No existen los monstruos en Cruce de caminos

En Cruce de caminos han leído No existen los monstruos y les ha fascinado. Gran noticia, por supuesto. Os dejo aquí la reseña que han hecho:

Creo que he leído todas las novelas que ha publicado Víctor Blázquez hasta el momento: El cuarto jinete, El cuarto jinete: Armagedón, Orilla intranquila, y ahora está magnifica No existen los monstruos, que os quiero avanzar que para mí es la mejor de las cuatro, la que más me ha cautivado, la que con más intensidad he leído, la que menos ganas tenía de que se acabara.
Había leído la reseña de Emilio Alcorze, uno de los lectores cero de la novela, y me impactó. Recuerdo que le pregunte a Víctor directamente: Dice Emilio que es tu mejor novela. ¿Tú lo ves como él? Y recuerdo que me dijo lo que me tenía que decir, que él como padre de las criaturas les tiene igual cariño a todas y que no puede decir que una sea mejor que las otras.
Pero una vez acabada la novela y leyendo la nota del autor y de nuevo hablando con él, reconoció que a este No existen los monstruos le tiene un cariño especial, digamos que sería su ojito derecho, y eso se nota en su escritura.
 
«El mejor truco que inventó el diablo fue convencer al mundo de que no existía. »
 
Creo que la fuerza de la novela radica en dos hechos fundamentales: la mezcla de dos géneros que siempre son atrayentes: la novela histórica y la novela policiaca o criminal. En palabras del autor, No existen los monstruos es thriller histórico con toques de criminal y fantástico y yo compro esa etiqueta, pues las he vivido todas.
Pero estaba hablando de su fuerza.
Creo que otro elemento importante es el cómo interactúan las historias, la histórica y la criminal. En un principio la primera tiene preferencia por la segunda, poco después es la segunda que pesa sobre la primera: es un gran momento de la novela y donde Víctor demuestra que tiene camino por explorar en ese género; y finalmente es de nuevo la histórica la que toma la batuta para acabar con una de esas escenas bélicas y de acción que son tan del estilo de Víctor, aunque os tengo que decir, que siendo como es una novela en medio de la Segunda Guerra Mundial, no tiene muchas escenas bélicas y sí más búsqueda, interacción de personajes, sentimientos, y a mí me ha gustado mucho así.
 
«Cuando se mira al abismo durante mucho tiempo, el abismo también mira dentro de ti. »
 
Mientras leía, sobre todo la parte histórica, tenía ganas de saber si aquello que estaba leyendo sucedió así, se todo aquello era real. Me contuve para no generarme un posible spoiler a mi mismo y esperé a la genial nota de autor, como se agradecen, que culmina el libro. En ella podréis casi tocar a Víctor, os explicará las motivaciones que tuvo a la hora de escribir la novela, que no son banales, y también os pondrá en antecedentes sobre lo que es real y lo que es ficticio.
 
Placa que se encuentra en Praga y que recuerda a algunos de los protagonista de la novela
 
«Los crímenes pequeños los persiguen los perros y los policías pero los grandes los reverencian los historiadores. »
 
Y una vez leída la nota, echas la vista atrás y piensa: ¿de verdad? Y se te llena el cuerpo de odio y de rabia.
«Los alemanes llegaron a separar a tres niños […] Tres chicos rubios que consideraron aptos para la germanización. El resto del pueblo fue acribillado […] y después varios soldados avanzaron entre los cuerpos disparando a los moribundos para rematarles.»
 
¿Cómo pudieron llegar a ser así de crueles los nazis? ¿Para qué tanto fanatismo? ¿Qué culpa tuvieron todos los que asesinaron?
Novelas como las de Víctor que nos explican un pequeño momento de esa horrorosa Guerra deberían seguir escribiéndose para que no caiga en el olvido, para que sigamos siendo conscientes de lo que pasó, de cómo pasó, y quizás así prever para que no vuelva a suceder.
 
Iglesia de San Cirilo y San Metodio escenario de unos de los momentos épicos de la novela
 
No quisiera acabar la reseña sin destacar el trabajo de la editorial Dolmen al crear la colección Stoker que nos está dando más de una alegría y que espero nos las siga dando.
 
Y ahora sí toca cerrar recomendándoos la lectura de esta novela por lo emotivo del momento, por el trabajo de Víctor, por su parte criminal, por la histórica, por su ritmo de menos a más, por esos monstruos que no empeñamos en no ver, pero que están a nuestro alrededor.
¿De verdad pensáis que los monstruos no existen?

No existen los monstruos en FantasyMundo

En FantasyMundo han reseñado hatsa la fecha todos mis libros (y creo que también todas las antologías en las que he participado). La verdad es que he salido bien parado de todas las reseñas, y este es un nuevo ejemplo. No existen los monstruos, al reseñador de FantasyMundo, le ha parecido irregular pero en conjunto le ha parecido una buena novela. Os dejo con su texto (ojo, en mi opinión contiene algunas pistas un poco spoiler, así que leed bajo vuestra propia discrección):

No existen los monstruos» es una novela enmarcada en la Segunda Guerra Mundial, en la Checoslovaquia subyugada por los nazis y en la que se entremezcla thriller, terror y alguna cosita más, a través de dos tramas totalmente distintas que siguen caminos paralelos pero que llegados a un punto, llegarán a tocarse.  No me extenderé sobre su sinopsis, ya que ya os la presentamos debida y ampliamente –incluyendo algún secreto de la misma–en la entrevista que realizamos a su autor el pasado mes de noviembre y a la que podéis acceder pinchando aquí.

