Series, series, series

Mucho se habla por los mundos internetiles sobre las posibilidades o no que tiene Juego de tronos de ganar el Emmy a Mejor Drama. En mi opinión, y mira que me gusta la serie de HBO (aunque soy más fan de los libros), creo que la que debería alzarse con el galardón es Breaking Bad. Aún no ha comenzado su última remesa de episodios pero todos sabemos ya que es el final, que una vez terminen se acabó lo que se daba, y va siendo hora de premiar como se merece a la que probablemente sea la mejor serie de los últimos tiempos, a nivel técnico, de trama y de actores; y no lo olvidemos, una serie que ha ido in crescendo y se encuentra en su mejor momento. Una serie que no debe irse sin ese premio y que está en su última oportunidad.

Además, no nos olvidemos que está protagonizada por el que probablemente sea el mejor actor del momento, Bryan Cranston, al que puede que sigan de cerca otros como Walton Googins (y si alguien lo duda que vaya a ver Justified y se maraville con sus poses de cowboy y su manera de hablar, o que vea su aparición estelar como travestido con tetas y todo en Sons of Anarchy), o Peter Dinklage (que seamos sinceros, en esta tercera temporada de Juego de tronos no ha brillado como en las anteriores pues sus tramas eran más sosas, cosa que los lectores del libro ya sabíamos, y aún así nos ha regalado momentazos como el juego de las sillas…

Dexter también termina este verano, es cierto. Pero Dexter no está en su mejor momento (de hecho, lejos queda Trinity) y ha tenido altos y bajos que no la hacen, en mi opinión, tan merecedora del galardón como a la serie de la meta azul. Sobre Mad Men no opino, pues no la sigo ni me llama la atención. ¿Homeland? Bueno, disfruté como un enano de las idas y venidas de la trama en la primera temporada, y aunque me pareció excesivo que ganara el Emmy, no me pareció incorrecto. Volverlo a ganar, creo, sería una locura. La segunda temporada no ha estado tan bien como la primera, aún tiene cuerda, sí, pero si lo comparo con Breaking bad es como mirar a un elefante y al lado a un perro. Ambos molan y están bien, pero joder, el elefante aplasta al perro si quiere.

¿Qué más series he visto este año, aunque no tengan que ver con la carrera hacia los Emmy? Pues mira por donde, he seguido con Revenge, aunque esta segunda temporada he tenido ganas de bajarme del barco en al menos dos o tres ocasiones. El final ha sido un buen espectáculo de pirotecnia y deja el carril listo para la tercera temporada, pero mucho tiene que mejorar para que no termine de hundirse. Me he reido con los puteríos de Nashville y su trama culebronada. He acompañado al superhéroe por el que babean las quinceañeras (y algunas que no lo son, como mi mujer) en Arrow. Sons of Anarchy y Justified siguen en plena forma y espero que les dure el carrete. Por el contrario, otra que dicen que puede dar la sorpresa en los Emmy, The Americans, me resultó soporífera y no pasé del cuarto capítulo. Me ha gustado Broadchurch, a pesar de ser también bastante lenta. Me lo estoy pasando como un enano con esa frikada que es Utopia. Y por cierto, sigo pensando que Misfits mola aunque sí, echo mucho de menos a Nathan. Ayer mismo arranqué con Orphan black, y su piloto me pareció de lo más sugerente, espero que siga por ese camino. Ah, y para mí uno de los mejores estrenos del año ha sido Banshee, la serie por la que Alan Ball dejó True Blood (cuya sexta temporada ha arrancado muy bien, por cierto).

Eso es todo. Seguro que me dejo algo en el tintero… ah, sí, claro… siendo yo no podía faltar: Survivor sigue siendo el mejor programa de televisión de la historia y este año además nos ha dejado dos grandes temporadas que vuelven a reflotar el formato (llevaba un par de temporadas más flojitas). Tanto Filipinas, con sus tres tribus iniciales y el viaje del héroe que vivimos en ella, como Caramoan y ese «Fans contra favoritos 2.0» han sido dos temporadas enormes. Y el anuncio de la siguiente (temporada 27, ahí es nada) invita a soñar con cosas grandes.

