Las crónicas de Sarah Connor

Retazos de mi historia: Yo tenía seis o siete años y pasé el verano con mi primo Hugo en Benicassim. No recuerdo nada en absoluto de aquellas vacaciones, excepto una cosa. Regresando a casa, en el autobús, pusieron una película a la que no presté atención porque me interesaba más jugar con mi primo. Hasta que él se quedó dormido. Entonces me puse los cascos y miré la pantalla, para sólo ver los cinco minutos finales de aquella película cuyo nombre nunca supe hasta cinco o seis años después.
En aquellos minutos finales una mujer de pelo cardado al estilo ochentero trataba de huír a través de una prensa de un robot con forma humana pero sin piernas que la perseguía para matarla. Era una escena de gran intensidad, y finalmente la mujer consigue aplastar al ciborg cuando éste ya extiende el brazo hacia ella para estrangularla.
No olvidé por completo aquella escena, pero al no haber visto el resto de la película ni saber cuál era su título, la relegué al fondo de mi mente.
Yo tenía 10 años cuando me llevaron al cine a ver una película llamada Terminator 2. Lo recuerdo como si fuera hoy, porque ese día empecé a convertirme en quien soy ahora. Solo que en ese momento aún no lo sabía. En ese momento estaba enfadado porque prefería ver otra película, y no la segunda parte de una película que no había visto y que ni siquiera sabía de qué iba.
Supongo que para silenciar mis quejas me compraron el bol más grande de palomitas y una coca cola. Y así entré, a la tierna edad de 10 años, con mis palomitas y mi coca cola. Me senté en mi asiento, medio enfurruñado pero emocionado por el atracón de palomitas que me esperaba. Y las luces se apagaron. Y en pantalla apareció, al poco, un suelo cubierto de calaveras humanas. Y entonces un pie robótico aplastaba la que quedaba en primer plano. Di un salto en mi butaca, por el susto. Y entonces la cámara dirigida por James Cameron empezó a mostrar la guerra del futuro, la guerra entre humanos y máquinas. Y mi boca se quedó abierta, mirando aquellas imágenes tan impresionantes.
No toqué las palomitas. No lo hice porque no era capaz de separar mis ojos ni mi mente de lo que mostraba la pantalla. Aquella película era la polla. Un robot como mascota de un chico joven en cuya piel no me resultaba dificil imaginarme. La amenaza de una guerra futura contra las máquinas. Un ciborg hecho de mercurio que podía moldearse a su propio gusto y que cada vez que lo hacía mostraba unos efectos especiales espectaculares.
Recuerdo que cuando acabó la película me echaron la bronca por no haberme comido las palomitas. Me daba igual. Sólo podía pensar en el T-800. Aquel día tomé una decisión: quería ser director para, algún día, poder hacer algo así de impresionante y que dejara a la gente como aquella película me había dejado a mi.
Fue la primera vez que pensé en dirigir cine, y desde entonces es lo único que he querido ser. Evidentemente, tardé tres días en conseguir que me alquilaran la primera parte, y cual fue mi sorpresa al descubrir que Terminator 1 era aquella película que años atrás había visto terminar en un autobús y que me había llamado la atención.
Nunca me ha importado admitir que me encanta Terminator 2. A veces parece que ser estudiante de Comunicación Audiovisual en este país sólo permite que tus películas favoritas sean Ciudadano Kane, Almodóvar y el cine dogma o independiente. A mí nunca me importó decir en clase que Terminator 2 era una obra maestra, por muchas miradas que me echaran. ¿Qué quieren que les diga? Para mi Terminator 2 es muchísimo más entretenida que Kane. Para gustos colores.
Evidentemente la noticia del rodaje de Terminator 3 me puso el corazón en un puño. No estaría Edward Furlong haciendo de John Connor, pero sí estaría Schwarzenegger como el T-800. Vi la película el fin de semana del estreno, en Sevilla. Nervión Plaza, creo. Con Ali. Y la peli me encantó. No superaba a la segunda, pero sí cumplió con las expectativas que tenía en ella, y además me sorprendió el final.
Sí, me encantó. Que parece que el cine de acción no está permitido dentro de los selectos clubs de comunicadores audiovisuales. O se menciona en voz baja.
Después de eso Arnold Schwarzenegger se metió en política (no comment) y se fueron por el retrete mis esperanzas de que la saga siguiera adelante.
Hasta hoy.
David Nutter es un director televisivo. tiene sobre sus espaldas un buen montón de capítulos de series de sobra conocidas, desde Expediente X a Los Soprano, y también ha dirigido los episodios pilotos de muchas series que después se han convertido en grandes éxitos, como Millennium, Roswell, Smalville, Supernatural, Sin rastro o una de las series más esperadas de esta temporada: Traveler.
Pues bien, al parecer este señor ha anunciado que se dispone a grabar el episodio piloto de una nueva serie que llevaría por nombre «The Sarah Connor Chronicles» y que seguiría los acontecimientos ocurridos tras Terminator 2, con Sarah Connor y su hijo huyendo en dirección a México.
Mi corazón ya está nervioso.
La parte buena es que Nutter suele tener grandes ideas y las series que produce suelen tener, como poco, un agradable visionado. Además, la trama me interesa.
La parte negativa es la lógica. Mister Gobernador de California no va a salir en la serie, como tampoco lo hará Linda Hamilton. Al parecer el casting ya está en marcha y las localizaciones se están buscando en México. La otra parte negativa de esta noticia es que el canal que produciría la serie es CW, un canal cuyos niveles de audiencia no pasan de lo lamentable y cuyas nuevas series suelen tener problemas para arrancar. Smallville es una de sus series punteras y tiene una media de 4’5 millones de espectadores (lo cual en EEUU es poquísimo, teniendo en cuenta los 14 millones que tienen Lost, Héroes o 24).
En fin, ya veremos lo que pasa. Dejo el enlace donde he leído la noticia por si a alguien le interesa. Por cierto, en IMDB también está anunciada la serie, así que no se trata de un rumor sin continuidad.

