La historia se escribe con Z por triplicado

La historia se escribe con Z, esa antología editada por Kelonia en la que aparezco por partida doble (con un relato en el interior y de la mano y pincel de Daniel Expósito en la portada -para el que no lo haya visto, soy el cowboy -), ha recibido en este fin de semana tres reseñas distintas, en tres sitios distintos, y bajo tres prismas distintos. Cada uno de ellos tiene un favorito pero mi relato ha salido bien parado en los tres. O sea que… maravilloso.

Fantasymundo: leer aquí.

«Con su maestría habitual, Víctor nos presenta la nota discordante en esta historia. No se trata de un relato fundacional de la plaga, sino de una lucha a muerte por la supervivencia. Con -lo que yo creo que es- un claro guiño a George R.R. Martin en ese apellido «Hightower», nos cuenta un asedio, una lucha por la victoria contra un enemigo superior en número, incansable, casi inmortal».

La mazmorra: leer aquí.

«Me ha encantado este relato en su primera mitad. Los diálogos de uno de los caballeros con el resto y con el señor del castillo, respecto a la actitud que se mantiene frente al empuje de los zombis, me han recordado mucho a los discursos de pelis épicas. Y es que yo esas historias de sacrificio y de poner las cartas sobre la mesa, y remover las conciencias de quienes te rodean y se refugian en su cobardía y su propia seguridad, cuando el pueblo al que has jurado proteger se muere poco a poco, las vivo con mucha pasión.

La otra parte de la historia que es la batalla campal está bien, pero no deja de ser más de lo mismo, con la gracia de que ahora en lugar del tableteo de las armas de fuego está el atractivo de las espadas, los escudos y las armaduras, mucho más interesante en tanto el combate cuerpo a cuerpo es más intenso.»

Alcorze: leer aquí.

«La antología, en su conjunto, está bastante bien. Es entretenida y cumple a la perfección con su cometido. Como lector permite leer relatos más cortos y conocer a algunos autores aún no leídos o profundizar más en otros, especialmente en el campo del relato corto»

El cuarto jinete caminando entre libros

En la web «Caminando entre libros» han reseñado El cuarto jinete, y de nuevo sale bien parado de esa batalla.

