Siempre lo supo, el tio, no era listo ni ná


Hoy se me ha ocurrido ver «Siempre supe lo que hiciste el último verano», tercera parte de la película que ya podéis imaginaros y que ha salido directamente a DVD en EEUU y a tierras españolas aún no ha llegado más que por emule.
Mi primera impresión cuando han empezado los créditos era una impresión que ya tenía desde casi el minutos cinco de metraje: «¿Por quë coño me meto yo solito en estos berenjenales?»
Bueno, una cosa… Si la comparas con cualquiera de Uwe Boll esta es una joya del séptimo arte a la altura de Casablanca. Si la pones al lado de Ultraviolet (aquel engendro de Milla Jovovich) también parece un peliculón.
A ver, porque no sé por donde empezar…
– Primero, el poster. A ver, acabo de ver la película y en ella hay cinco personajes principales (una rubia, una morena rockera, un rubio, un moreno duro y un moreno blando) y dos secundarios (un joven policía y un viejo policía). ¿Habéis contado? ¿No? Pues volved a hacerlo y luego mirar el poster. ¿Alguien me puede decir quién coño es la rubia que está detrás? Porque yo no.
– Los actores. Bueno, pues no vamos a masacrarles porque a fin de cuentas son jovenes que intentan hacer carrera y les ha tocado en fortuna hacer este truño de guión. Unos nacen con una flor en el culo y les toca hacer Scream y otros no.
– Miedo: ninguno. Barrio Sésamo da más sustos. E inquietud tampoco consigue dar porque, claro, tener como malo a un tio que va vestido de Capitán Pescanova pero en azul como que no asusta.
– Dirección: Cuando un tipo no sabe dirigir lo que hace es editar las escenas de acción cruzando los planos normales con flashes blancos y tomas descuadradas para acrecentar la tensión. Pero es que eso lo hace Michael Bay y sabe hacerlo. Lo hace cualquier otro papanatas y es ridículo.
– ¿Por qué en las pelis de terror siempre tiene que haber algún sueño del que los personajes se despiertan para encontrarse en una situación atemorizante muy semejante a su sueño?
– Fantástico el momento en que al productor se le ocurrió hacer girar la trama y desvelar quién es el capitán Pescanova… no quiero contarlo aquí para no joder a quien quiera verla, pero vamos, que bonita manera de destruir el mito que han creado sus predecesoras. Y sí, estoy siendo irónico, porque me parece una cagada terrible tanto desde el punto de vista de guión como de producción. Es como si en Pesadilla en Elm Street 9 te dicen de repente que Freddy en realidad es un angel, que lo del demonio es falso todo. Hay que joderse.
– Y por lo demás, pues nada, pasa de una escena a otra sin que le importe demasiado que no terminen de conectar, quedan mil hilos sueltos por ahí y utiliza recursos baratísimos para intentar dar miedo, como poner luces parpadeantes o acercar la cámara de manera misteriosa.
Adri, que la peli está de puta madre, la guardo hasta que vengas para que la veas. Digo, por no ser el único pringado que la sufre. Álvaro Loman, si te apuntas tu también podemos hacer un foro sobre ella.