Hoy, la letra J

Jericho. Ese es el título de otra serie americana de la que he visto los dos primeros capítulos. Hace tiempo que vi el piloto, porque la idea me parecía muy interesante: Los habitantes de un pequeño pueblo llamado Jericho son testigos de la formación de un hongo nuclear a lo lejos, probablemente en Denver. Al saberse bajo ataque pero sin saber con quien están en guerra, si sólo ha ocurrido en una ciudad, si ha sido terrorismo, ni tener del todo claro lo ocurrido, empieza a desatarse el pánico y pronto se dan cuenta de que, si quieren sobrevivir, van a tener que hacerlo por sí mismos.
La premisa, desde luego, llama la atención. Sin embargo, no terminó de dejarme buen sabor de boca. El episodio piloto parece hecho con un presupuesto demasiado justo, sin demasiadas ganas y sin posicionarse del todo. Uno no tiene claro si lo que va a ver es una serie sobre lo que han de hacer los lugareños para sobrevivir tras el desastre (que era lo que a mí me atraía) o un drama sobre las relaciones entre los habitantes y su vida en el pueblo usando como telón de fondo la bomba para impedir que puedan salir del pueblo (algo así como «3 moons over milford» que utiliza la excusa del meteoro que impacta contra la luna para hacerte creer que vas a ver ciencia ficción y luego resulta ser un melodrama).
Aún así, le di una oportunidad más y vi, hoy mismo, el segundo capítulo. Y uno tiene la impresión de estar viendo algo bueno con este. Se nota que la cadena aceptó la serie y le otorgaron un presupuesto, porque lo primero que destaca en este segundo capítulo es que está mejor hecho. Bastante mejor. Y parece posicionar a la serie más en el sentido que me atrae a mi que en el melodrama, aunque mantiene unos tintes en esa dirección. Sin embargo aquí la acción es más clara y el ritmo superior y uno se queda con buen gusto.
Tendré que darle una oportunidad más para decidir si vale la pena seguir con esta serie o no. Ya os contaré.
Lo otro que quería comentar también empieza por jota, pero es español en este caso. Y es La Juani, la nueva película de Bigas Lunas cuyo cartel promete cultura popular de extrarradio y bastante carne. Aunque como es de Bigas Lunas lo segundo era bastante de esperar. El caso es que mucho me temo que esta película triunfará en taquilla. Tiene a Dani del canto del loco para llamar a los jóvenes, chicas jóvenes y deseables para atraer al sector masculino, tunning, música de discoteca…
Amenaza con ser un éxito, desde luego. Quizá supere hasta al Alarrollo, que sólo lleva recaudados 14 de los 25 millones que costó (más publicidad).
Desde luego, sé que está mal juzgar una película de antemano, sin haberla visto, ni voy a criticarla, pero es que ni siquiera me planteo verla, porque Bigas Luna me aburre, Dani Martín me parece que debería dedicarse a cantar (cantando es cansino, pero es que actuando es lamentable, vease sino el doblaje que hizo para Escuela de Rock), no entiendo el tunning ni esa cultura que promueve la Juani, y no me llama ni siquiera una pizca la atención esta película.
Y para colmo, gracias a Mi exceso de ego he dado con esto: el consultorio de la Juani. ¿Qué es esto? Pues al parecer, una especie de foro donde la gente puede preguntar lo que quiera y la Juani te contesta con dicha cultura barriobajera. No tiene desperdicio y merece leer al menos un par de esas preguntas y respuestas. Atención a esa en la que un supuesto niño de 12 años dice que tiene muchas ganas de follar y pregunta qué debe hacer, si esperar a tener una novia o irse de putas. Y atención a la respuesta. O a esa otra en la que una chica que asegura ir muy caliente pregunta qué debe ponerse en su entrepierna para que el perro le de gusto.
El host de «Exceso de ego» se pregunta si está llegando el apocalipsis. Uno no puede más que preguntarse lo mismo.