Para todos aquellos que me conocéis mejor, sabéis que yo no soy mucho de leer trilogías. Mucho menos si aun no están terminadas. Pero claro, cuando fui al Celsius232 este año, fui a una presentación y compararon el ritmo de esta primera parte con el de Black Hawk Down (Black Hawk derribado). Por si no habéis visto la película (muy mal) os diré que además de ser muy buena y tener una banda sonora estupenda, empieza muy fuerte pero no decae. Eso, aplicado a una novela, es sinónimo de me la compro ahora mismo.
Sin embargo, tengo que reconocer al principio me costó un poco entrar en materia. Quizá por la cantidad de personajes que hay o porque tiene un estilo muy peculiar, con ese narrador omnisciente que te lleva como volando a todos los rincones de Castle Hill y te habla de tu a tu. Y yo ya pensaba que me habían engañado… hasta que llegué a la página 50 más o menos.
Entonces todo cambia, porque de repente pasa de tener muchísimo personajes con los que te pierdes, y luego ¡puf! Todos muertos. Por suerte, quedan apenas un puñado de supervivientes entre los que se encuentran personajes muy carismáticos… y otros que por desgracias te acaban cayendo como una patada en el culo.
Pero volvamos atrás y vamos por orden… La acción nos sitúa en Castle Hill, un pueblo o villa interior estadounidense. Puede que en habitantes sea un equivalente a Tineo, pero no queda tan bien. Eso sí, tienen de todo incluyendo su propio burdel, lo que aun no estoy segura hasta qué punto es legal.
Y como hay un poco de todo y Víctor Blázquez nos lo quiere mostrar todo, aproximadamente hasta un tercio de la novela supone una presentación y sucesiva muerte de cada uno de sus habitantes. Y eso que realmente solo han pasado un par de horas desde el “incidente”. Pero eso es lo que pasa cuando no te lo esperas.
En cuanto al tipo de zombies que nos vamos a encontrar es el clásico virus creado como arma militar que se les va de las manos: contagio por mordisco o contacto directo con fluidos, mueren de un tiro en la cabeza…. Pero corren. Y corren bastante, además de gritar como condenados.
Yo dividiría la novela en tres partes: presentación, estallido y resistencia. La primera puede ser más lenta, pero la segunda es ágil y atrapante como casi todos los inicios del Apocalipsis o el capitulo piloto de The Walking Dead. Pero si vais a comparar la última parte con la segunda temporada (mucho más lenta) estáis muy equivocados. Porque lo que contaron era verdad: la acción no decae, y se mantiene arriba hasta el final.
¿A costa de qué? Pues de verdaderas masacres, donde se diezma a los pobres personajes que seguían vivos. Y es que cada vez que hay un enfrentamiento humano-zombie, el grupo se va haciendo más y más pequeño. Por eso no haría falta que dijera que quizá deban abstenerse algunos estómagos sensibles: la sangre, las vísceras y lo visual abunda. Claro que para muchos de nosotros esto en lugar de rechazarlo, es un reclamo. Personalmente, si me encuentro con un libro Z donde no sea un mínimo de explícitos, siento que me han timado.
 Como yo ya había terminado de leer Orilla intranquila antes que El cuarto jinete (y PetaZ, pero eso ya está a otro nivel), sabía que las referencias “frikis” están continuamente presentes en toda su obra, donde Stephen King se lleva la palma, con Cujo o It. ¿Qué demonios nos han hecho a esas generaciones que viven traumatizadas por el “Todos flotan aquí abajo”?
Lo que no se puede negar es a lo que se dedica Víctor Blázquez en su vida profesional (además de escribir, vamos): el cine está presente en toda la novela, con unas escenas muy visuales y sangrientas. No solo eso, sino que la estructura de la novela y el ritmo es absolutamente cinematográfico, por lo que no me extrañaría (ni me importaría) una adaptación.
Así que con ese nivel de acción elevado y con la atención puesta totalmente en las páginas del libro, llegamos al final. Porque terminar tiene que terminar en algún momento. Con escenas tensas y dramáticas, y una sorpresa final. Porque a pesar de que nos podríamos quedar un tranquilos cerrando el libro y diciendo “hasta aquí”, nos deja con una coletilla (y un curioso método de contagio) que desembocará en una hecatombe mayor. Tanto, que cuando cerré la última pagina me puse las botas y la chaqueta, y salí a comprar la segunda parte.
Porque a pesar de que me haya costado entrar en la historia o que haya encontrado algunos puntos donde creo que hay reiteraciones… me ha gustado mucho. Me ha mantenido en tensión y la he disfrutado, y eso es lo que realmente importa.

Así que no puedo sino recomendarla, ahora que dicen que está cercana la salida de la última parte. Porque si te gusta la acción y los zombies, seguramente quieras tenerlas todas a mano.

Placeres culpables

Tenía once o doce años cuando me metieron en el cine a ver una peli que no sabía de qué iba y me senté con mis palomitas y mi refresco junto a mi hermano. No recuerdo los trailers, ni tampoco por qué accedí a ver aquella peli en lugar de meterme en otra «más de niños». Vete a saber. El caso es que aquello empezó y yo me llevé la primera palomita a la boca. Un campo lleno de calaveras humanas, una música que invitaba a la tensión, oscuridad… y un pie robótico que entraba en plano y aplastaba una de esas calaveras. Recuerdo la impresión que me produjo aquella imagen como si hubiera ocurrido ayer. El resto del metraje de Terminator 2 me abdujo por completo, pegó mis ojos a la pantalla y con la boca entreabierta asistí a un espectaculo grandioso. Estaba tan obnubilado que ni me terminé las palomitas.

Cualquiera que me conozca sabe que esto lo he dicho muchas veces: Terminator 2 fue la película que me hizo encaminarme hacia el mundo audiovisual. Si tuviera que decir una película que haya marcado mi vida, definitivamente sería esa. ¿Es la mejor peli que he visto? No. ¿Es la más entretenida? Tampoco, aunque sí una de las que más. Desde luego, cuando estaba en la carrera (Comunicación Audiovisual) y todo el mundo hablaba maravillas de Ciudadano Kane y compañía, yo siempre decía que yo estaba allí por Schwarzie.

