Hoy he visto Piranha 3D en asombroso 2D. Ya que en España parece que no la van a distribuir, qué remedio.
Vaya por delante que es obvio que esta película no engaña a nadie. Es absolutamente imposible que una persona cuerda pretenda ver en Piranha 3D un guión intelectual, una realización de Oscar y una trama digna de Shakespeare. Obvio que no. Pero al otro lado del charco saben que a veces ni siquiera los que amamos el cine pretendemos ver eso, sino disfrutar y entretenernos con historias delirantes.
Oh, Piranha 3D es delirante, os lo aseguro.
No podía perdermela. Desde que supe que empezaba el rodaje tenía ganas de verla. Amo, con mayúsculas, las películas sobre bichos que se comen a las personas. Ese bicho se puede llamar tiburón, cocodrilo, alien o piraña que me da exáctamente igual. Me tiene ganado de antemano.
¿Que encima la dirige Alexandre Aja, alias el tipo detrás del mayor plagio indocumentado de la historia del cine (¿se habrá dado cuenta ya Dean Koontz? Nota al pie para el que no lo sepa: Alta tensión es un plagio de una novela de Koontz llamada Intensidad. Y digo plagio porque no se menciona su verdadera autoría en ningún sitio), pero también un director de buen pulso para las historias que deben salirse de madre en algún momento del metraje, como la citada Alta tensión o Las colinas tienen ojos?
Normalmente las películas de bicho-que-se-come-humanos suelen ser tirando a malas, en gran parte porque se llenan de actores desconocidos y abofeteables. Al ver el cartel de Piranha 3D, uno podría preguntarse: ¿Qué demonios hacen aquí Elisabeth Shue, Jerry O’Conell, Ving Rhames, Christopher Lloyd y Richard Dreyfus?
Desde luego, no parece el tipo de casting que se encuentra uno en este tipo de filmes. Cuando llevas un rato viéndola te das cuenta de lo que pasa: Están todos ahí metidos para pasárselo bien y descojonarse un rato.
La peli es entretenida. No un poquito, sino un mucho. Está bastante mejor de lo que uno puede esperarse de una cosa así. Sobre todo porque va al grano desde el principio y no se anda con chiquitas. Ambientada en una Springbreak, la carnaza la pone una multitud de adolescentes y adolescentas (que triplican en número a los hombres) ebrios de alcohol y desfase, cuerpos musculados, bikinis pequeños e inexistentes, tetas de todas formas y tamaños…
No sólo de carne vive el hombre, así que cuando las pirañas hacen aparición, que como digo, es realmente pronto, la sangre corre como si la regalaran dos por uno en el carrefour. Uno podría mancharse de sangre viendo esta película. La verdadera orgía de muerte sucede cuando las pirañas alcanzan el lugar donde se concentra la fiesta, y con ella, los cuerpos.
Por el medio tenemos la trama de Elisabeth Shue, ejerciendo de motor de la historia, como la sheriff del pueblo donde ocurre toda la acción, una trama que sirve para moverte por diversas localizaciones y darle un poco de empaque a la historia, y así permitir que los actores tengan ocasión de decir sus grandes frases sacadas del bolsillo pero que explican absolutamente todo, tipo «estas pirañas tienen 200 millones de años y han sobrevivido en un lago subterraneo todo este tiempo peleándose entre sí para sobrevivir. Tienen cicatrices en sus escamas«. Toma ya, y se queda tan ancho. Pero claro, te lo dice un desconocido y te entra la risa. Aquí te lo está diciendo el mismísimo Doc Brown, y si este hombre fue capaz de inventar un DeLorean que viajaba en el tiempo y me dice que las pirañas se peleaban entre sí, yo me lo creo.
También tenemos la trama de Jerry O’Connell haciendo de desfasado productor de porno (maravilloso en el papel. La secuencia de su «pene» es probablemente lo mejor de la película) que tiene a su cuidado a Kelly Brook (sí, sale en la película, amantes de esta mujer de generosa, gracias a la genética y también a la ciencia, anatomía) y a una rubia igual de redondeada. Básicamente esta trama consiste en mostrarnos carnaza (el baile bajo el agua las dos completamente en pelotas creo que es la secuencia más deliciosamente delirante que he visto en muuuuucho tiempo. En 3D tiene que ser bastante… interesante) y en meter en problemas al hijo de la sheriff.
Por ahí también sale Eli Roth haciendo de otro tipo desfasado y con una muerte brutal. De las que le gustan a él, vamos. Lo de Richard Dreyfuss no llega a cameo. Aparece antes de los créditos en una secuencia absurda, no dice una palabra, y muere de forma atroz, pero consigue que su nombre aparezca como guest star. Desde luego, es toda una declaración de intenciones que en la primera secuencia de la película se coman vivo al tipo que cazó al primer Tiburón.
Una película para ver con un cubo de palomitas y, si se puede, entre amigos. Porque te vas a reír, sí, pero es que encima cuando acaba (y encima pasa en un suspiro) te das cuenta de que te ha entretenido y todo.
Mención aparte para los efectos especiales, chusqueros como hace tiempo que no veía efectos especiales chusqueros. No la he visto en 3D así que no sé si impresiona, pero desde luego, en 2D los efectos cantaban por bulerías. Lo mejor de todo es que… no importa una mierda porque lo único que quieres es que las pirañas sigan comiéndose gente.
