Calentito

Ya de por sí es raro que yo me haya puesto a ver esta película, pero así ha sido. Y aún más raro ha sido el hecho de que haya disfrutado de «El calentito» prácticamente desde el minuto uno hasta el final.
Y es que, en contra de lo que me esperaba, la película no sólo está bien hecha – lo cual ya es una sorpresa- sino que además está muy bien interpretada.
¿La historia? La de un grupo de tres chicas que quieren formar un grupo de música en febrero de 1981, lo cual sirve para poner de telón de fondo todo un suceso generacional que – gracias a dios – no me tocó vivir: La movida madrileña, la transición y el golpe de estado.
Y la película no sólo cuenta con mucho ritmo las idas y venidas de las tres chicas, el despertar sexual de una de ellas, las relaciones de las otras dos y la problemática con la que ha de lidiar la dueña/o del bar que da título a la película y que es un travesti. La película también nos muestra lo que fue aquella época, y los sentimientos encontrados de la gente que la vivió.
Y, repito, de forma sorprendente, es una película que consigue atraparte. Sobre todo gracias al ritmo, pues está muy bien contada, de forma ágil.
¿Lo mejor? El manejo de la narración, Jordi Vilches (que siempre es lo mejor de cualquier cosa en la que sale, este tío es cojonudo), El telón de fondo generacional, Las secuencias con la familia de Sara, El momento en que Jordi Vilches intenta convencer sutilmente a Sara de que participe con él y su novia en un trío, Los guiños a personajes del momento como cuando las protagonistas se cruzan con Alaska y los Pegamoides o cuando sale Almodovar y McNamara a cantar (gracias a dios que no viví aquello), y por supuesto, como bien decía Borja Perez en Quevidamastriste, Verónica Sanchez sale en tetas y follando y es sólo un minuto pero si se pone en replay… jajaja!
¿Lo peor? Pues hombre, que a mí ese tipo de música y movida como que no me mola.

The clock is ticking

Lo que debería ser el acontecimiento televisivo del día, el hecho de que hoy se estrene la tercera temporada de Lost, ha quedado empañado por una noticia aún mejor, de la que hablaré dentro de un momento.
De todos modos, para los interesados en Lost, os dejo aquí los enlaces a los últimos trailers y previews que han salido:
Y ahora vamos a lo bueno. Hoy se ha publicado la gran noticia. El día 24 de Octubre (buen número) a las 3 de la tarde (hora de New York) se publicará en la página www.24trailer.com el primer trailer de la sexta temporada de 24. De momento, en esa página uno puede ver el famoso reloj de la serie haciendo una cuenta atrás hasta ese momento.
También se ha anunciado que habrá precuela de la sexta temporada, que consistirá en un video de unos diez minutos y que estará entre los extras del DVD de la quinta temporada. En dicha precuela podremos ver a Jack intentando fugarse de la prisión china donde le están torturando.
Por último, la fecha de estreno también ha sido ultimada. Será el día 14 de Enero cuando se emitan los dos primeros capítulos de la temporada. Al día siguiente, 15 de Enero, se emitirán los dos siguientes capítulos, y después todo irá como de costumbre, capítulo a capítulo y semana a semana.
The clock is ticking, que dirían por aquellas tierras lejanas…

