Jóvenes Ocultos es otra de esas geniales películas ochenteras, a mayor gloria de Jason Patric y Kiefer Sutherland (viéndole con esas pintas es incríble que luego se haya convertido en el mejor agente especial del mundo) y con el genial goonie bocazas Corey Feldman en un papel secundario. La película, contada como se contaban las cosas en los ochenta, era la historia de un joven que llega nuevo a un pueblecito aburrido, y empieza a hacerse amigo del grupo de malotes del pueblo, por los que empieza a sentirse conectado. Kieffer a la cabeza de los malotes, claro. Malotes que resultan ser vampiros.
La película era puro entretenimiento, ochentero repito, y se convirtió en cinta de culto por su estética, su trama, y sus múltiples referencias al mundo del comic. Una de esas películas que los de aquella generación recordamos con cariño en el mismo estante que Los Goonies, El secreto de la pirámide, El vuelo del navegante, La princesa prometida, Los Gremlins, Teen Wolf, Regreso al futuro… y paro de contar que todos sabemos a que películas me refiero.
El caso, que este año ha salido, creo que directamente a DVD, Lost Boys 2: the Tribe. Y como buen friki que soy, la he visto. La película empieza con una secuencia referencial y friki, en la que Tom Savini (el famoso creador de efectos especiales sangrientos y que la población más light conocerá por hacer de Sex Machine en Abierto hasta el amanecer). Después entran los créditos e inicia verdaderamente la película.
Al principio pensé: «Bah, va a ser la típica secuela que nunca debió hacerse, chorra y sin relación con la primera salvo por alguna idiotez de guión». Pero no, la película mantiene el estilo ochentero de contar las cosas, lo cual ya le da un punto, y además resulta bastante entretenida (pega un bajón a partir de la mitad pero recupera en la parte final) siguiendo la línea argumental de la primera y modificando lo necesario para no resultar una copia exacta. Además, regresa Corey Feldman haciendo el mismo papel, más crecidito, y ciertamente entre la sobreactuación y la autoparodia, sin duda lo mejor de la película. Cada aparición suya significa una sonrisa. Es cierto, también regresa Corey Haim, en el mismo papel que en la primera, sólo que él regresa en una secuencia hecha para los más frikis y que se encuentra situada entre los créditos finales.
Hay un detalle. Cuando empecé a ver la película, al ver al malo me dije: «joder, macho, este pretende ser de nuevo Kieffer Sutherland pero se queda en panoli». Me jodía un poco que le hubieran dado al nuevo malo la misma estética (eso sí, melena modernizada) que al Kieffer de la primera parte. Cual es mi sorpresa cuando, al ver la carátula me encuentro con el siguiente nombre: Angus Sutherland. Investigo un poco más, y es que resulta ser el mismísimo hermano de Jack Bauer. El colmo de lo freak.
El caso, que si te gustó Jóvenes Ocultos, si te gusta el cine ochentero y eres al menos ligeramente friki… ve la peli que no te defraudará.