Black Mirror

Black Mirror es probablemente la más arriesgada de las propuestas televisivas que ha dejado el 2011, una verdadera joya inglesa presentada en formato de tres capítulos de entre cuarenta minutos y una hora de duración, sin conexión ninguna entre ellos pero grandiosos los tres.
El primero, El himno nacional, es una absoluta obra maestra. En él, la princesa de inglaterra es secuestrada y la única condición para que sea liberada es que el primer ministro acepte salir en televisión, en directo, follándose a un cerdo. Así, tal cual. Las caras del actor que interpreta al Primer ministro cuando se entera son brutales. El calvario mental y moral al que se ve sometido mientras las horas pasan y debe decidir si aceptar o dejar que la princesa sea asesinada están narrados con pulso envidiable.
El segundo y tercer episodios nos presentan dos futuros distintos entre sí. En uno de ellos, se critica el poder de los medios valiéndose de una brutal burla a los programas como «Tú sí que vales», pero lo mejor de ese capítulo no es eso, sino la ironía que se encuentra al comprobar el resultado que obtiene el protagonista con su gesto de amor… y lo que obtiene cuando el gesto es de venganza.
El último episodio es una maravilloso drama sobre celos en un mundo en el que puedes volver a vivir cada momento que ya has vivido, prestando total atención a los gestos, detalles y palabras que has pasado por alto.
En serio, una maravilla de miniserie.

Hidden

En Inglaterra hacen unas miniseries cojonudas. Eso es un hecho, igual que decir que el agua moja y que los zombies dominarán la tierra. Cualquiera que lo ponga en duda necesita, y sí, he dicho necesita del verbo necesitar, ver Black Mirror. La que probablemente sea la apuesta más arriesgada que se ha visto en televisión en mucho tiempo. Pero de esa aún me falta por ver el tercer episodio y ya la comentaré cuando sea menester.
Hidden. Apenas cuatro capítulos para contar la historia de un abogado que se ve metido en un asunto con reminiscencias a su propio pasado y que alcanza cotas políticas. Una buena trama que engancha desde el primer momento, que está bien rodada, bien interpetada, bien escrita y que es lo suficientemente adictiva como para hacerte querer ver el siguiente capítulo en cuanto termina el que estás viendo.
Es una buena recomendación para aquellos que se estén preguntando qué ver a continuación.

Libros Leídos 2012 (1): Los caminantes, Hades nébula

LIBROS LEÍDOS 2012

1) Los caminantes: Hades Nébula, de Carlos Sisi

Tercera y última parte (de momento) de la gran saga de zombies malagueña iniciada por Carlos Sisi hace unos años. Hades Nébula arranca allí donde lo dejó Necrópolis, con los escasos supervivientes de Carranque dirigiéndose a una Alhambra granadina militarizada.
En realidad eso es falso. Hades Nébula arranca con un superviviente al que creíamos muerto, y debo decir que fue la caída que más me jodió en Necrópolis, por lo que me alegré infinitamente de que siguiera vivo.
Evidentemente, esto es una visión subjetiva, pero para mí, que amé incondicionalmente Los caminantes pero no acabé de sentir esa misma pasión con Necrópolis (me pareció más flojo, aunque le doy un notable alto porque aún así me encantó), puedo decir que Hades Nebula me ha fascinado como el primero. Tarda en arrancar porque necesita sumergirnos en un nuevo contexto y presentar la situación, pero cuando coge carrerilla, Carlos Sisi se muestra como un escritor fulminante y adictivo.
Hades Nébula tiene la que probablemente sea la mejor recta final que he leído en mucho tiempo. El asedio a la Alhambra es tan atroz, tan imparable, que apenas deja tiempo para respirar.
Muchos creímos, cuando Isidro murió en Necrópolis, que Sisi había cometido un error eliminando de la ecuación al villano más brutal que nos ha dado la literatura española en mucho tiempo, pero Carlos tenía una carta bajo la manga. El muy canalla. Algo que explica muchas cosas y a la vez, nos sorprende e impacta a partes iguales. Y mientras tanto, nos conduce hacia un enfrentamiento final que a mi, personalmente, me hizo gritarle al libro como si las páginas de papel tuvieran la culpa o pudiera impedir ESA muerte.
No todo me ha encantado, pero sí el 98 por ciento. El dos por ciento restante, el que no me gustó, es el Deus ex machina. Nunca me han gustado los Deus ex machina y el de Hades Nebula, reconocido en el propio libro, no es la excepción. A veces son necesarios, pero eso no quiere decir que tengan que gustarme. De todas maneras, no enturbia la lectura de una novela que resulta imprescindible.
Carlos Sisi cambiará de género. Deja los zombies de lado para su próxima novela. Yo pienso comprarla, así que ya veremos, pero sí, en mi corazoncito, espero que algún día vuelva a acercarse a este grupo de malagueños que tantas horas de disfrute nos han dado.

