Reseña de El cuarto jinete por Miguel Angel Naharro

Ayer justo pude dar la noticia de que El cuarto jinete: Armagedón, la secuela de mi primera novela, tendrá 570 páginas (tenéis zombies para rato, aunque no solo eso… creo que os esperan algunas sorpresas interesantes) y sabemos que saldrá en Abril, aunque aún no conozco el día exacto.

El caso, que hoy un colega en esto de escribir, Miguel Angel Naharro (autor de la muy pulp La maldición de la Diosa Araña) me ha reseñado. Y esto es lo que ha dicho:

Una de las novelas que todo el mundo me recomendaba, era, sin duda, el Cuarto Jinete de Víctor Blázquez.

 
Es una historia encuadrada dentro del llamado genero Z, o de zombis, y creo que es un libro que gustará tantos a los fans acérrimos del mismo, como a los que no son habituales consumidores de los muertos vivientes y sus diferentes derivados.
 
En primer lugar, lo que llama la atención es la manera de estar contada, con un narrador que nos lleva de punta a punta de un pequeño y apacible pueblo norte americano llamado Castel Hill, que podía pasar perfectamente por una de las incontables poblaciones de cierto estado llamado Maine, donde suele encuadrar sus historias el maestro del terror, el mismísimo Stephen King.
 
Se nota que Víctor es muy fan del escritor, y ha sabido captar a la perfección el estilo y el regusto tan particular que King suele dar a sus escritos.
 
Los personajes, los diálogos, las cosas que suceden y el transcurrir de los acontecimientos, es puro King, con el sello particular de Víctor, claro está, pero que bebe directamente de la influencia del exitoso escritor.
 
Es un libro que una engancha, que se lee muy bien, y es muy complicado tener que dejar de leerlo, y dedicarte a otras cosas, una vez te ves inmerso en el destino y tragedia de los habitantes de Castle Hill.
 
Víctor nos muestra muy bien a cada diferente personaje de los que pueblan la novela y la localidad, haciendo que se encuentren muy bien definidos y sepas como son y de qué forma actúan o actuarán, llegando a tenerles aprecio a algunos, y odios y ganas de que los devoren a otros…
 
Una lectura envolvente y que no te deja respirar, con giros, sorpresas y zombis veloces que no se detendrán ante nada para saciar su hambre…
 
Y cómo suele pasar muchas veces, en ocasiones, el mismo hombre es el peor monstruo de todos…
 
Un libro que he devorado en tres ratos que he tenido, mientras descansaba de la novela con la que estoy ocupado escribiendo en los últimos tiempos, y que me ha venido bien para cambiar el chip y disfrutar enormemente con su lectura.
 
Si no ando errado, en abril sale la segunda parte de la novela, y encima, parece que tendrá bastantes páginas… Tengo mucha curiosidad de por dónde va a tirar la historia, aunque al final de este ya da algunas pistas, que creo ya te dejan con la miel en los labios para esta continuación.
 

Os la recomiendo encarecidamente, cuidado y corred a por el libro, antes de que un muerto corra más que vosotros y os alcance…

El cuarto jinete: Premio Eater a la Mejor Novela Zombie 2012

El cuarto jinete, mi primera novela en ver la luz (Marzo de 2012), ha sido galardonada con el Premio Eater a la Mejor Novela Zombie del 2012. La ilustración del cartel ha corrido a cargo de Juapi, que es un crack y del que estoy seguro que oiréis hablar cada vez más a menudo.

¿Y yo como me siento? Pues orgulloso y honrado. Es todo un honor haber ganado, y más teniendo en cuenta que me enfrentaba a compañeros y amigos a loos que respeto y quiero y cuya calidad literaria está sobradamente probada. Más información sobre el concurso, aquí.

El cuarto jinete en El legado de Gilead

Esto tiene su miga. Hace menos de un mes estuve en la presentación de El camino de baldosas amarillas, de Juande Garduño, y al llegar a casa y comentar en el twitter crucé un par de frases con un chico llamado Tolu, con muchas ues. El caso es que al ver que compartíamos gustos literarios se me ocurrió invitarle al primer evento esmater que tenía lugar a la semana siguiente. Le debió picar la curiosidad y se acercó. Al parecer iba solo a cotillear y acabó llevándose dos o tres libros, entre ellos El cuarto jinete. Hoy me ha hecho llegar la reseña que ha escrito (la número 47 para El cuarto jinete), y la verdad… con cosas como esta a uno le dan ganas de seguir escribiendo cada día.

