Aprender a cortar

Lo de aprender a cortar no lo digo en el sentido en que uno podría aprender viendo pelis como «Saw», sino al sentido en que uno se pregunta por qué carajo alargan las cosas cuando no deben ser alargadas.
Saw, la primera y original, es una buena película. Tiene sus dosis de misterio, de suspense, de juego psicológico, algún que otro momento que puede dar miedo a aquellos que no están muy habituados a las pelis de miedo, un final impactante y algunos momentos que te hacen pasar tal grima que no sabes si quitar los ojos o seguir mirando.
Eso sí, nunca me gustó ese mal truco para no mostrar nada que utilizan en la saga y que consiste en, cuando va a ocurrir algo espantoso, ponen planos muy rápidos y muy cortos, con mucho movimiento y flashes blancos acompañados de sonidos de «terror».
Saw II ya fue una mala película. Que sí, que tiene sus momentos de angustia y de querer apartar la mirada (recuerdo sobre todo el hoyo de jeringuillas y el brazo atascado entre cristales), de las cuales sobresale por lo angustioso la escena de apertura de la película… con esa llave magistralmente escondida detrás de un ojo… con ese bisturí… y con esa nulidad narrativa, porque esa escena está metida ahí, como diría Adri, de clavoide. No viene a nada más que a hacer que la gente sufra un poco.
Pero es que ya la tercera parte se la han sacado de la manga. Aquí es cuando uno debe cortar. Si la saga no te da para más, no sigas, o si sigues por lo menos ten la decencia de admitir que es serie B y no engañes al personal. Menos mal que no me esperaba que fuera buena. Aquí las pruebas a las que someten al protagonista son absurdas (la de la escopeta la que más, pero vamos, la de los cerdos que alguien me la explique, menuda chorrada. Claro que ahora que lo pienso la del hielo… diosssss). Pero no es todo. La primera media hora de película podría sobrar. Luego te la intentan colar añadiendo algún flashback para hilar cosas, pero es que esta peli podría llevarse un premio a «Los flashbacks más innecesarios de la historia» (peleando con la tercera temporada de Lost, claro), y es que el primer flashback del protagonista en su casa con su hija aburre hasta a las butacas. Y los otros dos… pues sí, está guay que nos muestres de nuevo cosas de la uno, pero no aportan nada.
Y para colmo, esta tercera ni siquiera tiene grandes momentos de «grima». Vale, lo de retorcer al tipo ese es bastante desagradable, pero más porque lo piensas y lo oyes que porque muestren algo. El tobillo del hermano feo de Mark Whalberg también da grima. Y lo que podría haber sido una escena para el recuerdo de generaciones, que es la operación del craneo, la cagan por querer mostrar planos donde se ve el craneo y que todos podemos darnos cuenta de que es más falso que perry (lo siento, tenía que decirlo). Si esa escena la hubieran hecho dejando más planos de la cara del tio, hubiera acojonado muchisimo más. Hitchcock lo sabía: lo que más terror produce es aquello que no ves. Siempre que se haga bien.
Mala película.
Y entonces llego a «Heroes», esa serie que tanto está dando que hablar y que a mi me encanta. Y sí, me encanta, pero también sé admitir que los dos últimos capítulos han sido muy flojos, puros capítulos de transición mientras preparan lo que sea que quieren preparar con la cheerleader. Y a mi eso me putea. Hay cosas que deberían haber cortado (como se les ocurra hacer que la de la silla de ruedas también tenga poderes me cabreo, menuda subtrama más idiota esa, bastante con aguantar al Micah ese…)
En fin, Hiro Nakamura sigue siendo el rey indiscutible de la serie. Save the cheerleader, save the world.

