The green hornet

Bueeeeno…
Primer problema: La vi doblada al castellano. Y sí, siguen insistiendo en doblar a los personajes con acento con absurdos acentos. El chino habla diciendo «tengo el calgadol loto» y el ruso «Tengo el carrrrgadorrrr rrrrotorrrrr».
Por dios… Si ya peco de ver una película doblada, al menos no me tortures. Que sí, que en original hay acentos, me lo imagino, es lo que tiene ver una peli en original, que disfrutas de la forma de hablar de los actores… pero así… por dios, es horrible. Y ya de paso, lo comento, el tipo que dobla al protagonista merece ser ahogado en mierda. Que horror, señor.

Segundo problema: En la taquilla me dijeron «en 3D» cuando yo esperaba ver una peli en 2D. De por si, esto no es un problema, pero hay pelis que en 3D no dicen nada, y esta era una de ellas. Se nota que estaba hecha para ser en 2D porque apenas hay dos o tres cositas aprovechables en ese sentido. Absurdo.

Y ahora, la peli.
Sí, Michael Gondry ejerce como director y lo hace bien. Ni más ni menos. No es majestuoso pero tampoco malo. Correcto y punto.
Los personajes… El protagonista está perfecto es su papel de niño malcriado e imbecil. Le odias durante gran parte de la película, pero no puedes dejar de apoyarle porque él es el héroe. Aunque, lo cierto es que Kato le roba toda la atencion. No sólo porque Kato es el verdadero superhéroe sino porque es probablemente lo mejor de la película. Cameron Díaz está ahí como adorno, haciendo lo mismo de siempre y poco más. Y Christoph Waltz hace el mismo papel de Malditos Bastardos pero sin uniforme de las SS. Y la verdad… lo sigue bordando. Me arrancó las dos o tres carcajadas que solté durante la película.
La trama… pues resultona pero poco más. Había cosas que no me quedaban muy claras (todo ese tema de «hacer el bien pero también hacer el mal» creo que no lo entendi mucho) pero bueno, te dejas llevar por la acción y funciona.
Entretenida es, no lo negaré, pero vamos, dentro de unos meses miraré atrás y diré… ¿esa peli me gustó? y no sabré responder.

Libros leídos 2011 (2): Oscura

Libros Leídos en 2011:

1) El Talismán, de Stephen King y Peter Straub
2) Oscura, de Guillermo del Toro y Chuck Hogan

Oscura es la continuación de Nocturna, la aclamada novela de vampiros de Guillermo del Toro y el tipo que supongo que los escribe de verdad mientras Del Toro está sentado en su mansión a la orilla de la piscina.
La primera novela, Nocturna, era regulera, pero estaba escrita con un ritmo muy cinematográfico y presentaba algunos personajes interesantes y situaciones tensas, con lo que se dejaba leer con facilidad. El problema principal de la saga es que los vampiros no eran normales, sino que parecían sacados de un videojuego, con un aguijón que les sale de la boca para drenar los cuerpos de sus víctimas de una manera un tanto absurda.
Obviamente eso ya no tiene remedio así que en la segunda parte es igual. Y Oscura comienza allí donde acabó Nocturna. Mismos personajes, el mundo sumido en un caos ligeramente mayor, mismo villano de la función. Y sinceramente, el mayor problema de Oscura es exáctamente ese. Empiezas a leerte el libro y sabes perfectamente que cualquier situación de tensión será esquivada por los pelos por nuestro grupo de héroes, sabes que quien es susceptible de morir sólo lo hará, en el caso de hacerlo, en la franja final de la historia de alguna manera heroíca.
¿Qué hay con eso? Fácil: En ningún momento, mientras me leía Oscura, sentí el peligro rondando de verdad a los personajes.
Si le añadimos el hecho de que todos sabemos que se trata de una trilogía, y por tanto, habrá tercera parte, podemos poner la mano en el fuego porque el villano no será derrotado.
Las situaciones de tensión no son tan interesantes como en la primera parte, lo cual, además, hace que la novela flaquee aún más. Los personajes, que en Nocturna fueron interesantes, no consiguen todos seguir siéndolo. Eph y Nora aburren aquí. Setrakian mantiene el nivel. Fet y Gus, que eran los mejores personajes de Nocturna, siguen siendo aquí los más interesantes. Y a ellos se les añade Ángel, un luchador mexicano que, en sus pocas apariciones, roba completamente la atención.
Pero es que, además, añadiré una cosa más, lo que más absurdo me ha resultado de todo. Porque en Nocturna, comprendía que el mundo siguiera haciendo vida normal porque la plaga vampírica apenas había empezado a esparcirse. Pero en Oscura se vuelve todo un sinsentido que ralla el absurdo en numerosos momentos. La ciudad es atacada noche tras noche, los disturbios crecen de forma exponencial, las desapariciones se cuentan por miles, hay ataques incluso a la luz del día, con incendios, explosiones, tiroteos, la policía y el ejército brilla por su ausencia… pero en medio de esa Nueva York arrasada, hay una subasta para millonarios excéntricos que se mantiene. Iba leyendo esa parte y decía: «¿En serio? ¿Me estáis tomando el pelo?». Absurdo, de verdad.
En fin, que bastante peor que la primera.