Arnold Schwarzenegger se convirtió en mi actor preferido. De nuevo, permitidme que me explique, ¿es el mejor? No, pero sí era de esos actores que en cuanto sacaba una película me surgía la necesidad imperiosa de verla. Me caía bien, hacía pelis de acción cojonudas (Desafío total, Depredador, Mentiras arriesgadas, El último gran héroe, e incluso Commando) y tenía un punto de humor simpático (Poli de guardería y, aunque a mí no me molaba mucho, Los gemelos golpean dos veces). En fin, que me gustaba ver sus pelis. De pequeño, llegué a tener el típico cartón promocional que ponen en los cines, tamaño real, de Poli de guardería, con Schwarzie rodeado de niños. Y encima era colega de Willis y Stallone, que también me entraban por el buen ojo, y el rollito de puyas peliculeras que se traía con Sylvester me encantaba (la biblioteca presidencial Schwarzenegger de Demolition Man o el poster de Terminator 2 con Stallone sobre la moto en El último gran héroe).

Luego empezó a hacer pelis más flojas. Junior ni la cuento porque prefiero negar su existencia y el hecho de haberla visto. Eraser, El sexto día… bah, pelis reguleras. Aunque Un padre en apuros me parece un buen punto también. Terminator 3 si bien no tiene nada que hacer contra las dos primeras a mí me entretuvo (la persecución de los camiones y el final me parecen cojonudos). Y luego se metió a Gobernador de California y adiós muy buenas.

Y mira por donde, diez años después, tanto Schwarzie como Stallone regresan a la primera línea con el ochenterismo por bandera y nos traen Los mercenarios. Resucitó esa ilusión de niño que hay en mí por ver un buen espectáculo de acción. Pasé un buen rato. Hoy en día se conoce a esos disfrutes que parece que no se pueden decir en voz alta como «placeres culpables». El problema es que yo no me siento culpable por disfrutar de obras que en principio son menores, o menos elitistas, o se basan en dar puñetazos y patadas y hacer explotar cosas. Larga vida a Con Air, La roca, Máximo riesgo, Jungla de cristal 1,2 y 3

El entretenimiento no tiene por qué estar reñido con el arte. Si haces las dos cosas juntas, pues perfecto, pero sinceramente, a veces el entretenimiento puro es jodidamente disfrutable. Amén del hecho de que todo esto, al final, es subjetivísimo. Lo que a uno le parece bueno a otro le parecerá bazofia… pero bueno, esa es una conversación que podría dar para horas y horas.

Todo esto vaya por un lado. Por el otro, me encantan las historias carcelarias, sobre todo si son de fugas. Otra de mis pelis de cabecera, desde que era pequeño, es La gran evasión. Me encanta Fuga de alcatraz, me lo pasé pipa con las dos primeras temporadas de Prison break… Y mira, no tiene nada que ver con fugas pero sí con cárceles: Orange is the new black es una puta joya.

Imagino que veis por donde voy. Una peli que une a Arnold y a Stallone, en una cárcel y sobre una fuga… coño, tenía un hype encima que me estaba corroyendo. Y sí, hoy la he visto al fin. Escape plan.

¿Es una peli que ganará oscars y todo el mundo hablará de sus planos perfectos y su fotografía milimétrica? Pues mira, no, pero de nuevo, me lo he pasado tan bien que a quién cojones le importa.

Y sí, acabo de hacer una entrada en mi web sobre Arnold Schwarzenegger.

No existen los monstruos triunfa en Frikis Reconocidos

De vez en cuando, uno recibe comentarios que hacen que todo esto de escribir valga la pena. Mucho más ninguna otra cosa, es el saber que lo que haces lo haces bien y gusta a los lectores (o a la mayoría, que ya sabemos que a todos es imposible).

En Frikis Reconocidos han leído la novela y han disfrutado con ella. (prueba de ello es el twitter que me llegó un par de días atrás):

Y como lo prometido es deuda, también han escrito la reseña. Y la reseña es espectacular. No solo porque le haya gustado la novela, que también, sino por otras muchas cosas que dice y que es bueno saber, como que voy mejorando con cada novela que escribo. A fin de cuentas, eso es lo mejor que puede escuchar uno.

Aquí tenéis la reseña en su ambiente natural. Os la copio también:

Porque no sólo de Zombies vive el hombre, frikis míos, y Víctor Blázquez no iba a ser menos. Después de dejar a un lado a algunos de los supervivientes de Castle Hill rodeados de podridos que buscan devorar sus huesos en la saga de El Cuarto Jinete (tendremos triología!!), la Editorial Dolmen deja de nuevo a Blázquez solo ante el peligro, ante el lector, ante nosotros, para que disfrutemos de una novela en la que habla, entre otras, de cosas. Cosas… Nazis.