Flashbacks

Entre yo y los festivos situados entre semana hay una relación de amor y odio. Los amo porque me permiten quedarme descansando en casa. Los odio porque son como los domingos, que no hay nada que hacer y nadie quiere salir y hacer algo. Un coñazo de día, vamos. Además siempre me da la neura de que es domingo y me pongo a buscar el capítulo diario de quevidamastriste inutilmente…
Esta semana el festivo cayó en Jueves, así que nada más despertarme conecté el azureus y puse a descargar el sexto capítulo de Lost, el último antes del gran parón que da la serie hasta Febrero.
Y después de los cinco capítulos tan flojos que hemos tenido hasta el momento, uno espera que esta despedida sea por lo menos de las grandes.
¿Por qué digo que el inicio de temporada es flojo? Porque después de esos cuatro primeros minutos asombrosos, el resto de los primeros cinco capítulos ha sido bastante decepcionante. Exceptuando las partes que hablan sobre Jack, Kate y Sawyer bajo custodia de «los otros», el resto es bastante basura. Lo que ocurre en la zona del campamento carece de interés. Pero sobre todo, y lo que es más importante: los flashbacks.
Sí, los flashbacks de Lost han pasado de ser un medio narrativo a un simple recurso de estilo, algo así como «es que en lost siempre hemos usado flashbacks, así que vamos a seguir haciéndolo». Antes los flashbacks te contaban algo, te introducían aún más en la historia. Pero los de esta tercera temporada no: Que si Jack tiene problemas con su mujer y su padre (guau, que novedad), que si entre la china y el calvo hay un rollito raro (guau, que novedad), que Locke está emparanoiado con el destino (guau, que novedad), que Saywer es un estafador pero tiene corazón (guauuu), que Ecko se enfrenta de cara a los problemas (guau) y en este sexto capítulo, que Kate es una fugitiva (vaya…).
Y no vamos a hablar de la manera tan cutre de introducir nuevos personajes e intentar que te caigan bien (y hablo de Nikki y el personaje de Rodrigo Santoro).
Atrás parece haber quedado esa gran segunda temporada que apuntaba muy buenas maneras.
Eso sí, Lost sigue teniendo una trama que engancha, unos buenos puntos de giro, y cosas interesantes. De ahí que siga viéndola. Y este sexto capítulo, que uno esperaba que fuera la bomba, empezó mal cuando me di cuenta de que el flashback era de Kate. Ya sabéis, es un personaje que me parece muy pesada y cuyos flashbacks me han parecido siempre de lo peor de la serie (sobre todo el de la segunda temporada, menos mal que sólo tuvo uno).
Eso sí, las escenas con Kate, Saywer y sobre todo con Jack son de las muy buenas, y el capítulo acaba con un muy buen clifhanger. Que sí, que bravo, que sabéis mantener la tensión y que sabéis hacer que el espectador sufra la tensión, muy bien por los guionistas… pero a ver si en Febrero vuelven con las pilas bien puestas porque esto está decayendo… y a este ritmo otra temporada no se aguanta.

Terrorismo cinematográfico

Ok, «El lobo» no es que fuera una gran película pero apuntaba buenas maneras. Era lógico esperar que la siguiente película de Courtois mejorara aquellos aspectos que fallaban en el filme protagonizado por Noriega.
Strike 1.
El trailer era malo, pero tenía dos escenas que volvían a apuntar maneras: la detención de un personaje por la policía francesa junto a unas vías de tren, y Jordi Mollá gritando por teléfono sentado en una cama.
Debía hacer caso de esa regla que suele ser cierta nueve de cada diez veces: «Si un trailer es malo, la peli es mala». Esa máxima casi nunca falla. A observar también que la viceversa no funciona con igual precisión.
Strike 2.
En realidad quería ver «Hijos de los hombres», pero llegué tarde así que decidimos entrar a ver Gal. Y en mala hora…
La película no es que sea mala, es que es peor. Está mal dirigida (hay planos que son para matar a Courtois); mal actuada (a Verbeke no te la crees, José García es de lo peorcito que he visto ultimamente, con esa forma de cantar todas las frases y decirlas igual, Mollá aunque impresiona sobreactua y a veces el acento vasco se le va a parla); mal fotografiada (hay saltos de luz que son dignos de cámara de gas, hay varios planos que se les va a el foco); y sobre todo, está mal escrita…
Y es que, mira que tenían historia, porque todo lo que ocurrió fue importante y daba para argumento de una película, pero el guión de esta película es un desastre. Y lo peor, la historia de amor metida con calzador, supongo que con la intención de que los personajes nos calaran hondo. Y que es imposible creer. Como en Pearl Harbour, la historia de amor no aporta una mierda, es aburrida, no interesa y encima no aporta tampoco nada.
¿Mollá? Pues sí, impresiona, pero ya he comentado antes que a veces sobreactua y se le va el acento. Sin duda es lo mejor de la peli, pero él sólo no la aguanta. Para la memoria una de sus frases: «Yo no he nacido del vientre de mi madre sino de los cojones de mi padre«.
Si podéis ahorraros el dinero que cuesta la entrada, hacedlo, porque GAL es una muestra perfecta de terrorismo cinematográfico. Y cuando sale de ver la película uno desearía que existiera un Gal cinematográfico que se dedicara a aengullir estos engendros.
Strike 3 y fuera.