Buen cine de acción / Mal cine de acción

Hoy el género escogido para el visionado fílmico fue el siempre poco respetado de la acción. Y he visto dos películas tan desiguales que asusta.
La primera de ellas fue «United 93», el film que rodó Paul Greengrass sobre el avión que cayó a tierra el 11 de Septiembre de 2001 sin alcanzar su objetivo. Una película que el director de «El mito Bourne» decidió rodar sin actores conocidos y con un estilo sobrio y limpio, cámara en mano.
Cuando uno ve United 93 no puede dejar de pensar «ya, me estás intentando contar que los americanos son super machos y se aliaron para enfrentarse contra los terroristas y así evitar que el desastre fuera aún mayor aquel fatídico día». Evidentemente, en la cinta de Greengrass no aparecen siquiera mencionadas otras hipótesis que apunten a que el avión fuera derribado por el propio gobierno de los EEUU. Y no las hay porque la cinta habla sobre el heroísmo de las personas comunes.
Y no es creíble.
No es creíble, pero la cinta está dotada de ritmo, de un muy buen ritmo cabe destacar, y filmada con inteligencia de manera que no puedas evitar estremecerte mientras los integrantes del control aereo de Nueva York pierden cada vez más los nervios y ven estrellarse al segundo avión contra las Torres Gemelas. Entre otras cosas.
Y es que «united 93» es buen cine de acción. Greengrass ya nos había demostrado sus cualidades con la película sobre Bourne (que tiene una de las mejores persecuciones que jamás he visto) y en «united 93» se dedica a mostrarnos una vez más que conoce el género. Aporta los granos justos de dramatismo y nos cuenta su guión, sobre esos héroes anónimos. Y cuando el ataque contra los terroristas empieza a ser preparado, a falta de 20 minutos para el final, la cinta se convierte en una verdadera joya. Esos 20 minutos finales valen su peso en oro. Y mientras el ataque se pone en marcha uno tiene que morderse la lengua para no empezar a gritarle a la pantalla y animar a esos hombres que se lanzan en una misión desesperada. Y conocer el inevitable final no hace sino enfatizar la intensidad de esa secuencia.
Evidentemente, Greengrass lo sabe y se aprovecha, bien, de ello.
Y después se me ocurrió ver «Domino», la cinta que Tony «el hermano peor dotado» Scott rodó sobre la modelo y luego cazarrecompensas Domino Harvey. Una mujer real cuya vida Tony Scott transforma en una película en la cual todo es ficción salpicada de datos reales aquí y allá.
Y, Tony Scott, que ha demostrado sobradamente en otras ocasiones que sabe dirigir acción, aquí debía estar borracho porque Domino es una mala película de acción.
Ya me lo había advertido Adri: «lo único bueno de esa película son los créditos». Y sí, están de puta madre, y los diez primeros minutos de película son entretenidos. El resto es basura. Y además basura mal filmada. Tony Scott se dedica a mover la cámara de un lado para otro y realiza un montaje hiperfragmentado y lleno de flashes blancos cuyo efecto entiendo que pretende ser dinamizar la acción pero que lo único que consigue es marear. No viene a cuento ese montaje y Scott no es Michael Bay, que es un tipo que sí sabe hiperfragmentar.
Keira se dedica a pasearse por la película con cara de ser muy dura. Mickey hace lo que siempre ha hecho, que es ser muy duro, y Edgar Ramírez simplemente pone musculito y cara bonita, pero muy dura. El guión es una sarta de estupideces (¿La trama central de la película es salvar a una niña enferma? ¡por dios!) y se dedica a engañar al espectador una y otra vez mostrándote escenas que minutos después te cuentan de otra forma diciéndote «esto es lo que pasó en realidad», con lo que uno se queda con cara de «¿Y para que me has contado antes que era de otra manera?». Supongo que Scott busca de esa manera que el espectador se sorprenda por los maravillosos giros de guión. Y sí, estoy siendo irónico.
Y para colmo ni siquiera tiene escenas de acción rememorables.

