Parece un juego de siglas pero no lo es. Víctor Morata ha redactado una reseña de Peta Z (la bizarra antología que mezcla dibujos animados y zombies y que podéis descargar de forma gratuita) para Cultura H:
Todos hemos tenido una infancia. Unos mejor y otros peor encarada, pero ahí está. Con sus dibujos de las tardes después del colegio y con el bocata más grande que nuestro brazo; estábamos en fase de crecimiento. Todos los de mi generación, año arriba o año abajo, han pasado por series como las de Campeones, Heidi, Los Osos Amorosos, Mazinger Z o programas como Barrio Sésamo y La Bola de Cristal, que hizo tan famosa a la Alaska de nuestro tiempo. Se constituyen en nuestra memoria como momentos agradables, de ocio o tranquilidad en los que nada nos preocupaba salvo el fatídico momento de hacer los deberes para el día siguiente o, al menos, inventar la manera de escamotearlos para evitar hacerlos sin levantar sospechas. Todos tienen sus recuerdos. Estos autores también. E imagino que algunos de ellos han pasado muchas horas de su niñez sentados frente al televisor, medio zombis ante estas y otras series de dibujos animados. Y ahora… ahora simplemente se han vengado o han querido hacerles un homenaje. Sea lo que fuere, el que está del otro lado, el espectador, el lector, no quedará indiferente. Hay relatos en los que la zombificación surge natural con la historia, fiel a la dinámica de los dibujos animados, y otros que se gestan de una forma más libre, aunque no por ello menos creativa, pero todos gozan de ese halo a muerte y descomposición del mundo Z que nos asola con cientos de historias tanto en la literatura como en el cine. Alguno de sus autores incluso se ha atrevido a realizar algunos guiños a películas como Battle Royale o editoriales como Dolmen, precursora y mayor exponente de este género en España. Llegados a este punto, tengo que reconocer una vez más que no soy muy de zombis, por mucho que esto haga dudar de ello. No soy muy de zombis, pero ¿quién hubiera podido resistirse a algo así? Fue la curiosidad la que me atrajo hasta la lectura de esta antología. La curiosidad por lo creativo de la mezcla que suponían estos relatos y la autoría de cada uno de ellos. Y si a eso le sumábamos que es gratis… Las circunstancias se unieron para que me acercara a echar un vistazo a esta locura tan freak y, por qué no decirlo, divertida. Pues sí, divertida. Habéis leído bien. Estas historias no sólo tienen como fondo el entramado de las series infantiles de los ochenta, sino que también rebosa de ese terror fantástico de la misma época, con ese humor negro a veces tan hilarante que parecía restar susto al horror mostrado. Aún recuerdo dentro de esa época películas como House: una casa alucinante, Pesadilla en Elm Street u otras como Los Critters, Los Gremlins o Los Ghoulies. Unas con un deje más fantástico que terrorífico pero que sin ese toque de humor, para un niño y en aquella época, podía tener catastróficas consecuencias en sus más dulces sueños. No sabría decir si es por la obligada retrotracción a esa época a través de estos relatos, pero me ha parecido gozar de ese mismo aroma. Es cierto que no están todos los que son ni son todos los que están, como se suele decir, pero zombifican en un repaso una buena parte de esa infancia a través de sus dibujos y programas infantiles. Peta Z es, por tanto, una curiosa y original forma de ver ese lado Z más cómico y menos grotesco. Algunos tildarían esta obra de bizarra y, en cierto modo, en el sentido más americano de la palabra, lo es. Y, qué demonios, también en el de la española. Es una obra refrescante y divertida. Una buena manera de pasar un rato sin que los zombis sean una cosa demasiado seria ni carne de pesadilla. Eso sí, adiós a los dulces recuerdos. Como bien se anticipa, «bastan once bastardos para destruir tu infancia».