El extraño universo Vegas

Hace muchos años que había oído hablar de Nacho Vegas, ex Manta Ray, supuesto gurú de la música independiente española, ocasional colaborador de Enrique Bunbury. Pero era uno de esos tipos que, sin haber escuchado nada suyo, me daba mucha pereza.
Cuando Enrique Bunbury decidió grabar un disco a pachas con Vegas no me quedó otro remedio. Y el resultado, ese Tiempo de las cerezas, me encantó. La parte de Nacho Vegas era lo suficientemente interesante como para incitarme a darle una oportunidad a sus discos en solitario.
Llevo un par de semanas escuchando esos discos y he llegado a la conclusión de que este hombre vive en un universo paralelo, al que te transporta con su música. Discos llenos de canciones largas, con una media de más de cinco minutos por canción, melodías tranquilas, voz rasgada, letras rotundas que son lo mejor de su producción… pero sobre todo ese aura de estar escuchando algo excesivamente personal.
Yo personalmente le he cogido gusto para escucharlo mientras trabajo, por esa sensación de calma que transmite. Actos inexplicables, Cajas de música difíciles de parar, Desaparezca aquí. Canciones inmensas como Gang Bang (cuatro putas que bailan un vals…), Baby Cat Face, El jardín de la duermevela (ven y fóllame), Al Norte del Norte, El hombre que casi conoció a Michi Panero, Actos inexplicables, Noches árticas…
Un placer.

Pensamientos

Esta no ha sido una buena semana televisiva. ¿Que por qué? Porque después de cinco impresionantes capítulos de Heroes, el sexto, que se emitió este lunes, es excesivamente flojo. ¿Sigue molando? Sí, está bien, pero ni punto de comparación. Es un capítulo de transición pura y dura. Flojito.
Y después, Lost. Que no se queje Loman que hoy lo aviso: vienen SPOILERS. Y es que empieza a resultar predecible lo que va a ocurrir. No siempre, porque la historia con Jack, Kate, Sawyer y los Otros está muy emocionante, pero a nivel de guión el capítulo 5 de esta tercera temporada empieza a sonar a «esto me suena». ¿O es que a nadie más le extraña que cada vez que hay un flashback meloso de un personaje éste muera en ese mismo capítulo? A mi me pareció muy flojo. Me lo vi venir y me pareció muy cutre. FIN DE SPOILERS.
Y a raíz de Lost y de lo decepcionante que me ha parecido este capítulo, me viene a la memoria el famoso artículo que escribió Stephen King hace ya unos meses. En él comentaba que cada vez le gusta más tragarse capítulos de series. Como a muchos. De sobra es conocida la aficción que King le tiene a esa serie que a mi me parece entretenida pero poco más y que es «Veronica Mars». De hecho, se rumorea que aparecerá como actor en la tercera temporada.
Pero King siempre ha defendido 3 series por encima de todas las demás:
– Los Soprano, esa ácida versión del mundo gangster que Gandolfini borda y que merece elogios allí por donde pasa. Es una gran serie que merece ser vista. King dice que supera a El Padrino. Scorsese dijo hace poco que ojalá hubiera existido Los Soprano hace tiempo para haberse podido inspirar en ella.
– 24. Coño, va a ser que King sabe de lo que habla, jejeje. respecto a 24, King escribió que le encanta por «su deliciosa improbabilidad, es tan imposible que existan desafíos como los que afronta Jack Bauer, que su encanto radica en el mismo que para las generaciones de antaño tenían seriales de cine como Flash Gordon o las revistas de historietas«. Y hablando de 24, que maravillosos dos trailers de la sexta temporada, y que increible que Callery pueda seguir reinventándose a sí mismo con la banda sonora. Dios, que ganas….
– Y Lost. Y aquí viene la polémica. Al poco de estrenarse Lost, King la alabó. Poco después, coincidió con JJ Abrams y éste le confesó que la estructura de la serie estaba creada en 3 actos, que correspondían a 3 temporadas (las que en inicio siempre fueron mencionadas). Por lo visto Abrams le contó a King todo lo que ocurriría en la serie Lost, y éste, fascinado, le tachó de genio y a su serie como obra de arte, llegando a decir «la mejor novela publicada por la industria editorial norteamericana en los últimos cinco años, la leo todos los martes a través del canal ABC«
Sucede que en Abril la cadena le ofreció a Abrams una larga cifra (se rumorea que tiene 6 ceros) por alargar la serie dos temporadas más, lo que obligaría a añadir hasta 15 personajes nuevos. La respuesta de Abrams fue que estudiaría la oferta. Y eso hizo que King enfureciera y cargara contra él en otro artículo. “Tienes en tus manos el germen de una mitología, no puedes cambiarlo por que te paguen más”. Textual.
Como Abrams no se dio por aludido, King amenazó con que si Abrams accedía a alargar la serie por dos temporadas más, rompiendo así con la estructura que ya estaba fijada, el propio King se encargaría de desacreditarle publicamente en todos los medios que tuviera a su alcance. “Si Abrams quiere ser artista”, dijo, “que lo demuestre y no se venda”.
Aquí nos puede sonar a idiotez, pero es que cuando King alaba algo en EEUU, ese algo sube como la espuma. Y cuando critica algo, a veces cae y a veces no. Stephen King, no lo olvidemos, es uno de los escritores que más han vendido en la historia, y eso, oye, tiene su peso. Yo de todos modos, habiendo visto el capítulo tercero y quinto de esta tercera temporada, espero que el sexto vuelva a subir y que el resto de la temporada, allá por febrero, se mantenga en alto. Y si no, estoy con King.
Mientras tanto, no nos olvidemos de lo más importante: Save the cheerleader, save the world.

