Libros Leídos en 2011:
1) El Talismán, de Stephen King y Peter Straub
2) Oscura, de Guillermo del Toro y Chuck Hogan
3) Muy pronto seré invencible, de Austin Grossman
4) Cuernos, de Joe Hill
5) El pasaje, de Justin Cronin
6) La búsqueda del grial 1: El castillo de las sombras, de J.H. Brennan
7) Apocalipsis Z 3: La ira de los justos, de Manel Loureiro
8) Nivel 26, de Anthony E. Zuiker y Duane Swierczynski.
9) Antirresurrección, de Juan Ramón Biedma
En apenas cinco días me he ventilado la novela de Juan Ramón Biedma que me compré en la Feria del libro de Madrid (acordaos, que os lo conté) y que el propio Biedma me firmó con un «Para Víctor con un abrazo necrófago, vayan mis zombis por delante».
Biedma es un escritor que me gusta desde que me leyera, hace ya años, El manuscrito de Dios. De pulso firme y narrativa algo más densa de lo que estoy habituado a leer, Biedma domina el arte del misterio y el suspense.
Al principio me costó un poco. Ya lo digo, Biedma suele ser un poco más denso en su forma de escribir respecto a lo que suelo leer, y el comienzo de este «Antirresurrección» es ligeramente inconexo, presentando cuatro o cinco situaciones distintas sin aparente unión entre ellos, lo cual, probablemente, desestabilice a cualquiera.
Pero apenas son unas páginas, el puro principio, y después, Biedma coge ritmo y empieza a acelerar, y de repente, estás sumergido en una Sevilla que sobrevive a duras penas, acuartelada y amurallada, bajo el yugo militar y rodeada de zombies. Y entonces, ya no importa que las tres o cuatro situaciones expuestas no tengan aparente conexión, porque a fin de cuentas sabes que ya la tendrán más adelante, y estás tan enganchado que no piensas detenerte.
Biedma domina el thriller de misterio, y aunque el contexto sea el de una ciudad rodeada de zombis, la novela comienza con un asesinato, el de un niño, y una investigación policial para descubrir quién está detrás del crimen… que evidentemente, sólo es el primero de varios. Y mientras tanto, Biedma te sumerge en una ciudad donde la muerte está tan presente que todos han dejado de temerla, donde los zombis no sólo están fuera, sino que pueden estar dentro en cualquier momento, pues cualquier persona que muere se convierte en uno de ellos y puede convertir el interior de la ciudad en un infierno en cuestión de minutos.
Y nos presenta a varios personajes, que son tan antihéroes que casi asusta. Es imposible que ninguno de los personajes de Antirresurrección te caiga bien, pero acabas uniéndote a ellos en sus cruzadas personales, al detective de vuelta de todo y capaz de sacrificar a cualquiera por sobrevivir (y cuando digo a cualquiera, flipas con las cosas que llega a hacer el muy hijoputa), a la detective yonki, al amortajador que roba y extorsiona a la primera de cambio. No hay lugar para el bien en la Sevilla post-apocalipsis. Las formas, las personas, los lugares que dibuja Biedma con precisión son tan desagradables como sórdidos, un perfecto reflejo de la decadencia de una sociedad acostumbrada a la muerte y la desgracia.
Y mientras tanto, con el acelerador pisado hasta el fondo, la investigación va avanzando.
He disfrutado mucho de esta lectura, sí, pero también es cierto que algunas cosas no me han gustado. Creo que no cierra determinadas lineas. Y no quiero decir nada porque no me gusta hacer spoilers de las novelas que me leo, pero las cosas quedan demasiado abiertas, sin ser una puerta a una secuela. Resuelve el misterio principal, sí, y eso es satisfactorio y está bien, pero me he quedado con la impresión de que había otras cosas, tampoco muchas pero otras que durante las casi trescientas páginas me han tenido igualmente enganchado, que se quedan en el aire. Y el final, tan abrupto y repentino, no me ha acabado de convencer. Pero ahí sí, no es por otra cosa que por gusto personal.
Ah, y que me aspen, pero no entiendo el título. O me he saltado la parte en la que hablaban de eso o no viene a cuento para nada pero quedaba molón.
En general, buena lectura. Biedma sigue estando en la ola para mi.
Biedma es un escritor que me gusta desde que me leyera, hace ya años, El manuscrito de Dios. De pulso firme y narrativa algo más densa de lo que estoy habituado a leer, Biedma domina el arte del misterio y el suspense.
Al principio me costó un poco. Ya lo digo, Biedma suele ser un poco más denso en su forma de escribir respecto a lo que suelo leer, y el comienzo de este «Antirresurrección» es ligeramente inconexo, presentando cuatro o cinco situaciones distintas sin aparente unión entre ellos, lo cual, probablemente, desestabilice a cualquiera.
Pero apenas son unas páginas, el puro principio, y después, Biedma coge ritmo y empieza a acelerar, y de repente, estás sumergido en una Sevilla que sobrevive a duras penas, acuartelada y amurallada, bajo el yugo militar y rodeada de zombies. Y entonces, ya no importa que las tres o cuatro situaciones expuestas no tengan aparente conexión, porque a fin de cuentas sabes que ya la tendrán más adelante, y estás tan enganchado que no piensas detenerte.
Biedma domina el thriller de misterio, y aunque el contexto sea el de una ciudad rodeada de zombis, la novela comienza con un asesinato, el de un niño, y una investigación policial para descubrir quién está detrás del crimen… que evidentemente, sólo es el primero de varios. Y mientras tanto, Biedma te sumerge en una ciudad donde la muerte está tan presente que todos han dejado de temerla, donde los zombis no sólo están fuera, sino que pueden estar dentro en cualquier momento, pues cualquier persona que muere se convierte en uno de ellos y puede convertir el interior de la ciudad en un infierno en cuestión de minutos.
Y nos presenta a varios personajes, que son tan antihéroes que casi asusta. Es imposible que ninguno de los personajes de Antirresurrección te caiga bien, pero acabas uniéndote a ellos en sus cruzadas personales, al detective de vuelta de todo y capaz de sacrificar a cualquiera por sobrevivir (y cuando digo a cualquiera, flipas con las cosas que llega a hacer el muy hijoputa), a la detective yonki, al amortajador que roba y extorsiona a la primera de cambio. No hay lugar para el bien en la Sevilla post-apocalipsis. Las formas, las personas, los lugares que dibuja Biedma con precisión son tan desagradables como sórdidos, un perfecto reflejo de la decadencia de una sociedad acostumbrada a la muerte y la desgracia.
Y mientras tanto, con el acelerador pisado hasta el fondo, la investigación va avanzando.
He disfrutado mucho de esta lectura, sí, pero también es cierto que algunas cosas no me han gustado. Creo que no cierra determinadas lineas. Y no quiero decir nada porque no me gusta hacer spoilers de las novelas que me leo, pero las cosas quedan demasiado abiertas, sin ser una puerta a una secuela. Resuelve el misterio principal, sí, y eso es satisfactorio y está bien, pero me he quedado con la impresión de que había otras cosas, tampoco muchas pero otras que durante las casi trescientas páginas me han tenido igualmente enganchado, que se quedan en el aire. Y el final, tan abrupto y repentino, no me ha acabado de convencer. Pero ahí sí, no es por otra cosa que por gusto personal.
Ah, y que me aspen, pero no entiendo el título. O me he saltado la parte en la que hablaban de eso o no viene a cuento para nada pero quedaba molón.
En general, buena lectura. Biedma sigue estando en la ola para mi.