Os dejo el enlace a su página, y a continuación, lo que él mismo ha escrito:

Un buen día, gastando mis horas digitales en Twitter, recibí una invitación amistosa de presenciar la presentación de una novela en un gran centro comercial de la capital, al que iban a asistir varios escritores para realizar una especie de symposium sobre el género de terror. El titular de dicha invitación era un muchacho llamado Víctor Blázquez. La verdad es que no le conocía, simplemente había oido su nombre de pasada alguna vez, pero no se había quedado grabado en mi memoria en primera instancia. Accedí a acudir a esa presentación, y allí que me planté sin ninguna expectativa más que la de ver a un grupo de escritores intelectuales hablar de su obra en plan pedante y a glorificarse entre ellos mientras intentaban convencer al visitante de que su novela merecía ser comprada y disfrutada de una manera inmediata. No podía estar más equivocado.

No voy a narrar lo que en aquella convención sucedió, sólo anotar que comenzó pasadas las cinco de la tarde y un servidor, regresó a su morada a eso de las siete de la mañana del día siguiente tras haber compartido taxis, cenas y fiesta con lo mejor de la literatura de terror de la capital y parte de las comunidades autónomas restantes. Por lo tanto, fue un éxito rotundo para este humilde «bloguero». El caso es que Víctor (espero que me permita llamarle así) presentó su novela, y yo, agradecido por semejante invitación, la compré sin ningún rubor, y me la llevé a casa firmadita por su autor. Y he aquí lo qu encontré entre sus páginas.

Imagínate caminando por un set de rodaje, plagado de escenarios, extras y elementos diversos de atrezzo. Los actores principales están ahí, frente a ti, interactuando entre ellos y tú te mueves por el set como si formaras parte de la filmación. Sigues caminando por entre los estudios, y te das cuenta de que se está rodando una película de terror, de zombies para ser más exactos. Sabes que se supone que todo lo que te rodea es Castle Hill, un pueblo cualquiera de Estados Unidos. Y sabes que allí, no muy lejos del núcleo urbano hay un laboratorio en el que va a suceder algo muy gordo. Según el argumento de la película, un virus mortal llamado El cuarto jinete va a escapar de sus puertas, y va a sembrar el caos por todo el pueblo, infectando a propios y extraños, ancianos y niños y tú, tú serás un privilegiado, porque podrás verlo todo de primera mano. Tú, serás protagonista invisible de todo lo que acontecerá allí. Así que, siéntate, ponte cómodo y prepara unas palomitas porque la película está a punto de comenzar.

Sí, El cuarto jinete es una novela más de serie Z. Sí, no es muy original, al menos en principio. Virus se escapa de laboratorio ultra secreto, infecta al personal del mismo que, de una manera que no se explican, llega al pueblo y contagia a todos los habitantes, menos a un grupo reducido de personas que luchan por sobrevivir pasándolas canutas. Podríamos decir que esta es la premisa más o menos principal de todas las novelas de este género, pero no sólo las series Z suelen comenzar así. Nivel 5 de Preston y Child o En el blanco de Ken Follet tambien lo hacen, y no tiene mucho que ver con el Cuarto jinete, salvo su inicio. Es más, hasta el maestro Stephen King lo hace con su obra culmen para muchos, Apocalipsis, y poco puedo decir que no se haya dicho ya de esa novela. Por lo tanto, no porque no sea original su inicio, podría hacer que mi interés se viese espoleado. Ni mucho menos.

Lo que más me llamó la atención cuando me dispuse a leerlo, fue el papel del narrador. En vez de ser un observador neutro que se pasa toda la novela contándonos las correrías de los personajes, éste pasa a formar parte de la trama como si se tratase de un guía turístico invisible, que coge de la mano al lector y le va llevando por cada uno de los lugares de Castle Hill y mostrándole cómo se van produciendo los acontecimientos. Y la verdad, no hay nada mejor que una ruta guiada por el pueblo para poder empaparse de verdad de todo lo que sucede allí, porque Víctor, al igual que muchos de los escritores de estas nuevas hornadas, bebe de las fuentes de aguas más cristalinas literariamente hablando. Y su manantial más puro no es otro que el maestro Stephen King.