Hablo del valor de los hombres que luchan contando tan solo con sus creencias y sus compañeros. Hablo del miedo que le tenemos a aquello que no controlamos, del amor… y de la existencia, o no, de los monstruos.

Asi que comencemos con los hechos consumados. El primero es que pese a que el titulo del libro esgrime que NO, da la casualidad que sí.  Existen los monstruos, vaya que sí, y de carne y hueso. Ejemplos hay tantos como pepinillos en vinagre. No hay más que elegir una edad, una siglo, un año, un acontecimiento histórico y un par de indiviudos (o individuas). Víctor ha elegido edad: la contemporánea, un siglo: el XX, un año: 1941 (y el mes de Diciembre, aunque EL acontecimiento ocurrió realmente en mayo del 42), un acontecimiento histórico: la Checoslovaquia ocupada, y un par de -despreciables- personajes: por un lado Reinhard Heydrich, «el verdugo de Hitler», ideólogo de la Solución Final.  Un maldito bastardo (ríete tú de los de Quentin Tarantino), fiel marido y mejor padre. Según Joseph Goebbels (otro maldito bastardo) el “más radical y exitoso perseguidor de todos los enemigos del Reich”. Por el otro, un asesino en serie que tiene a la ciudad de Praga atrancando puertas y ventanas y no sólo para esconderse de los nazis. Un asesino que –en principio– es de carne hueso, camina erguido, y destripa y descuartiza con un elemento cortante de precisión quirúrgica, ¿o quizás es una brillante garra eso  que reluce a la luz de la luna mientras se forma un charco de sangre? tal y como aseguran algunos otros.

Como Checoslovaquia es muy grande (una superficie de casi 80.000 km2 y algo más de 10,5 millones de habitantes), Blázquez centra la acción de la novela en Praga, ciudad bella como pocas, tristemente afectada, en un mismo siglo (el XX), por dos guerras mundiales y vícitima de las iras de al menos tres auténticos carniceros: el citado Heydrich, -“tan temido era, que él mismo consideraba imposible que alguien se atreviera a atentar contra su persona”- Karl Frank y Kurt Daluege, responsables estos dos últimos, de perpetrar la matanza y destrucción, hasta los cimientos, de los pueblos checos de Lídice y Ležáky como represalia por la «Operación Antropoide«.  Creedme si os digo que esta lección de historia está relacionada directamente con la novela.

¿Qué que es la «Operación Antropoide»? Pues deja que Víctor Blázquez te lo narre –¡ojo!, a su manera– en una de las dos tramas de «No existen los monstruos«: Un septeto de partisanos entrenados por la inteligencia británica descienden en paracaídas sobre Praga en una fría noche de invierno del 41. Su objetivo es perpetrar el atentado a uno de los más poderosos y temidos jerarcas nazis: el Teniente General Reinhard Heydrich, Jefe de la Gestapo, Director de la Oficina Central de Seguridad del Reich y máximo mandatario del Protectorado de Bohemia y Moravia. «En Praga hay dos personas que representan el exterminio. El líder sudeto-alemán, Karl Frank, y el recién llegado Heydrich. Es necesario que uno de ellos pague por ello» esta es la orden que, realmente, el Jefe del Servicio de Inteligencia checoslovaco dio a Jozef Gabcík uno de los líderes partisanos (en la novela, Josef Gabcik).  A bordo del avión Halifax que vuela con nocturnidad y por debajo del umbral de los radares, viaja un octavo pasajero, y por suerte para los nazis, no es el tierno Alien, sino un misterioso americano llamado Sean Cassidy (¿homenaje al famoso ladrón de bancos y trenes Butch Cassidy?) ajeno a la misión partisana pero con un objetivo muy claro en la ciudad y que por supuesto no desvelaré.  Quién es, que hace allí, que le motiva… son todo incógnitas, salvo su oficio: es un cazador y en Praga tiene trabajo. Sean Cassidy es el leitmotiv de la segunda línea argumental de esta novela, la parte más… línea Stoker.

Foto Víctor BlázquezEl primer capítulo es esencial. Si a los lectores no les gusta, no leerán el resto del libro”, y esto es algo que el autor ha explotado en cada una de sus novelas, las cuales siempre comienzan de forma frenética, adrenalítica, toda una declaración de intenciones de que en ellas no habrá tiempo para un picnic.  Este primer capítulo que vamos a encontrarnos ya nos mete el miedo en el cuerpo, al caminar de la mano de Lenka por un sombrío y vacío parque. “El capitulo dos es muy importante. Debe ser incisivo, contundente, un derechazo en la mandíbula de los lectores”, y es por ello que Víctor opta por la escena del inicio de la misión en plenas líneas enemigas. Hasta aquí todo perfecto, todo muy… Víctor Blázquez.  Ya en la entrevista le cogimos ganas al libro y una vez pasados estos dos primeros actos las ganas se acrecentan aún más, lamentablemente esta percepción se va diluyendo poco a poco con el devenir de las páginas, salvo en la parte final, por algunos motivos que intentaré aclarar.