Santander Ladrón Hispano, Capítulo 1

Todos conocéis a la perfección mi emoción por las series, y este verano he tenido la oportunidad de protagonizar una de las más intrigantes que jamás he visto. Hay de todo: intriga, suspense, tecnología…
Os voy a hacer una descripción del capítulo primero:
La historia se inicia con una banda de hackers búlgaros, lo cual ya en sí mismo es un distanciamiento de las típicas premisas norteamericanas. Aquí los árabes, rusos y chinos no se pueden quejar porque siempre se les pinte de malos. En esta serie el enemigo es una banda de hackers búlgaros, que logra traspasar las barreras de seguridad del banco Santander Central Hispano y arrasar las cuentas de varios de los clientes de ese banco.
Pero los bancos todos sabemos que son muy listos, por lo que se dan cuenta al instante de que hay un robo en curso, así que se ponen en contacto con la policía. Aquí entra en funcionamiento el Jack Bauer de la serie, que es el agente encargado del caso y el que llevará el peso de la acción en esta magnífica serie. El equipo a su cargo, el grupo de investigación, hace las veces de la CTU (La UAT en su versión española).
Jack Bauer comanda la incursión para detener al búlgaro en cuestión. No hay ningún tiroteo, que en este país no hay presupuesto para pirotecnia, pero la detención se lleva a cabo con una buena dosis de emoción para el espectador.
El siguiente paso de Jack Bauer es ponerse en contacto con los afectados, porque ya se sabe que esas cosas tiene que hacerlas la policía, que para qué va el banco a avisar a sus clientes de que les han desvalijado.
Aquí entra en acción el mismísimo Hopewell, que en ese momento está paseando por la calle con su chica (esta relación es la que propiciará las tramas secundarias de amor). Jack Bauer informa a Hopewell de lo ocurrido y a Hopewell se le queda una cara de gilipollas que inmediatamente captará los corazones del público.
De repente, Hopewell se ve sin un puto duro (lo que propicia una serie de problemas económicos y vitales que son buenas tramas secundarias y que pueden conseguir que el espectador se sienta identificado) y debe ir a comisaría a poner una denuncia. Después, con todos los papeles en cuestión, se presenta en el banco y solicita el regreso de su dinero a la cuenta.
Días más tarde, Hopewell recibe una carta en la que el banco, cual Poncio Pilatos, se lava las manos y asegura que no van a devolver ese dinero a la cuenta de su cliente porque el robo ha sido responsabilidad del propio Hopewell.
«Pero si yo soy el cleinte» se dice Hopewell, «pero si fueron ellos los primeros en darse cuenta de que había un robo en curso, si en realidad les han robado a ellos, solo que casualmente ha sido mi dinero en concreto, pero esto es un poco como si Dillinger entra en una sucursal y la saquea, pues la responsabilidad es del banco, no del cliente. ¿Acaso no tengo yo el dinero en el banco para que me lo cuiden y justo eso es lo que no han hecho?»
Al día siguiente, dispuesto a poner una reclamación en toda regla, Hopewell intenta sacar su paga del mes que ya le ha sido metida en el banco. Seiscientos y pico euros. Y un empleado del banco en cuestión, recordemos, Santander Central Hispano, le dice que para cantidades mayores de 300 euros hay que pedir una autorización.
Y es entonces cuando Hopewell cae en la cuenta de lo que ha pasado, momento culminante del capítulo y trama central de la serie. En realidad él no es más que un cabeza de turco de un complot mucho mayor organizado por el Banco Santander Central Hispano (porque lo de que las multinacionales sean las malas da mucho juego en pantalla aunque todo el mundo sabe que eso nunca es verdad) cuyo objetivo en realidad es que toda la gente empiece a operar por internet y organizar un gran robo a todo el mundo, porque de esa manera podrán quedarse con el dinero y decir que la responsabilidad es de los clientes. Un gran complot para estafar a sus clientes. El verdadero Bauer se ha enfrentado incluso al presidente de EEUU, pero ahora Hopewell se da cuenta de que en realidad es el señor Botín su enemigo. El caso se presenta difícil. Máxime teniendo en cuenta la trama secundaria de las vicisitudes que tendrá que superar ahora nuestro protagonista para vivir sin un puto duro, que es la parte donde la serie hará inciso en el realismo social que tan bien se nos da en España.
To be continued…
¿Irreal? Puede ser, pero ya sabemos todos que a veces la realidad supera a la ficción.

