Floja, predecible y tirando a aburridilla. La última de romanos, protagonizada por Channing Tatum (atención que entra fuerte en el ranking de los tíos con mayor cara de palo de la historia del cine) y Jaime Bell, cuenta con Donald Sutherland y Dennis O’Hare en papeles secundarios, o más bien terciarios, y es la historia de un tipo cuyo padre cayó en deshonra al perder la legión que dirigía el mayor emblema romano, el águila a la que hace referencia el título. Obcecado con ese pasado, el tipo emprende un viaje más allá de la frontera romana, acompañado de un esclavo, para recuperarla.
Mal fotografiada, regular interpretada y dirigida con más sosería que arte, la película empieza interesante pero se va diluyendo a medida que pasan los minutos. La última batalla mola, sí, pero para entonces ya estaba aburrido.
Mal fotografiada, regular interpretada y dirigida con más sosería que arte, la película empieza interesante pero se va diluyendo a medida que pasan los minutos. La última batalla mola, sí, pero para entonces ya estaba aburrido.