Y es que en esta ocasión viajamos a la Checoslovaquia de 1942, cuando los nazis acampaban casi a sus anchas por toda Europa. Por aquellas fechas, los Aliados urden un plan para poner en jaque al Reich, con la intención de desestabilizarlo y poder así, quizá, asestar un golpe mortal (Operación Antropoide). Para ello cuentan con siete hombres de origen checo, y contactos de la resistencia en Praga.

Hasta aquí todo parece relativamente normal: hechos basados en la Historia del lugar (más o menos maquillados), nazis, checos, Reinhardt Heydrich, Praga… Pero no podría ser suficiente. Así pues, con el grupo de siete héroes viaja un octavo pasajero: Alien. No, no es Alien, sino un americano misterioso llamado Sean Cassidy del que nada saben, ni siquiera para qué diablos va hasta Praga.

Mientras preparan el atentado con el que se ganarán un huequecito en la Historia de su patria, una serie de extraños y horribles crímenes se extiende por la capital checa y parece ser que sólo un hombre podrá dar con el asesino, un cazador. El americano.

Hasta aquí puedo leer.

Víctor Blázquez mejora a pasos agigantados con cada novela, parece afilar su pluma cada día un poquito más y carga la tinta de horrores más allá de nuestra propia comprensión. La historia es rápida, frenética, avasalladora. Sentimos el miedo el fracaso que sienten los soldados en misión especial, la crueldad de los asesinatos y también de los nazis. Los miedos del pueblo y del propio Sean se tornan en nuestros miedos; la seguridad de la victoria es nuestra seguridad; la duda es nuestra perdición. Porque parece que el lema de Blázquez es: si vamos a pensar locuras, si vamos a sumergirnos en el frenetismo y la crueldad de la guerra, hagámoslo a lo grande.

La agilidad de la novela (que consigue que la devoremos en una tarde si nos ponemos a ello, porque engancha) le da un estilo cinematográfico a algunas escenas y nos hace imaginarnos unas secuencias que bien podría salir de clásicos del celuloide como “La Gran Evasión” o “Los 12 del Patíbulo“. De hecho, yo mismo, en ese grupo que formaba la operación Antropoide veía a Charles Bronson, Clint Walker, Telly Savallas, Lee Marvin y me imaginaba a un Heydrich interpretado por Eastwood. Como americano, pues por ejemplo a Steve McQueen, por poner a alguien.

La ambientación es exquisita y cuidada al igual que la información histórica que nos muestra. Maquillada, como ya dije y adornada con detalles que salen directos de su propia cabeza, como él no deja de aclarar en los agradecimientos, pero igualmente conseguida y bien transmitida al lector. Y qué decir de los personajes: personalidades, sentimientos y miedos tan bien conjugados que parecen salirse del libro. Entre mis favoritos (Además de la buenorra de Rela y el curioso americano) están Wladimir (jodidamente épico y enorme, lo mejor de lo mejor sin ninguna duda), Jan Kubis (jefe de la operación Antropoide), Valcik (este es amor) y el odioso (cómo se las apaña nuestro querido Blázquez para que le cojamos asco a un personaje con su sola presencia, oiga) Karel Curda.

Por otra parte quiero mencionar (porque son dignas de mención, en serio) las escenas de sexo tórrido y apasionado con las que nos encontramos (ya me gustaría a mí haber conocido a Rela) son tan… mmmm… ¿cómo decirlo? ¿elocuentes?… que tuve que abrir una ventana para que entrara algo de fresco.

Y llegamos al final: Sublime, duro y real. Nos deja con el libro entre las manos mientras un escalofría recorre nuestra columna y nos evadimos a otros lugares y otros tiempos; nos hace plantearnos aquella máxima de “No Existen los Monstruos“, porque  a veces, nosotros mismos somos los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. Y no sólo somos cuatro, somos 7000 millones de posibles jinetes.

En fin, frikis míos, que esta especie de thriller histórico es más que recomendable. Su ritmo frenético, su propio campo gravitatorio que nos atrae hasta el fondo de sus páginas hace de No Existen los Montruos una novela deliciosa y exquisita digna de devorar.