Al agua patos

Lo del título tiene una explicación, y es que como no voy a ceñirme a un solo tema, sino que voy a comentar dos cosillas y las dos están relacionadas con el hachedoso, pues eso…
Para empezar, quería hablar un poco de Dirk Pitt, ese personaje inventado por Clive Cussler y cuyas novelas Adri y yo devoramos cual phoskitos en la adolescencia. debido a que Dirk Pitt es el director de proyectos de la Agencia marina de los eeuu, todas las novelas que protagoniza tienen buena parte de su acción en el agua, ya sea encima o por debajo.
Son novelas que mezclan la acción, la intriga, el espionaje político, las aventuras y el suspense. Por eso la última adpatación de una de sus novelas (Sahara) fue una basura, porque primaba el humor idiota (cosa de que carecen las novelas) y la aventura, faltándole la acción y el estilo que hace tan características a las historias de Cussler.
Dirk Pitt es un personaje con facha de héroe, un tipo duro a lo Jack Bauer (aunque Bauer le destrozaría sin pensarlo), y como Bauer, aunque por diferentes razones, no es un héroe típico.
Y es que Dirk Pitt es un personaje al que en ocasiones adoras, sobre todo cuando se enfrenta a mil peligros sin casi despeinarse, pero al que a veces debes detestar moralmente (como cuando una chica le rechaza y él la abofetea y entonces ella deja que sus barreras cedan y cae en los brazos de Pitt) aunque esas escenas te resulten la mar de divertidas.
La verdad es que son novelas que se leen muy fácilmente y que entretienen que da gusto. Algunas son peores que otras, pero de vez en cuando uno encuentra verdaderas joyas, como Vixen 03, Cyclops o El secreto de la atlántida. Y además tienen a alguno de los mejores secundarios de la historia, como son Giordino o el Almirante Sandecker.
Pero si hay que resaltar una cosa de las novelas de Cussler es que, a medida que se acerca el final y la acción se va tornando cada vez más peligrosa, los detalles están escritos con frialdad, para resaltar la dureza de la situación o de Pitt, y te encuentras así con párrafos geniales como el siguiente (sacado de Cyclops):
No dijo más. Pitt apoyó el grueso cañón de la AK-74 en la panza de Quintana y le empujó contra la pared. Quintana se había enfrentado muchas veces con la muerte antes de ese momento, pero al contemplar la helada expresión de aquel rudo semblante, al ver pintada una indiferencia asesina en aquellos ojos verdes, comprendió que tenía un pie en el ataúd.
Fantástico. Vamos, casi me acojono hasta yo. Quintana tuvo que cagarse por la pata p’abajo.
Y lo segundo que quería comentar, también relacionado con el agua, es que he puesto a bajarse el episodio piloto de Aquaman, una serie de los creadores de Smalville (lo cual para mi ya no dice mucho a su favor) sobre un superheroe que ni conozco. Pero Adri me enseñó el trailer en youtube y parecía tener buena pinta. Y salía Ving Rhames.
Lo he puesto a descargar por la curiosidad de verlo y porque Adri seguramente quiera verlo. Aunque, por si a alguien le interesa, este episodio piloto será lo único que podrá ver sobre Aquaman porque la serie finalmente no ha sido comprada por ninguna cadena de televisión así que no habrá más episodios.
Como nota final a este post acuático, sólo decir que, por muchos poderes que tenga en la serie el niñato rubio que hace de Aquaman, Dirk Pitt le destrozaría aún con los brazos atados a la espalda, y es que al rubiales le falta una cosa muy importante para ser un gran héroe: una indiferencia asesina en sus ojos. Y un rudo semblante.

