Una gozada

Esa es la única manera posible de definir 300: una gozada. Ya no sólo la historia que cuenta, que está bien, ni el modo en que la cuenta, que es muy bueno. La última película de Zack Snyder es ante todo una gozada visual. Está llena de imágenes con fuerza, brutales, salvajes, pero siempre primando la grandeza de la imagen.
Es cierto que fuimos al cine temiendo el resultado. Podía ser un peliculón o podía ser la mierda que fue Sin City. Venía avalada también por Frank Miller.
A mi el que el director fuera el mismo de Amanecer de los muertos, película de zombies que me encantó, me daba un poco de buen rollo.
Bueno, pues 300 empieza y cuando lleva dos minutos piensas «joder, ya estamos con la puta voz en off, esto va a ser un suplicio interminable» y apenas un minuto después dices «mooola» porque las imágenes tienen fuerza. Después llega el emisario persa, secuencia maravillosa donde además nos encontramos con un papel femenino (maravilloso lo de «las mujeres espartanas somos las que traemos al mundo a los verdaderos hombres») con verdadera fuerza (cosa que además no se ve ultimamente en películas americanas), tenemos una pequeña escena íntima y después nos vamos a por lo importante: pelear.
Y la primera batalla nos deja con la boca abierta, flipando. Es absolutamente increíble. Y el resto de la película sigue en esa línea, manteniendo una tensión constante cortada por algunos toques de humor que aumentan el disfrute de uno (maravilloso eso de «ahora me viene mal postrarme porque tengo un calambre aquí», o lo de «se ve que no conoces a las mujeres espartanas, visto lo visto podríamos haberlas traído también»).
A ver, tiene algunas cosas que le sobran, pero como conjunto la peli es muy buena, y el rollo medio comic medio cine que se lleva hace que no te importe que algunos efectos canten. De hecho, no descarto del todo que algunos efectos canten a propósito. Pero tiene otros de flipar, sobre todo las batallas, o el momento en que ves desgajarse la piel antes de caer la cabeza de cierto personaje… o el filo de la espada quemando el casco de Leónidas…
Me encantó la película. Me hizo salir del cine queriendo ser espartano…
¡Espartanos! ¡Preparaos para la gloria!

Hopewell desaparecido

Bueno, tenía que encontrar un momento para escribir esto, y por fin…
Sí, ya sé que estoy desaparecido, que no doy señales de vida en el blog… pero no me he muerto, ni me he olvidado de mi contraseña, ni he abandonado este espacio para siempre jamás. Simplemente no doy abasto. Entre el proyecto del master, los rodajes, y 24 (esa serie tan cojonudamente cojonuda) pues oye, que llego a casa y ando más estresado que todo, y no tengo tiempo más que de irme a dormir. Que ganas de pensar y escribir, pocas.
De hecho, hoy tampoco es que ande yo muy lúcido.
Pero bueno, que sigo por aquí, y que tengo cosas de las que hablar (como el inminente estreno de la serie internetera «Independizados») y que pronto retomaré el curso normal del blog. Ya lo veréis. Tenedme paciencia estos días.
Un saludo desde el lodo.

The host

Tenía buena pìnta, la ponían de obra maestra, la comparaban con Alien y Tiburón…
Joder, así está claro que uno muerde el anzuelo y se lanza de cabeza al cine a ver «the host», una peli oriental de supuesto terror con bicho monstruoso y mutante por protagonista.
Ok, es cierto, la peli, a pesar del espantoso doblaje, empieza muy bien, con una actitud sobria, una primera estampida que sirve de presentación al bicho que me pareció un increible plano secuencia…
En fin, que está bien hasta que el bicho atrapa a la niña y se la lleva. Después, empieza el surrealismo. Y es que uno nunca está seguro con esta película, de si está viendo algo serio o es de coña. Porque vamos a ver, tiene escenas con tensión,interesantes en cuanto a su proposición, que te permiten meterte en la historia que te están contando para que te la «creas», siempre entre comillas…
Y luego tiene escenas en las que parece que los chinos, o coreanos, o lo que sean,se están riendo de ti. Vamos a ver, primer punto, ese funeral por la niña, donde supuestamente todos están muy afligidos y de repente empiezan a revolcarse por el suelo, a pegarse patadas extrañas, a gritar incoherencias… dios mio, si parece que están en la feria…
Pero hay más: ¡Que alguien me explique lo del médico bizco! Por dios, si cada vez que salía la gente se meaba de la risa, que no era nada serio… ¿Es algún tipo de broma oriental que aquí no pillamos o qué?
¿Y esa escena en la caseta, con el viejo hablando de su hijo atontado y diciendo que «yo he pasado tanto tiempo con él en la tienda que cuando se tira un pedo puedo saber de qué humor está«. Ajá, eso debe ser filosofía oriental. Y yo… no la pillo.
Pero es que además de esa divagación entre los terrenos de la seriedad y la broma, el guionista tampoco parece aclararse con el tipo de película que quiere hacer, así que las mezcla todas. Que quieres una de monstruos, pues una escenita de monstruo, que te gusta el cine de acción, pues una fuga de hospital, que te gusta el cine negro, pues ahora tenemos un personaje experto en huír de todo el mundo que tiene que huír de la policía, que te gusta lo íntimo, pues dos niños en una tubería pasando frío, hambre y miedo, que te gusta el cine familiar, pues la escena en la caseta…
En fin, que yo salí del cine con la impresión de que me habían tomado el pelo.