Y si cuentas hasta 10, desaparecerá.

El cuarto jinete en Conversando entre libros

El que parece que no se cansa de ser reseñado es El cuarto jinete. Incansable, y apenas un día después de que se haya anunciado la publicación de la tercera parte (El cuarto jinete: Destrucción masiva), el primer libro vuelve a la carga y vuelve a salir bien parado en otra reseña (y van 59)

En este caso ha sido en Conversando entre libros.

Hay que reconocer que el género Z se ha puesto de moda. Tenemos zombies por todas partes: en literatura, películas, series… y yo más contenta que una rosa porque sea así. Pero esa proliferación de productos de esta temática hace que la originalidad desaparezca para dar paso a la monotonía y a «más de lo mismo». 
 
Sin embargo, a pesar de que nos encontramos con una novela donde los muertos se levantan de sus tumbas (y bien rápido porque no da tiempo casi a que se mueran cuando ya están gruñendo y mordiendo como locos), Víctor Blázquez consigue no caer en lo repetitivo y nos lleva de la mano (y nunca mejor dicho porque el narrador claramente nos dice «Ven, acompáñame…, mira lo que pasa ahí…, ven conmigo…») enseñándonos la evolución del mortífero virus, El Cuarto Jinete, que se extiende por ese tranquilo pueblo.
 
Durante toda la novela, y sobre todo, en los primeros capítulos, el narrador (ese que nos habla de tú y nos avisa de que en breve el pacífico pueblo  de Castle Hill se va a convertir en un infierno pero que nosotros no vamos a poder hacer nada, tan solo observar) va narrando los sucesos con saltos en el tiempo, sin seguir un orden lógico de los acontecimientos. Ahora estamos en el presente, ahora se convierte alguien en zombie, de pronto nos explica cómo, poco antes, se había desencadenado la tragedia en el laboratorio, luego volvemos al presente… Tampoco tenemos un protagonista único, sino que vamos siguiendo las peripecias por sobrevivir de diferentes personajes. Al principio, da la sensación de que va a ser una narración un poco caótica pero poco a poco todos los hilos se van uniendo y enlazando hasta conseguir una historia bien estructurada y completa.
 
Salvo alguna falta de concordancia que me he encontrado por ahí (mmmm…) la historia está bien escrita, con un lenguaje más que correcto y sin florituras. La historia engancha, y mucho. Víctor Blázquez sabe perfectamente mantener la tensión en todo momento para que no perdamos interés en la historia. Los personajes están perfectamente diseñados, de todos conocemos su pasado, sus anhelos y deseos y por todos sentimos algo (ya sea odio o cariño). No son, para nada, personajes planos y sin profundidad.
 
Como os he dicho antes, para ser una novela de temática zombie donde ya todo está inventado, es una novela más que recomendable. No en vano, fue nombrada la mejor novela zombie en los premios Eater de 2012.
Y como me he quedado con ganas de saber más sobre los supervivientes, ya estoy en búsqueda de la segunda parte: El Cuarto Jinete: Armagedón.

No existen los monstruos en Frikarte

En esta ocasión ha sido Rubén Pozo el que se ha currado esta reseña para Frikarte. ¡No existen los monstruos vuelve a salir bien parada!

Este autor, de alma sevillana afincado en Madrid, ya nos sorprendió gratamente con la adrenalínica novela Z titulada “El Cuarto Jinete”, en la cual nos dejaba sin aliento mientras huíamos de los zombies en Castle Hill. Más adelante, nos sorprendería con la segunda entrega de “El Cuarto Jinete: Armagedón” y, después, con “Orilla Intranquila”, demostrándonos su crecimiento como autor en el panorama nacional. Pues parece que con el tiempo Víctor Blázquez no ha perdido el fuelle y nos ha vuelto a sorprender con esta frenética novela llamada “No existen los monstruos”; una obra a caballo entre el thriller, la novela histórica y la fantasía que hará las delicias de los amantes del género.

Nos encontramos en 1942 sobre Checoslovaquia. El bando de Los Aliados envía a Praga a un grupo de soldados Checos pertenecientes a la resistencia a realizar un atentado que hará temblar los mismos cimientos del partido nazi. En el avión, además de los siete soldados, se encuentra un octavo pasajero: un americano misterioso del que nadie ha oído hablar hasta horas antes de salir el vuelo rumbo a Praga.