Los jueces de la noche

Hace mucho tiempo, en una madrugada después de llegar de fiesta, con diecisiete o dieciocho años, puse Telecinco y pillé una película empezada. No sabía de qué iba, pero me enganchó. Años después supe que aquella película se titulaba Los jueces de la noche, de Stephen Hopkins (uno de los directores de 24, por cierto…). El título mola mucho más en inglés, Judgement night, porque le da un tinte fatídico que después cuadra bastante bien con la trama.
Intenté conseguirla en diversas tiendas, pero todas la señalaban como descatalogada, así que al final, recurrí al gran videoclub de internet.
Lo siento, señorita Sinde.
El caso es que la he vuelto a ver. Se trata de una cinta correcta, pero no demasiado buena. Cosa que da igual, porque se trata de una de esas películas ochentero-noventeras con una trama capaz de absorberte y pegarte a la televisión. No importa que sepas que algunos diálogos son terribles, que incluso algunas (bastantes) de las acciones de los protagonistas no tengan mucho sentido, no importa en absoluto porque es una película abductora.
Protagonizada por Emilio Estevez, Cuba Gooding Jr (en el primer papel que le recuerdo), Jeremy Piven (magnífico actor infravalorado) y un jovencísimo, pero jovencísimo, Stephen Dorff, es la historia de cuatro amigos que se dirigen a un combate de boxeo pero se pierden por el camino, cruzándose en un barrio de mala muerte con cuatro mafiosos de medio pelo dispuestos a matarles por haber sido testigos de uno de sus crímenes. Y ya está, porque en aquellos tiempos parecía que no hacía mucho más para mover una película. Cuatro tíos huyendo de otros cuatro en lo que parece una noche interminable por un barrio en el que nunca aparece la policía y la gente dispuesta a ayudar brilla por su ausencia.
No es gran cosa, como digo, pero te mantiene pegado al asiento, y tiene algo que la hace interesante. Para mi, es una de esas películas que descubrí por sorpresa y acabaron formando parte de mi imaginario adolescente. Telecinco de madrugada me dio buenos recuerdos en aquella época. Descubrí esta una noche, descubrí El tiempo de los intrusos otra noche (otra película que recuerdo como super interesante y que me gustaría volver a ver), pero sobre todo le debo a Telecinco que me descubriera en aquellas noches de cine por sorpresa una joya de culto como es The warriors. Y cito solo las tres que más recuerdo, pero fueron más. Tres películas que, sin ser grandes obras del cine, son recordadas con interés por muchos.

Justified

Impresionante serie emitida por el canal FX, el mismo de The shield y Sons of anarchy. Justified se erige en la programación americana como un western actual y sale realmente victoriosa con su primera, y muy potente, temporada.
Siguiendo el mismo esquema que muchas de las series de canales de pago, como las ya citadas The shield, Sons of anarchy o Dexter, Justified comienza su andadura de forma que parece ser una serie capitular, con casos que empiezan y finalizan en el mismo capítulo, pero apenas cuando lleva cinco, te das cuenta de que por detrás existe una trama que va cogiendo carrerilla y que ocupa el cien por cien de la serie en su recta final.
Es un western, como ya he dicho, pero además, es un western con todas las de la ley. No sólo porque el protagonista lleve un sombrero de cowboy y se mueva como Clint Eastwood (por cierto, Timothy Oliphant está IMPRESIONANTE), sino porque deliberadamente buscan ese tono del salvaje Oeste. La primera secuencia de la serie es toda una declaración de intenciones. Un duelo al sol en lo alto de una azotea en Miami. Impresionante secuencia. Creo que es imposible ver esa secuencia y después dejar Justified a un lado.
Pero no acaba ahí la cosa. A lo largo de la temporada tendremos todos los elementos característicos de los westerns. Duelos de pistola, tiroteos con escopetas, damiselas en peligro, e incluso un asedio a una cabaña en un acojonante último capítulo.
Detrás del proyecto tenemos a un Elmore Leonard que sienta las bases de la novela negra y crea una trama que sorprende en más de una ocasión ante giros bien planteados y que no desubican ni alarman porque resultan coherentes. Pero sobre todo, ha construído una historia en torno a unos personajes fantásticamente creados.
Para empezar, el marshall Rayland, genialmente interpretado por Oliphant, un hombre de gatillo fácil capaz de desenfundar más rapido que Lucky Luck, de caracter pausado y andares de tipo duro. Rayland es destinado a Kentucky tras el tiroteo inicial como medida de castigo, y allí se reencontrará con la gente que pobló su infancia. Desde su ex-mujer, que le abandonó para irse con un agente de bienes raices, hasta la chica que estuvo enamorada de él durante su juventud, pasando por su padre, al que detesta por haber estado siempre envuelto en asuntos turbios y que dará más de un quebradero de cabeza… y después, el clan de los Bowder…
Boyd Bowder es probablemente uno de los mejores personajes de la serie, junto al marshall Rayland. Es un personaje histrionico que sufre una transformación tan brutal a lo largo de los trece capítulos, que la mayoría del tiempo te la pasas preguntándote qué parte es real y qué parte es falsa.
Recomiendo encarecidamente esta serie. No sólo tiene una calidad técnica altísima, sino que también tiene una trama muy interesante. Y aunque sólo sea para disfrutar de la actuación de Timothy Oliphant ya valdría la pena.

