los viajes en AVE a Valencia los fines de semana) al final he terminado tragándome enterita la serie de Teen Wolf que revisitaba aquel clásico ochentero protagonizado por Michael J. Fox.

En este enlace, la crítica que hice cuando apenas llevaba tres capítulos…

La cosa no difiera mucho de aquella primera crítica. Es una serie para adolescentes sobre un chaval que se enamora de una chavala. Lo de que le muerda un hombre lobo no deja de ser una tontuna cualquiera, como podría haber sido un vampiro, una tortuga ninja o un extraterrestre.

La serie tarda muchísimo en arrancar de verdad. No aprietan el acelerador con la trama hasta bien entrada la temporada, lo cual en estos tiempos donde The Vampire Diaries nos ha demostrado que en las series de adolescentes las cosas pueden ir a toda velocidad (recordemos que se cargaban a una de las protagonistas en el capítulos cuatro o cinco), pues como que te deja un poco indiferente. Además, el protagonista no es excesivamente carismático. Por no decir que a veces te dan ganas de pegarle una colleja para que espabile. Si algo bueno tiene The Vampire Diaries es que no importa si te hablan de una plaga vampírica que asolará el mundo o de si este vestido y esos zapatos no conjuntan para la fiesta a la que van a ir esa noche, porque todo es un gran problema al que esa adolescente protagonista que es Helena debe enfrentarse. Y al final, todo se centra en ella, como debe ser, porque los adolescentes deben pensar que ellos son los que mayores problemas tienen en el universo (y por supuestísimo los adultos no les entienden) pero al final, son ellos los únicos que pueden resolverlos.

Teen Wolf falla en eso también. Scott es un tipo bastante soso, y sus problemas no dejan de ser, continuamente, si ahora me quiere o no me quiere. Unido a esa falta de carisma que comentaba antes y a esa velocidad lenta en la trama, al final no pasa de ser una serie que se deja ver pero que sin más.

Ah, y con unos efectos especiales de lo más chusqueros. Terroríficos. Mucho más que un hombre lobo.

No todo es basura. El capítulo donde los protagonistas se quedan encerrados en el instituto y son asediados por el Alfa es de lo mejor de la temporada, sólo sobrepasado por los dos capítulos finales. Aprietan el acelerador como debe ser al final de temporada, y la cosa se pone interesante. Evidentemente, plantan sus semillas para la segunda temporada. ¿La habrá? Ni idea, no me he informado sobre ello.

Lo mejor, para mi, el amigo de Scott. Su histrionismo me hacía recordar en ocasiones al gran Logan de Verónica Mars (valgan las distancias, por dios santísimo). Desde luego, el mejor actor de toda la serie. Además de contrapunto cómico.

True Blood, season 3 (no spoilers)

El lunes vi la season finale de True Blood. No la comenté entonces porque quería madurarla.
Llegué a True Blood de casualidad hace medio año. Un buen amigo, Eugenio, me había dicho que era fantástica. No debaja de oír buenas cosas sobre ella, pero no sé, a mi la sinopsis me había parecido un coñazo.
Pero casualidades del destino, un día vi la cabecera en youtube. Le di al play con desidia, no lo negaré. La cabecera dura poco, no sé, unos cuarenta segundos. Pero es brutal. Las imágenes, la música, el ritmo… todo en esa cabecera es perfecta. Y yo que creía que no se podían hacer mejores cabeceras después de Dexter.
Así que me dije, «veré el primero». Y lo hice. Empecé con la creencia de que no me gustaría. Anna Paquin nunca ha sido de mi agrado. Hasta aquí. Ahora no es que me agrade, pero ya no me molesta. Y sí, me enganché a True Blood enseguida. Tan enseguida que me ventilé las dos primeras temporadas en apenas semana y media.
Y esperaba con ansia esta tercera temporada.
Terminó el domingo. Y ya todos sabíamos que sería un final abierto, porque firmaron la cuarta temporada antes casi de empezar esta. El final de la primera y la segunda temporada habían sido buenos clifhunger. De esos que te hacen echarte las manos a la cabeza y gritar «¿Qué? ¿Vais a dejarme así hasta el próximo verano, panda de malnacidos?»
El de la tercera temporada no. La verdad, a pesar de que la temporada en sí a mi me ha gustado mucho (tal vez no tanto como las otras, pero sí mucho) el final me ha parecido muuuy flojo. Y sin clifhungers. O sea, ellos lo han intentado, pero yo no me he quedado preocupado por el destino de ningún personaje.

¿Lo mejor de la tercera temporada?

Varias cosas. Por un lado, el Rey de Missisipi. Brutal personaje, magnífico actor, el histrionismo justo, el exceso calculado. Un aplauso. Por otro lado, la trama de Tara en los primeros seis o siete capítulos, cuando mantiene su relación con Franklin. Las expresiones de Tara son geniales. Y también me quedo con Jason Stackhouse, que si bien su segunda parte de la temporada ha sido más flojita, toda la primera parte es genial. Ese personaje es tan, tan, tan idiota… yo me parto con él. Su última frase en el último capítulo, cuando parece que va a decir algo sumamente importante y dice… eso… lo que pude reírme.
Y es que sí, True Blood es una serie que se toma en serio a sí misma al mismo tiempo que sobrepasa todos los límites de lo razonable y lógico, cruzando la barrera del humor de una forma tan curiosa que es digna de estudio. Ese momento entre Bill y Lorena en Missisipi es tan… surrealista… Una serie capaz de mezclarte humor, sexo, sangre, de cruzar líneas que dificilmente se cruzan en otras producciones… la verdad, es admirable.

¿Lo peor de la temporada?
El sabor a poco de la season finale, el sabor a poco de ciertas tramas secundarias (Jessica y Hoyt, por ejemplo), toda la trama de Sam que empieza a ser un personaje aburrido. Ya en la segunda temporada, cuando le alejaron del triángulo amoroso no era muy interesante su trama, pero es que en esta temporada cada vez que salía me daban ganas de darle al flashforward. Creo que rescataría apenas un par de secuencias de su trama en toda esta temporada.
Y bueno, como cosa negativa puedo añadir que QUIERO más papel aún para Erik. Y para Pam. Y para Jessica.
Y aquí lo dejo por hoy.