Incomprensión

Babel, tercera película de Iñarritu que vuelve a ser la misma película que viene haciendo desde su ópera prima, aquella desigual «amores perros» que a algunos tanto fascina y a mi me aburrió como mil infiernos.
Iñarritu recurre una vez más al mismo truco de contar historias, descolocándolas, cortando de una a otra, intentando tapar una falta de actitud guionista con una supuesta técnica maravillosa de montaje. Y uno se pregunta por qué nadie le enseña a este señor que ya está bien, que una vez vale, que si eres Tarantino y lo usas en Pulp Fiction vale, que si no eres Tarantino y lo haces una vez se te puede pasar, pero hacerlo en todas las películas empieza a oler a podrido.
Babel, una película que, supuestamente, habla sobre la incomprensión. El tipo coge varias historias que ocurren en distintos puntos del globo y las intenta conectar a todas, a veces demasiado cogidas por los pelos, como la historia japonesa, que casi en ningún momento logra conectar con el resto de la historia aunque probablemente sea la mejor de todas las historias.
Iñarritu se limita a coger a un puñado de actores famosetes y ponerles delante de la cámara. Gael García Bernal sobreactua y sale unos diez minutos en pantalla. Brad Pitt está soso y sale otros diez minutos, con la misma expresión todo el tiempo porque su personaje es demasiado light, Cate Blanchet está ahí por poner nombre y cara a un personaje…
Y lo que más me jode. Al tener varias historias, todas deben tener un final y el desenlace de la película se hace demasiado largo y termina cansando, sin que ninguno de los finales llegue a conectar de verdad con el espectador.
Floja. Muy floja. Suspenso. Y mira que le tenía ganas.
Iñarritu, acabas de ser vetado.