Downloading…

A veces cuando comentas por ahí que te bajas un huevo de series por internet y las ves cómodamente sentado en el sillón, o tumbado en la cama, algunas personas, sobre todas las pertenecientes a esta incómoda profesión audiovisual, te miran como si cometieras el peor de los crímenes. Y sabes lo que están pensando, que tiras piedras contra tu propio tejado. Como si ellos no se grabaran sus cds o fotocopiaran libros para estudiar. Chavales, eso también es delito.
La idea que asalta sus mentes es la siguiente: una serie al no tener audiencia es cancelada, y todos los que nos descargamos series por internet no estamos apoyando a esa serie.
Esa idea es justo lo que yo llamo IGNORANCIA.
¿Por qué? Pues vamos a ver, queda muy claro que yo no puedo hacer nada para apoyar una serie en EEUU y suponerle un putito más de audiencia a esa serie. Por lo tanto, si ellos toman o no la decisión de continuar una serie o cancelar su emisión lo hacen sin que ni yo ni todos los que hacen como yo les importemos un carajo.
Ya, diría algún listillo ignorante, pero las series también viven del dinero que ganan vendiendo la serie a otras cadenas del mundo, y si tu no las apoyas en tu país…
Ya, respondo yo. Dejadme que os cuente un pequeño secreto. ¿Cómo se miden las audiencias? Es de risa, en realidad. El organismo encargado, SOFRES, tiene tres mil quinientos aparatos (y lo escribo con letra y no con número para que no quepa duda de que no me he equivocado porque no, no se me olvida ningún cero. Son 3500) repartidos por toda España y que supuestamente abarcan todo tipo de segmentos sociales: jovenes, adultos, ancianos, niños, hombres, mujeres, clase alta, clase media, trabajador, parado, etc. Y esos 3500 aparatos les sirven para hacer medias y estimaciones de público. Así que, señores y señoras, calculan lo que hacen cuarenta millones de personas en base a 3500 aparatos. No sirve de nada que yo ponga la televisión para ver 24 porque yo no tengo dicho aparatito.
Luego, que yo me descargue la serie o la vea en Antena 3 con sus diez mil horas de anuncios no sirve para que Fox decida mantener la serie o cancelarla.
Lo que hay que hacer es cambiar las formas. No se pueden medir las audiencias de una forma tan… cutre. Y si el espectador está emigrando a internet habrá que ver formas de explotar dicho mercado. Que no echen la culpa a la gente de las cosas que hacen mal ellos.
En EEUU van siempre un poco por delante (excepto en lo que a Bluetooth se refiere, según Adri) y allí los canales ya se han dado cuenta del poder de internet y algunos canales de televisión permiten las descargas gratuitas de sus series. ¿Por qué? Porque saben que lo que a ellos les da dinero es la publicidad, y han decidido ofrecer a toda la gente que veía las series por internet la posibilidad de ser legales, descargándose los capítulos con permiso… y llevándose de paso algunos anuncios pegados en la imagen, de esos que salen en la parte baja a modo de banner y que allí son muy recurrentes (aquí en España usan la parte baja de la imagen para poner mensajitos de móvil y dar sensación de interactividad… por dios…). ¿Y saben que está ocurriendo? Que funciona. La gente tiene gratis los capítulos, los ve a la hora que quiere y ya no les tachan de piratas, A cambio de un par de banners. Y las cadenas de televisión siguen ganando dinero con su publicidad. Todos felices.
De momento.

Scotfield y compañía


Dentro de tres días se estrena (en EEUU, claro) la segunda temporada de una de las mejores series que vi el año pasado. Se trata de Prison Break, la inteligente narración sobre la preparación de una fuga en una prisión de máxima seguridad.
La construcción de unos interesantes personajes sumada a una historia vibrante que te mantiene atrapado desde el primer momento hasta el último, sumado a un final de vértigo, hacen que el estreno de éste lunes sea uno de los más esperados.
Al fin podremos ver qué es de Scotfield y compañía.
El avance que ha soltado la cadena sobre la segunda temporada es alucinante. Lo dejo aquí, aunque también os aviso: si no habéis visto la primera yo os aconsejo que lo hagáis y dejéis este video para cuando hayáis acabado.
Si no tenéis en mente ver Prison Break, os estaréis perdiendo una de las mejores series del panorama televisivo.

La hora está cerca


No es la primera vez que hablo del que es seguramente uno de los estrenos de este verano más esperados. Me refiero a «Snakes on a plane», por supuesto, que ha realizado la mejor campaña publicitaria para una película desde Torrente. Aquí os dejo el enlace a mi antiguo post sobre el tema, por si os interesa.
Serpientes en un avión se basa en una premisa freak, y creo que no hace falta comentar cual es. El caso es que, a mediados de la producción, los productores no debían estar muy seguros del posible exito o fracaso de la película, y a alguna mente brillante se le ocurrió dejarlo caer en internet. Nada sobre el argumento, sólo que la película tendría a Samuel L. Jackson como protagonista dentro de un avión plagado de serpientes venenosas.
El movimiento surgido sobrepasó cualquier expectativas. El boca a boca hizo su trabajo, empezaron a aparecer páginas sobre la película, falsos posters (como el que he puesto ahí), e incluso falsos trailers. Millones de noticias empezaron a circular en la red, de tal manera que se empezó a calificar a la película de acontecimiento, cuando antes no pretendía pasar de serie B. Pero la fiebre llegó a tal punto que algunas noticias cogieron demasiada fuerza, como la supuesta existencia de una escena donde una pareja se encontraba en un baño del avión haciendo el amor hasta que aparecía un hambriento reptil. Tal fue el peso del rumor que los productores decidieron volver al set después de terminado el rodaje para grabar esa y alguna otra secuencia que habían surgido de la calenturienta mente de internet.
En fin, que yo como freak que soy iré a verla y la disfrutaré aunque sea mala.
Os dejo aquí unos regalitos. El teaser verdadero de la película:
Y también el trailer, un poquito más largo…

