Creo que Tarantino ha ido creciendo como guionista y lo demuestra, construyendo una fábula tan enloquecida como absolutamente original, y creo que sigue siendo el mejor dialoguista del momento. Da igual que te centre la trama en matones que conversan sobre hamburguesas, en asesinas de élite que elucubran sobre Supermán y Batman, sobre ladrones de joyas que conversan sobre el significado de Like a virgin, Tarantino es brutal poniendo palabras en la boca de los actores.
Y aquí lo demuestra con creces. Sólo la primera secuencia, el primer capítulo de los cinco que componen la película, es ya de por si una pequeña joya, con ese fantástico Christoph Waltz que es capaz de explicar, de argumentar, el por qué del odio alemán a los judios, y conseguir que digas «ah, claro, si es así…».
No sabría con qué quedarme de toda la película si tuviera que escoger un sólo fragmento. Ese primer capítulo, o el que da nombre a la película, o toda la parte del sótano-bar… o toda la parte final. Sinceramente, es que me gusta entera.
Y creo, además, que todos los actores están brillantes, incluido ese Brad Pitt con más cara de estreñido que nunca. La secuencia de la llegada al cine, hablando «italiano» me hizo llorar de risa las dos veces que he visto la película. Aunque es cierto que la mayor gloria de la película se la lleva Waltz. Pero merecidamente.
En definitiva, una joya. A mi gusto.