Monster house

El otro día me lancé al cine con Adri y Estefanía. Fuimos a ver «Monster House», una de animación. Y cuando salí del cine me di cuenta que me lo había pasado en grande. La peli es entretenida y divertida. Ok, no al nivel del buen Pixar de Monstruos, Nemo y Toy Story, pero Monster House tiene algunos momentos verdaderamente brillantes y una animación bastante lograda.
¿Lo mejor? La cámara. En el minuto tres ya te has olvidado que se trata de una película de animación. Es in´creíble lo muchísimo que se mueve la cámara y los ángulos que plantea.
Otro punto a favor: el que al principio parece que va a ser el típico secundario cómico tocapelotas, el gordito Croqueta, resulta ser uno de los personajes más divertidos de la historia (ay que fuerte, que fuerteeeee).
¿Cosas a destacar? Por supuesto, Croqueta y la cámara. Y después, al policía negro, el momento en que los niños intentan engañar a la casa con un muñeco hecho con un aspirador (simplemente brillante), el desenlace… y un par de escenas hilarantes que no quiero destripar.
También me gustó comprobar que, aunque utiliza un tono oscuro propio del cine de terror, en ningún momento los niños que abarrotaban la sala se echaron a llorar (aunque estoy seguro que se cagaron en un par de momentos).
En definitiva, me parece una película entretenida y bien hecha. Me quedó la espina de verla en inglés por oír al siempre maravilloso Steve Buscemi poniéndole la voz a Nebercracker. Pero bueno, la verdad es que estaba bien doblada, con ausencia de famosetes de esos que van para cobrar y hacer publicidad pero no tienen ni pajolera de hablar. Como odio cuando una película la destroza Dani cantodelloco o cualquiera de esos.
Monster house deja un buen sabor de boca, os lo aseguro.

Los Hopewells de verano


Bienvenidos a la segunda edición de los premios Hopewell, ya sabéis, esos premios que yo otorgo a las series que voy viendo y que son de casi tanto nivel como los oscars en el cine. En fin, que esta vez los premios se entregan a las series de este verano que he visto, y los competidores son los siguientes:
Nightmares and Dreamscapes (miniserie. única temporada)
Kyle XY (primera temporada)
Eureka (primera temporada)
The 4400 (temporada 3)
Blade (primera temporada)
La zona muerta (quinta temporada)
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Hopewell a la mejor serie: Sin duda, para la que me parece que ha sido la serie revelación de este verano: Kyle XY.
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Hopewell al mejor actor principal: Aunque Matt dallas (Kyle XY) también se lo disputaba con fuerzas por su papel en Kyle XY, el premio es para Joel Gretsch (The 4400)
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Hopewell a la mejor actriz principal: 3 fuertes candidatas compitiendo: Jill Wagner (Blade), Lana Parrilla (Windfall) y Jaqueline McKenzie (The 4400). Al final, la ganadora es Lana Parrilla, quien, por cierto, salía en la cuarta temporada de 24 en cinco o seis episodios.
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Hopewell al mejor actor secundario: Larry Poindexter (Blade) quería el galardón, pero finalmente se lo lleva el joven Jean Luc Bidoleau por su papel en Kyle XY.
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Hopewell a la mejor actriz secundaria: Para Alice Greczyn, por su trabajo en Windfall.
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Hopewell al mejor actor ocasional: Sin duda alguna para Larry Poindexter, por su papel como el agente Federal Ray Collins en Blade, un personaje que me parecía de lo más interesante.
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Hopewell al mejor personaje: El propio Kyle, de Kyle XY.
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Hopewell al personaje más enigmático: Tom Foss, el personaje interpretado por Nicholas Lea en Kyle XY, aunque eso sí, compitiendo con el mismo Kyle.
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Hopewell al mejor episodio piloto: Sin duda alguna, para Kyle XY por su originalidad.
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Hopewell al mejor season finale: Este es duro porque ninguno ha sido gran cosa. Dudo entre Windfall, The 4400, Kyle XY y Blade. Finalmente, el premio es para The 4400.
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Y si me preguntan quién ha sido el más guapo de la temporada yo diría que el premio es para Matt Dallas, el joven protagonista de Kyle XY que seguro trae por el camino de la amargura a más de una adolescente. De entre las mujeres, aunque Alice Greczyn puede que sea más linda creo que me decanto por Jill Wagner (Blade), que además enseña palmito en varios episodios.
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Y eso es todo por el verano. han sido 6 premios para Kyle XY, 2 para The 4400, 2 para Windfall y 2 para Blade.
Y nada más. La próxima temporada (Octubre-Junio) viene cargada de grandes series, algunas de las cuales ya han dado comienzo, como Prison Break. La competición será dura este año.