El extraño

Anoche vi Cuando llama un extraño, el remake de una peli de terror de Fred Walton. La verdad es que no he visto la antigua, pero la primera impresión que me quedó tras ver la versión que ha dirigido Simon West es la siguiente: Si tienes una historia que sirve para un cortometraje de quince minutos y no más, no intentes convertirla en 90 minutos.
Y es que la historia es la de una canguro que empieza a recibir llamadas amenazantes de un extraño. Debo añadir que miedo no da en absoluto, pero la música está muy bien y acompaña a la perfección a la película para meter inquietud hasta en los momentos más simples.
Pero más allá de eso, la mitad de los momentos de tensión se solucionan con un gato, una criada, un teléfono que suena, el viento que agita un árbol o la amiga de la canguro que pasa a hacerle una visita sorpresa. El extraño al que hace referencia el título no hace aparición física hasta el minuto 70, pero para entonces uno ya está aburrido de esperar que ocurra algo, y el desenlace es tan veloz que no da tiempo ni a disfrutarlo.
Camille Belle, la joven protagonista, está magnífica, eso sí. Lo que me sorprende es que el director de esta película tan vacía de contenido sea aquel que antaño debutó con la brillante Con Air (en sus manos tiene el muuuundo entero). Es incréible la capacidad de este hombre para ir en picado absoluto. Debutó de forma magnífica, siguió con la sosa La hija del general, y luego se tambaleó con la primera entrega de Tomb Raider. A partir de ahí, adiós Simon West. Dirigió varios capítulos de series que ni siquiera son famosas, una película que no la conoce ni su padre, y de repente, aparece de nuevo con esto… Cuando llama un extraño. Pues oye, yo no conozco a Simon West, pero por lo que a mi respecta, esta película bien pudo titularse Cuando aburro a un extraño.

Con la botella de Ron

El sábado fui al cine a ver la nueva entrega de Piratas del Caribe. Dos horas y media de espectáculo. Y bueno, aunque la peli empieza bastante floja, que parece que le cuesta arrancar, luego coge ritmo y no te suelta hasta el último segundo.
Debo además hacer un inciso en el detalle de los efectos especiales. Aunque hay alguna cosa que canta cual alerón de jugador de futbol (véase el momento caída atado a un palo) el resto de los efectos están sorprendentemente bien hechos. Y digo sorprendentemente, porque después de haber visto King Kong y Supermán uno ya estaba preguntándose si a los de Hollywood se les estaba olvidando hacer efectos especiales.
Increíbles los efectos de maquillaje y de recreación de los malvados. Para mi, lo mejor de la película… junto a Jack Sparrow, por supuesto. Y es que Johnny Deep vuelve a marcarse un papelón con su capitán pirata de gestos exagerados.
Sobre los actores, pues eso, Johnny Deep increíble, y Bill Nighy haciendo de malo también se sale (aunque permitidme un consejo: versión original, porque el doblaje del malo en español da canalera). En cuanto a Keyra, se limita a hacer su papel sin sobresalir pero sin quedarse atrás. Y Orlando “caradepalo” Bloom sigue haciendo gala del sobrenombre que amablemente le pusimos Adri y yo hace años, después de ver todas las del Señor de los anillos. Y es que Orlando, una vez más, se pasea por los 150 minutos de metraje sin mover el gesto. Da igual que le latiguen, que esté feliz, triste, decepcionado, en medio de una batalla… Orlando sigue con su cara de piedra.
Y muy bueno que hayan puesto a Stellan Skarsgård como el padre de Orlando Bloom. Stellan es de esos actores que brillan como secundario, y aquí lo hace una vez más. Ah, increíble el papel del pirata tuerto. De lo mejorcito de la peli también.
¿Lo mejor? Los efectos especiales referentes al maquillaje y caracterización de los personajes, la cuasi sorprendente aparición final, y la increíble batalla a tres bandas que tiene lugar primero en una playa, luego en un molino, y por último en la rueda del molino en movimiento. Simplemente brillante. Una muestra fascinante de coreografía y puesta en escena.
¿Lo peor? Algunos efectos especiales, el principio de la peli y, sobre todo, esa manía de la que ya empiezo a estar harto de colar escenas en las películas que están hechas únicamente para luego reproducirlas tal cual en el videojuego correspondiente.
Y aunque la película a mi me gustó mucho, particularmente hay una cosa que a mi me ofende. Y es que dicen que se están basando en la aburridísima atracción de los parques disney, “piratas del caribe”, cuando todo el rollo tiene un tufo increíble a Monkey Island, pero sin Guybrush… aunque bien podría ser una mezcla de Sparrow y el personaje de Bloom. Hay muchos piratas, un aprendiz de pirata, una mujer causa de amor… y un pirata zombie ejerciendo de antagonista.
Sólo les faltaba gritar aquello de “mira, un mono de tres cabezas”.
Y es que en la secuela aparece hasta la sacerdotisa voodoo. Y en la peli también es negra. Un poco más joven y delgada, pero viene a ser lo mismo.
Es más, por ahí circula el blog del creador de Monkey Island (Adri, déjame la dirección!!!) y éste escribió al respecto: El otro día vi Piratas del Caribe, y pensé, joder, esto me suena, joder, si esto lo he diseñado yo.
Por cierto, al igual que en la primera película, al finalizar los créditos de ésta hay una escena extra. Siempre me gusta cuando ponen escena extra porque me parece un regalo para aquellos que nos quedamos hasta el final en la sala, los poquitos que respetamos a todos los que han participado en la película. Que los créditos también son película.