Lo mejor de este año, sin embargo, el anuncio del regreso de Jack Bauer y Verónica Mars.

Continuará.

Sons of Anarchy: Cuarta temporada

La serie de moteros ha terminado su cuarta temporada y se despide hasta el próximo septiembre con grandes datos de audiencia y estando en su mejor momento. Para mi, esta temporada ha sido muy grande, aunque si me preguntaran, creo que me quedo con la segunda temporada.
En fin, Kurt Sutter se ha dedicado a destruír el clan Teller-Morrow desde dentro, a poner a los Sons en la balanza e inclinarles hacia el desastre, y a jugar con el matriarcado, que aunque hasta ahora haya sido muy importante, en realidad en esta temporada ha pasado bastante de largo. Pero sobre todo, esta cuarta temporada ha querido resolver varios de los conflictos más importantes que había ido plantando la serie desde sus inicios.
Hace un mes y pico saltó la noticia. Kurt Sutter había pedido a la cadena que le dejaran grabar y emitir al menos un capítulo más, para darle el cierre que la temporada se merecía. En realidad, básicamente, los capítulos trece y catorce son uno mismo pero divididos en dos. Ese capítulo catorce, que a muchos les ha parecido un cierre horroroso, a mí me ha parecido una suerte de epílogo maravillosamente construído. Es cierto que cierra lo que parecía ser la trama principal de la temporada (la ley RICO y el cártel Galindo) en los primeros cinco minutos, de una forma tan sorpresiva que si parpadeas por la sorpresa te lo pierdes. Pero es que en realidad, SOA nunca ha ido sobre nazis que quieren hacerse con el control, ni sobre irlandeses, ni sobre mexicanos, y el que aún lo entiende así, entonces no se está enterando de nada. SOA va sobre Jax Teller. Es la historia de su ascenso, de cómo el príncipe se convierte en rey. Y ese capítulo extra, el catorce de la cuarta temporada, se ha olvidado de los mcguffins y las falsas tramas para centrarse en cómo Jax Teller destrona al rey y se convierte en regente del club. Y esa última secuencia, con esa brutal versión de «House of the rising sun» y Jax dirigiéndose al trono y estableciendo cuáles serán los roles de sus caballeros, esa es la esencia de Sons of Anarchy. De aplauso, señores.
Larga vida a SAMCRO.

Temporadas

Tal como ha hecho McGuffin, citaré diez temporadas de series que me han hecho flipar de una u otra manera. Diez hitos televisivos que llevo conmigo por haberme marcado de una u otra manera.

1) La 5ª Temporada de 24. Donde Jack Bauer fue volviéndose cada vez más oscuro, donde tuvimos que despedir a varios de los personajes que habían estado con nosotros desde el principio y donde la trama alcanzó cotas inigualables… para rematarse con ESE final.

2) La 1ª Temporada de Prison Break. Porque supo contar de forma magnífica esa fuga imposible, con unos personajes geniales y de la cual sólo borraría el capítulo flashback, abominable. Y sí, soy un férreo defensor de la segunda temporada, que me encantó, pero la primera es la primera.

3) La 3ª temporada de Breaking Bad. Walter White y Jesse Pinkman contra las grandes corporaciones de la droga. Magnífica. Aunque sólo fuera por el videoclip de Heissenberg ya vale la pena. Y por el capítulo de Hank en el coche…

4) La 2ª de Justified. Timothy Oliphant es un grande, sin duda. Y aquí tuvo a Margo Martindale como némesis en una temporada que tuvo su mejor acierto en una mayor serialización.