Hay muchísimos indicios de ello a lo largo de la obra, y se nota. A pesar de tener tan solo 333 páginas, a medida que vamos leyendo notamos que se trata de una obra coral en muchos aspectos. Y para ello echa mano de tan curioso narrador para llevarnos casa por casa, introduciéndonos en habitaciones, baños y cocinas, parando el tiempo, avanzándolo y rebobinándolo, para que podamos conocer a los que, en unos minutos, se convertirán en los protagonistas de los sucesos. Y lo hace muy bien, porque en vez de dedicar páginas y páginas a acontecimientos pasados que conectan las vidas de los personajes, lo que hace es tratarlos de pasada, dando los suficientes detalles para que entendamos las relaciones entre ellos, y así no sorprendernos con las decisiones que más adelante puedan tomar. Es como si estuviésemos sentados frente a un televisor, y éste nos mostrara cada plano, cada escena, y nosotros llevásemos la cámara a donde nos interesara.

Dejando de lado el narrador, hay que decir que la historia está plagadísima de referencias y homenajes a novelas y personajes del género de terror. Ya en el comienzo queda muy claro con los dos primeros protagonistas, con uno de ellos llamado Neville, en clara referencia al Robert Neville de Soy Leyenda de Richard Matheson. O una tal Carrie, que en una de las escenas echa una mirada de furia que parece que va a incendiar la habitación, como una famosa chiquilla que da nombre a la primera novela de Stephen King. Hay bastantes para acordarse de todos, pero el apellido Sloat (El Talisman), o ese narrador omnipotente y omnipresente de La casa negra, son los que ahora mismo más recuerdo.

Los personajes, que no son pocos, están tratados con mimo y son retratados de una manera muy real. Tienen sus debilidades, sus puntos fuertes y su personalidad está muy bien detallada. Sólo le veo una pega. Y es que al ser la novela tan corta, Víctor no puede explayarse a la hora de describirlos, por lo que a la larga, cuando volvemos a ellos, a veces nos liamos un poco con sus nombres ya que, pese a la poca extensión de la novela, la cantidad de personajes es bastante abultada. Aunque es una cosa que me ha pasado a mi, y no tiene por qué pasarle a los demás.

Siguiendo con los personajes, estos no evolucionan en exceso, pero sí se notan sutiles cambios en alguno de ellos, y, sobre todo, una vez terminada la novela, eres capaz de describir a cada protagonista con un adjetivo que los describe a la perfección, lo que denota el buen trabajo hecho en la esquematización y plasmado de los mismos.

Pasemos ahora a la ambientación. Hay momentos en los que de verdad parece que estamos sumergidos en una película, con sus giros de cámara, sus primeros planos y sus planos generales. Y todo porque la manera de narrar de Víctor es muy cinematográfica, supongo que gracias a su trabajo como segundo de dirección. Comentar ese condón seco en medio de un descampado, el llavero oxidado y perdido por alguien hace muchísimo tiempo… Esos detalles engrandecen la ambientación y ayudan a que el lector se implique más aun con la novela. Hay momentos en que parece que puedes sentir en la boca el terroso sabor del viento al correr por entre las calles desiertas. Por cierto, que los matorrales redondos que ruedan siempre en las películas del oeste, y que en la novela no aparece su nombre se llaman tumbleweed y por mi pueblo los llaman capitanas.

Y por último hablemos de los zombies. Sí, los mejores zombies que he leido en una novela de este género. ¿Y por qué? Porque estos zombies corren como verdaderos hijos de puta dispuestos a devorarte lo primero que pillen. No son esos bobos arrastrapies que poco a poco te van siguiendo pero realmente nunca te atrapan. No, estos son verdaderos animales salvajes. Siempre al acecho, escuchando, oliendo el aire. Éstos son los que si de verdad hubiese una plaga, acabarían con la humanidad en cuestión de meses. Por tanto, perfecta elección de enemigo, que amplía si cabe la tensión de los acontecimientos.

Y quiero hacer una mención para el mayor acierto de la novela. Si hay algo que a mi me seduce de una novela, es que el/los protagonista/tas sean niños, y Víctor acierta de pleno incluyendo a la angelical Paula. Sus ocurrencias, sinceridad y tesón a la hora de intentar hablar como los mayores me atrapó desde el principio, convirtiéndose así en mi personaje preferido de la historia.