Reality

Los dos realities que he visto este otoño son los mismos que sigo fervientemente desde hace unos años…
Atención… spoilers.
– The amazing race, temporada 19: Esta temporada tenía como gran atractivo (para mi) la participación de Ethan y Jenna, de Survivor. Pero la verdad es que su duración en la carrera resultó ser bastante patética. Aún así, esta temporada resultó tener un gran cast, donde casi todas las parejas tenían algún atractivo y eran interesantes. Entre todos, me quedo con Marcus y Amani, cuyo humor hacía que les apoyara incondicionalmente. Además, la carrera demostró estar por encima de todo cuando, en la semifinal, cayó el que era a todas luces el equipo más fuerte, por mala suerte, pero cayó de todas maneras. Sobre el equipo ganador, bueno, pues eso, yo hubiera preferido que ganaran Marcus y Amani, pero de entre los otros dos finalistas, me quedo con los que ganaron. Buena temporada, sí señor.
– Survivor South Pacific. La temporada número 23 del mejor reality de todos los tiempos (y me atrevo a decir que es uno de los mejores programas de televisión del mundo, si no el mejor) ha sido bastante buena. A priori, el regreso de Coach y Ozzy no auguraba nada espectacular, porque era fácil pensar que Coach sería expulsado rápidamente por lo mal que cae, y Ozzy lo haría bien en los retos y la cagaría en lo social, como era su costumbre. Pero no. Ozzy lo hizo bien a todos los niveles, y era un claro ganador (tan cerca y tan jodidamente lejos…), y Coach hizo un juego brillante, digno de llegar hasta donde llegó… y exáctamente no más lejos. Porque sí, Coach hizo un gran juego, pero se llenó la boca de palabras como honor e integridad, y cuando juegas survivor es más que factible que esas palabras acaben siendo una losa para ti.
En definitiva, una buena temporada. El problema que le veo es que llevan dos temporadas teniendo fusiones demasiado compactas, donde una vez uno de los grupos se vuelve dominante es muy fácil predecir quienes serán los siguientes en ver su fuego apagado. En teoría, esa es la razón detrás del próximo giro que va a tener el programa. One world, como se llamará la temporada 24, intenta evitar que los grupos sean tan sólidos.
Respecto al cast… nada mal. Este año han tenido muy buen ojo con la gente. El más invisible del programa ha sido Rick, porque los demás han tenido bastante juego todos. Y cuando hay buenos personajes el juego se vuelve más interesante. Aunque sí, se echan de menos los villanos malvados. Esa gente dispuesta a apuñalar a cualquiera por durar un día más. Cochran nos dio una muestra de eso, pero en su juego resultó ser menos villanía y más «total, estos me odian, probaré con los otros».
A esperar con ansia Survivor: One world.