Divagando

Acabo de ver el capítulo sexto de Jericho, la serie que ya he comentado en alguna ocasión, y sigo con esa contradicción respecto a ella. Vamos a ver, la serie parte de una premisa acojonantemente buena:
«Jericho es un pequeño pueblo de EEUU, y sus habitantes observan como a lo lejos, en Denver, estalla una bomba nuclear. A partir de ese momento, se pierden todas comunicaciones y empieza el terror de no saber qué ocurre»
Los inicios y finales de cada capítulo suelen ser acojonantes, debido en parte a esa premisa inicial de la serie:
Después de las bombas nucleares viene la lluvia radiactiva, con todo lo que eso conlleva; Hay rumores sobre movimientos de tanques; Desde Jericho parten voluntarios en todas direcciones para encontrar supervivientes u otros pueblos donde quede gente que pueda saber lo que ocurre; Varios días después de las bombas y después de captar tan sólo estática en las televisiones se inicia la «respuesta federal», que para aquellos que no conocen el funcionamiento del gobierno de USA, significa que tras una gran catástrofe de esa magnitud, el Gobierno se haría cargo e intentaría restablecer las comunicaciones, el transporte, etc, y lo primero que aparece es un mensaje en las televisiones donde pone «permanezca atento, pronto les diremos como actuar» o algo así.
Y mi preferido: Cuando aún se está viviendo en medio del pánico de no saber lo que está ocurriendo en el país, desde Jericho observan como, desde una base cercana, son lanzados varios misiles. O sea, esta serie podría ser la polla si se dedicara a contar eso, el cómo se podría vivir desde el punto de vista del ciudadano una situación de ese calibre. Nadie sabe si están en guerra, a dónde van esos misiles, si están siendo atacados o qué ocurre.
A mi me parece una gran premisa.
El problema es que eso nos lo cuentan en los primeros cuatro minutos y al final de cada capítulo, para mantener el enganche, pero el resto de la serie divaga por tonterías. Que si este quiere a esta y le pone los cuernos a aquella, que si hay un incendio y vamos todos a apagarlo, o, lo del capítulo de hoy, que me ha parecido insultante…
Voy a ello: Vamos a ver, empieza el capítulo dejándote con la boca abierta, con todos los habitantes de Jericho mirando al cielo porque EEUU está lanzando misiles pero no sabemos ni a quién ni por qué. No sabemos si están en guerra, no sabemos nada. Lo siguiente es el lanzamiento de un EMP (una bomba de pulso electromagnético, que lo que hace es quemar cualquier cosa electrónica), o sea que Jericho, y todo lo demás, se queda sin luz, sin neveras, sin relojes, sin ordenadores, etc. Buen inicio de capítulo. Y de ahí pasamos a contar los problemas de la cosecha de uno de los protagonistas, y durante el resto del capítulo ni siquiera se hace una mención a la situación. Lo peor es que acaba el capítulo con ese rollo moralizante que algunas series insisten en meter y que toca tanto los cojones, o sea, acaba con todo el pueblo yendo a echar una mano en la recolección, todos en plan «mirad que buenos somos, todos ayudamos, y yo te doy mi fertilizante y no te pido nada a cambio porque somos buenas personas».
