TDT

Recuerdo cuando la TDT se anunciaba a bombo y platillo como «la próxima revolución televisiva» y auguraba un incremento de trabajo para la gente que se movía en el sector televisivo…
A nivel de usuario espectador, la verdad, excepto la posibilidad de ver cosas en HD (que se ha puesto muy de moda aunque estoy absolutamente convencido de que mucha gente no distinguiría un producto en HD de otro normal) y la adquisición de MTV, con su programación refrito y dos o tres años atrasada de lo que emiten en EEUU, y el canal 13 (insertar risas aquí), lo cierto es que el espectador no ha obtenido ninguna revolución televisiva. Bueno, vale, si eres un crío has salido ganando porque hay dos o tres canales dedicados para ti. Al resto de seres humanos, nos han quitado la CNN y nos han puesto como seis canales de refritos. ¿Queréis ver OTRA vez los capítulos de Farmacia de guardia, el principe de bel air o El Coche Fantástico? ¡¡¡La revolución televisiva está aquí!!!

(y sí, insertar carcajadas aquí)
No entraré a discutir las consecuencias que ha tenido la entrada de la TDT entre cadenas y anunciantes, porque basta tener dos dedos de frente para darse cuenta de que tampoco han salido beneficiados. Lo que tengo muy claro, porque lo vivo como día a día, es que las consecuencias de la llegada de la TDT para los trabajadores del sector no han sido negativas. Han sido catastróficas.
Antes las cadenas tenían que rellenar UNA cadena con el dinero que fuera, digamos 100. Ahora, con la misma cantidad, deben rellenar la parrilla de cuatro cadenas (Antena 3 tiene Nitro, Nova y Neox). ¿Consecuencia? Muchos refritos (lo que hablabamos arriba) y abaratamiento de costes.
El abaratamiento de costes se está traduciendo en menos dinero para la realización de programas y series nuevas, aunque si se trata de un producto para uno de los canales grandes aún mantienen ciertas cantidades asequibles. Si el programa en cuestión se dirige a uno de esos canales satélites, las condiciones se reducen a precios de risa. Con la excusa de «es que es para la TDT y no hay dinero», que es la frase que más oigo desde hace un año y pico y la que más odio.
Para que os hagáis a la idea. Cuando hace dos años yo cobraba una cantidad por hacer mi trabajo, cuando se trata de la maldita TDT y empiezan con esa frasecita, he llegado a cobrar un tercio de lo que debería ser mi sueldo.
Que sí, que te puedes negar. Claro, también puedes quedarte en casa mirándote los pies. Porque a mi me hace mucha gracia la gente que dice que te niegues. En la tele, te tienen agarrado por los huevos. O aceptas las condiciones que te impongan, o no curras. Y punto, no hay más. Vete tu a decirle al currito que trabaja en una obra doce horas al día que le diga que no al capataz cuando le diga que va a cobrar una mierda por un horario explotador, que verás como te dice lo mismo.
Y nada, en esas estamos. No os creais que si se trata de un producto para una cadena grande se sigue cobrando lo mismo. No, que va. Es más, en series ya establecidas y que llevan bastantes temporadas en activo les han bajado el sueldo a todos (no tanto como cuando es para la TDT, obvio). La historia es la misma: O lo aceptas, o a la calle.
Bueno, a todos no, pero eso es otro cantar.
Luego yo voy al supermercado y le digo al carnicero «oiga, deme pechuga de pollo, pero como trabajo en la TDT sólo le voy a pagar un tercio de lo que marca» y no sé por qué extraña razón me mira raro, se descojona en mi cara y después llama a seguridad.
Esa es la realidad oculta detrás de lo que ha supuesto la llegada de la TDT.