Sons of Anarchy: Cuarta temporada

La serie de moteros ha terminado su cuarta temporada y se despide hasta el próximo septiembre con grandes datos de audiencia y estando en su mejor momento. Para mi, esta temporada ha sido muy grande, aunque si me preguntaran, creo que me quedo con la segunda temporada.
En fin, Kurt Sutter se ha dedicado a destruír el clan Teller-Morrow desde dentro, a poner a los Sons en la balanza e inclinarles hacia el desastre, y a jugar con el matriarcado, que aunque hasta ahora haya sido muy importante, en realidad en esta temporada ha pasado bastante de largo. Pero sobre todo, esta cuarta temporada ha querido resolver varios de los conflictos más importantes que había ido plantando la serie desde sus inicios.
Hace un mes y pico saltó la noticia. Kurt Sutter había pedido a la cadena que le dejaran grabar y emitir al menos un capítulo más, para darle el cierre que la temporada se merecía. En realidad, básicamente, los capítulos trece y catorce son uno mismo pero divididos en dos. Ese capítulo catorce, que a muchos les ha parecido un cierre horroroso, a mí me ha parecido una suerte de epílogo maravillosamente construído. Es cierto que cierra lo que parecía ser la trama principal de la temporada (la ley RICO y el cártel Galindo) en los primeros cinco minutos, de una forma tan sorpresiva que si parpadeas por la sorpresa te lo pierdes. Pero es que en realidad, SOA nunca ha ido sobre nazis que quieren hacerse con el control, ni sobre irlandeses, ni sobre mexicanos, y el que aún lo entiende así, entonces no se está enterando de nada. SOA va sobre Jax Teller. Es la historia de su ascenso, de cómo el príncipe se convierte en rey. Y ese capítulo extra, el catorce de la cuarta temporada, se ha olvidado de los mcguffins y las falsas tramas para centrarse en cómo Jax Teller destrona al rey y se convierte en regente del club. Y esa última secuencia, con esa brutal versión de «House of the rising sun» y Jax dirigiéndose al trono y estableciendo cuáles serán los roles de sus caballeros, esa es la esencia de Sons of Anarchy. De aplauso, señores.
Larga vida a SAMCRO.