En resumen, una de las mejores novelas de zombies que he leido, si no la mejor, junto a Apocalipsis Z, que merece la pena disfrutar no sólo por la frenética acción que contiene, sino por la perfecta factura de la misma, tanto en el comienzo de la novela, como en el desarrollo y, por su puesto en su final, que está a la altura de toda la calidad de la novela. Y quiero destacar de dicha conclusión, que se nota que está muy meditada. El autor sabía cómo quería dar fin a la historia, y lo plasma a la perfección en los últimos compases de la narración. Con un buen giro de los acontecimientos y, aunque en principio un poco cogido por los pelos, Víctor se asegura una explicación para que todo derive en los acontecimientos que acaba por narrar.

Gracias Víctor por haberme invitado a tu presentación, por haberme firmado la novela, y por haberme regalado estas horas de lectura tan amenas que he podido disfrutar, porque sin duda, su continuación El cuarto jinete Armagedón, dará mucho que hablar, al igual que su autor.

 

El cuarto jinete, by Fuen Cano

Os traigo una nueva reseña (y van… con esta 45) de El cuarto jinete (las podéis ver todas aquí). En este caso ha sido una lectora a la que conocí a través del foro walkingdead.es la que me ha hecho llegar sus impresiones. Lo ha hecho a través de su facebook, por lo que os cuelgo aquí sus palabras:

Podría parecer una novela de terror más, pero doy fe: no lo es.

La historia se desarrolla en Castle Hill, un pequeño pueblo estadounidense que hasta la fecha había pasado sin pena ni gloria por la historia de la civilización humana. Hasta hoy. Un virus altamente contagioso (llamado “El Cuarto Jinete”, como el propio título indica) ha caído en las manos equivocadas y se expande por este apacible pueblo silenciosamente… hasta que comienzan los gritos, las muertes y el terror, claro está.

Víctor Blázquez nos invita a hacer un increíble y trepidante tour por todo el pueblo para que veamos el antes y el después de la tragedia. Nos sumerge en los pequeños universos que envuelven a cada uno de los personajes (uno de los puntos fuertes de la obra) y describe de forma tan magistral cada uno de los escenarios que teletransporta al lector hasta el mismo Castle Hill.

Todo se desarrolla en un único y fatídico día. La lectura te envuelve desde el principio en su manto y los hechos te obligan a seguir hacia delante. Notas como el tiempo se te escapa de las manos, como crees que al llegar al final del capítulo cerrarás el libro… pero no puedes. Por Brad Blueman y su insaciable afán de protagonismo. Por la apasionante historia de Jason y Carrie. Por el doctor Kurt Dysinger (uno de mis favoritos) y la dulce aunque inteligente Zoe. Por Mark y Paula, que te devolverán la esperanza en el ser humano. Por el altruismo del padre Merrill y los oficiales de policía Russell y Dennis Sloat. Por Terence y Verónica, la viva imagen de la heroicidad. Por el intenso Aidan Lambert y su afición por los clubs de alterne. No importa cuán diferentes sean porque los hechos van enredándolos como si de una hiedra se tratase para conducirlos hasta el final.

Se mezclan escenas a un ritmo vertiginoso (no apto para cardíacos), momentos de relax para profundizar en la psique de nuestros héroes y otros en los que, sin comerlo ni beberlo, ocurren cosas que te dejan totalmente atónito. Es fresca, original, pero también seria y respetuosa con los viejos clásicos sobre la temática zombi.

En resumen: recomendable 100%. Así que guarda en la estantería el libro con el que estés ahora mismo y pon este sobre tu mesilla, te aseguro que no te arrepentirás.

Y atención, porque la segunda parte saldrá dentro de no mucho («El Cuarto Jinete: Armagedón»).

Fuen Cano.

El cuarto jinete: Armagedón

Pues ya se ha hecho pública, al fin, la que será portada de El cuarto jinete: Armagedón (espectacular el trabajo de Alejandro Colucci, por cierto), secuela de mi primera novela que será publicada entre febrero y marzo de 2013. Aún no tengo fecha exacta, pero en cuanto sepa algo lo comunicaré debidamente.

La sinopsis, oficiosa hasta que la vea sobre el papel:

Hola, sabía que volveríamos a encontrarnos.
Sígueme. La última vez que les vimos creían que se había terminado, combatieron el virus en las calles de Castle Hill; creyeron que lo habían detenido y estaban a salvo. No podían estar más equivocados.
El cuarto jinete está a punto de ser liberado en pleno centro de Los Ángeles. Desatará toda su fuerza y crudeza sobre sus casi cuatro millones de habitantes. Si no consiguen detenerlo se esparcirá por todo el continente. Los muertos no se detendrán ante nada y ante nadie. Vivir se convertirá en un privilegio.
El Cuarto Jinete ha despertado… no corras, no te escondas, pierde toda esperanza. No hay sitio al que huir si la muerte corre más que tú.