No es por venganza, es por castigo

No, no es que esté preparando una kale borroca contra el Santander Central Hispano, aunque se lo merezca. «No es por venganza, es por castigo» es la frase promocional que acompaña a la película que acabo de ver.
Ayer fue «El Calentito», pero hoy giré completamente la rueda del género y me decanté por un film inglés de terror de bajo presupuesto. Wilderness, de Michael J. Basset. Y después de ver esto, es obvio que tanto los americanos como los españoles (estos más aún) deben aprender de los ingleses en cuanto a cine de terror se refiere. Porque Wilderness viene a demostrar una vez más que no hace falta tener un presupuesto multimillonario ni un reparto de caras conocidas, sino más bien una buena historia – que ni siquiera tiene por qué ser novedosa – y sabiduría para filmarla como es debido.
Y si no, hay están Wilderness, Event Horizont, y las dos últimas películas de Neil Marshall: Dog Soldiers y The Descent, esta última posiblemente la mejor película de terror de los últimos años.
De hecho Wilderness comparte con las películas de Marshall a dos de sus actores en papeles breves, pero intensos y de muerte sangrienta: El siempre magnífico Sean Pertwee, que aparecía en Dog Soldiers, y la cada vez menos hermosa pero hermosa aún Alex Reid, que aparecía en The Descent y que yo descubrí hace tiempo en aquel subproducto de la Fantastic Factory que fue Arachnid.
La trama de Wilderness no puede ser más sencilla. Se inicia en un reformatorio donde dos skinheads utilizan su superioridad física – y su debilidad mental – para hacerles la vida imposible a dos compañeros de cuarto más tímidos y débiles. Atención a esos diez minutos de presentación porque quizás sean de los más aterradores de toda la película por ser los más cercanos a la realidad.
Después de que uno de los tímidos se suicide, el reformatorio envía a sus seis compañeros de cuarto a una isla desierta, dentro de un programa de reeducación. allí deberán aprender a convivir entre ellos y colaborar unos con otros. Pero, lógico, la isla no está desierta. Un ex-soldado ávido de sangre y acompañado de cinco perros aún más sanguinarios que él empezará a cazarles uno a uno.
Ya os lo dije… no hace falta ni que la historia sea novedosa.
Pero lo cierto es que la película entretiene y está muy bien narrada. Michael J. Basset mantiene en todo momento un buen pulso narrativo, ayudado por unas excelentes actuaciones. Lo cierto es que miedo da bastante poco, más bien ninguno, pero adereza los enfrentamientos con unos cuantos litros de sangre y visceras que, sin llegar a ser gore, bastan para satisfacer al espectador ansioso de hemoglobina.
Y la pelea final a cuchillo es magnífica.
¿Lo mejor? El personaje de Steven, el cabecilla nazi, un tipo cien por cien desagradable pero tan bien construido que llega a caer bien de lo mal que cae. Ya sé que parece una contradicción, pero fijaos en el T-Bag de Prison Break.
¿Lo peor? Que Alex Reid y Sean Pertwee salgan tan poco.

