Echo la vista atrás y veo la cantidad de cosas quehe vivido en este 2012… laboralmente ha sido terrible, sí, con la crisis ha sido imposible encontrar algún trabajo que no durase apenas unos días y estuviese mal pagado, pero a nivel personal ha sido un año sublime.
Para empezar, que se dice pronto, el 1 de enero de 2012 sólo tenía un hijo. Nacho Blázquez Ballesteros vino al mundo el 2 de enero dando el pistoletazo a un año de lo más completo, de alegrías en casa y vivencias que uno atesora porque son únicas… y luego…
Se publica mi primera novela, El cuarto jinete. Y aún recuerdo cómo estábamos Cristina y yo, a la espera aquel 23 de marzo, nerviosos e impacientes por ver cómo había quedado el libro. Y luego aquella primera presentación en la que estaba hecho un manojo de nervios (he acabado cogiéndole un poco de carrerilla a la cosa) y en la que temblaba como un flan. Y luego los nervios del «¿y le gustará a la gente? ¿venderá más de los que compren mis amigos y mi familia?».
El 2012 me tenía reservadas muchas sorpresas y una de ellas era la impresionante acogida que he tenido. Más de cuarenta reseñas demuestran que el balance es de notable alto, ha ido bien de ventas y he conocido a mucha gente estupenda a la que probablemente nunca hubiera conocido de otra manera, escritores y lectores. He vivido desde dentro la Feria del Libro (cosa que siempre me había hecho ilusión), y fui invitado al festival Celsius a compartir ciudad con George RR Martin. De allí me volví con un garabato del maestro en Juego de Tronos, diez amigos estupendos (somos once contándome a mí) y un proyecto firmado en una Zervilleta que pronto verá la luz.
Hace un par de días se ha publicado una antología de relatos que he coordinado yo y que es un proyecto al que le tenía mucho cariño y que me alegra que haya salido adelante de esta manera: Postales desde el fin del mundo. Acompañado de otros trece escritores junto a los que me enorgullece estar.
Un montón de presentaciones (Madrid en 5 ocasiones contando la de Postales; Sevilla, León, Avilés en el Celsius, Barcelona y una extra presentando a Manuel Martín en Madrid), un montón de amigos en todas ellas, cañas compartidas, recuerdos, conversaciones, fotos, cientos de tweets…
Lo dicho, a nivel personal un lujo de año. Y con noticias para el año que viene porque tengo firmados dos contratos: la secuela de El cuarto jinete y la novela Orilla intranquila, que saldrá con Tyranosaurus books. Además de alguna antología que es posible que vea la luz el año que viene y del proyecto Zervilleta…
Y todo comenzó no después de las uvas, no. Todo empezó el día 2 cuando mi mujer me despertó con un «vamos al hospital» y tuve que llamar al trabajo para decir que ese día no contaran conmigo. Allí, el estupendo equipo de compañeros que tenía en La Fuga, me dedicaron al menos un pensamiento:
Gracias a todos por hacer de 2012 un año que dificilmente olvidaré jamás.