Dexter: Sexta temporada

He esperado un par de semanas para escribir esta review sin ningún motivo en concreto. Ha sido una temporada con sus cosas buenas y sus cosas malas, que al final se queda en la parte media. De momento seguimos quedándonos con la cuarta temporada y su Trinity.
Leo por ahí que el nivel de calidad de una temporada de Dexter va en función del nivel de peligrosidad que transmita el asesino a capturar por el protagonista. Y es cierto que ese es el mayor de los factores, aunque no el único. La dupla personalizada en Edward James Olson (que siempre será el comandante Adama, haga lo que haga) y Colin Hanks ha estado bien, pero lejos de llegar a ser lo que fue Trinity. Ha sido un placer ver al señor Olson en pantalla, pero lo que ha sido verdaderamente interesante es descubrir que Colin Hanks no ha seguido los caminos interpretativos de su padre y es bastante mejor actor que él. Brillante cuando se queda sólo, en los tres últimos episodios el chico Hanks lo ha bordado.
De todas formas, Dexter flojea donde siempre lo ha hecho. Los secundarios nos importan bastante poco. Que sí, que Masuka nos hace gracia, pero eso sólo no basta para darle interés. La hermana de Batista y el nuevo policía negro (cuyo nombre ni siquiera recuerdo) han sido tan superficiales que ni merecerían esta anotación. Batista sigue con sus tramas secundarias aburridas que no interesan. La teniente Laguerta hace más de lo mismo y todos deseamos que se la carguen pronto, a poder ser con dolor…
Quinn puede que se salve, aunque tampoco mucho. Por desgracia, han abandonado el camino que el año pasado le hizo ser interesante (ponerse tras los pasos de Dexter) y su trama de alcoholismo debido a que Debra le deja ha estado bien, por sus consecuencias. Pero tiene tan poco peso que al final, una vez más, nos da igual.
Una cosa hay que remarcar. Si bien Dexter ha tenido un viaje a la parte religiosa del universo, bien guiado por el hermano Sam y con un final a mitad de temporada bastante brillante (Just let go fue uno de los mejores capítulos, sobre todo gracias a la parte final), lo cierto es que Dexter ha sido acompañado en protagonismo por su hermana Debra. No en minutos en pantalla, pero sí en trama. Debra ha tenido este año una trama fuerte, con todo el tema del ascenso. Sinceramente, ese rollo del enamoramiento me ha dado ganas de apagar el ordenador y mandarles a todos a cagar, por precipitado, absurdo y bobo. Querían llegar a ese final, muy bien, pero ¿sabéis qué? No me ha resultado impactante, no, porque ASÍ es como debería haber terminado la temporada anterior. Como bien dice Adri, les ha costado una temporada arreglar el mayor fallo que han cometido en toda la saga, que fue NO acabar así en la quinta temporada.
Esperemos que ahora lo lleven como debe ser.

American Horror Story: Primera temporada

Mucho se habla de AHS, por lo general para ponerla como uno de los mejores estrenos de esta temporada. Yo, pues no sé, me pregunto qué habría ocurrido si esta serie se hubiera estrenado en años anteriores, donde hubiera productos muy potentes de los que nos han enganchado a todos. Desapercibida no habría pasado, vale, pero seguramente tampoco hubiera sido un bombazo. Sinceramente, no es el mejor estreno de la temporada porque ese título lo ostenta Homeland, mejor en todos los niveles, y creo que le ha beneficiado que esta temporada haya sido tan floja.
Pero bueno, American Horror Story… arranca de puta madre, con un episodio piloto digno de aplauso que hace presagiar muy buenas cosas, tanto por la factura como por el nivel de guión, pero sobre todo, sobre sobre sobre todo, por ese montaje tan inusual que invitaba, no tal vez al miedo, pero sí a la extrañeza. Un capítulo piloto casi sublime. A partir de ahí, un par de episodios buenos, abandonando por motivos presupuestarios y de tiempo muchos de esos cuidados (el montaje, por ejemplo, se volvió de lo más convencional) y, después del especial de halloween (brutal) una bajada de interés bastante importante. A mi, personalmente, me daba un poco de pereza seguir viéndola. Una especie de «sí, quiero… pero igual mañana».
En fin, que me quedaban tres capítulos y dije «vale, voy a terminarla» y, sorpresa, me encontré con una recta final increíble. Antepenúltimo y penúltimo capítulos fueron brutales. Con tantos giros, tantas sorpresas y tanto engaño que uno no podía dejar de mirar con asombro a la pantalla. Y sí, vale, el doce fue más flojito (aunque sinceramente, me dejó helado el inicio por inesperado), pero fue un final brillante, un broche de oro a una temporada más que digna.
El problema ahora es… ¿segunda temporada? ¿Me interesa? ¿Me atrae? Sinceramente, hoy por hoy, no lo sé. Depende de cómo me la vendan. Ahora bien, me pregunto si será capaz de engañarme y sorprenderme tan bien como lo ha hecho esta primera parte. Me parece complicado. Ya veremos.