5) La 3ª de Sons of Anarchy. Brutal desde el principio hasta ese game-changer que fue el final de temporada. Y sí, la parte irlandesa no estaba hilada a la perfección, pero la temporada en sí fue genial.

6) La 2ª de Community. Tantas idas de olla y tanto frikismo en veintitantos capítulos maravillosos. Y guerra de paintball.

7) La 3ª de Fringe. Porque dos Olivias siempre son mejor que una.

8) La 2ª de Perdidos. A mí es que toda la trama del botón me cautivó. Al igual que aquel juego de «soy bueno»-«soy malo» que se trajeron con Ben Linus. Y me ha costado decidirme, porque la quinta tuvo «The Constant», que probablemente sea de lo mejorcito que he visto en series, pero me voy a quedar con la segunda. Cuando Los Otros le dijeron a Jack aquello de «Aquí hay una línea y si la cruzáis iremos a la guerra» a mi se me pusieron los pelos como escarpias. Y además, salía Michelle Rodriguez.

9) La 2ª de Cómo conocí a vuestra madre. Ir al centro comercial nunca fue tan divertido.

10) La 1ª temporada de Verónica Mars. Una de las mejores y más infravaloradas series de esta década. Su mezcla de humor friki, trama teen y misterio fue de lo más estimulante. Y Kristen Bell estaba magnífica como Verónica Mars, la verdad. Aún me duele que la cancelaran.

Y sí, no he puesto Friends, pero porque me costaría decir una temporada. En mi cabeza están todas mezcladas y son todas geniales. Lo mismo me pasa con Los Simpsons, que las mezclo todas, aunque aquí es por culpa de Antena 3.

Esperados regresos

Septiembre, comienza la temporada regular, lo que supone muchos estrenos y el regreso de series que se han hecho un hueco en mi alma. El tiempo, por desgracia, a veces no es suficiente, y de todos los estrenos que me apetecía ver y ya han comenzado, y son unos cuantos, aún no he podido ver ninguno. Así que me mantengo al margen y trato de no enterarme demasiado de las cosas que ocurren en esos estrenos. Ya llegaré. No tengo prisa.
Otro tema son los regresos. Con ellos, y según haya sido el season finale anterior, no tengo piedad y me pongo a ello en cuanto es posible. No voy a hablar de Breaking Bad, porque ya casi está terminando y prefiero comentarla cuando termine, que menuda joya de serie. Tampoco hablaré de dos series que me encantan pero aún no he tenido tiempo de empezar, Raising hope y Community. Ni tampoco hablaré de ese placer culpable que supone para mi The vampire diaries, porque tampoco he tenido tiempo.
Hablaré de Fringe, por ejemplo. Después de ese season finale de la tercera temporada, que más que un clifhunger fue un game changer en toda regla, la serie que sobrevivió a duras penas la batalla de la audiencia, ha regresado más que potente, demostrando una vez más por qué es una de las mejores series en pantalla actualmente. Desde luego, la que más me cuesta comprender que no tenga el apoyo suficiente del público. Fringe es una maravilla, y en este primer capítulo ha mostrado todo su potencial.
Hablaré de Supernatural. La sexta temporada, ya lo dije, fue todo un bajón respecto a esa maravilla que fue la quinta temporada, a pesar de tener algunos capítulos excepcionales, en especial «El hombre que pudo reinar». El primer capítulo de la séptima temporada ha comenzado fuerte, justo allí donde terminó la sexta (otro game changer excepcional) y mostrándonos el lado más oscuro del poder, un momento maravilloso con La Muerte, y un planteamiento sobre lo que tendrá esta temporada que hace presagiar cosas buenas. Esperemos que los Winchester regresen con todo. Sería fantástico.
Hablaré de Glee. Cuando terminó la segunda temporada me debatía entre abandonarla por completo o seguir viendola. Todo el frescor que había supuesto la serie en su estreno lo fue perdiendo en la segunda temporada. Todo había dejado de ser interesante. Pero la cosa había terminado, así que me dije, «o la tercera mejora o adiós muy buenas». El primer capítulo ha sido un «bah» en toda regla. ¿Remontarán? No lo sé, pero conmigo tienen cada vez menos oportunidades.
Hablaré de esa joya que es Sons of Anarchy. Pero de esta sólo diré que, de momento, sigue siendo tan cojonuda como lo ha sido hasta ahora. Amo a SAMCRO. Me hace querer ser motero a pesar de odiar las motos. Jodidos tipos duros y malos. De momento las líneas de trama parecen presagiar una buena batalla final. Y viendo el final de la tercera, es de esperar que no decepcionen. Kurt Sutter, a ti nos encomendamos.
Y por supuesto, hablaré de mi programa de televisión favorito. Survivor ha regresado. Temporada 23. Dieciséis extraños y dos viejos conocidos que regresan a darlo todo por un millón de dólares. Y de momento el casting parece mejor que en temporadas anteriores. Y Survivor no es un programa que suela decepcionar. Al menos, no a mi. El primer capítulo de la temporada ya me tuvo en vilo todo el tiempo…
Hala, seguiremos en sintonía.