Dragones y mazmorras

De pequeño mi serie de dibujos animados favorita era Dragones y mazmorras. Me encantaba. En parte porque siempre me han gustado los dragones, y en parte porque las historias que contaba la serie me fascinaban.
La serie narraba las aventuras de seis jóvenes que quedaban atrapados en un mundo fantástico y eran ayudados por el amo del calabozo que les proveía de armas mágicas y siempre les ayudaba dándoles crípticos mensajes.
Algunos de esos capítulos se me han quedado grabados para siempre en mi memoria. Sobre todo dos: «La chica que podía leer el futuro» (maravilloso el momento en que el grupo de portagonistas se encuentra con un coche de feria en medio de la selva) y «La ciudad de medianoche». Sencillamente brillantes.
Ý a mi me fascinaba también la historia, contada a modo de resumen en la cabecera de la serie pero nunca en un capítulo, de cómo habían llegado ellos allí. Seis jóvenes que llegan a una feria y se montan en una atracción. Y de repente, ellos y los cochecitos se ven arrojados a ese otro mundo. Siempre he creído que de esa serie se podría hacer una gran película de aventuras, Denver y dragón de siete cabezas incluídos. Tan sólo habría que adaptarla un poco a los tiempos.
De hecho, cuando hace años se realizó una película titulada «Dragones y mazmorras» yo corrí al cine ansioso como niño con juguete nuevo. Sabía que habían basado la película en el juego de rol que lleva el mismo nombre, y no en la mítica serie de dibujos animados que marcó a toda una generación. Pero trataba de convencerme a mí mismo de que tal vez habría algún guiño. Me conformaba con uno solo, el más mínimo detalle. Lo que fuera.
No lo hubo. Y no sólo no lo hubo, sino que una película con dragones, con un título con tirón comercial y con un aparentemente buen reparto (estaba hasta Jeremy Irons) resultó ser un truño de proporciones inusitadas. El truño del siglo. Aburrida, mal guión, personajes aborrecibles desde el primer momento (sobre todo el listillo gilipollas que interpreta uno de los hermanos Wyans), malos efectos, estúpida…
Atentaron contra mi ilsión infantil.
La película, obviamente, no obtuvo una gran respuesta del público… y lo sorprendente (Álvaro Loman, ésta es la demostración de mis palabras) es que los desgraciados se atrevieron a hacer una segunda parte, que por supuesto fue directa a video. Y lo siento, pero es que si la primera fue tan mala esta ni me atrevo a pensar en ella. No tengo estómago para verla. Ya tuve suficientes aveturas fantastico-medievales con Bloodrayne.
Aunque eso sí, por lo menos la carátula está currada. Que hasta apetece. Dan ganas de bajártela, porque pagar por ver esto puede ser deprimente. Pero la carátula está bien… y me voy a parar ya que al final me autoconvenzo y me la trago y luego mi orgullo infantil vuelve a romperse.