Al Cesar lo que es del Cesar, y a Blázquez lo que es de Blázquez: es su novela más ambiciosa, adulta y compleja hasta ahora y lo que ha intentando no es nada fácil y eso es muy meritorio, pero mi opinión es que no ha terminado de funcionarle. Se ha servido de dos líneas argumentales que por si solas ya son lo suficientemente interesantes y desarrollables en novelas independientes, y las ha fusionado en una sola con descompensado acierto.  Las dos tramas, aunque comienzan teniendo un peso específico y repartido cada una, poco a poco una se diluye, se ve engullida por la otra, dejando a la “merendada” como una simple anécdota. Algo así como intentar fusionar en una sola película de 120 minutos las tramas de, por ejemplo, “Zodiac” (de David Fincher) y “Valkiria” (de Bryan Singer), y esto no sería posible sin que una perdiera la mayor parte de su peso específico.

Imagen iglesia tiroteada NELM

Y es que creo que al libro le faltan páginas, se queda corto para poder desarrollar completamente ambos episodios y que brillen con luz propia. Posteriormente en los créditos el autor comenta que se dejó llevar por la segunda línea argumental y me parece perfecto. Este libro pertenece a la colección Stoker, no al Canal Historia, pero es que sobre la novela flota como un halo de “precipitación”.  Todo lo que ocurre, ocurre demasiado deprisa, Víctor confiesa que es la novela que más tiempo ha fermentado en su cabeza y que le apasionaba sobremanera, y quizás esas ganas de dejar salir todas las ideas largo tiempo aprisionadas, ha roto la válvula de escape, saliendo todas disparadas.

Por ejemplo, pese a que el autor ha recortado deliberadamente el tiempo de duración de la «Operación Antropoide» (se desarrolló históricamente durante 6 meses) a un solo mes, de alguna manera esto tiene que quedar reflejado en la novela, sin embargo la sensación que tienes -que yo he tenido- es que desde que los partisanos se lanzan en paracaídas hasta la culminación del atentado, pasan dos o tres días. Apenas se desarrollan los personajes de esta primera trama –no he empatizado con ninguno y no he terminado de saber que quería transmitir con ellos el autor– y eso que algunos son realmente importantes; y a otros simplemente se les nombra: Silver A y Silver B son entes totalmente testimoniales.  La excepción es Rela Fafkova, mujer ardiente, salvaje y brava que de alguna manera une las dos tramas y que me ha hechizado, encandilado, de principio a fin. También estoy de acuerdo, y lo sabía desde un principio, que no se trata de una novela histórica al uso, pero para evitar que otros amantes, o simples conocedores, de este episodio de la Segunda Guerra Mundial no juren en arameo por “ciertas” licencias al servicio de la ficción, la coletilla “basado (o inspirado) en hechos reales” mejor destacarlo en la novela antes de comenzar, como ocurre en el cine.

La parcela de terror tampoco está exenta de “pelillos”. Por una parte Cassidy –personaje este que sí está bastante bien desarrollado en todos sus sentidos– pisa por primera vez en su vida Praga, pero leñe, se mueve por allí como si fuera autóctono del lugar, y sin apenas cruzarse con patrulla nazi alguna pese a estar sometida la ciudad al toque de queda.  Al romance le sobran escenas y detalles que le hubieran venido de perlas, por ejemplo, a la figura de Heydrich personaje este que en la novela es mayoritariamente esbozado como un cabeza de familia cariñoso y ejemplar marido, lo que, para aquellos que desconozcan completamente la historia de este personaje o lo hagan muy levemente, puede llegar a crear confusión, no pareciendo el León tan fiero como lo pintan.

Me gustaría aclarar que los aspectos menos positivos no dejan de ser pequeñas gotas turbias en un mar cristalino, y que si lo destaco es porque el autor nos -me- tiene acostumbrado a un trabajo ejemplar, por ejemplo en cuanto a la construcción de los personajes, y a la transmisión de sensaciones.  El resto de «No existen los monstruos«, pues muy marca de la casa: gran trabajo de documentación sobre la ciudad, el escenario, el atentado. Tensión in crescendo -pero desigual- alrededor de las dos tramas, un último tercio de novela que devoras con ahínco, un final perfecto –lo que más me ha gustado– muy acorde a los finales del autor, y una identidad del asesino totalmente inesperada.  Y es que en este punto, cobra todo el sentido una de las mejores frases de la novela: “Si vamos a pensar locuras hagámoslo a lo grande”, y si lo hacemos en una novela que conjuga thriller, acción, suspense, heroísmo, amor e incluso terror, la locura quedará gigantesca ¿no?

Grge_dixit
: “No existen los monstruos, príncipe”. Pero sí, sí existen, y lo hacen para que también lo hagan los hombres buenos que vayan tras ellos. Ten cuidado al bajar de la cama a oscuras, puede que el duende que habita debajo… ¡te coma los dedos!.

Dos nuevas reseñas de La historia se escribe con Z

Pues han aparecido dos nuevas reseñas de la antología La historia se escribe con Z. Y en las dos, mi relato Asedio sale bien parado, así que no puedo quejarme. Las reseñas son de Chica sombra y Athnecdotario incoherente. De la del Athnecdotario incoherente os voy a dejar solo el trozo en el que habla de mi relato, porque la reseña es muy larga y ahonda en todos los relatos. Si queréis echarle un ojo, pasaos por su página.