Sons of Anarchy

Como no quiero estropearle a nadie la serie, este será un post sin spoilers.
Llevaba mucho tiempo oyendo a hablar de Sons of Anarchy. Bastante gente me había recomendado que la viera, pero, por hache o por be, no acababa de atraerme. Un día, la misma persona que me recomendó aquella maravilla de serie carcelaria llamada OZ, me dijo que la viera. Y yo seguí sin convencerme. Hasta que hace un mes, alguien al que no conozco me dio el último empujón. El especialista Mike me dijo que le echara un vistazo a la serie, que merecía la pena. Y yo, que estaba ya en ese punto del casi-casi, cai de lleno en la curiosidad y me hice con la primera temporada.
Vaya por delante que en ese mes me tragué las dos primeras temporadas y lo que llevan de tercera temporada. Ya voy al ritmo de la emisión americana. Y después de eso, creo que es una de las mejores series que actualmente hay en pantalla y creo que se merece mucha más audiencia y reconocimiento que el que tiene.
La serie tiene un pero pequeñín que afecta a su nivel de enganche al principio. Y es que los cuatro primeros capítulos son muy episódicos. Dibujan el esbozo de una trama, pero no dejan de ser pequeños casos (llamémoslos así) que solucionan los protagonistas al finalizar el episodio. Y no están mal, pero no te dejan con la boca abierta y ganas de seguir viendo la serie.
Hasta que llega el episodio de la niña violada. Ese capítulo es cojonudo, y prácticamente te dan ganas de unirte a los Sons en su busqueda de venganza. Curiosamente, aunque completamente episódico, es después de este capítulo que Sons of Anarchy abandona ese estilo capitular y entra de lleno en el terreno de las series seriadas con una trama clara.
Empecemos por el principio. Sons of Anarchy cuenta la historia de un club de moteros, los SAMCRO (Son of Anarchy Motorcycle Club Redwood Original), cuya sede está en un pequeño pueblo llamado Charming. Desde allí, dirigen un negocio de venta de armas ilegales a la vez que mantienen el compromiso de tener alejada la violencia y las drogas de Charming. Son una especie de protectores del pueblo, aunque también son delincuentes. Tienen a parte de la policía comprada, pero no todos adoran a SAMCRO. Por la serie pululan también otras bandas moteras, como los Mayans, que son latinos dedicados al negocio de las drogas y con muchas rencillas con los Sons. Además, cierta agente del FBI les hará la vida imposible tratando de detenerles. Por ahí también se encuentra el IRA y demás gente del mundillo ilegal.
Curiosamente, y a pesar de su nombre, el club motero se rige según unas normas nada anarquicas. Hay una especie de consejo de nueve miembros, todas las decisiones deben estar aprobadas por mayoría dentro de ese consejo, existe un jefe (Clay, interpretado por el gran Ron Perlman), aprendices que son casi esclavos, y las mujeres del club… Digamos que las mujeres en esta serie no salen muy bien paradas. Suelen ser putas o acompañantes o meros floreros, a excepción de dos de ellas. Una, Tara, la chica con la que el protagonista (Jax) tiene sus mas y sus menos amorosos, y dos, la grandísima Gemma, la mujer de Clay, que ejerce de matriarca del club, ese tipo de personajes femeninos que ya quisieran pillar muchas actrices a esa edad. Las decisiones que toma Gemma por el club, su fuerza, su caracter… es probablemente uno de los mejores personajes de la serie.
No todo acaba ahí. El resto de personajes de los Sons están tan bien dibujados que, a pesar de ser secundarios, cada detalle que te proporcionan sobre ellos lo único que hace es que quieras saber más. Probablemente el mejor de todos ellos es Tigg, ese tipo que al principio parece un perturbado (y al final también), pero que daría su vida por Clay y Gemma. Tigg no duda en sacar la pistola (hay un momento, en la tercera temporada, cuando encañona a un policía simplemente porque no quiere dejar pasar a Gemma que es digno de reverencia).
Y hay más. Chibb, Piney, Medio-huevo, el poli mayor cuyo nombre ahora no recuerdo, Hale, la agente del FBI… todos los personajes están tan bien construidos que se convierten en una de las grandes bazas de la serie.
La primera temporada va subiendo en intensidad. Probablemente, el penúltimo capítulo te deje con la respiración cortada y la cara de imbécil que se nos quedó a todos. Aunque lo veas venir desde hace un rato, no deja de ser acojonante.
La segunda temporada empieza TAN fuerte… La entrada en escena de Zobelle y los suyos es TAN brutal. El primer episodio termina con una de esas secuencias en las que no sabes si apartar la vista o mantenerla en pantalla, una de esas secuencias fuertes que desagradan pero a la vez maravillan por la interpretación tan desgarradora que estás viendo. Y con eso, simplemente, plantan la semilla para una temporada digna de todo tipo de elogios. Un bravo altísimo que culmina con un clifhunger de esos que te hacen gritarle a la pantalla e insultar gravemente a los creadores de la serie por dejarte así.
La tercera temporada, actualmente en pantalla, empieza ligeramente más floja. No es que empiece mal, pero sí más floja. Poco a poco va subiendo en intensidad. En el capítulo tres, además, cuenta con un cameo genial de Stephen King, en la piel de un poco ortodoxo limpiador de cadáveres, al estilo del Señor Lobo de Pulp Fiction, pero más surrealista. Una aparición de aplauso. Luego la temporada sigue subiendo y subiendo. Y en el capítulo ocho, hacen una de esas cosas que parece que sólo los americanos saben hacer. Y como no quiero decir nada que pueda ser un spoiler, mencionaré simplemente que, con el cambio musical de la cabecera ya se ganaron todo mi entusiasmo.
Ahora mismo, la cosa está tensa y emocionante. Y le quedan tres capítulos… contando el que emitieron ayer.
Mi recomendación: vedla. Sin duda. Y no os dejeis vencer por esos cuatro primeros capítulos. Seguid adelante. Lo agradeceréis.