Calentito

Ya de por sí es raro que yo me haya puesto a ver esta película, pero así ha sido. Y aún más raro ha sido el hecho de que haya disfrutado de «El calentito» prácticamente desde el minuto uno hasta el final.
Y es que, en contra de lo que me esperaba, la película no sólo está bien hecha – lo cual ya es una sorpresa- sino que además está muy bien interpretada.
¿La historia? La de un grupo de tres chicas que quieren formar un grupo de música en febrero de 1981, lo cual sirve para poner de telón de fondo todo un suceso generacional que – gracias a dios – no me tocó vivir: La movida madrileña, la transición y el golpe de estado.
Y la película no sólo cuenta con mucho ritmo las idas y venidas de las tres chicas, el despertar sexual de una de ellas, las relaciones de las otras dos y la problemática con la que ha de lidiar la dueña/o del bar que da título a la película y que es un travesti. La película también nos muestra lo que fue aquella época, y los sentimientos encontrados de la gente que la vivió.
Y, repito, de forma sorprendente, es una película que consigue atraparte. Sobre todo gracias al ritmo, pues está muy bien contada, de forma ágil.
¿Lo mejor? El manejo de la narración, Jordi Vilches (que siempre es lo mejor de cualquier cosa en la que sale, este tío es cojonudo), El telón de fondo generacional, Las secuencias con la familia de Sara, El momento en que Jordi Vilches intenta convencer sutilmente a Sara de que participe con él y su novia en un trío, Los guiños a personajes del momento como cuando las protagonistas se cruzan con Alaska y los Pegamoides o cuando sale Almodovar y McNamara a cantar (gracias a dios que no viví aquello), y por supuesto, como bien decía Borja Perez en Quevidamastriste, Verónica Sanchez sale en tetas y follando y es sólo un minuto pero si se pone en replay… jajaja!
¿Lo peor? Pues hombre, que a mí ese tipo de música y movida como que no me mola.

The clock is ticking

Lo que debería ser el acontecimiento televisivo del día, el hecho de que hoy se estrene la tercera temporada de Lost, ha quedado empañado por una noticia aún mejor, de la que hablaré dentro de un momento.
De todos modos, para los interesados en Lost, os dejo aquí los enlaces a los últimos trailers y previews que han salido:
Y ahora vamos a lo bueno. Hoy se ha publicado la gran noticia. El día 24 de Octubre (buen número) a las 3 de la tarde (hora de New York) se publicará en la página www.24trailer.com el primer trailer de la sexta temporada de 24. De momento, en esa página uno puede ver el famoso reloj de la serie haciendo una cuenta atrás hasta ese momento.
También se ha anunciado que habrá precuela de la sexta temporada, que consistirá en un video de unos diez minutos y que estará entre los extras del DVD de la quinta temporada. En dicha precuela podremos ver a Jack intentando fugarse de la prisión china donde le están torturando.
Por último, la fecha de estreno también ha sido ultimada. Será el día 14 de Enero cuando se emitan los dos primeros capítulos de la temporada. Al día siguiente, 15 de Enero, se emitirán los dos siguientes capítulos, y después todo irá como de costumbre, capítulo a capítulo y semana a semana.
The clock is ticking, que dirían por aquellas tierras lejanas…