Dos semanas de Hopewell

Me fui dos semanas a León y me llevé un estuche lleno de películas y capítulos de series que tenía por ver, para cuando regresera a los madriles escribir mis impresiones en el blog.
¡Ja! Primer fallo: el dvd de mi madre no lee divx. Mi gozo en un pozo, no pude ver ninguna de esas películas ni series.
Así que un día recurrí al viejo método de alquilar una película en el videoclub. La elegida fue «Rosario Tijeras», una peli colombiana pero coproducida con España y con Unax Ugalde en el reparto malhablando colombiano. Mira que le tenía ganas a la peli y mira que es mala. Sobre todo por aburrida y lenta y por intentar hacerse pasar por el director de Amores Perros mediante el recurso de contar la historia salteada, sólo que en este caso lo hace sin ninguna gracia y con el menor interés. Y al final le queda un churro. eso sí, a destacar la presencia de Flora Martínez, que luce palmito con elegancia y luce preciosa cada vez que sale desnuda. Las verdades por delante.
Más. Lei el otro día que los malos resultados obtenidos por la quinta temporada de 24 en Antena 3 han hecho que relegen sus seis últimos capítulos a las altas hopras de la noche. Estos tíos son gilipollas. Con el trato que le dieron a la serie en sus anteriores temporadas, ¿de verdad esperaban comerse algo ahora? La gente ya pasa y prefiere verla en internet o en Fox. Y es lógico. Y vamos, poner una serie que obtiene exito en cada país que visita los domingos por la noche en verano y de tres en tres capítulos tiene delito. Menuda panda de…
En fin, que oye, ha salido una noticia, y parece ser que en La nueva temporada de Los Simpson habrá un capítulo de 24 y saldrán Jack Bauer y Chloe. Puede ser fantástico. Ya tengo ganas de verlo.
Y por último, en cuanto vi en un escaparate el nuevo libro de Stephen King entré a comprármelo. Tuve que rapiñar en mis bolsillos para alcanzar el monto total pero lo logré y me llevé Cell conmigo. Como siempre que pillo un Stephen King nuevo, las ansias por empezar me corroían así que devoré con ansiedad las últimas veinte páginas del Pitt que tenía en esos momentos y empecé con Cell.
Con los libros de Stephen King siempre intento leer despacio para que me duren más. Con algunos lo consigo mejor que con otros, a veces recurriendo al masoquismo puro y duro y obligándome a cerrar el libreo a pesar de no querer hacerlo. Bueno, pues Cell sólo logré alargarlo durante cuatro días. Eso sí, cuatro días de maravillosa lectura que me encandiló desde el primer párrafo, ese en el que resume «El Pulso» y su comienzo, hasta su… ¿desgarrador?… final.
Ok, es cierto, estoy de acuerdo en que no es la mejor novela de King, pero me ha parecido un gran libro, de esos que se leen ágiles y se disfrutan como enanos si te metes en la novela. De hecho, se lee igual de ágil y disfrutandolo tanto como el mamotreto de 1100 páginas que es una de las mejores obras de King: Apocalipsis. Con el que guarda ciertas similitudes, que no hacen de la novela una copia. Ambas dos narran un fin del mundo con supervivientes que emprenden viajes. Y hasta ahí las coincidencias.
He disfrutado de Cell como un enano. Se convirtió desde el principio (las primeras 80 hojas no tienen desperdicio y son increibles) en uno de esos libros que uno no desea que se acaben. Pero se acaba. Y cuando lo hace, y uno tiene ese regusto amargo que se queda cuando se termina una buena historia, de repente gira la página y se encuentra con un regalo. El primer capítulo manuscrito de la siguiente novela de King. Así da gusto.
Bueno, Hopewell vuelve a estar aquí.

