Para el que aún no lo sepa, cuando Dolmen aún estaba valorando El cuarto jinete y la espera se me antojaba terriblemente larga, decidí pasarle la novela a un lector desconocido. Elegí a Alcorze porque solía meterme en su blog a leer sus críticas de libros y había cruzado alguna que otra palabra con él a través de un foro dedicado a Stephen King. Pero no le conocía de nada, en realidad. Su recepción de la novela fue bastante positiva, y contribuyó a calmar mis nervios.
Ahora, tres años después, ha catado el último volumen y le ha dedicado unas palabras.
Desde aquí, gracias por todo Emilio.
El cuarto jinete: Destrucción masiva. es la tercera y última parte de la saga de novelas de Victor Blázquez: El cuarto jinete y El cuarto jinete: Armagedon.
Lo cierto es que le tengo un especial cariño a estas novelas, y he pasado con ellas unos ratos increíbles. Creo que llevar a cabo una trilogía es una labor compleja desde el punto de vista del escritor, especialmente tras un primer título que ha sido un bombazo. Sin embargo Víctor Blázquez supo ofrecernos un buen segundo libro y un tercer libro que, en mi opinión, es el mejor de todos los que ha escrito hasta la fecha, especialmente en el aspecto narrativo.
Cuando vi las qunientas y pico páginas que tenía el libro y una letra más bien me pequeña me llegué a asustar y pensé : ¿Pero qué demonios ha hecho Víctor?. Pues nos vuelve a llevar al día en que comenzó la segunda epidemia, pero ubicándonos en Portland. A partir de ese momento nos encontramos con unas primeras cien páginas (más o menos) , que es de lo mejorcito de la novela en mi opinión, en la que Víctor explota uno de sus puntos fuertes como es la definición de personajes.
He disfrutado leyendo esas páginas en las que, con calma, pero con una precisión quirúrgica nos va a ir presentando a una buena parte de los protagonistas que nos acompañarán a lo largo de la novela. En las que, poco a poco, irá subiendo la tensión y el ritmo narrativo hasta llegar a una parte frenética y trepidante cuando estalle la infección.
Estos nuevos personajes como Chuck, Kim, Chelsea o John Vernnon no significa que no volvamos a nuestros viejos amigos refugiados en Half Moon Bay y sus acuciantes problemas. Podremos disfrutar con Verónica, Mark e incluso con el viejo Brad Blueman y sus intentos de sobrevivir a los Ridgewick.
En esta última parte de la novela tampoco podemos olvidar a nuestro narrador, ¿podríamos llamarlo incluso amigo?, que nos ha ido acompañando y guiando a lo largo de las anteriores entregas, teniendo en esta tercera parte un papel algo más interactivo y coloquial que en los dos primeros libros.
En cuanto al final está a la altura tanto de la novela como de la saga, y a mí me ha dejado particularmente satisfecho, aunque creo que a Víctor Blázquez le pitarán los oídos en más de una ocasión cuando algún lector se acuerde de él.
Personalmente he disfrutado mucho de esta novela, me la he ido leyendo poquito a poquito, dosificándomela, y lo cierto es que me ha dejado muy buen sabor de boca.
Qué más podría decir, si habéis leído las anteriores novelas ya sabéis lo que os vais a encontrar. Un cuarto jinete desbocado que no nos defraudará en ningún aspecto y que nos va a tener en tensión a lo largo de todas sus páginas. Si no conocéis todavía a El cuarto jinete acercaros a él, pero recordad: «No hay ningún sitio al que huir si la muerte corre más que tú»