Un saco de huesos

Mick Garris es un tipo que no me cae bien. No le conozco, ni mucho menos, pero no puedo creer que me caería bien el responsable de hacer tantas películas malas sobre libros de Stephen King. No tengo claro si es que son muy amigos, o si es que Garris es muy fan de Stephen King, me da igual porque la vida de este señor no me interesa… pero sinceramente, yo creo que en el fondo, Mick Garris odia a Stephen King.
Porque si uno es fan de sus novelas, entonces hace películas como Cadena perpétua, La milla verde o La niebla. Frank Darabont es un buen fan. Garris hizo Apocalipsis, ok, y eso le salvaba de la quema en aquel entonces porque la cosa no está mal. Pero luego se encargó de dirigir la miniserie de El resplandor (vale, más fiel al libro que la de Kubrick, pero mala con ganas), Montando la bala, Desesperacion (destrozar ese libro es pecado mortal. Garris, arderás en el infierno) y ahora un saco de huesos.
Garris pertenece a esa clase de señores que dicen «ey, esto es una película sobre algo de Stephen King, eso quiere decir que hay que meter cadáveres, apariciones monstruosas y seres mal maquillados cada quince minutos, para que la gente vea claramente que se trata de Stephen King.
En fin, que detesto las adaptaciones que dirige este señor.
Un saco de huesos… pues vaya, es bastante fiel al libro, está protagonizada por Pierce Brosnan (lo que le da bastante empaque) y la historia sigue molando. El mayor problema son las continuas apariciones de fantasmas cutres para asustar y recordar que estamos viendo algo de Stephen King. En el libro, tenía más importancia la historia con Mattie Devore que el tema sobrenatural. En la serie, la trama de Mattie, su hija y su suegro es tocada apenas tres veces en toda la miniserie (de tres horas), por lo que ciertos pasajes de la recta final apenas causan impacto en el espectador. Y yo recuerdo cierto pasaje que me conmovió especialmente en el libro. Que me jodió, que me hizo gritar y golpear la cama con furia (porque leo en la cama). En la miniserie… como que te importa un carajo lo que ocurre porque la trama principal es que hay muchos fantasmas rondando por el metraje.
No está mal, pero no es, del todo, Un saco de huesos.