La de Chica sombra:

Los libros de zombies son un imprescindible en mi estantería y todos los meses leo uno o varios libros de este género. Pues bien, Historia se escribe con Z es distinto a todo lo leído. 
 
Es una recopilación de relatos de varios autores que nos transportan a distintos momentos muy conocidos de la historia mundial: los apóstoles, astronautas, los mayas, los romanos, los Beattles… hay de todo y para todos los gustos. Cada uno de los relatos tiene algo que lo hace único y original, algunos más sangrientos, otros más irónicos… todos tienen algo que atrapa y que gusta. Tengo mis favoritos sí, pero esos los diré al final.
 
Tiene autores que ya conocía y que me encantan, como Daniel Gutiérrez, y otros que he descubierto y que me han sorprendido mucho. Los relatos están muy bien escritos, con descripciones muy buenas, transportándonos a cada una de las épocas con una habilidad y facilidad estupendas. La edición es simplemente maravillosa: me encanta la portada (es perfecta), hay una ilustración muy chula para cada relato y la ortografía está muy bien cuidada. Da gusto leer un libro así. Es una lectura rápida, pues los relatos enganchan y son cortos, pero aún así es espesa y llena. Me explico: cuando acabas un relato, no te quedas con la sensación de que ha sido corto o de que le ha faltado algo. Están bien conforme están.
 
Como ya he dicho, me han gustado todos en general, pero me gustaría destacar Los brujos del agua y Beatlemanía. El primero porque me tenía enganchadísima la historia y el segundo porque soy una fan incondicional de los Beattles (culpa de mi señor padre).
 
Si sois fans de los zombies, no puede faltar esta antología en vuestra colección.
Y la de Athnecdotario incoherente:
-Asedio, de Víctor Blázquez: Un relato que ha llegado a emocionarme. Leerlo con una banda sonora digna de fondo, puede ser épico. La tesitura en la que se encuentran los caballeros, atrapados en el castillo junto a su gente, su pueblo, aquellos a los que han jurado defender, asediados por la horda, requiere de un desenlace a la altura. Un plan suicida, pero un plan al fin y al cabo.  Cualquier cosa antes de limitarse a dejarse morir de hambre. Por una vez y sin que sirva de precedente, hubiera deseado que el final fuese distinto. La descripción de la batalla, el cuerpo a cuerpo, espadas y lanzas contra la carne putrefacta que se niega a caer, me ha parecido brutal y pagaría por ver algo así en el cine.  Otro de los relatos más potentes.

No existen los monstruos en La casa de El

Leer en una reseña «Sin duda alguna es un escritor entre escritores, que maravilla con su prosa directa y que además…» es algo que me deja sin palabras. En general toda la reseña me causa ese efecto. Es evidente que me alegra ver que mi novela ha gustado tanto a alguien como para considerarla imprescindible. Me enorgullece.

La reseña es de La casa de El, podéis leerla en su web pinchando en el enlace, y también os la copio a continuación:

No existen los monstruos es una apasionante aventura a modo de thriller y sorprendentemente basada en hechos reales que nos atrapan para contarnos la historia detrás de unos misteriosos asesinatos y la búsqueda y obsesión de nuestro protagonista, Sean Cassidy, en atrapar a un asesino en serie que puede tener conexión con su pasado atroz.

Así que tenemos dos frentes, por una parte el intento de un atentado contra uno de los hombres clave del tercer Reich, llevada a cabo por unos ciudadanos rebeldes de origen checoslovaco, que quieren liberar a su país, del régimen nazi. Y por otra, unos misteriosos asesinatos que comienzan a ocurrir allí y que atraen la atención de Sean, un joven americano que se embarca en esta misión con el objetivo de perseguir y descubrir al culpable.

La perpetración del golpe, así como el descubrimiento de la identidad de nuestro asesino en serie, me han resultado un soplo de aire fresco en el género de la literatura de terror. No existen los montruos es una aventura “basada en hechos reales” totalmente sorprendente e intrépida, cuyo final es un broche digno y lógico (algo que provoca que esos personajes cobren la realidad que se merecen) dentro de la brillante mente del escritor, que juega con los miedos para cambiar la historia, y que sabe muy bien lo que se hace.

Sin duda alguna es un escritor entre escritores, que maravilla con su prosa directa y que además nos regala algunas referencias cinematográficas y literarias, que encajan a la perfección en la trama. Además, si no las reconocéis podéis estar tranquilos, ya que el autor nos regala al final del libro un pequeño extra contándonos cómo se gestó No existen los monstruos aparte de los pertinentes agradecimientos.

Pero lo mas reseñable de esta obra es esa conexión del miedo a los monstruos que nos persigue desde niños y nos aterra, a veces con hechos atroces que marcan nuestra vida y otras con simples temores, a los que cuando buscamos una explicación, pueden resultar reveladoras y cambiar nuestra vida, como le ocurre a nuestro protagonista, o simplemente provocarnos unas buenas risas. No existen los monstruos persigue esta primera idea, porque a veces aun siendo mayores seguimos teniendo miedos y es al enfrentarnos a ellos, cuando nos damos cuenta de lo terrible que resultaría que realmente existieran. En esta historia los monstruos son dos, uno que lo reconoce y vive con ello y otro, que los justifica como un avance de la sociedad. Ambos monstruos no resultan ser unos personajes inofensivos escondidos en armarios, sino verdaderos asesinos que desgarran la vida con el propósito de obtener algún tipo de satisfacción, ya sea personal o “por el bien de su sociedad” como rezaba el régimen nazi.