It’s coming…

En EEUU las temporadas televisivas no son como aquí. Ellos sólo contemplan dos bloques: el que inicia en octubre y va hasta junio, que es en el que se estrenan las series de prestigio o aquellas en las que las cadenas confían grandes presupuestos, y el verano, donde se estrenan series menores, de presupuestos más bajos y generalmente menos elaboradas (lo cual no evita que alguna vez sorprenda alguna serie, como fue el caso de The 4400).
La temporada de verano es también aquella en la que las cadenas americanas lanzan los pre-air de algunas series que tienen previsto estrenar en octubre. Para los no puestos, un pre-air es el episodio piloto, una especie de prueba de audiencia que sirve a la cadena para baremar la cantidad de audiencia que tendrá la serie, y en base a lo cual destinan más o menos presupuesto, y deciden la longitud de la serie.
La oferta de series americanas es inmensa y uno debe elegir siempre qué ver, porque no se puede ver todo. Uno ha de ajustarse a los géneros que le gustan o a aquellas propuestas que le resultan interesantes. En este verano yo he elegido:
– The 4400: tercera temporada. Y hasta el momento siguen manteniendo el ritmo. Y cada vez me gusta más ese gran actor que es Joel Gretsch.

– Blade: Sí, han hecho una serie. Y empecé a verla por curiosidad, porque me gustan los vampiros. Y bueno, es una serie de intriga pero con vampiros. Lo mejor que tiene es que es para adultos, y eso les permite abusar de la sangre, la carne femenina y el lenguaje malsonante (esto último le vendría muy bien a Jack Bauer, porque eso de decir dammit en lugar de Fuck…)

– Kyle XY: De momento sólo he visto el piloto pero tengo intención de ver más capítulos porque el episodio piloto es simplemente brillante y lo recomiendo. Cuenta la historia de un joven que se despierta en medio de un bosque, desnudo, sin saber quién es ni que hace ahí. En el centro juvenil al que le llevan pronto descubren que es un chico especial, entre otras cosas porque no tiene… ombligo.

– Pesadillas y alucinaciones: la de Stephen King. Ya hablé de ella.

Pero no es de eso de lo que quiero hablar sino de la próxima temporada de octubre. Ya estoy esperando por los estrenos de las nuevas temporadas de 24 (que putada que es en enero), Lost, Prison Break y Supernatural (aunque esta más por curiosidad que otra cosa). Y ya he visto la oferta de la próxima temporada. Estas son las series que, por su temática o trama se me han hecho más interesantes:

– HEROES. He visto el preair y es brillante. Cuenta la historia de un grupo de gente que empieza a descubrir que tiene superpoderes. Estoy seguro de que será la revelación de la temporada. Lo mejor del episodio piloto es el japonés que está convencido de que puede alterar el espacio tiempo. Sencillamente genial. Además, uno de los actores principales, aunque su personaje aún no sale en el preair, es Grez Grunberg, más conocido por ser el secundario de todo lo que hace J.J. Abrahams (desde Misión Imposible 3 hasta Lost, donde interpretaba al piloto del avión, pasando por Alias y Felicity)… Adri, creo que te va a gustar esta serie…

– JERICHO. La premisa es buena, pero el episodio pre-air muestra un presupuesto bajo con buenas intenciones, lo cual puede hacer de la serie o una obra maestra o una patata. Cuenta la historia del pueblo de Jericho, desde el cual todos sus habitantes pueden contemplar la explosión de una bomba nuclear en las afueras. Pronto descubren que también ha ocurrido en otras partes del país, están incomunicados y el miedo y la alarma social se instaura en el pueblo.

– EUREKA. Sobre un pueblo en el que permanecen ocultos un montón de científicos superdotados que rayan la genialidad. Aún no he visto nada pero la califican de muy buena.