El Tiempo de las Cerezas

El lunes 18 de Septiembre de 2006 salía el disco de Enrique Bunbury y Nacho Vegas, El Tiempo de las Cerezas, y yo lo esperaba con ansias. De todos modos, este año decidí no hacer la de todos los discos y presentarme en la tienda en cuanto abren para comprar el disco el primero. Me dio pereza madrugar.
Así que me desperté a las doce, me lavé la cara, me embutí los pantalones y me lancé al Corte Inglés. Tranquilos, no he caído en sus redes, lo que pasa que en León no hay más tiendas de música. Es así de triste.
Llego al Corte Inlgés, me acerco a la sección música y veo, extrañado, que hay tan solo unos cuantos ejemplares del disco en una repisa. Cojo uno y me pongo en la cola. Había siete tíos delante de mi y los siete llevaban el mismo disco que yo. En fin, somos legión.
El caso, cuando me acerco a pagar oigo a las dependientas decir «A este paso no nos va a llegar ni para la mañana». Y es que el disco se estaba agotando y llevaban dos horas y media abiertos. Si es lo que yo digo, que los fans de Bunbury somos una puta legión y estamos colgados. En fin. Como siempre, la próxima semana estará entre los más vendidos de la semana, y a la siguiente habrá desaparecido de la lista. Como todos los fans lo compramos el primer día…
Al caso, el disco. Me ha sorprendido muy gratamente lo bueno que es. La mezcla de canciones de Vegas y Bunbury hace que el disco nunca llegue a ser monótono. Las letras son muy sabinescas (y eso siempre es bueno) y las músicas son tranquilas. Suena muy bien y me ha gustado mucho. Claro. Hay canciones con letras hermosas (Él rumbo de tus sueños, a pesar de ese final con regusto amargo) y canciones cuya letra no me gustaría que me dedicaran (Bravo y Puta desagradecida, por citar dos) como esa parte de bravo en que dicen «el infierno es un cielo comparado con tu alma».
En defintiva, un muy buen disco. Evidentemente, no apto para odiadores incondicionales de Enrique Bunbury. De todo tiene que haber en este mundo.
El Tiempo de las Cerezas.

que

Clerks 2

Hoy fui al cine a reencontrarme con unos viejos amigos. Antes regentaban un videoclub que era a la vez una pequeña tienda. Aquello era Clerks, y ahora es Clerks 2 y el videoclub abre la película en medio de un incendio.
Lo cierto es que me he reencontrado con un Kevin Smith que parecía haber perdido el norte pero aquí recupera toda su capacidad humorística. Lo cierto es, que aunque no llega al nivel de la primera Clerks, me pasé la práctica totalidad del metraje de la secuela riéndome a carcajadas.
Smith se las da de director, pero a mi me da la impresión de que debe ser el Santiago Segura de Estados Unidos, porque no brilla, para nada, en cuanto a los planos que realiza. Lo suyo es el humor, en este caso basado en diálogos hilarantes y situaciones… ¿hay una palabra para definir esto?
Uno debe saber a lo que va cuando se mete en Clerks 2 si no quiere salir escaldado.
Yo la disfruté un montón. ¿Lo mejor? Bueno, hay una serie de momentos que merecen sin duda la entrada al hall de «grandes momentos»:
– La discusión entre un freak de Star Wars (el bueno, y con el que estaban nuestros corazones) y dos de El señor de los Anillos. En esta conversación se oyen lindezas como «El señor de los anillos es una trilogía sobre gente que va andando a un volcán» o «Al final, hasta los árboles andan», se tacha a Anakin de «marioneta Skywalker» y, en un momento dado, el personaje de Randall dice, muy bien dicho por cierto, «para que te enteres, sólo hay UNA trilogía». Evidentemente, habla de Star Wars.
– Las referencias cinematográficas. Sobre todo la relacionada con El silencio de los corderos, música y diálogo de aquella película incluidos. Una referencia muy bien protagonizada por Jay.
– Jay y Bob el Silencioso. Como siempre, lo mejor.
– Kelly y el semental sexy. Sin palabras.
Y me dejo fuera algunos otros grandes momentos, porque la peli está llena de ellos, pero tampoco es plan de poner aquí toda la película. Y bueno, con esto me despido. Me voy de vacaciones un par de semanas, y dudo mucho que actualice el blog mientras tanto, así que… nos vemos a la vuelta. Salud y rock and roll.