No existen los monstruos es ese soplo de aire fresco al género del thriller de terror que no puede faltar en tu estantería. Una historia muy bien argumentada que sorprende en su desarrollo y maravilla con su final. Una obra imprescindible.

 

Puntuación: ★★★★½

La historia se escribe con Z por triplicado

La historia se escribe con Z, esa antología editada por Kelonia en la que aparezco por partida doble (con un relato en el interior y de la mano y pincel de Daniel Expósito en la portada -para el que no lo haya visto, soy el cowboy -), ha recibido en este fin de semana tres reseñas distintas, en tres sitios distintos, y bajo tres prismas distintos. Cada uno de ellos tiene un favorito pero mi relato ha salido bien parado en los tres. O sea que… maravilloso.

Fantasymundo: leer aquí.

«Con su maestría habitual, Víctor nos presenta la nota discordante en esta historia. No se trata de un relato fundacional de la plaga, sino de una lucha a muerte por la supervivencia. Con -lo que yo creo que es- un claro guiño a George R.R. Martin en ese apellido «Hightower», nos cuenta un asedio, una lucha por la victoria contra un enemigo superior en número, incansable, casi inmortal».

La mazmorra: leer aquí.

«Me ha encantado este relato en su primera mitad. Los diálogos de uno de los caballeros con el resto y con el señor del castillo, respecto a la actitud que se mantiene frente al empuje de los zombis, me han recordado mucho a los discursos de pelis épicas. Y es que yo esas historias de sacrificio y de poner las cartas sobre la mesa, y remover las conciencias de quienes te rodean y se refugian en su cobardía y su propia seguridad, cuando el pueblo al que has jurado proteger se muere poco a poco, las vivo con mucha pasión.

La otra parte de la historia que es la batalla campal está bien, pero no deja de ser más de lo mismo, con la gracia de que ahora en lugar del tableteo de las armas de fuego está el atractivo de las espadas, los escudos y las armaduras, mucho más interesante en tanto el combate cuerpo a cuerpo es más intenso.»

Alcorze: leer aquí.

«La antología, en su conjunto, está bastante bien. Es entretenida y cumple a la perfección con su cometido. Como lector permite leer relatos más cortos y conocer a algunos autores aún no leídos o profundizar más en otros, especialmente en el campo del relato corto»

El cuarto jinete caminando entre libros

En la web «Caminando entre libros» han reseñado El cuarto jinete, y de nuevo sale bien parado de esa batalla.

Para todos aquellos que me conocéis mejor, sabéis que yo no soy mucho de leer trilogías. Mucho menos si aun no están terminadas. Pero claro, cuando fui al Celsius232 este año, fui a una presentación y compararon el ritmo de esta primera parte con el de Black Hawk Down (Black Hawk derribado). Por si no habéis visto la película (muy mal) os diré que además de ser muy buena y tener una banda sonora estupenda, empieza muy fuerte pero no decae. Eso, aplicado a una novela, es sinónimo de me la compro ahora mismo.
Sin embargo, tengo que reconocer al principio me costó un poco entrar en materia. Quizá por la cantidad de personajes que hay o porque tiene un estilo muy peculiar, con ese narrador omnisciente que te lleva como volando a todos los rincones de Castle Hill y te habla de tu a tu. Y yo ya pensaba que me habían engañado… hasta que llegué a la página 50 más o menos.
Entonces todo cambia, porque de repente pasa de tener muchísimo personajes con los que te pierdes, y luego ¡puf! Todos muertos. Por suerte, quedan apenas un puñado de supervivientes entre los que se encuentran personajes muy carismáticos… y otros que por desgracias te acaban cayendo como una patada en el culo.
Pero volvamos atrás y vamos por orden… La acción nos sitúa en Castle Hill, un pueblo o villa interior estadounidense. Puede que en habitantes sea un equivalente a Tineo, pero no queda tan bien. Eso sí, tienen de todo incluyendo su propio burdel, lo que aun no estoy segura hasta qué punto es legal.
Y como hay un poco de todo y Víctor Blázquez nos lo quiere mostrar todo, aproximadamente hasta un tercio de la novela supone una presentación y sucesiva muerte de cada uno de sus habitantes. Y eso que realmente solo han pasado un par de horas desde el “incidente”. Pero eso es lo que pasa cuando no te lo esperas.
En cuanto al tipo de zombies que nos vamos a encontrar es el clásico virus creado como arma militar que se les va de las manos: contagio por mordisco o contacto directo con fluidos, mueren de un tiro en la cabeza…. Pero corren. Y corren bastante, además de gritar como condenados.
Yo dividiría la novela en tres partes: presentación, estallido y resistencia. La primera puede ser más lenta, pero la segunda es ágil y atrapante como casi todos los inicios del Apocalipsis o el capitulo piloto de The Walking Dead. Pero si vais a comparar la última parte con la segunda temporada (mucho más lenta) estáis muy equivocados. Porque lo que contaron era verdad: la acción no decae, y se mantiene arriba hasta el final.
¿A costa de qué? Pues de verdaderas masacres, donde se diezma a los pobres personajes que seguían vivos. Y es que cada vez que hay un enfrentamiento humano-zombie, el grupo se va haciendo más y más pequeño. Por eso no haría falta que dijera que quizá deban abstenerse algunos estómagos sensibles: la sangre, las vísceras y lo visual abunda. Claro que para muchos de nosotros esto en lugar de rechazarlo, es un reclamo. Personalmente, si me encuentro con un libro Z donde no sea un mínimo de explícitos, siento que me han timado.
 Como yo ya había terminado de leer Orilla intranquila antes que El cuarto jinete (y PetaZ, pero eso ya está a otro nivel), sabía que las referencias “frikis” están continuamente presentes en toda su obra, donde Stephen King se lleva la palma, con Cujo o It. ¿Qué demonios nos han hecho a esas generaciones que viven traumatizadas por el “Todos flotan aquí abajo”?
Lo que no se puede negar es a lo que se dedica Víctor Blázquez en su vida profesional (además de escribir, vamos): el cine está presente en toda la novela, con unas escenas muy visuales y sangrientas. No solo eso, sino que la estructura de la novela y el ritmo es absolutamente cinematográfico, por lo que no me extrañaría (ni me importaría) una adaptación.
Así que con ese nivel de acción elevado y con la atención puesta totalmente en las páginas del libro, llegamos al final. Porque terminar tiene que terminar en algún momento. Con escenas tensas y dramáticas, y una sorpresa final. Porque a pesar de que nos podríamos quedar un tranquilos cerrando el libro y diciendo “hasta aquí”, nos deja con una coletilla (y un curioso método de contagio) que desembocará en una hecatombe mayor. Tanto, que cuando cerré la última pagina me puse las botas y la chaqueta, y salí a comprar la segunda parte.
Porque a pesar de que me haya costado entrar en la historia o que haya encontrado algunos puntos donde creo que hay reiteraciones… me ha gustado mucho. Me ha mantenido en tensión y la he disfrutado, y eso es lo que realmente importa.