Piranha 3D

Hoy he visto Piranha 3D en asombroso 2D. Ya que en España parece que no la van a distribuir, qué remedio.
Vaya por delante que es obvio que esta película no engaña a nadie. Es absolutamente imposible que una persona cuerda pretenda ver en Piranha 3D un guión intelectual, una realización de Oscar y una trama digna de Shakespeare. Obvio que no. Pero al otro lado del charco saben que a veces ni siquiera los que amamos el cine pretendemos ver eso, sino disfrutar y entretenernos con historias delirantes.
Oh, Piranha 3D es delirante, os lo aseguro.
No podía perdermela. Desde que supe que empezaba el rodaje tenía ganas de verla. Amo, con mayúsculas, las películas sobre bichos que se comen a las personas. Ese bicho se puede llamar tiburón, cocodrilo, alien o piraña que me da exáctamente igual. Me tiene ganado de antemano.
¿Que encima la dirige Alexandre Aja, alias el tipo detrás del mayor plagio indocumentado de la historia del cine (¿se habrá dado cuenta ya Dean Koontz? Nota al pie para el que no lo sepa: Alta tensión es un plagio de una novela de Koontz llamada Intensidad. Y digo plagio porque no se menciona su verdadera autoría en ningún sitio), pero también un director de buen pulso para las historias que deben salirse de madre en algún momento del metraje, como la citada Alta tensión o Las colinas tienen ojos?
Normalmente las películas de bicho-que-se-come-humanos suelen ser tirando a malas, en gran parte porque se llenan de actores desconocidos y abofeteables. Al ver el cartel de Piranha 3D, uno podría preguntarse: ¿Qué demonios hacen aquí Elisabeth Shue, Jerry O’Conell, Ving Rhames, Christopher Lloyd y Richard Dreyfus?
Desde luego, no parece el tipo de casting que se encuentra uno en este tipo de filmes. Cuando llevas un rato viéndola te das cuenta de lo que pasa: Están todos ahí metidos para pasárselo bien y descojonarse un rato.
La peli es entretenida. No un poquito, sino un mucho. Está bastante mejor de lo que uno puede esperarse de una cosa así. Sobre todo porque va al grano desde el principio y no se anda con chiquitas. Ambientada en una Springbreak, la carnaza la pone una multitud de adolescentes y adolescentas (que triplican en número a los hombres) ebrios de alcohol y desfase, cuerpos musculados, bikinis pequeños e inexistentes, tetas de todas formas y tamaños…
No sólo de carne vive el hombre, así que cuando las pirañas hacen aparición, que como digo, es realmente pronto, la sangre corre como si la regalaran dos por uno en el carrefour. Uno podría mancharse de sangre viendo esta película. La verdadera orgía de muerte sucede cuando las pirañas alcanzan el lugar donde se concentra la fiesta, y con ella, los cuerpos.
Por el medio tenemos la trama de Elisabeth Shue, ejerciendo de motor de la historia, como la sheriff del pueblo donde ocurre toda la acción, una trama que sirve para moverte por diversas localizaciones y darle un poco de empaque a la historia, y así permitir que los actores tengan ocasión de decir sus grandes frases sacadas del bolsillo pero que explican absolutamente todo, tipo «estas pirañas tienen 200 millones de años y han sobrevivido en un lago subterraneo todo este tiempo peleándose entre sí para sobrevivir. Tienen cicatrices en sus escamas«. Toma ya, y se queda tan ancho. Pero claro, te lo dice un desconocido y te entra la risa. Aquí te lo está diciendo el mismísimo Doc Brown, y si este hombre fue capaz de inventar un DeLorean que viajaba en el tiempo y me dice que las pirañas se peleaban entre sí, yo me lo creo.
También tenemos la trama de Jerry O’Connell haciendo de desfasado productor de porno (maravilloso en el papel. La secuencia de su «pene» es probablemente lo mejor de la película) que tiene a su cuidado a Kelly Brook (sí, sale en la película, amantes de esta mujer de generosa, gracias a la genética y también a la ciencia, anatomía) y a una rubia igual de redondeada. Básicamente esta trama consiste en mostrarnos carnaza (el baile bajo el agua las dos completamente en pelotas creo que es la secuencia más deliciosamente delirante que he visto en muuuuucho tiempo. En 3D tiene que ser bastante… interesante) y en meter en problemas al hijo de la sheriff.
Por ahí también sale Eli Roth haciendo de otro tipo desfasado y con una muerte brutal. De las que le gustan a él, vamos. Lo de Richard Dreyfuss no llega a cameo. Aparece antes de los créditos en una secuencia absurda, no dice una palabra, y muere de forma atroz, pero consigue que su nombre aparezca como guest star. Desde luego, es toda una declaración de intenciones que en la primera secuencia de la película se coman vivo al tipo que cazó al primer Tiburón.
Una película para ver con un cubo de palomitas y, si se puede, entre amigos. Porque te vas a reír, sí, pero es que encima cuando acaba (y encima pasa en un suspiro) te das cuenta de que te ha entretenido y todo.
Mención aparte para los efectos especiales, chusqueros como hace tiempo que no veía efectos especiales chusqueros. No la he visto en 3D así que no sé si impresiona, pero desde luego, en 2D los efectos cantaban por bulerías. Lo mejor de todo es que… no importa una mierda porque lo único que quieres es que las pirañas sigan comiéndose gente.