Haciendo review del inicio de temporada 10-11

Con la temporada llegando al parón navideño, voy a hacer un repaso por las series que he visto en estos tres meses:

1) Survivor. La temporada 21 del reality por excelencia sigue demostrando por qué sigue siendo EL JUEGO con mayúsculas. Y sí, esta temporada ha tenido momentos agridulces y no superará al Héroes contra Villanos que fue la temporada 20, pero eso ya lo suponíamos. Sigue resultando interesante y adictivo… y ojalá los rumores que hay para la temporada 22 sean ciertos…

2) The amazing race. Temporada 17 y la gymkana por excelencia sigue teniendo pulso. La temporada 15 fue un coñazo, la 16 fue impresionante y ésta va a medio camino. La final, eso sí, se plantea impresionante…

3) Sons of anarchy. Sin duda, el descubrimiento de la temporada. Me ventilé las tres temporadas en unas semanas y ha entrado sin duda en mi lista de series favoritas.

4) Breaking bad. Estoy viendo la tercera temporada y realmente me engancha esta mezcla de thriller con drama absoluto, aunque a veces peca en exceso de ese revolcar en la mierda a sus personajes. Walter White es uno de esos personajes que luchan constantemente contra decisiones morales, y eso lo hace más interesante.

5) Glee. Uno de esos placeres culpables que se disfrutan debido a su frescura y a su escaso nivel de exigencia. En realidad la trama es lo de menos en esta serie.

6) The event. Empezó con un primer capítulo espectacular y se planteaba como una ficción elaborada y llena de tensión. Mi impresión es que se ha desinflado de forma alarmante y mi duda es si conseguirá mantenerse en el nivel donde está, que es el del mero entretenimiento. Sinceramente, dudo que logre alcanzar los niveles de adicción que prometía.

7) Supernatural. El final de la temporada cinco estaba hecho para finiquitar la serie con clase y con un nivel altísimo. Entonces tomaron la decisión de hacer una sexta temporada y los diez capítulos que llevan de momento no están llegando al nivel, la verdad. Es una de esas series que se amontonan a la espera de un momento libre.

8) Fringe. Recuerdo que cuando empezó me parecía normalita y poco más. A día de hoy, es una de las series que espero con más ganas cada semana. Y las está pasando tan putas a nivel de audiencia que tengo miedo por su futuro. Pero es una de las mejores series que hay en pantalla ahora mismo.

9) Chuck. Cuarta temporada y sigue haciéndome llorar de la risa. Valga como ejemplo los homenajes a la Jungla de cristal de la semana pasada.

10) Outsourced. Una sitcom entretenida.

