Primera reseña de Destrucción Masiva, by Doctor Motosierra

Hace mucho tiempo que escribí El cuarto jinete, aunque solo hace dos años que lo publiqué. Fue pensado como un volumen independiente aunque su final, más o menos cerrado, invitaba a soñar con lo que venía después. Los lectores demandaron más, mi mente demandó más, y me puse a escribir. A esa primera novela le siguió El cuarto jinete: Armagedón. Y ahora, cerrando ciclo, El cuarto jinete: Destrucción Masiva.

Ha sido un viaje maravilloso. Ha sido un lujo escribir sobre todos estos personajes, dotarlos de vida y hacerlos danzar bajo mi lupa. He reido con ellos (ese Aidan Lambert en pelotas disparando a los zetas en el primer libro), he sufrido con ellos y he llorado por ellos. Decirles adiós, a más de uno abruptamente por el camino y entre gritos de pánico y dolor, ha sido doloroso… aunque necesario.

Ha sido un placer.

Y ahora, Doctor Motosierra me trae la primera reseña de este tercer libro de la saga. El que pone el punto y final. Y la reseña es cojonuda por doble motivo, uno hacia mí porque me deja muy pero que muy bien, y otra hacia los lectores porque consigue hacer la reseña sin caer en ni un solo spoiler. Por mi parte, solo decir que, con que solo una persona pueda decir en algún momento que la mía es la mejor saga Z para él, ya me llena de orgullo.

Tenéis la reseña en su blog, pero también la pego aquí:

Fue a los pocos meses de comenzar un prometedor 2012 cuando una voz, extraña para mi en esos tiempos me dijo, casi susurrando una coletilla que me perseguiría hasta hoy. «Ven, acompáñame» fueron sus palabras. No sabría decir si su tono de voz denotaban ruego, consejo o incluso cierto deje de orden. La cuestión es que hice de tripas corazón y agarré el tomo del libro del que venía esa voz. EL CUARTO JINETE se titulaba, y un tal Víctor Blázquez firmaba la obra. Me encogí de hombros y me dirigí con el susodicho libro a la caja para pagar mi nueva adquisición. No esperé a llegar a casa para seguir a esa misteriosa voz a Castle Hill, sino que fue en el autobús donde abrí la primera pagina…

… Y sin saberlo ya estaba perdido.

EL CUARTO JINETE me trasladó a una nueva dimensión del genero Z al cual me estaba volviendo tan adicto. Sus personajes, tan próximos a uno mismo, como si guardaras en tu mente una imagen clara de cada uno de ellos, amando a unos, aborreciendo a otros, el extraño narrador que te guiaba por cada uno de los rincones de ese pequeño pueblo condenado y, sobre todo la inyección de adrenalina que suponía su lectura. Zombis despiadados, veloces, guiados por un escritor en ocasiones mas cruel que ellos mismos convirtió a esta novela en uno de mis preferentes y, sin duda de mis favoritas del género.

¿Y no va el tío y se saca, un año mas tarde una secuela de la manga? Pues si, EL CUARTO JINETE: ARMAGEDON llegó, vio y venció, ofreciendo todo lo que prometía. Mas acción, mas drama, mas ansias homicidas hacia el autor en un viaje que nos llevaría desde los Ángeles a Half Moon Bay y donde quedó mas que afirmado ese dicho que reza que «El hombre es un lobo para el Hombre»

Marzo del año 2014. Casi exactamente dos años desde la aparición en nuestras librerías de la saga aparece EL CUARTO JINETE: DESTRUCCIÓN MASIVA. Un ladrillo de 560 paginas al que miramos con aire de superioridad lanzando de manera despectiva la pregunta «¿Acaso crees, a estas alturas, que vas a sorprenderme?¿Aun tienes algo que contar?¿No seras acaso un vano intento de superarte a ti mismo?»
La respuesta la sentí como un martillo de demolición impactando directamente en mis dientes

Esa voz, esa maldita voz que me atrapó y me sedujo hace dos años había vuelto, y ahora, orgullosa de si mismo me pometía el viaje de mi vida, una traca final de las que terminas sin respiración y como una droga que, aun sabiendo que es perjudicial para la salud no dudas en pedir mas y mas.

Esta nueva entrega nos devuelve, relativamente al punto en que concluye ARMAGEDON. Digo relativamente porque se nos presenta a un nuevo grupo de supervivientes con origen en Portland (Debe ser porque a Víctor se le acababan los supervivientes y necesitaba carnaza para sus mas atroces ocurrencias) compuesto por una serie de personajes que demuestran que el autor no ha perdido ni un ápice de habilidad en otorgarles vida propia a cada uno. Así, a diferencia de otras novelas que nos presentan un personajes curradísimos y otros tan huecos que prácticamente nos dejan sin dudas sobre quien muere y quien no, en la saga de EL CUARTO JINETE el mejor consejo que puedes seguir es «No simpatices con nadie, si no, la despedida va a ser mas dolorosa».

Así que iremos de un lado a otro, cual pelota de tenis, entre las peripecias de este nuevo grupo y las penurias de nuestros antiguos amigos que dejamos clamando al cielo por un respiro en la anterior entrega. Y no, como habréis adivinado no habrá apenas respiro en la lectura. Y no solo por la constante amenaza de los muertos vivientes, que va. Aquí el señor Blázquez es capaz de hacer que te muerdas los dientes mientras narra como Dora la Exploradora pide un bollicao en los chinos, porque nunca sabes por donde te va a salir.
Porque lo que también sera constante en esta historia no será solo la acción, sino el factor sorpresa. Cuando crees que un personaje ya lo ha dado todo de si, alguien borra el lienzo y te muestra una nueva imagen bajo un mismo nombre. Los capítulos están estructurados para que necesites leer uno mas, y luego otro y otro.
Y riete tu del barbas de CANCIÓN DE HIELO Y FUEGO. Víctor Blázquez se ha convertido en un maestro del odio del lector, pasando por encima de nuestros sentimientos como un bulldozer lo haría sobre algodón de azucar.
… Lo pensé, lo medité y finalmente me reafirmé. Para mi, la trilogía de EL CUARTO JINETE es sin duda la mejor saga de zombis que se ha escrito hasta ahora (Y no es peloteo). Muy por encima de otras archiconocidas como LOS CAMINANTES, APOCALIPSIS ISLAND o APOCALIPSIS Z. No voy a reseñar mas detalles de la novela porque sería como meterme en un campo de minas donde cada una llevara grabada la palabra «Spoiler». Solo me queda, no animaros, sino rogaros que no dudeis en descubrir la gran obra que Víctor Blázquez nos ha servido en bandeja.

 Pero cuidado. Este plato muerde.