Una noche para la historia

Teniendo en cuenta que había gente acampando a las puertas de las tiendas que iban a abrir a las doce de la noche para vender en exclusiva las entradas de Héroes del Silencio, se me hizo una locura intentarlo en la tienda y aposté por el cajero.
A las diez de la noche, la situación era dantesca. Decenas de personas haciendo cola en los diversos cajeros de Ibercaja, a la espera de la medianoche, para comprar su dichosa entrada.
Ocurrió lo inevitable. Y es que lo que no me explico es que, si no tienes un sistema capaz de resistir la esperada e inevitable avalancha que se va a desencadenar, ¿para qué pones a la venta nada en tu sistema? Pues eso, que a las doce en punto, en todos los cajeros de ibercaja de españa, alguien metía su tarjeta de crédito con la esperanza de comprar su entrada… y el sistema colapsó.
Poco a poco, la gente fue dándose por vencida. Pasamos de estar en el puesto quince de la cola a estar los primeros en cuestión de dos horas y media. Las 2:30, un frío de pelotas, de noche en Madrid, y probando una y otra vez en el cajero, la maldita tarjeta, y una y otra vez el mensaje de error, sistema sobrecargado.
Nos dividimos, a la desesperada. En Sun Records iban a abrir a las diez de la mañana y tenían a la venta quinientas entradas. Uno de nosotros se lanza para allá mientras el otro continúa probando en el cajero, una y otra vez. ¿Cuántas veces puede meterse la tarjeta en la ranura en cuestión de una hora?
En Sun Records la situación no era mucho mejor. Había cola, había sacos de dormir, había mantas, había cartones para paliar el frío, uno se hace amigo de los desconocidos, hay buen rollo, charlas amenas, risas y bromas con la situación de la vivienda para los jóvenes que esa noche dormíamos en la calle, todos apretados, porque ni las mantas ni los cartones nos libraban del todo del frío.
A las seis y media de la mañana, el sistema de cajeros se liberó, apenas un poco, pero lo justo para que consiguiéramos nuestras entradas. Abandonamos Sun Records, abandonamos Ibercaja, y nos vamos a casa, como quien vuelve de una noche de fiesta, casi amaneciendo, un frío de pelotas, pero con la entrada a buen recaudo en el bolsillo.
12 de Octubre, Zaragoza, Héroes del Silencio.
Allí estaré.

Sideria

Dentro de unos años, cuando me encuentre sobre la tarima de alguna gala recogiendo el premio al mejor director, tendré que echar la memoria atrás recordar y agradecer a toda esa gente que me ha acompañado y apoyado desde el principio en mi viaje de aprendizaje cinematográfico… y han sido muchos.
Uno de ellos es Manuel Bernet, que hasta la fecha ha compuesto 6 bandas sonoras para obras mías, a cada cual mejor que la anterior (y que conste que una de sus canciones a la que yo más aprecio le guardo ni siquiera llegó a aparecer en el corto para el que estaba hecha. Hablo de Requiem por Leire, que iba a aparecer en El club y fue la única melodía que se quedó fuera).
No puedo esconder la admiración que siento por el sevillano, porque siempre ha sido así, y aún guardo con cariño la cinta de casete de Babilonia, el grupo al que pertenecía hace años. Y aún la pongo de vez en cuando.
Y ahora, llega Sideria:
Ricardo «Richard» Becerril – Guitarras y voces
Manuel Bernet – Teclados y voz principal
Dani Bernet – Bajo y voces
Loren Márquez – Batería
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Estos cuatro elementos han formado una banda que ya empieza a rodar por los escenarios y cuya maqueta (de la cual se pueden escuchar cuatro temas en su página web) muestra un sonido prometedor, entre el pop y el rock.
Desde luego, mi recomendación es que gastéis unos minutos en entrar en la web, escuchar alguna canción y descargaros la maqueta del emule con el objetivo de disfrutarla y difundirla por los siete mares. Pensad que cuando sean famosos podréis presumir de que vosotros ayudasteis a su expansión.
Además, se lo merecen.