Así que no puedo sino recomendarla, ahora que dicen que está cercana la salida de la última parte. Porque si te gusta la acción y los zombies, seguramente quieras tenerlas todas a mano.

No existen los monstruos triunfa en Frikis Reconocidos

De vez en cuando, uno recibe comentarios que hacen que todo esto de escribir valga la pena. Mucho más ninguna otra cosa, es el saber que lo que haces lo haces bien y gusta a los lectores (o a la mayoría, que ya sabemos que a todos es imposible).

En Frikis Reconocidos han leído la novela y han disfrutado con ella. (prueba de ello es el twitter que me llegó un par de días atrás):

Y como lo prometido es deuda, también han escrito la reseña. Y la reseña es espectacular. No solo porque le haya gustado la novela, que también, sino por otras muchas cosas que dice y que es bueno saber, como que voy mejorando con cada novela que escribo. A fin de cuentas, eso es lo mejor que puede escuchar uno.

Aquí tenéis la reseña en su ambiente natural. Os la copio también:

Porque no sólo de Zombies vive el hombre, frikis míos, y Víctor Blázquez no iba a ser menos. Después de dejar a un lado a algunos de los supervivientes de Castle Hill rodeados de podridos que buscan devorar sus huesos en la saga de El Cuarto Jinete (tendremos triología!!), la Editorial Dolmen deja de nuevo a Blázquez solo ante el peligro, ante el lector, ante nosotros, para que disfrutemos de una novela en la que habla, entre otras, de cosas. Cosas… Nazis.

Y es que en esta ocasión viajamos a la Checoslovaquia de 1942, cuando los nazis acampaban casi a sus anchas por toda Europa. Por aquellas fechas, los Aliados urden un plan para poner en jaque al Reich, con la intención de desestabilizarlo y poder así, quizá, asestar un golpe mortal (Operación Antropoide). Para ello cuentan con siete hombres de origen checo, y contactos de la resistencia en Praga.

Hasta aquí todo parece relativamente normal: hechos basados en la Historia del lugar (más o menos maquillados), nazis, checos, Reinhardt Heydrich, Praga… Pero no podría ser suficiente. Así pues, con el grupo de siete héroes viaja un octavo pasajero: Alien. No, no es Alien, sino un americano misterioso llamado Sean Cassidy del que nada saben, ni siquiera para qué diablos va hasta Praga.

Mientras preparan el atentado con el que se ganarán un huequecito en la Historia de su patria, una serie de extraños y horribles crímenes se extiende por la capital checa y parece ser que sólo un hombre podrá dar con el asesino, un cazador. El americano.

Hasta aquí puedo leer.

Víctor Blázquez mejora a pasos agigantados con cada novela, parece afilar su pluma cada día un poquito más y carga la tinta de horrores más allá de nuestra propia comprensión. La historia es rápida, frenética, avasalladora. Sentimos el miedo el fracaso que sienten los soldados en misión especial, la crueldad de los asesinatos y también de los nazis. Los miedos del pueblo y del propio Sean se tornan en nuestros miedos; la seguridad de la victoria es nuestra seguridad; la duda es nuestra perdición. Porque parece que el lema de Blázquez es: si vamos a pensar locuras, si vamos a sumergirnos en el frenetismo y la crueldad de la guerra, hagámoslo a lo grande.