Simplemente acojonante

No, si que la culpa la tengo yo es algo que tengo muy claro, pero uno a veces no puede reisstirse a ver películas a pesar de saber cual será el resultado. Antes de que Adri pueda decir nada le voy a callar la boca: El sonido del trueno.
Bueno, pues Outlander es… acojonante. Sí, está producida por un tipo que al parecer produjo El señor de los anillos, o eso al menos dice el poster. Al director no le conozco y paso de buscarle en imdb después de esto. Y está protagonizada por Jim Caviezel (en serio, ¿quien es el agente de este tipo? ¿Qué intenciones tiene para su carrera?), John Hurt (Que tan pronto te hace Los crímenes de Oxford como… esto) y Ron Perlman (o al menos eso te dicen, porque luego Perlman sale en cinco escenas para decir tres frases).
La peli va sobre un hombre (Caviezel) que viene del espacio y se une a una tribu de vikingos para derrotar a una criatura muy malvada y carnívora que se ha escapado de la nave en la que viajaba él. Si es que ya la sinopsis debería tirar a cualquiera para atrás…
En los primeros cinco minutos tienes un comienzo calcado al de Depredador, con la nave espacial cruzando la atmósfera y estrellándose en tierra, solo que aquí está más currado. Luego vemos a un tipo en traje espacial, que al quitarse en casco resulta ser Caviezel. Después hay un mini-flashback de su mujer muriendo y él abrazándola, después ve una caja de metal de su nave flotando en el lago (os lo juro, es de metal y flota. Antes de que alguien diga «igual el metal de su planeta flota» yo le respondo que el resto de su nave y las cosas de su nave NO flotan). Caviezel la recoge y saca del interior una máquina que le dice donde está, indicándole de paso que es la edad de hierro (la ostia, sabían que se llamaba así antes que nosotros mismos) y le inyecta en el cerebro el idioma vikingo. Flipante. Y solo lleva cinco minutos de película.
El resto sólo continúa el despropósito, y lo tiene todo: un vikingo que va de chungo pero sabes perfectamente que acabará ayudando al protagonista, una vikinga muy dura que lucha de puta madre y que no quiere casarse con el chungo y sabes perfectamente que se enamorará de Caviezel, e incluso un niño con el que Caviezel hará migas y tendrá conversaciones muy profundas. Vamos, todo lo necesario para que una película de acción sea un puto coñazo.
Respecto a la criatura… la calidad de los efectos es buena en ocasiones y en otra canta la traviata. Uno se pregunta por qué si la criatura se pasea constantemente por el campamento de los vikingos matando a diestro y siniestro a los pobres figurantes, cuando pasa junto a los protagonistas no les hace nada y acaba saliendo por patas. Uno se pregunta si habrá algo que no sea total previsible. Uno se pregunta por qué no fulminan al niño (esa secuencia en que se corta el pelo para parecerse a Caviezel usando un cuchillo y apareciendo después con un magnífico corte de pelo es para matar a todo el mundo que participó en la película). Uno se pregunta por qué la sangre del monstruo es verde fosforito. Uno se pregunta cual es la edad mental del guionista.
Y sobre todo, uno se pregunta cómo es posible que una criatura cuya piel es más dura que el acero (y va partiendo las espadas con que le golpean como si fueran de plástico) puede morir de una forma tan… ¿absurda? ¿O es que planeaban hacer una segunda parte? Espera que me río. O lloro. O algo.
Y después de la muerte de la criatura hay tres escenas más, a cada cual peor, pero la del lago es para hacerle un homenaje al guionista por gilipollas.
En fin, ya lo sabéis, Outlander, una película para ver con una libreta y apuntar las idioteces.