Hace unos meses, por octubre o quizás noviembre, en ese mundo oscuro y misterioso llamado Twitter, vi que tenía un nuevo follower. Entré para ver quién era, y resulto ser un tal Víctor Blázquez. Escritor según su Bio (y según él, la ficción es su única realidad, osea que si vive en una realidad pararela quizás nos pueda dar luz sobre el final de LOST), con una foto de perfil de un símbolo rojo sobre un fondo negro. Meses después me enteré de lo que significaba ese símbolo.
También, meses después también, me enteré de que Víctor vería publicado su primera novela en breves. Grata sorpresa me llevé al enterarme que sería un libro de terror, con zombis, esos cadáveres podridos y mutilados que «viven» sólo para comer gente viva. Aunque me llevase esa sorpresa, no me extraño, pues la mayoría de twits que había compartido con él y con el gurú de los zombis de twitter por excelencia, Álvaro Fuentes, trataban sobre eso. Sobre zombis.
Pronto me prometí a mí mismo comprar la novela en cuanto pudiese. Flipando me quedé con la portada tan jodidamente brutal que le diseñaron. Me di cuenta de que una portada así invita a comprar un libro. En cuanto pude, leí la sinopsis. Hype. En ocasiones (VEO MUERTOS GÑEEEEEEEE AJAJAAJAJAJJAJ) miraba la portada. Más hype. Llegó el 23 de marzo, sale a la venta. Hype. Llega el 3 de abril, compro la novela por internet. Más hype. 16 de abril, me llega un sms con un aviso de correos; El Cuarto Jinete ha llegado. HYPE.
La portada es la polla. El tácto del material con el que la hicieron es la polla. El contenido que hay entre la portada y la contra portada es la polla.
El estilo usado para contar la historia es un acierto total, por que sientes que te hablan directamente a ti, al lector. Te convierte en un ciudadano más de Castle Hill, pero no un ciudadano cualquiera. Eres como un fantasma, invisible, insonoro. Eres un espectador de lujo. Te presentan a todos los personajes que leerás a lo largo del libro de una forma detallada y clara. Conoces sus personalidades, que son muy diferentes y muy trabajadas. Ves el día a día de los ciudadanos de un pueblo, ves lo que están haciendo todos en el mismo instante en que, a unos kilómetros, el caos empieza.
Y no para. Por que el cabronecete del autor no te da un momento tranquilo. ¿Que los personajes han salido de un lío? Espérate, que los voy a meter en otro peor. Una vez, al terminar un capítulo, pensé que este libro debería de venderse junto a una bolsa de tilas. Lo que me gusta es que alterna situaciones con diferentes personajes. Mientras unos hacen algo, sobrevuelas el pueblo a ver qué están haciendo los demás. Y así sucesivamente hasta que todas las situaciones terminan en un punto.
Si te gustan los zombis, si te gustan de verdad los zombis en todos sus formatos te va a gustar este libro. Estoy completamente seguro. Es adictivo. Pero más que todo es un «sin parar». Tiene unos momentazos que te ponen el corazón a cien y otros en los que clamas un poco de tranquilidad para los pobres protagonistas. De echo lo mejor, para mi, es desde cierta parte hasta el final del libro.
Que por cierto, el final no deja nada en el tintero (EJEM EJEM, APRENDED, GUIONISTAS DE LOST).
Le doy las gracias a Víctor por haber escrito este libro que me ha encantado. Una gran obra Z. Sin duda. Y gracias también a quien se moleste en leer este pequeño tocho (leed más, hijos de puta).
EL CUARTO JINETE:
Es la polla.
Y recordad que no hay sitio al que huir si la muerte corre más que tú.