La agilidad de la novela (que consigue que la devoremos en una tarde si nos ponemos a ello, porque engancha) le da un estilo cinematográfico a algunas escenas y nos hace imaginarnos unas secuencias que bien podría salir de clásicos del celuloide como “La Gran Evasión” o “Los 12 del Patíbulo“. De hecho, yo mismo, en ese grupo que formaba la operación Antropoide veía a Charles Bronson, Clint Walker, Telly Savallas, Lee Marvin y me imaginaba a un Heydrich interpretado por Eastwood. Como americano, pues por ejemplo a Steve McQueen, por poner a alguien.

La ambientación es exquisita y cuidada al igual que la información histórica que nos muestra. Maquillada, como ya dije y adornada con detalles que salen directos de su propia cabeza, como él no deja de aclarar en los agradecimientos, pero igualmente conseguida y bien transmitida al lector. Y qué decir de los personajes: personalidades, sentimientos y miedos tan bien conjugados que parecen salirse del libro. Entre mis favoritos (Además de la buenorra de Rela y el curioso americano) están Wladimir (jodidamente épico y enorme, lo mejor de lo mejor sin ninguna duda), Jan Kubis (jefe de la operación Antropoide), Valcik (este es amor) y el odioso (cómo se las apaña nuestro querido Blázquez para que le cojamos asco a un personaje con su sola presencia, oiga) Karel Curda.

Por otra parte quiero mencionar (porque son dignas de mención, en serio) las escenas de sexo tórrido y apasionado con las que nos encontramos (ya me gustaría a mí haber conocido a Rela) son tan… mmmm… ¿cómo decirlo? ¿elocuentes?… que tuve que abrir una ventana para que entrara algo de fresco.

Y llegamos al final: Sublime, duro y real. Nos deja con el libro entre las manos mientras un escalofría recorre nuestra columna y nos evadimos a otros lugares y otros tiempos; nos hace plantearnos aquella máxima de “No Existen los Monstruos“, porque  a veces, nosotros mismos somos los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. Y no sólo somos cuatro, somos 7000 millones de posibles jinetes.

En fin, frikis míos, que esta especie de thriller histórico es más que recomendable. Su ritmo frenético, su propio campo gravitatorio que nos atrae hasta el fondo de sus páginas hace de No Existen los Montruos una novela deliciosa y exquisita digna de devorar.

Y si cuentas hasta 10, desaparecerá.

El cuarto jinete en Conversando entre libros

El que parece que no se cansa de ser reseñado es El cuarto jinete. Incansable, y apenas un día después de que se haya anunciado la publicación de la tercera parte (El cuarto jinete: Destrucción masiva), el primer libro vuelve a la carga y vuelve a salir bien parado en otra reseña (y van 59)

En este caso ha sido en Conversando entre libros.

Hay que reconocer que el género Z se ha puesto de moda. Tenemos zombies por todas partes: en literatura, películas, series… y yo más contenta que una rosa porque sea así. Pero esa proliferación de productos de esta temática hace que la originalidad desaparezca para dar paso a la monotonía y a «más de lo mismo». 
 
Sin embargo, a pesar de que nos encontramos con una novela donde los muertos se levantan de sus tumbas (y bien rápido porque no da tiempo casi a que se mueran cuando ya están gruñendo y mordiendo como locos), Víctor Blázquez consigue no caer en lo repetitivo y nos lleva de la mano (y nunca mejor dicho porque el narrador claramente nos dice «Ven, acompáñame…, mira lo que pasa ahí…, ven conmigo…») enseñándonos la evolución del mortífero virus, El Cuarto Jinete, que se extiende por ese tranquilo pueblo.
 
Durante toda la novela, y sobre todo, en los primeros capítulos, el narrador (ese que nos habla de tú y nos avisa de que en breve el pacífico pueblo  de Castle Hill se va a convertir en un infierno pero que nosotros no vamos a poder hacer nada, tan solo observar) va narrando los sucesos con saltos en el tiempo, sin seguir un orden lógico de los acontecimientos. Ahora estamos en el presente, ahora se convierte alguien en zombie, de pronto nos explica cómo, poco antes, se había desencadenado la tragedia en el laboratorio, luego volvemos al presente… Tampoco tenemos un protagonista único, sino que vamos siguiendo las peripecias por sobrevivir de diferentes personajes. Al principio, da la sensación de que va a ser una narración un poco caótica pero poco a poco todos los hilos se van uniendo y enlazando hasta conseguir una historia bien estructurada y completa.
 
Salvo alguna falta de concordancia que me he encontrado por ahí (mmmm…) la historia está bien escrita, con un lenguaje más que correcto y sin florituras. La historia engancha, y mucho. Víctor Blázquez sabe perfectamente mantener la tensión en todo momento para que no perdamos interés en la historia. Los personajes están perfectamente diseñados, de todos conocemos su pasado, sus anhelos y deseos y por todos sentimos algo (ya sea odio o cariño). No son, para nada, personajes planos y sin profundidad.
 
Como os he dicho antes, para ser una novela de temática zombie donde ya todo está inventado, es una novela más que recomendable. No en vano, fue nombrada la mejor novela zombie en los premios Eater de 2012.
Y como me he quedado con ganas de saber más sobre los supervivientes, ya estoy en búsqueda de la segunda parte: El Cuarto Jinete: Armagedón.