Venga ya, vete a cagar.
En fin, que me joden esas cosas.
En otro orden de cosas, ya sabéis que me encanta fijarme en los detallitos. Me fijé como un campeón en el símbolo tipo letra «ese» que ya sale de continuo y cada vez más fácil de identificar en «Heroes» (esa sí es una buena serie), y mira que los primeros no fueron fáciles. Pero Adri es testigo de que los vi. Pero es que tengo más detalles, algunos un poco ida de coco:
– En «Heroes», Hiro Nakamura y su compañero son expulsados de un casino de Las Vegas. Si alguien se fija en el cartel del casino, podrá ver que se trata del casino de la serie «Las Vegas». Y eso que no veo esa segunda serie, pero el símbolo lo había visto en los anuncios.
– En Verónica Mars han aparecido los famosos números de Lost.
– Es curioso, pero Desmond, de Lost, uno de los personajes que más me gustan, parece haber despertado en esta tercera temporada, después del estallido electromagnético, con un poder que se parece demasiado al de Isaac Mendez, de Heroes…
– En el capítulo de Jericho en el que me he cagado un poco más arriba, uno de los personajes le dice a otro que deben mirar por cuidarse ellos solos porque después de las bombas es «Every man for himself» (cada uno por su cuenta). Me parece curioso porque ese mismo día se emitía Lost y el título del capítulo era «Every man for himself». ¿casualidad?
– Por cierto, uno de los presos que estaba en la cárcel con Sawyer llevaba un gorrito en el que podía leerse «The Hanso Foundation».
– Y para terminar, una que he leído en internet. En Prison Break hay un personaje llamado Westmoreland, al que Scotfield «acusa» de ser DB Cooper, un hombre que saltó de un avión con varios millones pegados al cuerpo, en un robo espectacular. Pues al parecer, el personaje de DB Cooper no es ficticio. En 1971 un hombre llamado DB Cooper protagonizó uno de los más famosos (en EEUU) robos sin resolver, saltando desde un avión con un millón y medio de dólares que pertenecían al Tío Sam. Nunca se le encontró, ni a él ni al dinero. Evidentemente, el resto de la historia contada sobre él en Prison Break es inventado por los guionistas. Un detalle curioso.
Y para detalle curioso, Fox ha sido demandada por plagio. Hay dos hermanos que aseguran que Prison Break se basa en sus vivencias, que hace años uno de ellos estuvo metido en la cárcel y el otro se metió para ayudarle a fugarse, y después vivieron varios años como fugitivos. Esos dos hermanos aseguran haber enviado a Fox hace años un story contando su historia para convertirla en serie. En fin…