Reseña de El cuarto Jinete en Talismán Dreams

Nueva reseña de El cuarto jinete, esta vez en Talismán Dreams, por parte de una lectora que afirma no consumir género zombie pero al mismo tiempo haber quedado encantada con la novela. Tenéis el enlace aquí pero os dejo la reseña a continuacion:

Hoy os traigo la reseña de la que ha sido mi primera lectura este 2013. Y os puedo adelantar que el Sr. Blázquez ha dejado el listón muy alto.
Hacía meses que no gastaba ni un euro en libros, y encima no había leído nada de zombis pero, después de leer el relato del autor en la antología de “Postales desde el fin del mundo”, tenía claro que si tenía que probar suerte con este género debía ser con este libro: “El cuarto jinete”.
Siempre me han atraído las portadas de Dolmen, pero había algo que me echaba para atrás. Yo pensaba: Zombis = Sangre y matanza, sin más. Así que nunca terminaba de decidirme. Por suerte, no solo he encontrado eso (que haberlo, lo hay, para que negarlo xD) sino que me he encontrado con unos personajes muy bien perfilados, con historia tras ellos, y con un estilo que me ha sorprendido mucho.

En primer lugar, tengo que destacar la forma en la que está narrada toda la historia. Hay un narrador omnisciente que nos lleva a través de los sucesos, pero literalmente: nos habla directamente, nos sitúa en la escena, nos guía… Algo que en un principio pensé que podría suponerme un problema para disfrutar de la lectura pero que, casi sin darme cuenta, me fue atrapando en su historia como si de una película se tratase (que dicho sea de paso, creo que saldría un peliculón de este libro… ahí lo dejo). También tengo que destacar la facilidad con la que Víctor se mueve en el tiempo: nos traslada del presente al pasado sin que desconectemos de la lectura en ningún momento. Además, mientras paseamos con nuestro guía por las calles de Castle Hill, vamos recibiendo información detallada acerca de los habitantes del lugar; en especial, de aquellos con los que viviremos los momentos más intensos. No hay que preocuparse al ver tantos nombres, porque nuestro acompañante ya conoce nuestro despiste y, en los momentos clave, nos recordará quién es quién. Todo un acierto por parte del autor que agradecí enormemente… xD

La oscuridad es el terreno donde se mueve el mal, donde los lobos se acercan a las aldeas en busca de presas fáciles, donde los autores han situado siempre las mayores historias de terror y donde seres reales y mitológicos establecen su morada de pesadilla.

Al principio de la narración nos encontramos con un ritmo pausado, para que nos vayamos metiendo en situación, pero conforme vamos avanzando en las páginas todo coge un ritmo trepidante, de esos que sientes como te aceleran el pulso en ocasiones y te paran el corazón en otras. Es adictiva al 100%
Otro punto a resaltar: la integración perfecta de la historia personal, de cada personaje, en medio de todo el caos que se monta cuando los zombis van dando mordiscos por aquí, mordiscos por allí… descuartizando personas… lo típico que puede pasar en cualquier pueblo vecino, vamos. Pensaba que me encontraría con personajes planos que no me transmitirían mucho y, sin embargo, me he encontrado con que más de uno se ha ganado un rinconcito en mi corazón. Consecuencia: esto ha hecho que me suba por las paredes en más de una ocasión y que le haya gritado mentalmente a más de uno: “¡¡pero cómo haces esooooo, gilipollas!! También que maldiga a algunos, o los odie desde lo más profundo de mi ser, incluyendo al autor (al que me consta le llegaron mis impresiones ipso facto vía facebook xD). No os voy a dar nombres ni detalles sobre ellos, porque quiero que los vayáis descubriendo vosotros como yo lo hice; y para que negarlo, quiero que sufráis lo mismo que yo sin disponer de información privilegiada…

Entremos. Tenemos suerte de ser quienes somos, porque nos podemos colar a través de la puerta y observar qué hace en estos momentos Elvira. Nada más entrar en su casa percibimos un olor muy desagradable que en el exterior no se apreciaba. (…) La escalera cruje bajo nuestros fantasmales pies, y al mirar hacia abajo vemos grietas en más de un escalón. La sensación que daba la casa desde fuera era hermosa, parecía casi nueva. Por dentro, esto es un cuchitril.

