Tenía once o doce años cuando me metieron en el cine a ver una peli que no sabía de qué iba y me senté con mis palomitas y mi refresco junto a mi hermano. No recuerdo los trailers, ni tampoco por qué accedí a ver aquella peli en lugar de meterme en otra «más de niños». Vete a saber. El caso es que aquello empezó y yo me llevé la primera palomita a la boca. Un campo lleno de calaveras humanas, una música que invitaba a la tensión, oscuridad… y un pie robótico que entraba en plano y aplastaba una de esas calaveras. Recuerdo la impresión que me produjo aquella imagen como si hubiera ocurrido ayer. El resto del metraje de Terminator 2 me abdujo por completo, pegó mis ojos a la pantalla y con la boca entreabierta asistí a un espectaculo grandioso. Estaba tan obnubilado que ni me terminé las palomitas.
Cualquiera que me conozca sabe que esto lo he dicho muchas veces: Terminator 2 fue la película que me hizo encaminarme hacia el mundo audiovisual. Si tuviera que decir una película que haya marcado mi vida, definitivamente sería esa. ¿Es la mejor peli que he visto? No. ¿Es la más entretenida? Tampoco, aunque sí una de las que más. Desde luego, cuando estaba en la carrera (Comunicación Audiovisual) y todo el mundo hablaba maravillas de Ciudadano Kane y compañía, yo siempre decía que yo estaba allí por Schwarzie.
Arnold Schwarzenegger se convirtió en mi actor preferido. De nuevo, permitidme que me explique, ¿es el mejor? No, pero sí era de esos actores que en cuanto sacaba una película me surgía la necesidad imperiosa de verla. Me caía bien, hacía pelis de acción cojonudas (Desafío total, Depredador, Mentiras arriesgadas, El último gran héroe, e incluso Commando) y tenía un punto de humor simpático (Poli de guardería y, aunque a mí no me molaba mucho, Los gemelos golpean dos veces). En fin, que me gustaba ver sus pelis. De pequeño, llegué a tener el típico cartón promocional que ponen en los cines, tamaño real, de Poli de guardería, con Schwarzie rodeado de niños. Y encima era colega de Willis y Stallone, que también me entraban por el buen ojo, y el rollito de puyas peliculeras que se traía con Sylvester me encantaba (la biblioteca presidencial Schwarzenegger de Demolition Man o el poster de Terminator 2 con Stallone sobre la moto en El último gran héroe).
Luego empezó a hacer pelis más flojas. Junior ni la cuento porque prefiero negar su existencia y el hecho de haberla visto. Eraser, El sexto día… bah, pelis reguleras. Aunque Un padre en apuros me parece un buen punto también. Terminator 3 si bien no tiene nada que hacer contra las dos primeras a mí me entretuvo (la persecución de los camiones y el final me parecen cojonudos). Y luego se metió a Gobernador de California y adiós muy buenas.
Y mira por donde, diez años después, tanto Schwarzie como Stallone regresan a la primera línea con el ochenterismo por bandera y nos traen Los mercenarios. Resucitó esa ilusión de niño que hay en mí por ver un buen espectáculo de acción. Pasé un buen rato. Hoy en día se conoce a esos disfrutes que parece que no se pueden decir en voz alta como «placeres culpables». El problema es que yo no me siento culpable por disfrutar de obras que en principio son menores, o menos elitistas, o se basan en dar puñetazos y patadas y hacer explotar cosas. Larga vida a Con Air, La roca, Máximo riesgo, Jungla de cristal 1,2 y 3…
El entretenimiento no tiene por qué estar reñido con el arte. Si haces las dos cosas juntas, pues perfecto, pero sinceramente, a veces el entretenimiento puro es jodidamente disfrutable. Amén del hecho de que todo esto, al final, es subjetivísimo. Lo que a uno le parece bueno a otro le parecerá bazofia… pero bueno, esa es una conversación que podría dar para horas y horas.
Todo esto vaya por un lado. Por el otro, me encantan las historias carcelarias, sobre todo si son de fugas. Otra de mis pelis de cabecera, desde que era pequeño, es La gran evasión. Me encanta Fuga de alcatraz, me lo pasé pipa con las dos primeras temporadas de Prison break… Y mira, no tiene nada que ver con fugas pero sí con cárceles: Orange is the new black es una puta joya.
Imagino que veis por donde voy. Una peli que une a Arnold y a Stallone, en una cárcel y sobre una fuga… coño, tenía un hype encima que me estaba corroyendo. Y sí, hoy la he visto al fin. Escape plan.
¿Es una peli que ganará oscars y todo el mundo hablará de sus planos perfectos y su fotografía milimétrica? Pues mira, no, pero de nuevo, me lo he pasado tan bien que a quién cojones le importa.
Y sí, acabo de hacer una entrada en mi web sobre Arnold Schwarzenegger.