Priest, conocida aquí como «El sicario de Dios», es una patata. Creo que nadie puede negar eso. Ahora bien, las patatas pueden ser aburridas o entretenidas, y eso depende más de uno mismo y sus gustos y filias que de parámetros objetivos y clasificables. En realidad, esto que acabo de decir es aplicable tanto a las patatas como a las grandes obras fílmicas. Por esta razón a algunos les parecen maravillosas Ciudadano Kane o Lo que el viento se llevó, y otros prefieren Transformers.
El caso, que si distinguimos entre buena o mala película desde aspectos fílmicos, evidentemente Priest es una patata. ¿Por qué? Pues mira, porque el guión es regulero, la fotografía es regulera, los efectos viajan entre lo interesante y lo videojuego de los ochenta, los actores se defienden… algunos, y en general, no hay nada que destaque.
Ahora bien, como producto de entretenimiento, es otro cantar. Puedo entender que a mucha gente le haya parecido horrenda. A mi es que me encantan las películas post-apocalípticas. Me encantan las pelis de vampiros (Crepúsculos aparte). Me encantan los western. Me encantan las películas que se inventan una mitología, y más si es retro.
Coño, y Priest tiene de todo eso. Es un film de vampiros post-apocalíptico con tintes de western retro-modernuqui. Esos aires a Mad Max. Esos aires a peli de vaqueros. Ese tren…
Coño, que me entretuvo.
Se acabó la película y cayó al fondo de mi cerebro, ese lugar donde, dentro de unos años no recordaré más que cosas básicas, sí… pero mientras la veía, estaba totalmente entregado.
El caso, que si distinguimos entre buena o mala película desde aspectos fílmicos, evidentemente Priest es una patata. ¿Por qué? Pues mira, porque el guión es regulero, la fotografía es regulera, los efectos viajan entre lo interesante y lo videojuego de los ochenta, los actores se defienden… algunos, y en general, no hay nada que destaque.
Ahora bien, como producto de entretenimiento, es otro cantar. Puedo entender que a mucha gente le haya parecido horrenda. A mi es que me encantan las películas post-apocalípticas. Me encantan las pelis de vampiros (Crepúsculos aparte). Me encantan los western. Me encantan las películas que se inventan una mitología, y más si es retro.
Coño, y Priest tiene de todo eso. Es un film de vampiros post-apocalíptico con tintes de western retro-modernuqui. Esos aires a Mad Max. Esos aires a peli de vaqueros. Ese tren…
Coño, que me entretuvo.
Se acabó la película y cayó al fondo de mi cerebro, ese lugar donde, dentro de unos años no recordaré más que cosas básicas, sí… pero mientras la veía, estaba totalmente entregado.