Vaya por delante que es obvio que esta película no engaña a nadie. Es absolutamente imposible que una persona cuerda pretenda ver en Piranha 3D un guión intelectual, una realización de Oscar y una trama digna de Shakespeare. Obvio que no. Pero al otro lado del charco saben que a veces ni siquiera los que amamos el cine pretendemos ver eso, sino disfrutar y entretenernos con historias delirantes.
Oh, Piranha 3D es delirante, os lo aseguro.
No podía perdermela. Desde que supe que empezaba el rodaje tenía ganas de verla. Amo, con mayúsculas, las películas sobre bichos que se comen a las personas. Ese bicho se puede llamar tiburón, cocodrilo, alien o piraña que me da exáctamente igual. Me tiene ganado de antemano.
¿Que encima la dirige Alexandre Aja, alias el tipo detrás del mayor plagio indocumentado de la historia del cine (¿se habrá dado cuenta ya Dean Koontz? Nota al pie para el que no lo sepa: Alta tensión es un plagio de una novela de Koontz llamada Intensidad. Y digo plagio porque no se menciona su verdadera autoría en ningún sitio), pero también un director de buen pulso para las historias que deben salirse de madre en algún momento del metraje, como la citada Alta tensión o Las colinas tienen ojos?
Normalmente las películas de bicho-que-se-come-humanos suelen ser tirando a malas, en gran parte porque se llenan de actores desconocidos y abofeteables. Al ver el cartel de Piranha 3D, uno podría preguntarse: ¿Qué demonios hacen aquí Elisabeth Shue, Jerry O’Conell, Ving Rhames, Christopher Lloyd y Richard Dreyfus?
Desde luego, no parece el tipo de casting que se encuentra uno en este tipo de filmes. Cuando llevas un rato viéndola te das cuenta de lo que pasa: Están todos ahí metidos para pasárselo bien y descojonarse un rato.
La peli es entretenida. No un poquito, sino un mucho. Está bastante mejor de lo que uno puede esperarse de una cosa así. Sobre todo porque va al grano desde el principio y no se anda con chiquitas. Ambientada en una Springbreak, la carnaza la pone una multitud de adolescentes y adolescentas (que triplican en número a los hombres) ebrios de alcohol y desfase, cuerpos musculados, bikinis pequeños e inexistentes, tetas de todas formas y tamaños…
No sólo de carne vive el hombre, así que cuando las pirañas hacen aparición, que como digo, es realmente pronto, la sangre corre como si la regalaran dos por uno en el carrefour. Uno podría mancharse de sangre viendo esta película. La verdadera orgía de muerte sucede cuando las pirañas alcanzan el lugar donde se concentra la fiesta, y con ella, los cuerpos.
Por el medio tenemos la trama de Elisabeth Shue, ejerciendo de motor de la historia, como la sheriff del pueblo donde ocurre toda la acción, una trama que sirve para moverte por diversas localizaciones y darle un poco de empaque a la historia, y así permitir que los actores tengan ocasión de decir sus grandes frases sacadas del bolsillo pero que explican absolutamente todo, tipo «estas pirañas tienen 200 millones de años y han sobrevivido en un lago subterraneo todo este tiempo peleándose entre sí para sobrevivir. Tienen cicatrices en sus escamas«. Toma ya, y se queda tan ancho. Pero claro, te lo dice un desconocido y te entra la risa. Aquí te lo está diciendo el mismísimo Doc Brown, y si este hombre fue capaz de inventar un DeLorean que viajaba en el tiempo y me dice que las pirañas se peleaban entre sí, yo me lo creo.
También tenemos la trama de Jerry O’Connell haciendo de desfasado productor de porno (maravilloso en el papel. La secuencia de su «pene» es probablemente lo mejor de la película) que tiene a su cuidado a Kelly Brook (sí, sale en la película, amantes de esta mujer de generosa, gracias a la genética y también a la ciencia, anatomía) y a una rubia igual de redondeada. Básicamente esta trama consiste en mostrarnos carnaza (el baile bajo el agua las dos completamente en pelotas creo que es la secuencia más deliciosamente delirante que he visto en muuuuucho tiempo. En 3D tiene que ser bastante… interesante) y en meter en problemas al hijo de la sheriff.
Por ahí también sale Eli Roth haciendo de otro tipo desfasado y con una muerte brutal. De las que le gustan a él, vamos. Lo de Richard Dreyfuss no llega a cameo. Aparece antes de los créditos en una secuencia absurda, no dice una palabra, y muere de forma atroz, pero consigue que su nombre aparezca como guest star. Desde luego, es toda una declaración de intenciones que en la primera secuencia de la película se coman vivo al tipo que cazó al primer Tiburón.
Una película para ver con un cubo de palomitas y, si se puede, entre amigos. Porque te vas a reír, sí, pero es que encima cuando acaba (y encima pasa en un suspiro) te das cuenta de que te ha entretenido y todo.
Mención aparte para los efectos especiales, chusqueros como hace tiempo que no veía efectos especiales chusqueros. No la he visto en 3D así que no sé si impresiona, pero desde luego, en 2D los efectos cantaban por bulerías. Lo mejor de todo es que… no importa una mierda porque lo único que quieres es que las pirañas sigan comiéndose gente.