Peliculón

Con semejante trailer a uno le entran ganas de ver Dead or Alive, pero no en cualquier momento, sino aprovechando una de esas tardes en las que lo que quieres es que tu mente trabaje lo menos posible, y si puede ser, alegrarte la vista.
Oye, vista así, Dead or Alive es un peliculón.
Vamos a ver, coges a un director chino, o japones o coreano, vete tu a saber, que en inglés sólo ha rodado una película (The transporter) que era una buena peli de verdad, y le pones a hacer esta mierda. ¿Cómo coño ha pasado de una a otra? Adri, por favor, iluminanos.
Seguimos, director de casting dice «ok, voy a coger a cuatro cachondas y les voy a preguntar si quieren ser objeto de masturbaciones adolescentes infinitas», de esa manera las que acepten saben que habrá vestuario escaso, bikinis, y mucho enfoque a culos y tetas. Eso sí, sin mostrar ni siquiera la sombra de un pezón, no sea que la censura nos corte la peli.
La música, de oscar. Increible. Sin palabras.
El montaje digno de… no sé, de algo.
Y el mejor, el tipo que editó los efectos de sonido, que yo creo que estaba borracho.
No sé, yo creo que si vas a hacer una peli como esta, basada en un videojuego de lucha, además de las cachondas debes plantearte la idea de que las peleas tienen que ser la ostia. Pero no. El tratamiento de la violencia es patético. De hecho, es que no hay violencia. Las peleas dan risa. Aunque una cosa no se le puede negar al director: el tipo es honesto y desde el primer minuto va a lo que va: a mostrar cuanta más carne le permita la censura mejor. ¿Y a quién le importan las peleas si hay carne de por medio?
En fin… Una película para ver una tarde de domingo con palomitas. O así.

Hijo de los hombres

Con retraso, porque intenté verla en el cine en su momento, por fin he conseguido ver Hijo de los hombres, la fábula futurista de Cuarón.
La idea de base de la película es muy buena. Los seres humanos se han vuelto estériles y el mundo está al borde de la extinción y en medio del caos. 18 años después del último nacimiento, una mujer logra quedarse embarazada, y un hombre tendrá que escoltarla a través de una Inglaterra sumida en el desorden y la guerra civil para salvaguardar la última esperanza de la raza humana.
Clive Owen hace de Clive Owen, pero algo más comedido. Lo cual es bueno. El tipo está correcto. Lo hace bien. Michael Caine está fantástico en su papel de Hippie aficionado al cultivo de marihuana. Y Julianne Moore… bueno, no quiero desvelar la sorpresa.
La peli es rara. Sí, porque su estilo visual es en ocasiones demasiado cercano a lo realista, hasta el punto de que choca. Está muy bien rodada, porque ese estilo hace que uno se sumerja de lleno en la historia y la viva junto a los personajes, sufriendo con ellos la tensión de la persecución a la que son sometidos. Eso sí, uno no llega a encariñarse con ninguno de ellos demasiado, quizá debido a ese mismo estilo. En ocasiones los personajes llegan y se van de tal manera que uno no puede sentir nada por ellos.
Pero lo mejor de la película es Cuarón. Su forma de dirigir es sencillamente brillante, y me sorprende que no esté nominada a casi nada. Hay varios planos secuencia que son increíbles, pero sobre todo dos de ellos, que son largos y alucinantes por todo lo que suponen. Uno de ellos es la emboscada que sufren al incio del viaje, vivida desde dentro del coche, y que es sencillamente brillante. El otro, con cámara en steady, es casi al final, con Clive Owen en medio de un guerra civil y cientos de tipos disparándose unos a otros mientras Owen corre y trata de ocultarse, con estallidos de bombas, muertos… yo no podía dejar de mirar con la boca abierta y preguntándome cuántas veces habrían ensayado ese plano. Increíble. Es cierto que en algunos momentos ese mismo estilo de planos largos pueden hacerse lentos, pero durante la mayor parte del tiempo, la película guarda un ritmo bastante bueno.
A mí me ha gustado.