11) The defenders. Sí, es cierto, no suelen gustarme los procedimentales, pero The Defenders se ha hecho un hueco gracias a la fuerza de sus guiones, al humor y a sus maravillosos y carismáticos protagonistas.

12) Chase. Un procedimental que no pasé del capítulo uno.

13) Undercovers. Llegué a ver seis episodios. Me aburría un poco, pero confiaba en que Abrams tendría un as guardado en la manga en la forma de una trama que nos arrastraría como lo hizo Alias, Lost o Fringe. O no era así o no le dieron tiempo de enseñarlo, en cuyo caso sería error suyo haber tardado tanto. La han cancelado, así que dudo mucho que llegue a ver los capítulos que faltan.

14) Broadwalk Empire. Scorsesse, Buscemi y un nivel de calidad visual altísimo no fueron suficientes para engancharme, en parte debido a su lentísimo ritmo, en parte porque la historia no me resultó interesante. Vi el piloto y ya.

15) Dexter. Creo que es una de las mejores series del panorama actual, aunque esta temporada haya sido regulera. Sigo quedándome con la segunda y la cuarta temporadas. Aún nos falta el último episodio, y seguro que es impresionante.

16) No ordinary family. Una serie que es entretenida pero que no me engancha lo suficiente. Tengo dos o tres capítulos a la espera de ser vistos, y supongo que si tengo tiempo en este parón navideño acabe haciéndolo, pero no sé, tengo mis dudas con esta serie.

17) The vampire diaries. Otro de esos placeres culpables. En realidad es una serie para adolescentes, pero es que a nivel de trama pasan tantas cosas en cada capítulo que es imposible no quedar enganchado. Ser secundario en esta serie es un riesgo para su vida…

18) The walking dead. Seis capítulos han sido demasiado poco, ¡malditos!