The tourist

Floja, floja, floja película de suspense que bebe del cine clásico en cuanto a las formas pero intenta contar una trama actual en cuanto al contenido.
¿Por donde empiezo? Después de haberla visto entiendo bastante mejor el comentario sarcástico-ofensivo de Riky Gervais en la presentación de los Globos de Oro cuando aseguró que tanto Deep como Jolie estaban nominados a mejor actor y actriz únicamente para que los miembros del jurado pudieran presumir de haber salido con ellos… o bien que había habido sobornos de por medio.
Y es que, a ver, no es que lo hagan mal, porque ambos son dos buenos actores, pero deambulan entre lo soso y lo cliché. Para empezar, Angelina se dedica a pasearse por la película con aires de señora de alta alcurnia y mucho dinero, escoba metida en el culo y mano suelta a un lado y cara de no estar afectandole absolutamente nada de lo que ocurre.
Por su lado, Deep se dedica a hacer de Deep. Incluso se le escapan algunos gestos más propios de Jack Sparrow (sólo hay que ver el momento «huída por los tejados», que si en lugar de en pijama llevara el traje de pirata a nadie le sorprendería.)
Aunque, eso es verdad, lo mejor de la pelicula es el personaje de Deep hablando a los italianos en portugués y llegando a decir «Bon Jovi» en lugar de «Bon Giorno».
Del resto de personajes ni hablamos, porque todos tienen papeles absurdos y de poner la mano para cobrar el cheque. ¿En serio han contratado a Rufus Sewell para que pase delante de cámara tres veces y diga una frase al final? En fin, cada uno tira el dinero como quiere. La película está hecha para lucimiento absoluto de los dos protagonistas, eso sin duda. El resto de personajes son lo de menos.
Donde la película se hunde es con la trama. Ya no por lenta, que lo es, sino porque intenta sorprender cuando en realidad, es absolutamente predecible. Minuto dos de película y ya sabía cómo acababa. No contento con eso, intentan hacer un giro en mitad de la película, y aunque este puede que no te lo esperes, en realidad te da bastante igual cuando ocurre.
A eso súmale que está rodada con parsimonia y lentitud, como si el director estuviera aburrido mientras grababan. Por dios, hay una persecución con una lancha a través de los canales de Venecia en la que se nota a la legua que van a dos por hora. Literalmente. Creo que a la pata coja y con los ojos vendados le gano en una carrera.
En definitiva, salí del cine con la impresión de haber visto una patata de película. Intenta ser de espionaje, con sorpresas y demás, pero es sumamente aburrida y predecible. Disfruté muchísimo más en verano con Salt, también de Jolie. Y sé que la han criticado mucho en todos lados, pero al menos aquella, con sus fantasmadas y sus mega-giros-imposibles era sumamente entretenida.

TDT

Recuerdo cuando la TDT se anunciaba a bombo y platillo como «la próxima revolución televisiva» y auguraba un incremento de trabajo para la gente que se movía en el sector televisivo…
A nivel de usuario espectador, la verdad, excepto la posibilidad de ver cosas en HD (que se ha puesto muy de moda aunque estoy absolutamente convencido de que mucha gente no distinguiría un producto en HD de otro normal) y la adquisición de MTV, con su programación refrito y dos o tres años atrasada de lo que emiten en EEUU, y el canal 13 (insertar risas aquí), lo cierto es que el espectador no ha obtenido ninguna revolución televisiva. Bueno, vale, si eres un crío has salido ganando porque hay dos o tres canales dedicados para ti. Al resto de seres humanos, nos han quitado la CNN y nos han puesto como seis canales de refritos. ¿Queréis ver OTRA vez los capítulos de Farmacia de guardia, el principe de bel air o El Coche Fantástico? ¡¡¡La revolución televisiva está aquí!!!