Séptima hora

Pues sí, el reloj avanza inexorable, y la sexta temporada de 24 va ya por la séptima hora. Y cada vez me deja con la boca más abierta. No hay palabras para definir el camino que está tomando esta serie. Es absolutamente increíble.
Sin palabras.

Oz

Otra de esas maravillas a descubrir: Oz, una serie de HBO que en EEUU ya lleva cinco o seis temporadas. A mí me la dejaron por casualidad, la primera, y a mitad del primer capítulo puedo decir que ya estaba enganchado.
¿Qué es Oz? La serie cuenta la historia de «Ciudad esmeralda», un ala de la prisión Oswald donde se mezclan presos de todas las razas y culturas dirigida por un psicólogo que pretende instaurar un modelo de cárcel donde los presos puedan reinsertarse en la sociedad al terminar su condena. Pero claro, si mezclas a tanta gente distinta, lo lógico es que los conflictos no tarden en estallar.
La serie es narrada por uno de los presos, al que los aficionados a series reconocerán por ser el Michael de Lost, aunque aquí con melena, rastas y silla de ruedas. Y probablemente uno de los aciertos de Oz es su peculiar estilo a la hora de narrar las historias. Y es que en un sólo capítulo puede empezar contándote algo, pero a los cinco minutos se cruzará otro personaje en el camino y seguirá con su historia, para ir saltando de unos a otros en aparente caos, sólo aparente, porque la serie tiene mucha más coherencia de la que parece. Y en esta serie uno no puede respirar tranquilo ni un segundo, cualquiera de los personajes puede caer, y lo cierto es que caen como moscas. Y a cada uno que cae y que tu crees que es malvado, llega otro que es peor. En los siete capítulos que he visto me he encariñado de seis personajes y ya han muerto cinco de ellos.
Yo de momento estoy terminando la primera temporada, pero puedo asegurar que veré las demás. Son cortas además, temporadas de ocho capítulos de una hora de duración.
Un consejo, si podéis, gastad un poco de vuestro tiempo en verla, porque vale la pena. Es una serie llena de ironías de la vida (véase la historia de Beecher y Sullivan), buenas tramas, buenos guiones, buenos actores (y muchos, porque ya digo que van cayendo como moscas y son sustituidos por otros) y una puesta en escena muy atractiva… uno termina enamorándose de esa especie de performances que hacen con el narrador…

Apocalypto

He visto Apocalypto. Y me ha dejado un muy buen sabor de boca. Me ha parecido una muy buena película. Y, vamos a ver, ¿De dónde se saca la gente que es una película hiper violenta? Porque vamos, hay sangre pero tampoco en exceso ni de una manera desagradable. Yo que sé, igual querían que las batallas fueran de cosquillas también…
En fin, Mel Gibson narra con fuerza y ritmo una película que está claramente dividida en dos partes. En la primera, nos introduce poco a poco en la cultura y el modo de vida de los indígenas y de los mayas. Y lo hace paseándote sin que te des cuenta a través de escenas de humor, amor, vida social, u´n increíble asalto al poblado, una procesión de esclavos… y la inmejorable llegada a la gran urbe. Y digo inmejorable porque la entrada en la ciudad dura unos veinte minutos, pero Mel Gibson la rueda de manera que uno no puede dejar de admirar la cantidad de cosas que va mostrando en tan corto espacio de tiempo. Y una vez los esclavos y sus captores llegan al templo, Mel Gibson ya ha logrado su objetivo: mostrarte la decadencia de una civilización otrora rica. Impagable.
Y tras la secuencia del templo, la película entra en su segunda fase, donde el protagonista, Garra de Jaguar, debe huír de sus perseguidores. He leído en el blog de Tis que esta parte podría ser incluida sin problemas en una película como Depredador. Y bueno, es posible. Desde luego, el tono de esta segunda parte es de acción, de ritmo frenético, de no dar descanso ni tregua al espectador. El Jaguar, magnífico. La cascada, increíble. Las flechas y jabalinas que surcan los planos, alucinantes. Los dos enfrentamientos finales, primero con uno de los malos y después con el otro, de aplauso. Yo me quedo con el primero, rodado magistralmente a cámara lenta.
Desde luego, no es la mejor película de la historia, pero está claro que Mel Gibson sabe rodar. A mi me ha gustado y me ha entretenido. Me ha parecido una muy buena película.