Valor de ley

Anoche vi True Grit, traducida en España como «Valor de Ley», la película de los Cohen que compitió por los Oscars en la ultima edición. Vaya por delante que no he visto la versión de John Wayne en la que está basada, así que mi opinión es únicamente sobre esta versión.
Me ha parecido un peliculón con mayúsculas. No sólo está maravillosamente rodada y fotografiada, sino que además, cada uno de los actores está digno de alabanza. Tanto Jeff Bridges, con su Marshall borrachín y malencarado, como ese Matt Damon casi irreconocible que borda al Ranger que interpreta, el siempre eficaz Josh Brolin, ejerciendo aquí de villano de la función, e incluso Barry Pepper, que como siempre, le toca la parte pequeña de la película, pero hace de su Lucky Ned un personaje con aristas y brillante.
Mención aparte para la niña, que es la auténtica protagonista y que, con su deslenguada forma de ser se gana cada minuto que aparece en pantalla.
Un gran Western, con sus dosis de película del Oeste pero también con pizcas de humor, pero sobre todo, sobre todo, una gran película.
Cine con mayúsculas.

Tron Legacy

Recuerdo Tron de mi infancia. Recuerdo aquellos trajes de luces que ahora me parecen el colmo del horterismo y lo cutre con la fascinación de los ojos de un niño con exceso de imaginación. Era obvio que acabaría cayendo y viendo Tron: Legacy.
Y bueno, es lo que es, evidentemente. Bebe de una película cuya trama no recuerdo pero es accesible a cualquiera. Se han asegurado lo suficiente de eso. Y como es costumbre en los remakes o secuelas ultimamente, colocan de protagonista a un joven rebelde que en teoría por eso mismo debe caerte muy bien, pero que, cómo no, acaba resultándote pedante y arrogante. Y hasta idiota.
Pero bueno, más allá del pobre chaval, que se esfuerza por parecer un héroe de acción, la trama es una aventurilla que se deja ver y se entiende. Entretiene, y además tiene al Gran Lebows… a Jeff Bridges, que siempre es un punto a favor.
Y sí, justo como todos lo pensábamos, ésta nunca llegará a ser cine de culto como su primera y antigua parte. Por mucho que pasen los años.