(y sí, insertar carcajadas aquí)
No entraré a discutir las consecuencias que ha tenido la entrada de la TDT entre cadenas y anunciantes, porque basta tener dos dedos de frente para darse cuenta de que tampoco han salido beneficiados. Lo que tengo muy claro, porque lo vivo como día a día, es que las consecuencias de la llegada de la TDT para los trabajadores del sector no han sido negativas. Han sido catastróficas.
Antes las cadenas tenían que rellenar UNA cadena con el dinero que fuera, digamos 100. Ahora, con la misma cantidad, deben rellenar la parrilla de cuatro cadenas (Antena 3 tiene Nitro, Nova y Neox). ¿Consecuencia? Muchos refritos (lo que hablabamos arriba) y abaratamiento de costes.
El abaratamiento de costes se está traduciendo en menos dinero para la realización de programas y series nuevas, aunque si se trata de un producto para uno de los canales grandes aún mantienen ciertas cantidades asequibles. Si el programa en cuestión se dirige a uno de esos canales satélites, las condiciones se reducen a precios de risa. Con la excusa de «es que es para la TDT y no hay dinero», que es la frase que más oigo desde hace un año y pico y la que más odio.
Para que os hagáis a la idea. Cuando hace dos años yo cobraba una cantidad por hacer mi trabajo, cuando se trata de la maldita TDT y empiezan con esa frasecita, he llegado a cobrar un tercio de lo que debería ser mi sueldo.
Que sí, que te puedes negar. Claro, también puedes quedarte en casa mirándote los pies. Porque a mi me hace mucha gracia la gente que dice que te niegues. En la tele, te tienen agarrado por los huevos. O aceptas las condiciones que te impongan, o no curras. Y punto, no hay más. Vete tu a decirle al currito que trabaja en una obra doce horas al día que le diga que no al capataz cuando le diga que va a cobrar una mierda por un horario explotador, que verás como te dice lo mismo.
Y nada, en esas estamos. No os creais que si se trata de un producto para una cadena grande se sigue cobrando lo mismo. No, que va. Es más, en series ya establecidas y que llevan bastantes temporadas en activo les han bajado el sueldo a todos (no tanto como cuando es para la TDT, obvio). La historia es la misma: O lo aceptas, o a la calle.
Bueno, a todos no, pero eso es otro cantar.
Luego yo voy al supermercado y le digo al carnicero «oiga, deme pechuga de pollo, pero como trabajo en la TDT sólo le voy a pagar un tercio de lo que marca» y no sé por qué extraña razón me mira raro, se descojona en mi cara y después llama a seguridad.
Esa es la realidad oculta detrás de lo que ha supuesto la llegada de la TDT.

El mejor programa de televisión de la década

Y sí, hablo de Survivor. Y no lo digo yo, que también, sino numerosas críticas y estudios que tildan al reality americano como el show más influyente de la década, así como el más importante.

Yo llegué a él por casualidad. Un día se me ocurrió bajarme un capítulo por aburrimiento, para comprobar por qué llevaba 17 temporadas (ahora va por la 22) y esperando ver algo que quitaría a los diez minutos. Por aquel entonces yo detestaba los realities. Claro que mi visión estaba sesgada porque confundía reality show con lo que hacen en España.
Cuando pasaron aquellos cuarenta y pico minutos tenía la boca abierta de la impresión. Me quedó claro que, como con las series, los americanos sí saben hacer realities interesantes. Survivor tiene ritmo, mucho, mucho más que muchas de las series que vemos, es trepidante, rápido, ágil y sumamente adictivo. Empecé con la 17, pero después vi varias de las temporadas anteriores (las de facil acceso) y como verdadero fan proseguí con las siguientes que fueron sacando.
Hoy voy a enumerar algunas de las cosas que hacen que Survivor sea el mejor programa de televisión de la década:

1) Su apartado técnico.
Desde el punto de vista técnico, Survivor es impecable. Con un montaje propio de una película de acción, un equipo capaz de obtener las mejores imágenes y el mejor sonido (y cuando no se acaba de bien lo subtitulan). Lo mejor, sin duda, el ritmo. Y eso que por lo general las temporadas van de menos a más. Cuanto más avanzada está la temporada, más frenético se vuelve todo.

2) Jeff Probst.
Probablemente el mejor presentador que he visto nunca. No sólo habla de puta madre, sino que además se ha adueñado del juego tanto que es prácticamente tan protagonista como los propios concursantes. Y eso que sus apariciones en escena son tan sólo en los retos y en los consejos tribales. Su «La tribu ha hablado» se ha convertido en una de esas frases míticas para la sociedad americana.

