Una de reseñas

Se me acumula el trabajo. Lo siento, pero a veces ocurre.

El caso, que en estos días pasados han visto la luz varias reseñas de varias novelas. Y todas son positivas y los lectores han salido contentos de sus lecturas, así que… ¡Gran noticia! Veamos:

El cuarto jinete sigue dando guerra (después de muerto, juas juas juas). Un rincón en nuestra mente (y sí, soy un autor friki, a mucha honra. Mis figuritas de Terminator, Jack Bauer, Heisemberg y el tipo de la princesa prometida están de acuerdo).

– Pero tampoco se está quieto El cuarto jinete: ArmagedónGremlins en la biblioteca.

-La antología de Esmater en la que participo, Leyendas urbanas, también ha tenido una reseña en Cinefagia80.

– Y Orilla intranquila, con eso de ser el bebé nuevo, se lleva el mayor número de reseñas. Hasta tres: El errante, 12 libros ¿qué leer? y el espectacular artículo de FantasyMundo al respecto.

Postales desde el Fin del mundo en FantasyMundo

En FantasyMundo acaba de aparecer una reseña de Postales desde el Fin del mundo, la antología que coordiné hace casi un año y que apareció de la mano de Editorial Universo.

Con autores de la talla de Adam Nevill, Alejandro Castroguer, Javier Cosnava, Miguel Aguerralde o Javier Pellicer es muy fácil hacer algo que resulte interesante. Si además se suman algunas voces emergentes cuyas plumas no tiemblan un ápice a la hora de describir el fin del mundo… pues lo que resulta es de lo más sugerente.

La reseña, la podéis leer AQUI.

Una mañana con Sasha Grey

De esas cosas raras que le pasan a uno de vez en cuando, hace unos días me pidieron que cubriera la presentación del libro que ha sacado Sasha Grey, ex actriz y musa porno, y escribiera un reportaje sobre ello para FantasyMundo. Les advertí que lo de escribir era una cosa que sabía hacer (mejor o peor, eso no soy yo quien debe juzgarlo) pero que ni me consideraba reportero ni lo había hecho nunca. Pero bueno, confiaron en mí, vete tú a saber por qué.

Así que allí me planté, en el hotel Me, esta misma mañana. Y el reportaje fue ESTE. Una mañana de lo más curiosa.

Y sí, me ha picado el gusanillo. No se me ocurre nada que se aleje más del género de libros que suelo leer, pero tal vez, si me veo con tiempo, le eche un ojo a La sociedad Juliette.

Si lo hago, ya os contaré qué tal…

Avance de la reseña de FantasyMundo para ECJ: Armagedón

Jorge Lara, redactor de FantasyMundo que ganó un concurso de reseñas de libros en la Fnac con una reseña sobre El cuarto jinete, ha podido leer la segunda parte antes de que se pusiera a la venta. Y ha escrito una reseña de la que me ha hecho llegar este avance…

¿Pensabais que la pesadilla había terminado? ¿Qué es posible poner coto a la muerte? ¿Qué el cuarto jinete se encaminaría mansamente hasta su cuadra y se retiraría a vivir de las rentas, en forma de almas arrancadas a base de dentelladas ponzoñosas en el bucólico Castle Hill, en algún paraíso fiscal a salvo de las inspecciones fiscales y de miradas indiscretas?… pues no, al cuarto jinete aún le queda una carrera (¿una?) quizás la más larga, quizás la definitiva… y todo por un beso, uno de esos de película con música de violines de fondo, unos violines cuyas cuerdas no cantan: chirrían, se quejan y lloran, pero no por los desdichados amantes, sino por el fúnebre destino que acaban de sellar ambos para toda la humanidad.

Nunca una demostración tan sincera de amor fue tan incompatible con la vida del ser humano, con ese beso, Jason y Carrie han condenado a muerte al planeta Tierra, convirtiendo a Jason en una probeta andante, en un recipiente del peor virus conocido y concebido alguna vez por la psique humana y él aún no lo sabe. Hasta ahora solo hemos asistido a un mal sueño en una cama cualquiera de Castle Hill, la verdadera pesadilla está a punto de tomar forma tras la puerta del hotel Radisson de Los Ángeles, la ciudad más extensa y poblada del estado de California… Abandonad toda esperanza terrícolas, ¿oís ese trote? Es el cuarto jinete, y blande una guadaña con una promesa de muerte y destrucción. Sí, en efecto, estáis en lo cierto: la esperanza se desvanece a cada paso que da.