Dylan Dog se basa en un comic sobre un detective humano que investiga crímenes cometidos en el reino de la noche, entre criaturas sobrenaturales. La premisa es que los no-muertos viven entre nosotros, y eso incluye vampiros, hombres lobo, zombis, ghouls y cualquier otra cosa que se os ocurra. Algunos son malvados, pero la mayoría sólo intenta seguir sobrevivir y se mantiene alejada de problemas.
Con esto, han construído un guión sobre el personaje. Es una trama policial, en realidad, de investigación, solo que con toques sobrenaturales.
El primer error es que el guión es flojo. Vaya, que se puede ver, pero que no consigue resultar novedoso en ningún momento. Te entretiene a ratos pero la mayor parte del tiempo no pasa de ser un poco regulero.
El segundo error es Brandon Routh. Lo siento por él, pero es que tiene demasiada cara de palo. Ni siquiera los momentos de humor negro (que los tiene, sobre todo gracias a su compañero zombi que no admite ser un muerto viviente, de lejos lo mejor de la película, y si no, ved la secuencia donde ambos se encuentran enterrados en una cripta…) tienen gracia en boca de Brandon Routh. Es que es un tipo muy soso.
El tercer error se deriva en realidad del primero, y es la voz en off, que lejos de parecer el típico recurso molón de las pelis antiguas de detectives (que me parece que es el efecto que buscaban), aquí resulta cansina y aburrida. Cada vez que habla en off, Routh resulta aún más cansino que en on. Y ya es decir.
El cuarto error es la realización. A veces mola, a veces parece telefilm. Hasta tal punto que me llegué a preguntar si no se trata de un piloto para tv que no consiguieron vender… Entre las cortinillas cutres y los cortes, ni siquiera hay que hablar de las peleas, cutrillas en general.
No sé, poca cosa rescato de esta peli. Al compañero zombi de Routh, porque me hizo reír en varias ocasiones, y al siempre grande Peter Stormare, ese hombre que acepta cualquier chorrada que le pasen.