3) La idea.
Entre 16 y 20 concursantes dependiendo de la temporada tienen que combatir contra los elementos y contra ellos mismos para lograr ser el último superviviente y hacerse con el premio de un millón de dólares.
Porque allí sí saben dar premios interesantes. Y al final, todo redunda en eso: Qué es capaz de hacer la gente por un millón de dólares.
Al inicio los jugadores son divididos en tribus que compiten entre sí en los retos de inmunidad. La tribu perdedora, debe asistir al consejo tribal donde votan en secreto por uno de ellos. El que más votos recibe, es expulsado de forma fulminante. Obviamente, las horas previas al consejo tribal se convierten en un infierno de estrategias, mentiras, pactos y conversaciones.
Llegado a cierto punto (aproximadamente cuando quedan 10 jugadores, aunque ese número varía entre temporadas para que los concursantes no sepan a qué atenerse) los sobrevivientes son fusionados en una sola tribu. Los retos pasan a ser de inmunidad individual y el ganador está a salvo en el consejo tribal. El resto, son carnaza y uno de ellos muerde el polvo. Pero en este caso, pasa a formar parte del jurado.
Solo dos, o en ocasiones tres, llegan a la final. Allí, deben exponer sus razones por las que son merecedores del premio, los miembros del jurado les pueden hacer una pregunta (que muchas veces está cargada de veneno, tened en cuenta que el jurado son aquellos a los que expulsaron del juego con anterioridad) y después, el jurado vota, en este caso por un ganador. El que recibe más votos, se lleva el premio.

4) El juego definitivo.
Survivor mezcla tantas variantes que se convierte en el juego definitivo. No hay una estrategia clara para ganar. Hombres, mujeres, blancos, asiáticos, negros, jóvenes y viejos han logrado alzarse con la victoria llevando estrategias totalmente diferentes. Han vencido personas honorables, personas mezquinas, jugadores físicos e incluso algunos que se dedicaron a permanecer en la sombra para evitar ser señalados.
Demasiadas variantes deben ser tenidas en cuenta. Si eres demasiado fuerte en los retos, te conviertes en un peligro para los demás. Si eres malo en los retos, eres un peso para la tribu. Si hablas mucho, molestas. Si hablas poco, pareces sospechoso. Si eres honesto, los demás tendrán miedo de que el jurado te ame. Si eres maligno, es probable que el jurado te odie. Pero ninguna de esas cosas es un verdadero axioma y Survivor ha sido vencido por todo tipo de jugadores. Eso lo hace impredecible… y mucho más interesante de ver.
Si tienes una alianza de cinco personas, debes tener cuidado, porque sabes que los cinco no podréis llegar al final. Y si alguien se sabe quinto en esa alianza, intentará saltar a otra alianza que le garantice avanzar más. Así se han roto grandes alianzas a lo largo del juego. Nunca nada es seguro. Todo puede pasar. Un día dominas el juego y al siguiente tus aliados están fuera. O tu mismo.
Es dificil físicamente. Las condiciones son duras. Necesitas rodearte de gente que vote de la misma manera que tu, pero llegará un momento en que tengas que votar a esa misma gente. Y después, al final, tu juego social pesará de cara al jurado.
Es bastante más complicado de lo que parece así dicho.

5) La realidad supera a la ficción.
Survivor no tiene guión, pero en sobradas ocasiones ha demostrado que la realidad supera a la ficción. Porque a final de cuentas, se trata de gente real, como tu y como yo (y no sólo de la clase que se presenta a los realities españoles, jeje), luchando para ganar UN MILLÓN de dólares. Y hay gente que haría lo que fuera.
Como por ejemplo, empujar deliberadamente a una chica con una pierna ortopédica para arrebatarle una pista para la inmunidad.
O que un tipo normal, de ciudad, se meta al mar y cace un tiburón pequeño con un arpón casero y después un mordisco (lo juro).
O que, en su enfurecido empeño por ganar se produzcan choques en los retos capaces de provocar lesiones de todo tipo (el primer reto de la temporada Héroes contra Villanos, la mejor de todas sin duda, acabó con un saldo de: un dedo de pie roto, un hombro dislocado y un labio partido. Y fue sólo el primer reto).
O que un tipo, claramente homófobo, que quedó emparejado en un reto con otro claramente gay, arrastre literalmente a éste último a través de los obstáculos del reto sin importarle que detrás suyo el gay estaba golpeándose duramente la cabeza contra troncos y barro.
Y luego están los diálogos, en ocasiones superiores a los de cualquier serie o película. Porque aquí tenemos gente de todo tipo, desde el que asegura que «disfruta viendo llorar a la gente después de ser expulsada» hasta aquel que intenta desestabilizar mentalmente a otro atacándole por, ni más ni menos, su homosexualidad, y llegando a decir que «Nueva York está lleno de gente gay». Luego resultó que el otro no era homosexual, pero esa es otra historia. O que alguien llame «Basura del guetto» a una negra.
Porque al final, no hay nada que saque más de quicio al resto que la convivencia. Es normal que la gente empiece a chocar, incluso a odiarse.
Cosas que podrían encontrarse en cualquier lugar del mundo, vamos. En más de una ocasión he pensado que alguno estaba a punto de liarse a ostias. Hasta el momento no ha pasado.
También hay momentos bonitos, incluso emotivos, y mucha gente buena, sí.
Y luego están las heridas, los desmayos, la gente que se quiebra mentalmente y debe abandonar el programa. Brutal fue la escena de ese concursante que se cayó en la hoguera y se abrasó literalmente las manos. Pero sin duda, lo más aterrador que he visto fue esto:
(ver a partir del minuto 3:30 si sólo quieres ver lo que pasó. Si prefieres experimentar todo el momento, velo entero. Se me ponen los pelos de punta cada vez que lo veo)

Pero hay más, porque en Survivor ha habido de todo. Desde fuertes lluvias que no cesan en días y obligan a los jugadores a intentar permanecer secos en sus malogrados refugios con goteras hasta fogatas que se descontrolan y echa a arder todo el campamento con sus pertenencias. E incluso un campamento mal ubicado y después arrasado por una riada. En serio, de todo.
La realidad de Survivor supera, con creces, a la ficción.

