Hace un par de semanas que quiero hablar de Misfits, una serie británica que terminé de ver hace poco y que me ha encantado. Apenas son dos temporadas, por el momento, de seis y siete capítulos. La trama, tan en principio manida como un grupo de jóvenes que se encuentran cumpliendo servicio comunitario por pequeños delitos y que, de repente, reciben super poderes… casi todos ellos, porque el poder de Alisha no lo querría yo para mi…
Y sí, en principio no suena como algo novedoso o atractivo, pero Misfits guarda en su interior una verdadera joya del entretenimiento. En gran parte gracias a Nathan, interpretado por un genial Robert Sheehan que tiende a la sobreactuación y se roba cada secuencia en la que interviene, un personaje tan desfasado, gesticulante y desagradable que acaba por convertirse en el motor y alma de la serie.
Y sí, en principio no suena como algo novedoso o atractivo, pero Misfits guarda en su interior una verdadera joya del entretenimiento. En gran parte gracias a Nathan, interpretado por un genial Robert Sheehan que tiende a la sobreactuación y se roba cada secuencia en la que interviene, un personaje tan desfasado, gesticulante y desagradable que acaba por convertirse en el motor y alma de la serie.
Pero no sólo de Nathan vive Misfits. Hay que reconocer que, con bastante poco, los ingleses han logrado crear una gran historia, sin grandes presupuestos ni alaracas, con una trama bien desarrollada, unos personajes muy bien estructurados y la suficiente fuerza dramática como para tenerte enganchado durante su corto pero intenso recorrido.
Y encima, como regalo, la segunda temporada acaba con el mejor, y más apóstata, capítulo navideño que he visto en mi vida. Creo que no me he reído tanto desde hace tiempo, gracias en parte a ese «We have to kill Jesus» y el «nacimiento del alien» (el que haya visto la serie entenderá la referencia).
Una serie que recomiendo con los ojos cerrados. Un verdadero disfrute.
Y encima, como regalo, la segunda temporada acaba con el mejor, y más apóstata, capítulo navideño que he visto en mi vida. Creo que no me he reído tanto desde hace tiempo, gracias en parte a ese «We have to kill Jesus» y el «nacimiento del alien» (el que haya visto la serie entenderá la referencia).
Una serie que recomiendo con los ojos cerrados. Un verdadero disfrute.