Glee se convirtió en un fenómeno de masas el año pasado. De repente, todo el mundo quería aparecer en Glee y en todos sitios se planteaban hacer capítulos musicales en sus series, aunque no tuvieran nada que ver. Fringe lo hizo. La serie en la que yo estaba trabajando en ese momento se lo planteó.
En fin, que el segundo capítulo de la segunda temporada tuvo el otro día la participación, de apenas treinta segundos en pantalla, de Miss Britney Spears. La audiencia del capítulo en USA fue brutal, y hay que saber reconocerle a la serie que ese juego que se trajeron entre los jóvenes (que adoraban a Spears) y el profesor (que la detestaba) fue gracioso…
Pero. Siempre hay un pero.
Tal vez sea a mi al único que le pasa, pero este año no me parece tan buena serie como me lo parecía el año pasado. El primer episodio, ya lo dije, me resultó soso. Y de este, lo único que rescato es la aparición de John Stamos, mucho menos publicitada que la de Spears a pesar de salir bastante más él en el capítulo, el personaje de Sue, que sigue siendo mejor de la serie, y las idas de coco de Brittany, uno de esos personajes que cada vez que abren la boca podría morirme de la risa.
El resto del capítulo… soso. Prescindible. Incluso los números musicales están metidos con calzador, con la excusa del sueño. Glee siempre se ha caracterizado por colarnos sus números musicales de formas creativas y magistrales, para el recuerdo queda ese equipo de futbol americano bailando Single ladies, o ese momento lavado de coches, o incluso todo el capítulo dedicado a Madonna, uno de los mejores de la pasada temporada.
Glee nos ha colado versiones de mucha gente, de variados estilos, desde Madonna a Queen pasando por Lady gaga, y siempre lo ha hecho bien. En este caso no me lo parece. Los sueños sobre Britney Spears me parecieron absurdos, incluso la forma de colarnos el cameo de la cantante me pareció absurda.
¿Que me sigo riendo? Sí, es cierto. El problema es que ya no la veo tan fresca como antes. Pero bueno, espero que mejoren…
En fin, que el segundo capítulo de la segunda temporada tuvo el otro día la participación, de apenas treinta segundos en pantalla, de Miss Britney Spears. La audiencia del capítulo en USA fue brutal, y hay que saber reconocerle a la serie que ese juego que se trajeron entre los jóvenes (que adoraban a Spears) y el profesor (que la detestaba) fue gracioso…
Pero. Siempre hay un pero.
Tal vez sea a mi al único que le pasa, pero este año no me parece tan buena serie como me lo parecía el año pasado. El primer episodio, ya lo dije, me resultó soso. Y de este, lo único que rescato es la aparición de John Stamos, mucho menos publicitada que la de Spears a pesar de salir bastante más él en el capítulo, el personaje de Sue, que sigue siendo mejor de la serie, y las idas de coco de Brittany, uno de esos personajes que cada vez que abren la boca podría morirme de la risa.
El resto del capítulo… soso. Prescindible. Incluso los números musicales están metidos con calzador, con la excusa del sueño. Glee siempre se ha caracterizado por colarnos sus números musicales de formas creativas y magistrales, para el recuerdo queda ese equipo de futbol americano bailando Single ladies, o ese momento lavado de coches, o incluso todo el capítulo dedicado a Madonna, uno de los mejores de la pasada temporada.
Glee nos ha colado versiones de mucha gente, de variados estilos, desde Madonna a Queen pasando por Lady gaga, y siempre lo ha hecho bien. En este caso no me lo parece. Los sueños sobre Britney Spears me parecieron absurdos, incluso la forma de colarnos el cameo de la cantante me pareció absurda.
¿Que me sigo riendo? Sí, es cierto. El problema es que ya no la veo tan fresca como antes. Pero bueno, espero que mejoren…