– KIDNAPPED: Serán 13 episodios de intriga sobre la búsqueda del hijo de unos multimillonarios que ha sido secuestrado. Comentan de ella que es una de esas series que te atrapan desde el primer episodio y cuyo guión te deja helado.

– TRAVELER: Jay, Tyler y Will. Son amigos desde siempre. Un atentado terrorista y Jay y Tyler son acusados, pero no pueden probar que Hill haya existido jamás, a pesar de ser el principal sospechoso.

– THE NINE: 9 personas son mantenidas como rehenes durante el atraco a un banco que dura 52 horas. Dos de esas personas morirán y las otras siete verán como cambia su vida para siempre. Esa es la premisa. Una de las protagonistas es Kim Raver (Audrey en 24) por lo que si esta serie emociona a los responsables de su cadena mucho me temo que el personaje de Audrey desaparecerá en la sexta temporada de 24…

Todas no las puedo seguir, y tanto 24 como Lost y Prison Break no se van a caer de mi agenda, así que tendré que hacer la selección después de ver al menos un par de capítulos de cada una. Ya os diré cuáles me han enganchado.

Tocado y hundido

Conocí a Adri hace ya seis años, creo, y desde entonces hemos compartido un similar gusto cinematográfico que nos lanza a ver cine compulsivamente, sin hacer ascos a géneros (bueno, Adri le hace ascos al fantástico). Compartimos nuestro odio a Ray Liotta (comparable al que Álvaro Loman siente por Val Kilmer), nuestro gusto por películas como «el último gran héroe» o «la jungla de cristal», esperamos con la misma ansia el estreno de la cuarta parte de las andanzas de Indy y las de Yipikaye Willis, y adoramos a Jack Bauer por encima de todas las cosas.
Evidentemente, tanto cine nos ha hecho encontrarnos en la sala joyas esperables (Kill Bill, Mission Impossible 3), películas de las que no esperábamos nada y nos entretuvieron (Límite vertical, La sombra de la sospecha) e incluso alguna buena película inesperada (Factotum).
Pero lo más llamativo, claro, son los truños. Y Adri y yo hemos aprendido a reírnos de ciertas películas, inclusive en el cine, inclusive aunque algunas personas nos miren mal por descojonarnos de algo que nos parece mediocre. Aún recuerdo nuestra cara de «¿comorrr?» cuando a los setenta minutos de proyección de la película sin guión Parque Jurásico 3 de repente aparecen créditos finales. Aún recuerdo nuestras carcajadas con la escena donde un niñato de siete años haciéndose pasar por Rambo untado en meado de tiranosaurio libra al protagonista de una muerte segura ante los velocirraptores. Aún recuerdo nuestras carcjadas durante todo el metraje de «El sonido del trueno». Aún recuerdo nuestras carcajadas con «Hero». Aún recuerdo nuestra incomprensión ante «Revólver», nuestros bostezos con «Brockeback Mountain, en terreno vedado» y, sobre todo, nuestras carcajadas que nos valieron miradas de odio por parte del resto de espectadores, ante la ridiculez de película que es la alabada «Tigre y dragón».
Y claro, hay quien no comprende que a veces vayamos al cine a sabiendas de que vamos a ver un truño y con la intención de reírnos a carcajadas.
Como pasó ayer. Fuimos a Kinépolis a ver Poseidón, la nueva de Wolfang Petersen (otro de esos tipos que nos arrancó bostezos, éste con «la tormenta perfecta». Sí, perfectamente aburrida).
– ¿Proyección analógica o digital?- nos pregunta el taquillero.
Fieles amantes de las nuevas tecnologías y sobre todo de las pantallas gigantes y de la sala 25 de Kinépolis, escogemos digital.
– Como pase como en Superman no vuelvo- digo yo. Para el que no sepa qué pasó en Superman, que lea el artículo de Adri.
Vamos a por las palomitas. En las pelis buenas no comemos palomitas, pero gilipolleces como esta se merecen un regalito. Llegamos, vemos una promoción, regalan el juego de King Kong o el de Alejandro Magno. No nos interesa. Pedimos nuestro menú y entonces…
– ¿Queréis King Kong o Alejandro Magno?
Ok, se nos queda cara de «¿Queremos mierda o peste?». Habíamos comprado el menú con la promoción sin darnos cuenta. Lo juro. Elegimos King Kong.