Heroes

Si hay una serie que ahora mismo esté volviendo locos a los espectadores e internautas es «Heroes», una serie que trata sobre unas personas anónimas que van descubriendo que poseen superpoderes. Así, a simple vista, podría parecer una tontería de trama, sacada de cualquier comic de tres al cuarto, pero es que además está bien contada y bien hecha… bueno, a veces los efectos especiales cantan como la traviata, pero no importa.
Los personajes van uniéndose poco a poco, la historia está llena de giros y los finales de capítulo contienen todos un buen clifhanger. Cada semana que pasa la serie tiene mejor factura y más emoción.
Y además hay de todo, desde acción e intriga hasta humor, ésta última parte centrada sobre todo en Hiro Nakamura, uno de los mejores personajes creados últimamente. Y es que el simple hecho de que Hiro salga en pantalla ya hace que aparezca una sonrisa en nuestras caras.
El modo de contar la historia es semejante al de «Lost», pero sin flashbacks. Ahora hay rumores de que Cuatro va a comprar esta serie. Por un lado es una pena porque la media de la cadena está muy por debajo de lo que la serie se merece (el ejemplo más claro es prison break que es una serie fantástica y está relegada al uno y medio de share que es media de La sexta), pero también es una buena apuesta, porque a poca publicidad que se le haga esta serie enganchará, así de buenas a primeras, a cualquier amante de los comics y de las historias de supeheroes.
Adri y yo ya estamos enganchados. Vamos, en realidad lo estamos desde agosto cuando tuvimos ocasión de ver el preair.
Y hablando de superhéroes, el trailer de la sexta temporada de 24 está disponible en www.24trailer.com y después de verlo uno sólo puede cagarse una vez más en los chinos y desear que llegue el mes de Enero para volver a ver a Bauer en acción. Jack is back.

Tuning song

Bajo el imposible nombre de «Tuning song» se presentaron ayer dos de los cómicos más duraderos del país en la sala Galileo Galilei. Para mi era un reencuentro. Hacía más de diez años que les vi en directo en el Teatro Emperador de León. Y de aquella experiencia sólo recuerdo a la perfección que me partí de risa y el cocodrilo pornográfico. El resto está en neblina.
Lo de ayer fue de antología. El espectáculo duró una hora y cuarenta y cinco minutos, pero fueron una hora y cuarenta y cinco minutos sin dejar de reír ni un segundo. La mandíbula y la garganta se resintieron por ello y la cosa pasó de lo simpático a lo doloroso, pero ni aún así era capaz de dejar de reír.
Esto me ha añadido, por lo menos, dos años más de vida.
Estos dos tipos son auténticos, no paran de hablar y encadenan una coña con otra, sin parar. Dicen ser los únicos que lo hacen sólo por la pasta y que llevan repitiendo el mismo espectáculo desde que empezaron, y aunque la forma es la misma (ellos dos hablando sin parar, los anónimos, las películas, kirkegard, los viejos) el humor es nuevo. Eso sí, igual de sarcástico y meticón que toda la vida.
Para el recuerdo:
El ejército de 6000 urogallos diminutos, recién nacidos, deshidratados, que pueden parecer avispas pero son mitad máquina mitad tocino y están comandados por Carod Rovira;
Gonzálo Gómez Goicoechea, también llamado gogogo.
Macauly Kulkin y la única definición posible en español para él, o sea, gilipollas. Niño gilipollas. Y los ladrones, también gilipollas. Eso sí, la vieja de al lado es una hija de la gran puta.
La asociación de perros grandes donde sólo se habla de temas de perros grandes.
3 minipuntos no son lo mismo que un punto (donde vamos a parar, estos de Berkley no tienen ni puta idea)
El desconocido del aeropuerto… bueno, perdón, que puede no ser desconocido porque si viene por la espalda y no le ves puede ser tu cuñado, que sí es conocido, o puede ser un Ñu, o un kilo de macarrones al que dios ha dado vida, o una pluma que Alá le ha dado vida, o un zippo al que dios le ha dado vida cabreado porque es más que Alá. Es una posibilidad dificil, pero es.
No sé, hay más, pero uno es incapaz de acordarse de todo. Lo único que sé es que disfruté como un enano. ¿Qué somos, monos o qué?

