Terror

Quiero hablar de las dos últimas pelis que he visto en el cine. Las dos son de terror, y las dos me han gustado francamente. La primera de ellas, Rec, es una peli filmada como si fuera un documental de la tele, muy en el rollo bruja de blair, con la sobrina de Concha Velasco por protagonista. Cuenta la visita de un equipo de filmación a una estación de bomberos, la salida de estos a lo que parece un inmueble normal y que termina siendo un bloque infestado de zombies. Así a primeras parece absurda, pero lo cierto es que la película se disfruta porque está muy bien hecha, algo esperable de Balagueró, uno de sus directores (me perdonaréis que de Plaza, el otro, no hable, pero es que no he visto nada suyo), ya que fue el culpable de esa obra maestra que es Los sin nombre, aunque después hiciera esas mierdas que son Darkness y Frágiles, que aunque denotan su impecable trabajo, siguen siendo mierdas.
Rec está bien. Agobia, entretiene, hace reír, hace pasar tensión e incluso logra asustar en un par de ocasiones. El final es bueno, con esa aparición tan… increible… En fin, que yo la disfruté, aunque os doy un consejo, no vayais a una sesión infestada de crios. Uno se da cuenta de que eso del respeto es algo que ya no se enseña en las escuelas ni en las casas de nadie, amén de que te dan ganas de armarte con una buena recortada y liarte a tiros en plena sala de cine, a lo Un día de furia. Y te acabas preguntando por qué cojones no les prohiben la entrada a los menores de veintitantos…
En fin. La otra película es La habitación sin salida, una obra filmada con un look muy setentero, con una trama muy setentera, pero buenas intenciones. Tres actores y unos cuantos extras, unas cuantas localizaciones y hala, ya tienes película. Y aunque en principio parece que la idea no da para más que un corto, por contra a lo que suele ocurrir en estos casos, aquí el guionista y el director si que han sabido alargarlo sin parecer tediosos. Y logra entretener, con su escasa hora y media, haciendo que pase la película en un suspiro. Y tiene un par de buenos sustos, de esos que levantan un gritito al fondo de la sala. Sala que, gracias al cielo, estaba casi vacía y con un público mayor de treinta tacos… comentario que me hace ver que estoy haciéndome viejo. Que coño, no, soy un gran amante del cine y me jode que no me dejen disfrutarlo.
Y punto.