Corrupción en el ritmo

El otro día me lancé de cabeza al cine a ver la nueva de Michael Mann, y lo hice con grandes esperanzas en esa adaptación de aquella serie que jamás seguí. Corrupción en Miami. Con Fox venía de la magnífica Collateral, y aquí acompaña al oscarizado actor por Ray con un Collin Farrel aún más chulesco de lo normal.
Primera pregunta: ¿Por qué Collin Farrel va de guapo?
Segunda pregunta: ¿Quién fue el estilista que pensó que teñirle el pelo a Farrel de rubio cutre iba a quedar bien?
La versión cinematográfica de Corrupción en Miami que Mann ha filmado puede resultar entretenida, pero todo depende de lo que esperes ver. Yo me esperaba ver algo más del tipo «Collateral», con ritmo y acción. Pero esta película adolece justo de eso, de una falta de ritmo que llega a ser acojonante.
Acción, poquita. Lo que tiene la película en exceso son planos de «mira que guapos mis actores», planos de «mira que chulos mis actores», planos de «mira que bueno mi fotógrafo» y planos de «mira que decorados más chulos me he buscado».
Hay momentos en que uno llega a cansarse de esa actitud chulesca de los dos portagonistas, de los cuales, por cierto, no se entienden las motivaciones que tienen para actuar como lo hacen, sobre todo el personaje de Farrel. El doblaje de los personajes no americanos es lamentable y resulta cansino (sigo sin entender porque los doblan imitando un acento. A ver, cuando voy a ver una peli doblada es para ahorrarme el esfuerzo de traducir o de leer. Si quiero ver como actúa un actor el acento, voy en versión original), sobre todo el del personaje de José Hierro y el de Luis Homar (que por cierto, sale poquito).
Ya lo he dicho. Depende de lo que esperes, puede resultarte entretenida, pero no llega a nada más. A mi ni siquiera me entretuvo, sino que sufrí las dos horas y media de metraje con una sensación que empezó siendo de emoción por haber ido a ver la película y a la media hora era de «¿Y yo tenía ganas de ver esto, por qué?». A la hora y media ya tenía ganas de que se acabara. Por ahí hay una escena de acción, y me dije a mí mismo «venga, chaval, que la peli resucita, que ahora viene lo bueno» porque Mann sabe cómo rodar buenas escenas de acción. Pero la escena de acción dura apenas unos minutos y la película regresa a su tono aletargado. Cuando llega el tiroteo final (por cierto, porque a Mann le avala una trayectoria previa, porque este tiroteo me pareció de los peores rodados que he visto en mi vida) ya ni la acción conseguía emocionar a la sangre de mis venas.
Yo le doy un suspenso.

Ahora que

Cuando el reloj marcó las 00:00 que daban inicio al siete de septiembre de mi cumpleaños número veinticinco, Sabina aún lideraba a su banda sobre el escenario montado a propósito en Las Ventas. Y aún le quedaba hora y media de concierto por delante.
Cualquiera que conozca un poco a Joaquín Sabina sabrá que Las Ventas para él tiene un algo que hace especiales los conciertos, y en este en particular se sintió. Sabina estuvo expléndido durante todo el concierto, a veces melancólico, a veces rockero, siempre según la ocasión lo requería. Verle tocar durante tres horas fue toda una experiencia a recordar, más en estos tiempos en los que los artistas se han subido a la parra de colocar las entradas a millones para luego tocar durante hora y media o dos horas y despedirse sin más.
Sabina no, él se mantuvo a sus sesentaytantos (creo) durante tres horas al frente del escenario, cantando y tocando la guitarra, y deleitando los oídos de todos los que estábamos allí con sus bromas, sus poemas, sus anécdotas y recuerdos, y sobre todo, sus canciones. Y las hubop de todas épocas y para todos los gustos. Desde «el hombre del traje es gris» hasta el «llueve sobre mojado» de aquel album compartido que tan poco me gustó. Golpeó con saña el escenario con su bastón al ritmo de «ahora», bromeó con Olga Román durante la «magdalena», hizo que toda Las Ventas saltara al ritmo del pirata cojo y su pacto entre caballeros, dedicó su yo me bajo en atocha a los ausentes del once de marzo, nos resumió su vida con «resumiendo» (valga la redundancia)… y nos emocionó tocando la gran añorada de giras anteriores que es «pongamos que hablo de Madrid». Un gran momento, porque al parecer ni siquiera el resto de la banda se la esperaba, pero Sabina se lanzó, él sólo con la guitarra, a cantarla y los demás se le fueron uniendo poco a poco.
Su despedida, con «19 días y 500 noches». Se quita el sombrero para hacernos una reverencia mientras toda la plaza le reverenciaba a él. Bien merecido.
Ahora, me queda el resto del día por delante.