Vamos a la sala riéndonos de lo surrealista de la situación.Terminan los trailers, empieza la película y… ¡tachán! no se oye. Como en Supermán. Evidentemente, Adri y yo empezamos a descojonarnos de la risa. La señora de delante se gira indignada y nos manda callar. Me dan ganas de decirle que aunque ella esté viendo los créditos y el barco digital, el sonido que oye no es el de la película. Prefiero reírme. Cortan la proyección. Se oyen silbidos en la sala. Vuelven a poner la peli desde el principio, esta vez con sonido, y gracias a dios, no vuelve a ocurrir nada. Eso sí, creo que me costará regresar a la sala digital de Kinépolis.
En cuanto a la peli… Pues mira, empieza con una animación digital del barco y de Josh Lucas corriendo por la cubierta que te anuncia de qué calibre van a ser los efectos especiales. Vamos, que cantan más que los alerones de Hulk. No sé qué pasa en Hollywood ahora que quieren hacerlo todo digital aunque no resulte creíble. Tal vez quieran hacernos creer que sí lo es, pero no funciona. No funcionó con King Kong, ni con Supermán, y tampoco funciona ahora. Prefería los efectos especiales de bodrios como Wild Wild West, que al menos me los creía. O los de Matrix, Terminator 2, etc.
La peli dura 90 minutos, y la verdad es que le sobran diez, sobre todo al principio, cuando el bueno de Wolfang quiere presentarnos a los personajes y lo hace con conversaciones sin interés y cruces absurdos. Desde el primer minuto puedes apostar por quién muere y quién vive y es dificil que no aciertes. Yo sólo fallé uno, que creí que iba a morir y sobrevivió. Adri falló dos.
Aparece la ola (gracias por hacer que fuera más impactante que la de «la tomenta perfecta») y el grupo de protagonistas deciden recorrer el barco en busca de una salida. La película mezcla, sin ningún acierto, las escenas de estrés y angustia con conversaciones que no vienen a cuento pero que imagino que su objetivo es profundizar en los personajes (jajaja).
En el hueco del ascensor ocurre la primera muerte, y si veis la película por favor fijaos en el cable que sujeta al pobre desdichado mientras «cae» al abismo. ¿No había dinero para borrarlo?
Más. ¿En EEUU los niños nunca mueren, ni siquiera en las catástrofes? Y otra cosa, ¿Por qué tienen que poner a los adolescentes como si fueran super héroes? Entre los protagonistas hay un chaval de unos 18 que resulta herido en una pierna al principio. Es un niñato, pero de repente, en medio de la película, actúa como si fuera el lider del grupo: «Seguidme, este es un buen camino». A lo que te dan ganas de contestar «¿Y tú qué coño sabes?».
En fin, la peli resulta más entretenida de lo que parecía, a pesar de todo (ya que yo sólo he recalcado lo malo) pero desde luego Wolfang Petersen tiene que empezar a pensarse los proyectos en que se involucra, si es que le dejan involucrarse en más después del batacazo que ha sido Poseidón.
Cuando salimos, eso sí, fantaseamos con la idea de hacer un trailer de «Poseidón 2» siguiendo la estela de ese maravilloso trailer de «Titanic 2«. Sí, de vez en cuando se nos va la pelota.
¿Lo mejor de todo? Llegamos a casa e instalamos King Kong, casi excitados por la idea de jugar con Kong a destruír todo lo que aparezca por delante, ya que la verdad es que jugar con Jack nos daba igual. Claro, el juego empieza situándote en la piel de Jack. E inmediatamente descubrimos por qué el juego no se vendió masivamente y han acabado regalándolo con un bol de palomitas y dos refrescos. El visor gira incontrolablemente hacia el cielo o bien cuesta demasiado girarlo. Los movimientos son torpes y absurdos. Con esa dificultad añadida no hay quien se pase un puto juego, así que nos matan tres veces y nosotros, que sólo queríamos destruír un poco del mundo con Kong decidimos salir de esa puta mierda de juego. Como era de esperar, King Kong no desbanca del Top a Monkey Island. Aunque los dos vayan de monos y Kong presuma de gráficos.