Sons of Anarchy

Como no quiero estropearle a nadie la serie, este será un post sin spoilers.
Llevaba mucho tiempo oyendo a hablar de Sons of Anarchy. Bastante gente me había recomendado que la viera, pero, por hache o por be, no acababa de atraerme. Un día, la misma persona que me recomendó aquella maravilla de serie carcelaria llamada OZ, me dijo que la viera. Y yo seguí sin convencerme. Hasta que hace un mes, alguien al que no conozco me dio el último empujón. El especialista Mike me dijo que le echara un vistazo a la serie, que merecía la pena. Y yo, que estaba ya en ese punto del casi-casi, cai de lleno en la curiosidad y me hice con la primera temporada.
Vaya por delante que en ese mes me tragué las dos primeras temporadas y lo que llevan de tercera temporada. Ya voy al ritmo de la emisión americana. Y después de eso, creo que es una de las mejores series que actualmente hay en pantalla y creo que se merece mucha más audiencia y reconocimiento que el que tiene.
La serie tiene un pero pequeñín que afecta a su nivel de enganche al principio. Y es que los cuatro primeros capítulos son muy episódicos. Dibujan el esbozo de una trama, pero no dejan de ser pequeños casos (llamémoslos así) que solucionan los protagonistas al finalizar el episodio. Y no están mal, pero no te dejan con la boca abierta y ganas de seguir viendo la serie.
Hasta que llega el episodio de la niña violada. Ese capítulo es cojonudo, y prácticamente te dan ganas de unirte a los Sons en su busqueda de venganza. Curiosamente, aunque completamente episódico, es después de este capítulo que Sons of Anarchy abandona ese estilo capitular y entra de lleno en el terreno de las series seriadas con una trama clara.
Empecemos por el principio. Sons of Anarchy cuenta la historia de un club de moteros, los SAMCRO (Son of Anarchy Motorcycle Club Redwood Original), cuya sede está en un pequeño pueblo llamado Charming. Desde allí, dirigen un negocio de venta de armas ilegales a la vez que mantienen el compromiso de tener alejada la violencia y las drogas de Charming. Son una especie de protectores del pueblo, aunque también son delincuentes. Tienen a parte de la policía comprada, pero no todos adoran a SAMCRO. Por la serie pululan también otras bandas moteras, como los Mayans, que son latinos dedicados al negocio de las drogas y con muchas rencillas con los Sons. Además, cierta agente del FBI les hará la vida imposible tratando de detenerles. Por ahí también se encuentra el IRA y demás gente del mundillo ilegal.
Curiosamente, y a pesar de su nombre, el club motero se rige según unas normas nada anarquicas. Hay una especie de consejo de nueve miembros, todas las decisiones deben estar aprobadas por mayoría dentro de ese consejo, existe un jefe (Clay, interpretado por el gran Ron Perlman), aprendices que son casi esclavos, y las mujeres del club… Digamos que las mujeres en esta serie no salen muy bien paradas. Suelen ser putas o acompañantes o meros floreros, a excepción de dos de ellas. Una, Tara, la chica con la que el protagonista (Jax) tiene sus mas y sus menos amorosos, y dos, la grandísima Gemma, la mujer de Clay, que ejerce de matriarca del club, ese tipo de personajes femeninos que ya quisieran pillar muchas actrices a esa edad. Las decisiones que toma Gemma por el club, su fuerza, su caracter… es probablemente uno de los mejores personajes de la serie.
No todo acaba ahí. El resto de personajes de los Sons están tan bien dibujados que, a pesar de ser secundarios, cada detalle que te proporcionan sobre ellos lo único que hace es que quieras saber más. Probablemente el mejor de todos ellos es Tigg, ese tipo que al principio parece un perturbado (y al final también), pero que daría su vida por Clay y Gemma. Tigg no duda en sacar la pistola (hay un momento, en la tercera temporada, cuando encañona a un policía simplemente porque no quiere dejar pasar a Gemma que es digno de reverencia).
Y hay más. Chibb, Piney, Medio-huevo, el poli mayor cuyo nombre ahora no recuerdo, Hale, la agente del FBI… todos los personajes están tan bien construidos que se convierten en una de las grandes bazas de la serie.
La primera temporada va subiendo en intensidad. Probablemente, el penúltimo capítulo te deje con la respiración cortada y la cara de imbécil que se nos quedó a todos. Aunque lo veas venir desde hace un rato, no deja de ser acojonante.
La segunda temporada empieza TAN fuerte… La entrada en escena de Zobelle y los suyos es TAN brutal. El primer episodio termina con una de esas secuencias en las que no sabes si apartar la vista o mantenerla en pantalla, una de esas secuencias fuertes que desagradan pero a la vez maravillan por la interpretación tan desgarradora que estás viendo. Y con eso, simplemente, plantan la semilla para una temporada digna de todo tipo de elogios. Un bravo altísimo que culmina con un clifhunger de esos que te hacen gritarle a la pantalla e insultar gravemente a los creadores de la serie por dejarte así.
La tercera temporada, actualmente en pantalla, empieza ligeramente más floja. No es que empiece mal, pero sí más floja. Poco a poco va subiendo en intensidad. En el capítulo tres, además, cuenta con un cameo genial de Stephen King, en la piel de un poco ortodoxo limpiador de cadáveres, al estilo del Señor Lobo de Pulp Fiction, pero más surrealista. Una aparición de aplauso. Luego la temporada sigue subiendo y subiendo. Y en el capítulo ocho, hacen una de esas cosas que parece que sólo los americanos saben hacer. Y como no quiero decir nada que pueda ser un spoiler, mencionaré simplemente que, con el cambio musical de la cabecera ya se ganaron todo mi entusiasmo.
Ahora mismo, la cosa está tensa y emocionante. Y le quedan tres capítulos… contando el que emitieron ayer.
Mi recomendación: vedla. Sin duda. Y no os dejeis vencer por esos cuatro primeros capítulos. Seguid adelante. Lo agradeceréis.