Para los que no sois amantes de las novelas de este estilo yo os animo a darle una oportunidad, porque hasta las más románticas tendréis vuestra porción de letras; sí, sí, como lo leéis, entre zombis y devastación el autor encuentra la ocasión perfecta para integrar más de una historia de las que rozan la sensiblería en estado puro. Eso sí, que acaben mejor o peor eso ya es otro cantar… y el ambiente en el que se desarrollan pues, para que mentir, no es de lo más idílico, pero tampoco podemos querer tenerlo todo en el mismo pack, ¿no? Y, para los amantes del género, no os puedo hablar comparando con otras obras pero estoy segura de que encontraréis todas la acción y las mutilaciones que todo zombi-adicto desea leer al abrir un libro.

Poco más os puedo comentar sin desvelar nada de la trama, así que sólo me queda decir que ha sido todo un acierto elegir este libro para iniciarme en el género y que este año estoy segura de que veréis más de un zombi corretear por el blog 🙂 Espero que os animéis a leerlo.

Revisando el 2012

Echo la vista atrás y veo la cantidad de cosas quehe vivido en este 2012… laboralmente ha sido terrible, sí, con la crisis ha sido imposible encontrar algún trabajo que no durase apenas unos días y estuviese mal pagado, pero a nivel personal ha sido un año sublime.

Para empezar, que se dice pronto, el 1 de enero de 2012 sólo tenía un hijo. Nacho Blázquez Ballesteros vino al mundo el 2 de enero dando el pistoletazo a un año de lo más completo, de alegrías en casa y vivencias que uno atesora porque son únicas… y luego…

Se publica mi primera novela, El cuarto jinete. Y aún recuerdo cómo estábamos Cristina y yo, a la espera aquel 23 de marzo, nerviosos e impacientes por ver cómo había quedado el libro. Y luego aquella primera presentación en la que estaba hecho un manojo de nervios (he acabado cogiéndole un poco de carrerilla a la cosa) y en la que temblaba como un flan. Y luego los nervios del «¿y le gustará a la gente? ¿venderá más de los que compren mis amigos y mi familia?».

El 2012 me tenía reservadas muchas sorpresas y una de ellas era la impresionante acogida que he tenido. Más de cuarenta reseñas demuestran que el balance es de notable alto, ha ido bien de ventas y he conocido a mucha gente estupenda a la que probablemente nunca hubiera conocido de otra manera, escritores y lectores. He vivido desde dentro la Feria del Libro (cosa que siempre me había hecho ilusión), y fui invitado al festival Celsius a compartir ciudad con George RR Martin. De allí me volví con un garabato del maestro en Juego de Tronos, diez amigos estupendos (somos once contándome a mí) y un proyecto firmado en una Zervilleta que pronto verá la luz.

Hace un par de días se ha publicado una antología de relatos que he coordinado yo y que es un proyecto al que le tenía mucho cariño y que me alegra que haya salido adelante de esta manera: Postales desde el fin del mundo. Acompañado de otros trece escritores junto a los que me enorgullece estar.

Un montón de presentaciones (Madrid en 5 ocasiones contando la de Postales; Sevilla, León, Avilés en el Celsius, Barcelona y una extra presentando a Manuel Martín en Madrid), un montón de amigos en todas ellas, cañas compartidas, recuerdos, conversaciones, fotos, cientos de tweets…

Lo dicho, a nivel personal un lujo de año. Y con noticias para el año que viene porque tengo firmados dos contratos: la secuela de El cuarto jinete y la novela Orilla intranquila, que saldrá con Tyranosaurus books. Además de alguna antología que es posible que vea la luz el año que viene y del proyecto Zervilleta…

Y todo comenzó no después de las uvas, no. Todo empezó el día 2 cuando mi mujer me despertó con un «vamos al hospital» y tuve que llamar al trabajo para decir que ese día no contaran conmigo. Allí, el estupendo equipo de compañeros que tenía en La Fuga, me dedicaron al menos un pensamiento:

Gracias a todos por hacer de 2012 un año que dificilmente olvidaré jamás.

El cuarto jinete en Frikis Reconocidos

Si en algún sitio debía aparecer una reseña de El cuarto jinete desde luego era una página llamada Frikis Reconocidos. Porque otra cosa no, pero friki soy un rato, como demuestran las miles de referencias y homenajes que pueblan la novela. El caso, que la reseña es más que positiva, y me alegro por ello. No desvelo nada, mejor leedla vosotros mismos: AQUÍ.