Sons of Anarchy: Cuarta temporada

La serie de moteros ha terminado su cuarta temporada y se despide hasta el próximo septiembre con grandes datos de audiencia y estando en su mejor momento. Para mi, esta temporada ha sido muy grande, aunque si me preguntaran, creo que me quedo con la segunda temporada.
En fin, Kurt Sutter se ha dedicado a destruír el clan Teller-Morrow desde dentro, a poner a los Sons en la balanza e inclinarles hacia el desastre, y a jugar con el matriarcado, que aunque hasta ahora haya sido muy importante, en realidad en esta temporada ha pasado bastante de largo. Pero sobre todo, esta cuarta temporada ha querido resolver varios de los conflictos más importantes que había ido plantando la serie desde sus inicios.
Hace un mes y pico saltó la noticia. Kurt Sutter había pedido a la cadena que le dejaran grabar y emitir al menos un capítulo más, para darle el cierre que la temporada se merecía. En realidad, básicamente, los capítulos trece y catorce son uno mismo pero divididos en dos. Ese capítulo catorce, que a muchos les ha parecido un cierre horroroso, a mí me ha parecido una suerte de epílogo maravillosamente construído. Es cierto que cierra lo que parecía ser la trama principal de la temporada (la ley RICO y el cártel Galindo) en los primeros cinco minutos, de una forma tan sorpresiva que si parpadeas por la sorpresa te lo pierdes. Pero es que en realidad, SOA nunca ha ido sobre nazis que quieren hacerse con el control, ni sobre irlandeses, ni sobre mexicanos, y el que aún lo entiende así, entonces no se está enterando de nada. SOA va sobre Jax Teller. Es la historia de su ascenso, de cómo el príncipe se convierte en rey. Y ese capítulo extra, el catorce de la cuarta temporada, se ha olvidado de los mcguffins y las falsas tramas para centrarse en cómo Jax Teller destrona al rey y se convierte en regente del club. Y esa última secuencia, con esa brutal versión de «House of the rising sun» y Jax dirigiéndose al trono y estableciendo cuáles serán los roles de sus caballeros, esa es la esencia de Sons of Anarchy. De aplauso, señores.
Larga vida a SAMCRO.

Libros Leídos 2011 (17): Todo oscuro, sin estrellas

Libros Leídos en 2011:

1) El Talismán, de Stephen King y Peter Straub
2) Oscura, de Guillermo del Toro y Chuck Hogan
3) Muy pronto seré invencible, de Austin Grossman
4) Cuernos, de Joe Hill
5) El pasaje, de Justin Cronin
6) La búsqueda del grial 1: El castillo de las sombras, de J.H. Brennan
7) Apocalipsis Z 3: La ira de los justos, de Manel Loureiro
8) Nivel 26, de Anthony E. Zuiker y Duane Swierczynski.
9) Antirresurrección, de Juan Ramón Biedma
10) La casa infernal, de Richard Matheson
11) Superviviente, de Juan García Hernández

12) Los caminantes, de Carlos Sisi
13) Bikini, de James Patterson
14) Juego de Tronos, de Geroge R.R. Martin
15) Los caminates: Necrópilis, de Carlos Sisi
16) Un verano tenebroso, de Dan Simmons
17) Todo oscuro, sin estrellas, de Stephen King

Todo oscuro, sin estrellas es el último libro publicado por Stephen King, un libro que contiene cuatro relatos más o menos largos. Excepto el tercero, que es cortito. En todos ellos se explora la figura de la maldad humana, de las decisiones inmorales, y cada uno de ellos es una pequeña joya.
Me ha encantado disfrutar de la lectura de estas cuatro historias. No esperaba demasiado de ellas porque, ya sabéis, soy más fan de la novela larga que de los relatos, pero sinceramente, aquí Stephen King se ha lucido. No sabría decir cual de los cuatro relatos me ha gustado más, porque todos tienen su aquel.
En 1922, Stephen King nos narra una especie de road movie delictiva a principios de siglos, derivada de lo que un padre convence a su hijo para hacer. Un final muy King, por cierto.
En Camionero grande, Stephen King se embarca en un género que no creí que abordaría jamás, un género que por lo general no me llama en exceso, el Rape and Revenge, a excepción de La última casa a la izquierda, que es un peliculón. Por suerte, no se extiende en exceso en la parte del «rape».
Extensión justa es una maravilla. El más corto de los relatos vuelve a jugar con una idea que a Stephen King se ve que le fascina tanto como a mi: el egoismo humano, el «si quieres esto tendrás que joder a alguien». Brutal.
Y finaliza el libro con Un buen matrimonio, un relato que pone la piel de gallina por lo factible de su propuesta, porque conocemos mil casos de asesinos o psicópatas varios de los que sus allegados más próximos no sospecharon nunca. Mientras leía esta historia me venían a la mente constantemente Tony King y el tipo aquel que mantuvo encerrada a su hija durante casi veinte años, sometiéndola a todo tipo de vejaciones. Monstruos. Tan reales que al final, nos hace preguntarnos si la ficción no se queda corta.