Santander Ladrón Hispano, Capítulo 1

Todos conocéis a la perfección mi emoción por las series, y este verano he tenido la oportunidad de protagonizar una de las más intrigantes que jamás he visto. Hay de todo: intriga, suspense, tecnología…
Os voy a hacer una descripción del capítulo primero:
La historia se inicia con una banda de hackers búlgaros, lo cual ya en sí mismo es un distanciamiento de las típicas premisas norteamericanas. Aquí los árabes, rusos y chinos no se pueden quejar porque siempre se les pinte de malos. En esta serie el enemigo es una banda de hackers búlgaros, que logra traspasar las barreras de seguridad del banco Santander Central Hispano y arrasar las cuentas de varios de los clientes de ese banco.
Pero los bancos todos sabemos que son muy listos, por lo que se dan cuenta al instante de que hay un robo en curso, así que se ponen en contacto con la policía. Aquí entra en funcionamiento el Jack Bauer de la serie, que es el agente encargado del caso y el que llevará el peso de la acción en esta magnífica serie. El equipo a su cargo, el grupo de investigación, hace las veces de la CTU (La UAT en su versión española).
Jack Bauer comanda la incursión para detener al búlgaro en cuestión. No hay ningún tiroteo, que en este país no hay presupuesto para pirotecnia, pero la detención se lleva a cabo con una buena dosis de emoción para el espectador.
El siguiente paso de Jack Bauer es ponerse en contacto con los afectados, porque ya se sabe que esas cosas tiene que hacerlas la policía, que para qué va el banco a avisar a sus clientes de que les han desvalijado.
Aquí entra en acción el mismísimo Hopewell, que en ese momento está paseando por la calle con su chica (esta relación es la que propiciará las tramas secundarias de amor). Jack Bauer informa a Hopewell de lo ocurrido y a Hopewell se le queda una cara de gilipollas que inmediatamente captará los corazones del público.
De repente, Hopewell se ve sin un puto duro (lo que propicia una serie de problemas económicos y vitales que son buenas tramas secundarias y que pueden conseguir que el espectador se sienta identificado) y debe ir a comisaría a poner una denuncia. Después, con todos los papeles en cuestión, se presenta en el banco y solicita el regreso de su dinero a la cuenta.
Días más tarde, Hopewell recibe una carta en la que el banco, cual Poncio Pilatos, se lava las manos y asegura que no van a devolver ese dinero a la cuenta de su cliente porque el robo ha sido responsabilidad del propio Hopewell.
«Pero si yo soy el cleinte» se dice Hopewell, «pero si fueron ellos los primeros en darse cuenta de que había un robo en curso, si en realidad les han robado a ellos, solo que casualmente ha sido mi dinero en concreto, pero esto es un poco como si Dillinger entra en una sucursal y la saquea, pues la responsabilidad es del banco, no del cliente. ¿Acaso no tengo yo el dinero en el banco para que me lo cuiden y justo eso es lo que no han hecho?»
Al día siguiente, dispuesto a poner una reclamación en toda regla, Hopewell intenta sacar su paga del mes que ya le ha sido metida en el banco. Seiscientos y pico euros. Y un empleado del banco en cuestión, recordemos, Santander Central Hispano, le dice que para cantidades mayores de 300 euros hay que pedir una autorización.
Y es entonces cuando Hopewell cae en la cuenta de lo que ha pasado, momento culminante del capítulo y trama central de la serie. En realidad él no es más que un cabeza de turco de un complot mucho mayor organizado por el Banco Santander Central Hispano (porque lo de que las multinacionales sean las malas da mucho juego en pantalla aunque todo el mundo sabe que eso nunca es verdad) cuyo objetivo en realidad es que toda la gente empiece a operar por internet y organizar un gran robo a todo el mundo, porque de esa manera podrán quedarse con el dinero y decir que la responsabilidad es de los clientes. Un gran complot para estafar a sus clientes. El verdadero Bauer se ha enfrentado incluso al presidente de EEUU, pero ahora Hopewell se da cuenta de que en realidad es el señor Botín su enemigo. El caso se presenta difícil. Máxime teniendo en cuenta la trama secundaria de las vicisitudes que tendrá que superar ahora nuestro protagonista para vivir sin un puto duro, que es la parte donde la serie hará inciso en el realismo social que tan bien se nos da en España.
To be continued…
¿Irreal? Puede ser, pero ya sabemos todos que a veces la realidad supera a la ficción.