No existen los monstruos en Frikarte

En esta ocasión ha sido Rubén Pozo el que se ha currado esta reseña para Frikarte. ¡No existen los monstruos vuelve a salir bien parada!

Este autor, de alma sevillana afincado en Madrid, ya nos sorprendió gratamente con la adrenalínica novela Z titulada “El Cuarto Jinete”, en la cual nos dejaba sin aliento mientras huíamos de los zombies en Castle Hill. Más adelante, nos sorprendería con la segunda entrega de “El Cuarto Jinete: Armagedón” y, después, con “Orilla Intranquila”, demostrándonos su crecimiento como autor en el panorama nacional. Pues parece que con el tiempo Víctor Blázquez no ha perdido el fuelle y nos ha vuelto a sorprender con esta frenética novela llamada “No existen los monstruos”; una obra a caballo entre el thriller, la novela histórica y la fantasía que hará las delicias de los amantes del género.

Nos encontramos en 1942 sobre Checoslovaquia. El bando de Los Aliados envía a Praga a un grupo de soldados Checos pertenecientes a la resistencia a realizar un atentado que hará temblar los mismos cimientos del partido nazi. En el avión, además de los siete soldados, se encuentra un octavo pasajero: un americano misterioso del que nadie ha oído hablar hasta horas antes de salir el vuelo rumbo a Praga.

En esta novela nos encontramos dos hilos argumentales claramente diferenciados: primero, nos topamos con la operación Antropoide, donde comandados por el sargento Jan Kubis intentarán atentar contra la vida de Reinhard Heydrich, uno de los grandes y más sanguinarios jefes dentro del partido nazi que ha sido enviado a Praga. Por otra parte, la historia otra historia orbita entorno a Sean Cassidy, el octavo pasajero en aquel vuelo desde Gran Bretaña, donde ese hombre misterioso con un pasado oscuro perseguirá a un asesino suelto por la ciudad que está sembrando el terror y dejando en jaque a toda la población.

Como ya nos tiene acostumbrados el señor Blázquez, el ritmo de esta novela te deja sin aliento. Es una novela rápida, ágil y muy entretenida. Las páginas corren como si las empujara un viento huracanado y la acción, presente en cada una de las palabras, hará que tengas que agarrarte bien a donde quiera que estés mientras estés sosteniendo el libro entre tus manos. Tanto la historia real (perteneciente a la operación Antropoide con respecto al atentado) como el thriller protagonizado por el americano os atraparán sin duda alguna.

Cabe destacar la buena documentación por parte del autor, tanto en lo referente a lugares, como de personajes y sus correspondientes tramas. Pese a que el autor nos indica que algunas cosas han salido directamente de su cabeza, estoy seguro que muchos aficionados a la historia y a la segunda guerra mundial disfrutarán mucho de esta entretenida parte de la trama.

Por otra parte, tenemos el hilo argumental basado en los asesinatos ocurridos en Praga por las manos de un asesino sin escrúpulos al que Sean Cassidy quiere dar caza no sólo para salvar a la población, sino para acallar también a los monstruos que le atormentan dentro de su cabeza. Esta es la parte fantástica de la historia que predomina en la mayor parte de la novela, donde nos ponemos bajo la piel de este investigador que, poco a poco, descubre que no todo es lo que parece y que una sombra muy oscura y alargada se expande desde más allá de donde él alcanza a comprender.

Víctor Blázquez nos enseña en esta obra que no existen los monstruos, ya que, sin darnos cuenta, los auténticos monstruos somos nosotros mismos.

Pese a que hay algunas erratas y falta de depuración a la hora de plasmar ciertos aspectos de la obra, se nota que Víctor ha ido perfeccionando y afilando su pluma desde su primer trabajo, lo que provoca que cada vez que lees alguno de sus manuscritos sea una experiencia difícil de olvidar.

La historia se escribe con Z en Cients de miles de historias

La historia se escribe con Z es la antología coordinada por Daniel Gutiérrez en la que un puñado de escritores revisita moments históricos acompañándolos de esas criaturillas llamadas zombies. Entre esos escritores me encuentro, con un relato titulado Asedio y ambientado en la época medieval.

Bueno, el caso es que el otro día publicaron la primera reseña de dicha antología en Cientos de miles de historias. Os la dejo a continuación, y oye, contento que he quedado al ver que mi relato está entre los tres destacados 🙂

Historia se escribe con Z es una obra que me ha gustado mucho. La portada recoge de manera estupenda la esencia que une todos los relatos: el mundo zombi dentro de la Historia. La edición está muy cuidada, con portadas ilustradas para cada relato en escala de grises. 

Estamos ante una antología de dieciocho relatos, todos ellos muy bien estructurados y con un objetivo común: narrarnos fragmentos de Historia con zombis como protagonistas. Tenía mucha curiosidad por esta obra, por ver cómo integraban esta figura dentro de los diferentes momentos históricos, y me ha convencido. 
En general todos los relatos están muy bien documentados y recogen momentos emblemáticos de nuestro pasado. He echado de menos más relatos ambientados en la Antigüedad y Edad Media, ya que son mis épocas favoritas. Y es que la balanza se decanta de lado de la actualidad en la mitad de los relatos. 

Mis relatos preferidos han sido tres: La marca oscura de Dios, Asedio y Beatlemanía, representando a todos los demás ya que ninguno me ha disgustado.