En esta novela nos encontramos dos hilos argumentales claramente diferenciados: primero, nos topamos con la operación Antropoide, donde comandados por el sargento Jan Kubis intentarán atentar contra la vida de Reinhard Heydrich, uno de los grandes y más sanguinarios jefes dentro del partido nazi que ha sido enviado a Praga. Por otra parte, la historia otra historia orbita entorno a Sean Cassidy, el octavo pasajero en aquel vuelo desde Gran Bretaña, donde ese hombre misterioso con un pasado oscuro perseguirá a un asesino suelto por la ciudad que está sembrando el terror y dejando en jaque a toda la población.

Como ya nos tiene acostumbrados el señor Blázquez, el ritmo de esta novela te deja sin aliento. Es una novela rápida, ágil y muy entretenida. Las páginas corren como si las empujara un viento huracanado y la acción, presente en cada una de las palabras, hará que tengas que agarrarte bien a donde quiera que estés mientras estés sosteniendo el libro entre tus manos. Tanto la historia real (perteneciente a la operación Antropoide con respecto al atentado) como el thriller protagonizado por el americano os atraparán sin duda alguna.

Cabe destacar la buena documentación por parte del autor, tanto en lo referente a lugares, como de personajes y sus correspondientes tramas. Pese a que el autor nos indica que algunas cosas han salido directamente de su cabeza, estoy seguro que muchos aficionados a la historia y a la segunda guerra mundial disfrutarán mucho de esta entretenida parte de la trama.

Por otra parte, tenemos el hilo argumental basado en los asesinatos ocurridos en Praga por las manos de un asesino sin escrúpulos al que Sean Cassidy quiere dar caza no sólo para salvar a la población, sino para acallar también a los monstruos que le atormentan dentro de su cabeza. Esta es la parte fantástica de la historia que predomina en la mayor parte de la novela, donde nos ponemos bajo la piel de este investigador que, poco a poco, descubre que no todo es lo que parece y que una sombra muy oscura y alargada se expande desde más allá de donde él alcanza a comprender.

Víctor Blázquez nos enseña en esta obra que no existen los monstruos, ya que, sin darnos cuenta, los auténticos monstruos somos nosotros mismos.

Pese a que hay algunas erratas y falta de depuración a la hora de plasmar ciertos aspectos de la obra, se nota que Víctor ha ido perfeccionando y afilando su pluma desde su primer trabajo, lo que provoca que cada vez que lees alguno de sus manuscritos sea una experiencia difícil de olvidar.

La historia se escribe con Z en Cients de miles de historias

La historia se escribe con Z es la antología coordinada por Daniel Gutiérrez en la que un puñado de escritores revisita moments históricos acompañándolos de esas criaturillas llamadas zombies. Entre esos escritores me encuentro, con un relato titulado Asedio y ambientado en la época medieval.

Bueno, el caso es que el otro día publicaron la primera reseña de dicha antología en Cientos de miles de historias. Os la dejo a continuación, y oye, contento que he quedado al ver que mi relato está entre los tres destacados 🙂

Historia se escribe con Z es una obra que me ha gustado mucho. La portada recoge de manera estupenda la esencia que une todos los relatos: el mundo zombi dentro de la Historia. La edición está muy cuidada, con portadas ilustradas para cada relato en escala de grises. 

Estamos ante una antología de dieciocho relatos, todos ellos muy bien estructurados y con un objetivo común: narrarnos fragmentos de Historia con zombis como protagonistas. Tenía mucha curiosidad por esta obra, por ver cómo integraban esta figura dentro de los diferentes momentos históricos, y me ha convencido. 
En general todos los relatos están muy bien documentados y recogen momentos emblemáticos de nuestro pasado. He echado de menos más relatos ambientados en la Antigüedad y Edad Media, ya que son mis épocas favoritas. Y es que la balanza se decanta de lado de la actualidad en la mitad de los relatos. 

Mis relatos preferidos han sido tres: La marca oscura de Dios, Asedio y Beatlemanía, representando a todos los demás ya que ninguno me ha disgustado.

Después de la Histeria: Orilla intranquila

A veces ocurren cosas extrañas en el mundo. Este es el mejor ejemplo de ello: alguien al que admiro hace una reseña sobre una de mis novelas. Porque sí, admiro a Santi Andrade y al resto de componentes del grupo Histeria Innokua; esa fue la razón por la que quise meter una de sus canciones como «banda sonora» de Orilla intranquila. Tan simple como eso. Y bueno, pues el otro día me encontré con este pequeño regalo en su web.