Días grises

Llueve. Cualquiera que me conozca un poco sabrá que adoro el sol y los días de cielo azul, que me gusta el verano y su calor, las fechas en que uno puede ir por la vida en camiseta de manga corta. Y es que cuando llueve me pasa un poco como a Calvin (el maravilloso, aunque no lo quisiera para mi, crío de Calvin y Hobbes). Primero toda las capas de ropa, que uno ya no sabe si es una cebolla o un extaño mutante. Para seguir, lo gris que se vuelven los días, las averías de metro, los atascos interminables, los charcos, llegar a casa con el bajo de los pantalones empapados, la desgana para salir a la calle…
Ayer vimos Crank, Adri y yo. La peli va sobre un tío que debe mantener siempre la adrenalina a tope para sobrevivir a un veneno que le han inoculado, y por ello empieza la película corriendo y acelerando el coche. Como es lógico, para conseguir que el espectador se identifique con el personaje, el ritmo de la película es brutal. Casi no da tiempo a respirar y ya han cambiado de plano varias veces.
Personalmente, el efecto de cortinilla y pantalla partida en las conversaciones telefónicas me pareció bastante cutre. La peli empieza bien, pero como es lógico, intentar mantener al espectador en un estado de permanente atención intensa es complicado, y la película flojea con la llegada del personaje femenino interpretado por Amy Smart.
Uno no debe buscarle más vueltas al guión. Es lo que es y no engaña. Crank es una película para ver y entretenerse, pasar el rato más o menos divertido, y al salir de la calle olvidarla por completo. Jason statham sigue siendo un fiera y es lo mejor de esta peli.
Si bien la segunda mitad de la película es cada vez más ida de olla, el filme tiene escenas muy buenas, como son el momento en que Statham acusa a un taxista arabe de ser de Al Quaeda para poder robarle el taxi mientras los ciudadanos de a pie reducen al supuesto terrorista, o esa otra escena en que Statham, pistola en mano, intenta robarle la epinefrina a un camillero mientras éste empuja a un paciente de urgencias a lo largo del hospital y los médicos tratan de curar al paciente. Todo esto sin detenerse ninguno de ellos.
Y el final… bueno, a mi me gustó porque me pareció simpático y la guinda final a tremenda ida de coco. A Adri no le gustó.
Mañana Faemino y Cansado. Hace más de diez años que les vi por última vez y siempre me han hecho mucha gracia. Me apetece volver a encontrarles.
Y a ver si deja de llover de una puta vez.

El efecto mariposa 2

Hace unos años entré en el cine a ver «el efecto mariposa» sin saber nada de ella. Por aquel entonces ni siquiera sabía quién diablos era Ashton Kutcher. Ni sabía de qué iba la película.
Y la disfruté. Además de parecerme que estaba muy bien hecha, la trama me resultó entretenida. Siempre me han gustado las películas de viajes en el tiempo. La que más, «Regreso al futuro». Y «El efecto mariposa», con esos constantes regresos al pasado en un intento de arreglar el futuro pero empeorándolo sin remedio hasta límites insospechados, me fascinó.
Vamos, la trama era idéntica a una peli de serie B que ya me había encantado en su momento, Retroactive, un filme de bajo presupuesto protagonizado por un histriónico James Belushi donde un asesino liquidaba a tres personas y perseguía a una joven hasta unas instalaciones del gobierno donde se llevaba a cabo un experimento que permitía volver atrás en el tiempo… 30 minutos. En aquella película la chica intentaba impedir el asesinato pero lo único que conseguía era que en lugar de tres víctimas acabaran siendo siete y el resultado cada vez más catastrófico, una y otra vez, hasta llegar al final.
Este año, supongo que directa a dvd, ha salido «El efecto mariposa 2». La vi por lo que ya he comentado, que la trama me resulta interesante aunque la haya visto una y otra vez. Y de hecho esta película podría haberse llamado de cualquier otra manera, porque de la primera parte en la que supuestamente se basa sólo conserva lo de viajar al pasado para cambiar el futuro… y casi ni eso.
Ninguno de los actores de la primera aparece en esta secuela; En la primera utilizaba los diarios para volver al pasado, en ésta lo hace mirando fotografías; En la primera la historia narraba la historia hacia delante mostrándote tiempos en blanco que luego rellenaba magistralmente al retroceder en el tiempo. En esta segunda parte no es así; Esta segunda parte adolece de un guión flojo y sin fuerza interpretado por unos actores que tampoco aportan demasiado. Únicamente hay tres viajes al pasado, y en ninguno de ellos las consecuencias son demasiado terribles, como ocurría en la primera (magistral ese momento en que Ashton Kutcher se despierta en silla de ruedas)
Así que, como era de esperar, resulta ser una película mediocre que no le llega a la suela del zapato a la primera. Podrían habérsela ahorrado.