Monster house

El otro día me lancé al cine con Adri y Estefanía. Fuimos a ver «Monster House», una de animación. Y cuando salí del cine me di cuenta que me lo había pasado en grande. La peli es entretenida y divertida. Ok, no al nivel del buen Pixar de Monstruos, Nemo y Toy Story, pero Monster House tiene algunos momentos verdaderamente brillantes y una animación bastante lograda.
¿Lo mejor? La cámara. En el minuto tres ya te has olvidado que se trata de una película de animación. Es in´creíble lo muchísimo que se mueve la cámara y los ángulos que plantea.
Otro punto a favor: el que al principio parece que va a ser el típico secundario cómico tocapelotas, el gordito Croqueta, resulta ser uno de los personajes más divertidos de la historia (ay que fuerte, que fuerteeeee).
¿Cosas a destacar? Por supuesto, Croqueta y la cámara. Y después, al policía negro, el momento en que los niños intentan engañar a la casa con un muñeco hecho con un aspirador (simplemente brillante), el desenlace… y un par de escenas hilarantes que no quiero destripar.
También me gustó comprobar que, aunque utiliza un tono oscuro propio del cine de terror, en ningún momento los niños que abarrotaban la sala se echaron a llorar (aunque estoy seguro que se cagaron en un par de momentos).
En definitiva, me parece una película entretenida y bien hecha. Me quedó la espina de verla en inglés por oír al siempre maravilloso Steve Buscemi poniéndole la voz a Nebercracker. Pero bueno, la verdad es que estaba bien doblada, con ausencia de famosetes de esos que van para cobrar y hacer publicidad pero no tienen ni pajolera de hablar. Como odio cuando una película la destroza Dani cantodelloco o cualquiera de esos.
Monster house deja un buen sabor de boca, os lo aseguro.

Los Hopewells de verano


Bienvenidos a la segunda edición de los premios Hopewell, ya sabéis, esos premios que yo otorgo a las series que voy viendo y que son de casi tanto nivel como los oscars en el cine. En fin, que esta vez los premios se entregan a las series de este verano que he visto, y los competidores son los siguientes:
Nightmares and Dreamscapes (miniserie. única temporada)
Kyle XY (primera temporada)
Eureka (primera temporada)
The 4400 (temporada 3)
Blade (primera temporada)
La zona muerta (quinta temporada)
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Hopewell a la mejor serie: Sin duda, para la que me parece que ha sido la serie revelación de este verano: Kyle XY.
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Hopewell al mejor actor principal: Aunque Matt dallas (Kyle XY) también se lo disputaba con fuerzas por su papel en Kyle XY, el premio es para Joel Gretsch (The 4400)
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Hopewell a la mejor actriz principal: 3 fuertes candidatas compitiendo: Jill Wagner (Blade), Lana Parrilla (Windfall) y Jaqueline McKenzie (The 4400). Al final, la ganadora es Lana Parrilla, quien, por cierto, salía en la cuarta temporada de 24 en cinco o seis episodios.
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Hopewell al mejor actor secundario: Larry Poindexter (Blade) quería el galardón, pero finalmente se lo lleva el joven Jean Luc Bidoleau por su papel en Kyle XY.
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Hopewell a la mejor actriz secundaria: Para Alice Greczyn, por su trabajo en Windfall.
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Hopewell al mejor actor ocasional: Sin duda alguna para Larry Poindexter, por su papel como el agente Federal Ray Collins en Blade, un personaje que me parecía de lo más interesante.
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Hopewell al mejor personaje: El propio Kyle, de Kyle XY.
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Hopewell al personaje más enigmático: Tom Foss, el personaje interpretado por Nicholas Lea en Kyle XY, aunque eso sí, compitiendo con el mismo Kyle.
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Hopewell al mejor episodio piloto: Sin duda alguna, para Kyle XY por su originalidad.
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Hopewell al mejor season finale: Este es duro porque ninguno ha sido gran cosa. Dudo entre Windfall, The 4400, Kyle XY y Blade. Finalmente, el premio es para The 4400.
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Y si me preguntan quién ha sido el más guapo de la temporada yo diría que el premio es para Matt Dallas, el joven protagonista de Kyle XY que seguro trae por el camino de la amargura a más de una adolescente. De entre las mujeres, aunque Alice Greczyn puede que sea más linda creo que me decanto por Jill Wagner (Blade), que además enseña palmito en varios episodios.
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Y eso es todo por el verano. han sido 6 premios para Kyle XY, 2 para The 4400, 2 para Windfall y 2 para Blade.
Y nada más. La próxima temporada (Octubre-Junio) viene cargada de grandes series, algunas de las cuales ya han dado comienzo, como Prison Break. La competición será dura este año.