6) Los cuerpos.
No nos engañemos, a todos nos gusta un cuerpo bonito y en Survivor lo saben. En todas las temporadas, al menos un par de los concursantes están de buen ver, tanto chicos como chicas. Y dado que en la mayoría de los lugares que visita el programa la temperatura es alta, al final los concursantes se pasan el programa en bikinis, bañadores o ropa interior., lo cual hace visualmente más interesantes los retos también. Alguno incluso desnudo. Eso sí, los americanos emborronan las partes pudorosas.
Os pondré ejemplos, aunque de chicos sólo voy a poner uno, que es el que más le ha gustado a Cris. Chicas pondré más, porque a mi me gustan más y el blog es mío. Hala.

(Fila 1: Brenda, Kelly, Alina, Ami, Stephanie, Natalie)
(Fila 2: Parvati, Amanda, Marisa, Julie, Candice)
(Fila 3: Benry, Danii, Heidi y Jenna)

7) Los retos.
De todo tipo. Los hay mentales, de suerte, tipo puzzle, físicos (que a mí son los que más me gustan, donde los concursantes se enfrentan y pelean con uñas y dientes por la victoria), deportivos y, de mis preferidos, los de aguante tipo «hay que permanecer en ese palo subido. El último que quede arriba gana». Y algunos pueden llegar a estar horas y horas. Se trata de un millón de euros. No se baja hasta que desfallezcas.

8) La estrategia.
Para todos los gustos. Ha habido jugadores que han ido con la honestidad por delante, intentando ser positivos y no mentir nunca. Los ha habido de caracter maligno, capaces de mentir, engañar, jugar a dos bandas e incluso hacer que la vida de sus compañeros sea lo más miserable posible escondiéndoles la comida o los utensilios para lograr que se quiebren mentalmente. Los ha habido que intentan dominar en los retos. Y también quienes han usado su sexualidad para dominar a los demás (y aquí, la diosa Parvati es una maestra sobre el arte de usar la seducción para lograr tus propios intereses; o Julie, que le enseñó el culo a sus compañeros a cambio de que no la votasen). Incluso, en una ocasión, dos jugadoras (de bastante buen ver, por cierto) accedieron a desnudarse y abandonar un reto de aguante a cambio de un tarro de mantequilla de cacahuete. Y lo hicieron.
Evidentemente, los engaños, las mentiras y las insidias le dan un sabor al juego impresionante.
Y nuevamente, la realidad supera a la ficción: un hombre desesperado por verse en peligro gana un coche en un reto de recompensa y ante las cámaras, le dice a otro que se lo regala a cambio de que no le voten esa noche. El otro acepta el coche. Y en el consejo tribal, el primero es expulsado igualmente.

9) Las mentes.

Lo que hace tan grande a Survivor es, sin duda, el gran trabajo de casting que hacen en todas las temporadas. Y al final, en todas las temporadas hay varias personas que resaltan sobre las demás, por su forma de jugar, de hablar, o de ser.
Y son gente jugando por un millón de dólares. Algunos lo hacen de forma honesta y otros utilizando trucos de dudoso calado moral (como Fairplay, que hizo creer a todos que su abuela acababa de morir para que no le expulsaran por pena; o el gran Russell, probablemente el jugador de corte más agresivo de la historia del programa, capaz de dominar a otros como marionetas)
No hay nada como el ego humano. A lo largo del programa, los jugadores que han ido destacando se han convertido en verdaderos iconos. Algunos de ellos participaron en una temporada Allstars, y el hecho de saberse «estrellas» hizo que la temporada tuviera un nivel más alto.
Pero lo mejor ocurrió el año pasado. El evento del año no fue el final de 24, ni el de Lost, fue Survivor Heroes versus villanos.
No hay nada como decirle a un grupo de personas que son los héroes por su forma honorable de jugar para que se vuelvan prepotentes y se crean indestructibles. Y no hay nada como decirles a otros que son villanos para que se vuelvan aún más insidiosos. Lo mejor de lo mejor reunido en una temporada brutal, con tres heridos en el primer reto físico, a los diez minutos de haber llegado a la isla, con un inicio visual digno de cualquier película de Hollywood (esos helicópteros sobrevolando la playa, esa música que domina las sensaciones con maestría…).
Evidentemente esta temporada se disfruta el triple cuando conoces a los jugadores. Porque claro, ellos también se conocen entre sí, y eso crea una mayor presión, y una nueva dimensión a la temporada. Ya no son 18 extraños compitiendo entre sí, son 10 héroes contra diez villanos. Una verdadera batalla por la revancha, la redención y un millón de dólares en la línea de meta.
Brutal.

