Todos sabéis que, si hay una cosa que me la trae al pairo, es el futbol. No el deporte en sí, jugarlo entre amigos es bien entretenido, sino el movimiento que genera el futbol profesional, todo ese negocio de millones montado alrededor de él, toda esa fiebre que rodea los partidos, las competiciones, los encuentros, y que transforma a los seguidores del deporte rey en hordas de zombies. La violencia, el fanatismo extremo.
Obvio que no todos los seguidores del futbol son así, pero es como con todo, lo que suele destacar es lo negativo. ¿Acaso los que escuchan a Manson no son asesinos? Pues lo mismo.
Los únicos partidos que puedo llegar a ver por la tele son los que pertenecen a los mundiales, porque me parecen más entretenidos. La liga me la suda. La copa me la pela. La copa de Europa me la trae floja. La copa del Rey me la resbala. La UEFA me la repanfinfla. Ya no se me ocurren más sinónimos de dicha sensación.
También sabéis que si yo le fuera a un equipo, ese sería el Sevilla. No me se su alineación, ni ganas que tengo, y me da igual el resultado de sus partidos. Nunca sé en que posición de la tabla va y me enteré que estaban en semifinales de UEFA el año pasado de milagro. Ahí le presté algo de atención, porque llegaron a final y eso no ocurre todos los días. De hecho no ocurre nunca.
Y el Sevilla hizo historia. Que me sigue dando igual, no soy ni más ni menos feliz porque el Sevilla gane o no la copa dichosa. No salgo a celebrarlo ni me invade una sensación de euforia. No voy por la vida cantando himnos ni burlándome de los demás porque sus equipos no han ganado.
Ayer fue la final de la Supercopa de Europa. Barcelona – Sevilla.
Y el Sevilla volvió a hacer historia ganando el partido por 3 a 0 y convirtiéndose en el mejor equipo de Europa de la temporada 2005-2006. Coño, en momentos así casi desearía que me apasionara el futbol, porque imagino que esa sensación de arraigo atroz a un equipo segundón que de repente consigue alzarse como el Mejor tiene que producir un gusto caníbal. Más aún si te conviertes en el Mejor pasando por encima de un equipo que se supone mejor que tu. Es una pena que a mi me la sude. O sea, me alegro, así, como en el fondo de mi corazón, porque soy sevillista aunque sea de palo. Pero me la suda. Mañana ya se me habrá olvidado. Lo que me sorprende es que me haya acordado esta mañana y, no solo eso, sino que esté escribiendo un post sobre futbol.
El himno me gusta, mira tu por donde. Y mira que ese tipo de música no me pega nada. Quizá tenga algo que ver el momento en que escuché por primera vez esa canción, la situación. Ya sabéis, hay muchas canciones que empiezan a gustarnos sólo porque nos recuerdan buenos momentos. Y canciones que odiamos porque nos recuerdan a la bruja aquella que nos partió el… digo, por los malos momentos, 🙂
Este post se titula «Haciendo historia» por dos razones: por lo que logró ayer el Sevilla y porque es taaaaaan raro verme hablar de futbol que lo que hago es justo eso, historia.
Este post se titula «Haciendo historia» por dos razones: por lo que logró ayer el Sevilla y porque es taaaaaan raro verme hablar de futbol que lo que hago es justo eso, historia.