Dos semanas de Hopewell

Me fui dos semanas a León y me llevé un estuche lleno de películas y capítulos de series que tenía por ver, para cuando regresera a los madriles escribir mis impresiones en el blog.
¡Ja! Primer fallo: el dvd de mi madre no lee divx. Mi gozo en un pozo, no pude ver ninguna de esas películas ni series.
Así que un día recurrí al viejo método de alquilar una película en el videoclub. La elegida fue «Rosario Tijeras», una peli colombiana pero coproducida con España y con Unax Ugalde en el reparto malhablando colombiano. Mira que le tenía ganas a la peli y mira que es mala. Sobre todo por aburrida y lenta y por intentar hacerse pasar por el director de Amores Perros mediante el recurso de contar la historia salteada, sólo que en este caso lo hace sin ninguna gracia y con el menor interés. Y al final le queda un churro. eso sí, a destacar la presencia de Flora Martínez, que luce palmito con elegancia y luce preciosa cada vez que sale desnuda. Las verdades por delante.
Más. Lei el otro día que los malos resultados obtenidos por la quinta temporada de 24 en Antena 3 han hecho que relegen sus seis últimos capítulos a las altas hopras de la noche. Estos tíos son gilipollas. Con el trato que le dieron a la serie en sus anteriores temporadas, ¿de verdad esperaban comerse algo ahora? La gente ya pasa y prefiere verla en internet o en Fox. Y es lógico. Y vamos, poner una serie que obtiene exito en cada país que visita los domingos por la noche en verano y de tres en tres capítulos tiene delito. Menuda panda de…
En fin, que oye, ha salido una noticia, y parece ser que en La nueva temporada de Los Simpson habrá un capítulo de 24 y saldrán Jack Bauer y Chloe. Puede ser fantástico. Ya tengo ganas de verlo.
Y por último, en cuanto vi en un escaparate el nuevo libro de Stephen King entré a comprármelo. Tuve que rapiñar en mis bolsillos para alcanzar el monto total pero lo logré y me llevé Cell conmigo. Como siempre que pillo un Stephen King nuevo, las ansias por empezar me corroían así que devoré con ansiedad las últimas veinte páginas del Pitt que tenía en esos momentos y empecé con Cell.
Con los libros de Stephen King siempre intento leer despacio para que me duren más. Con algunos lo consigo mejor que con otros, a veces recurriendo al masoquismo puro y duro y obligándome a cerrar el libreo a pesar de no querer hacerlo. Bueno, pues Cell sólo logré alargarlo durante cuatro días. Eso sí, cuatro días de maravillosa lectura que me encandiló desde el primer párrafo, ese en el que resume «El Pulso» y su comienzo, hasta su… ¿desgarrador?… final.
Ok, es cierto, estoy de acuerdo en que no es la mejor novela de King, pero me ha parecido un gran libro, de esos que se leen ágiles y se disfrutan como enanos si te metes en la novela. De hecho, se lee igual de ágil y disfrutandolo tanto como el mamotreto de 1100 páginas que es una de las mejores obras de King: Apocalipsis. Con el que guarda ciertas similitudes, que no hacen de la novela una copia. Ambas dos narran un fin del mundo con supervivientes que emprenden viajes. Y hasta ahí las coincidencias.
He disfrutado de Cell como un enano. Se convirtió desde el principio (las primeras 80 hojas no tienen desperdicio y son increibles) en uno de esos libros que uno no desea que se acaben. Pero se acaba. Y cuando lo hace, y uno tiene ese regusto amargo que se queda cuando se termina una buena historia, de repente gira la página y se encuentra con un regalo. El primer capítulo manuscrito de la siguiente novela de King. Así da gusto.
Bueno, Hopewell vuelve a estar aquí.