Ronin

Justamente hace unos días hablaba de Robert De Niro y su caída estrepìtosa en el universo de los actores mediocres, y mencionaba Ronin como su última buena película.
Bueno, pues me entraron ganas de verla.
Y sí, Ronin sigue siendo un peliculón. Ok, es cierto que los cromas apestan un poquito (hay uno que hasta se ve el borde silueteado de Robert De Niro) pero sigue siendo un peliculón.
Empezando por un mcguffin de libro, la maleta. Si en las escuelas de cine quieren hacer entender a sus alumnos lo que es un mcguffin, aquí tienen uno perfectamente dibujado.
Siguiendo con unos personajes perfectamente dibujados. De Niro está fantástico en la piel de ese «mercenario» capaz de tender emboscadas con tazas de café y con unos diálogos ingeniosos y su pose de tipo duro. Jean Reno está fantástico, pero vamos, como siempre. Este hombre está fantástico hasta en Godzilla.
Natasha McElhone lleva el status de tipa dura a un nivel que pocas veces he visto en una pantalla. Gemma Teller aparte, obvio. Y los demás son igualmente impresionantes, mención honorífica para Sean Bean que interpreta al mismo personaje que interpreta en la mayoría de sus películas.
Frankenheimer dirige la película con un pulso cinematográfico envidiable. Se nota que era uno de los grandes de la vieja escuela. Es una película como las de antes, con planos cuidados, movimientos limpios, sin tembleque alguno ni cámara en mano.
Y una trama cojonuda.
Y eso sin hablar de los coches. De las mejores persecuciones de coches de la historia, por callejuelas incluidas. Esta peli hizo que me enamorara del Audi S8. Cochazo. Los sonidos del motor te llenan la cabeza durnate todas las persecuciones haciendo que parezca que estás ahí metido.
Cine con mayúsculas.

Libros Leidos 2011: El Talismán

Libros Leídos en 2011:

1) El Talismán, de Stephen King y Peter Straub

En realidad ha sido una relectura, porque esta novela me la leí hace muchos años. Quería comprobar una cosa, y es que mi recuerdo de «El Talismán» era el de una novela densa, con algunas partes que me habían encantado (a las que yo llamaba «las partes King») y otras que me habían aburrido soberanamente (obviamente conocidas como «las partes Straub»).
Quería comprobar si aquella percepción se debía a «los ojos de un niño» con poco mundo leído, o si realmente era una novela regulera.
El maldito niño tenía más mundo del que me creía.
Después de acabarme el libro esta vez, sigo teniendo la sensación de haberme leído una novela regulera, excesivamente densa y con un ritmo dispar que hace que haya partes demasiado lentas.
Desde mi perspectiva de escritor sin novelas publicadas, tengo que decir que no acabo de entender el modus operandi de escribir algo entre dos. A mi no me saldría, pero bueno. La verdad es que no reconozco en El Talismán al Stephen King de escritura ágil y completamente visual, al menos no en todas sus partes. Sí lo reconozco en, por ejemplo, todo el segmento en que Jack va acompañado de Lobo (sin duda, lo mejor de la novela), y es por eso que tengo la sensación de que hay más de Straub que de King. Qué se yo, lo mismo me lo invento.
En cuanto al libro, el inicio me resulta excesivamente lento y tedioso, con una escritura pomposa y densa. La cosa tarda mucho en arrancar. Demasiado. Cuando lo hace, y parece que la trama mejorará, no lo hace de lleno, sino dando rodeos. Hasta la aparición de Lobo, El Talismán peca de lentitud.
Eso sí, con la llegada del peculiar compañero de viaje (Aquí y ahora, Jack) y los sucesos que desencadena (la aparición de Morgan, la cabaña y la luna y, sobre todo, Sol Gardener y su Hogar del Sol) la novela remonta el vuelo y se convierte en toda una experiencia. Que levante la mano quien no haya llegado a odiar profundamente a los despreciables niñatos del horfanato de Sol.
Eso sí, una vez abandonamos todo eso la novela vuelve a caer, tal vez no tan bajo como antes, pero sí inicia un descenso en el que habrá algunos picos de interés pero ya no será capaz de remontar el ascenso. Las Tierras arrasadas y la posterior batalla son interesantes, pero es que Richard no es Lobo. De hecho, permitanme decirlo, Richard es un poco gilipollas. En más de una ocasión me hubiera gustado ser Jack y estamparle a ese niño pijo y creído la cara contra la pared.
En definitiva, lectura agridulce. Por suerte, de la segunda parte (Casa Negra) tengo un MUY buen recuerdo (la considero más King que Straub) y pienso releerla en algún momento. Pero no ahora. En un par de meses