(500) días con Summer

Lo que vais a ver es una ficción. Cualquier parecido con personas vivas o muertas es pura coincidencia.

Especialmente para ti, Jenny Beckman.
Zorra.
Si una película comienza con semejante mensaje sobre fondo negro, desde luego, me predispone bastante bien.
Por regla general, el cine romántico es un género que no me emociona demasiado. Se me hacen demasiado similares todas esas películas. Y sin embargo, de vez en cuando aparecen joyas como esta 500 días con Summer, cuyo guión, de una sencillez pasmosa pero completamente eficaz, hace que disfrutes de principio a fin con lo que te cuenta. Lo mismo me ocurrió con aquella maravilla llamada Definitivamente Quizás.

500 días con Summer no es una película de amor aunque hable de amor. Es la historia de un chico que se enamora a primera vista, que cree en el destino, en la media naranja y, sí, en el amor. Y también la historia de ella, que no cree en absolutamente nada de eso y se niega a ponerle nombre a la relación.
Es una historia en la que la frase «Lo que más te gustó de mi es lo que quieres cambiar» cobra una nueva dimensión, absolutamente real.
Impagable el momento del parque, con un Joseph Gordon-Levitt que parece haber nacido para este papel.
Poco más se puede decir de esta joya sin desvelar demasiado, así que me detengo aquí con la recomendación de que os hagáis con ella y disfrutéis de hora y media de sencillez.

Brick

Después de mucho tiempo queriendo hacerlo, por fin he podido ver «Brick», y ciertamente, me ha parecido una maravilla de película. Cine independiente del bueno, de ese que de vez en cuando descubres y disfrutas por su energía y su bienhacer.
La historia que cuenta, aparte de estar muy bien contada, es curiosa cuando menos. El escenario es a veces surrealista y a veces tan extravagante que uno no puede por menos que fruncir el ceño. Los personajes están maravillosamente construidos, y sobre todo, Joseph Gordon-Levitt se marca el papel de su vida, como ese estudiante justiciero que investiga el asesinato de su ex-novia y lucha contra los traficantes de droga del instituto… y no quiero contar nada más para no desvelar la trama.
¿Lo mejor? Joseph Gordon-Levitt, la persecución donde los zapatos juegan un importante papel, y la secuencia donde el traficante y su matón conversan con el protagonista en la cocina de la madre del primero mientras esta merodea por allí sin enterarse de la conversación real.
Fresca y divertida son los dos adjetivos que me vienen a la mente, pero también extraña e intrigante. Si me preguntáis, diré que es una película que tenéis que ver. Yo la he disfrutado mucho.