
Poco a poco me fui enganchando. Es una serie de factura cuidada, de diálogos inteligentes y muy trabajados, y maravillosamente interpretada por Kristen Bell, Jason Dohring y Enrico Colantoni.
Antes de llevar vista la primera temporada, ya había puesto a bajarse la segunda y lo poco que lleva de la tercera. En algo más de un mes, me he situado en la tercera temporada y con ansias porque aparezcan nuevos episodios.
Si tuviera que destacar algo de esta serie, lo primero serían los diálogos, que me encantan, y que estoy seguro que en español no tienen ni la mitad de gracia. Lo siguiente que destacaría es el personaje que le da nombre a la serie: Verónica Mars. No sé cuanta parte proviene de los guionistas y cuanta de la actriz que interpreta a esa rubia adolescente con dotes detectivescas, pero lo cierto es que Veronica Mars es un gran personaje, con el que es muy complicado no empatizar.
Y ahora es cuando doy el salto mortal hacia delante y me pongo a hablar de una película que tuve ocasión de ver la semana pasada: Pulse.

En algunos momentos me recordaba al último libro de Stephen King, Cell, aunque salvando las distancias, porque el libro de King está de puta madre y la peli, aunque buena, no es lo mejor del universo.
Eso sí, se nota que no es un guión americano porque si lo hubiera sido, el final seguramente habría sido una cagada y sin embargo, al venir del lejano japón, el final está bastante bien. ¿Podría haber sido mejor? Sí, podría… pero está muy bien.