No existen las portadas

Cualquiera que me conozca sabe que dibujo como el culo. Al estilo ecce hommo. Siempre cuento la misma anécdota: estando en la Universidad, un profesor me sacó a la pizarra para hacer un experimento, y mandó a otro alumno al pasillo. Entonces me dijo que dibujase en la pizarra un camello. Lo hice. Se quedó mirándolo un momento y me dijo «ok, siéntate y que salga otro porque si le digo que entre y mire esto, el experimento fracasaría».

Estuve de acuerdo con él.

El caso, que cuando llegó el momento de ir a publicar No existen los monstruos, Daniel Expósito me preguntó si tenía alguna idea para la portada. Le comenté lo que tenía en mente. Respondió «no flipes, anda, dime algo factible». Hicimos lluvia de ideas y le dije que los dos personajes principales de la portada tenían que tener una postura que tenía muy clara en mente. Le dije «puedo hacerte un croquis, pero te advierto que es posible que lo entiendas peor». Me dijo que adelante. Le mandé esto:

Lo verdaderamente cojonudo del asunto es que él entendió perfectamente lo que yo quería, y en unas semanas me mandó su primera versión de la portada:

La tipografía y la disposición del título es distinta. Hay un par de detalles más que cambiaron, pero bueno, en esencia estaba. Yo seguía fascinado porque Dani fuera capaz de trasladar mi dibujo a imagen. Él siguió trabajando y tras un par de «ponme esto de tal color», «cambia aquello» y «oh, yeah, baby» me mandó la que sería portada definitiva:

Pero Dani y yo somos muy frikis y encima coincidimos en un evento literario que tuvo lugar en Fuenlabrada. Y nos tomamos una foto…

Y todo para que él pudiera hacer esto:

Dani aún no había terminado. Aún me tenía una sorpresa.

El muy capullo.