Orilla intranquila“, del escritor -y buen amigo- Víctor Blázquez. El pasado mes de noviembre tuve la suerte de que el propio autor me lo enviara a casa como regalo de cumpleaños… ¡y qué buen regalo!

No tardé en comenzar a devorarlo y hace unos días por fín lo terminé. Con un muy buen sabor de boca he de decir que, una vez más, mister Blázquez ha sido capaz de conseguir engancharme a una historia que, a pesar de tratar una temática ya bastante explotada en la actualidad, no trata de centrarse en la parte obvia que todos esperamos del clásico ataque alienígena a nuestro planeta (todos sabemos que una invasión de extraterrestres hostiles es sinónimo de muerte y destrucción) sino que la deja en un segundo plano para centrarse en lo que rodea a dicha invasión. Esta novela trata de todas esas cosas secundarias que pasan desapercibidas en cualquier buena historia, aquellas que injustamente caen en el olvido y que sin embargo fueron imprescindibles, aquellas que hacen nacer al héroe y que le animan a seguir. Cosas como la fiel amistad, la desesperacion, el miedo, el odio, la venganza, la unión de fuerzas o el siempre idílico amor cobran protagonismo en una historia que te hace ver que detrás de toda leyenda se esconde la verdad y la mentira a partes iguales, que los buenos no fueron tan buenos ni los malos tan malos. Todo es tratado desde una perspectiva objetiva que, si bien evita que te acabes identificando por completo con el héroe de la historia, te permite admirar al resto de personajes más secundarios y convertirlos en tus propios protagonistas, en los verdaderos héroes. En mi opinión, un punto de vista muy interesante a la hora de abordar una historia. En definitiva, Víctor Blázquez, como ya hizo en anteriores obras, te introduce de lleno en escena para vivirla desde dentro y no separarte del libro, recomendable 100%.

Antes de acabar mi humilde reseña me gustaría recalcar otra de las características originales de la novela, y es que cuenta con una banda sonora, para la cual Víctor Blázquez tuvo el detalle de contar con mi grupo Histeria Innokua y escoger una de nuestras canciones, titulada “Valientes“, para su presentación. Un gesto que siempre le agradeceré y un verdadero honor para mí haber podido formar parte de su obra.

No existen los monstruos en Lectura Directa

En Lectura Directa han leído y disfrutado No existen los monstruos. Y digo eso porque la reseña que han escrito no puede ser más positiva (le da un 9 sobre 10). Y yo, orgulloso de que esa sea la sensación que le queda a los lectores, claro.

Atención, eso sí, porque tiene algún que otro spoiler. Os dejo la reseña aquí:

Tenía muchas ganas de leer algo de Víctor Blázquez, pero a mi los zombies ya sabéis que me dan un poco de asquito, así que aun no había tenido oportunidad. Esta surgió gracias a su último título publicado: No existen los monstruos.
 
Según palabras del propio autor es un thriller histórico, aunque yo creo que se queda algo corto porque solo hace alusión a una parte de la historia que se desarrolla en sus páginas.
 
Estamos en 1942, en la Checoslovaquia ocupada por los nazis con mano de hierro. Un grupo de hombres enviados desde Inglaterra intentarán atentar contra la cabeza visible de esa ocupación: Heydrich. Pero no vienen solos, les acompaña un hombre que no está incluido en el grupo pero debe ir a Praga para realizar su trabajo, un trabajo que iremos descubriendo poco a poco…
 
Toda la planificación del atentado, las esperas, los controles, la vigilancia, el temor a ser descubiertos, van creando una tensión en incremento página a página. Casi podías sentir la tensión en cada reunión, el miedo al fracaso. Muy bien conseguido.
 
Y paralelamente a ello vamos descubriendo qué hace Sean Cassidy, nuestro pasajero misterioso. Cuál es su misión en esa ciudad. Y esta, para mi, es la historia más fascinante de todo el libro.
Sean es un cazador, un cazador de asesinos. Y hace muy bien su trabajo, lleva toda la vida haciéndolo. Desde que en su infancia fue atacado por uno de estos asesinos brutales y nunca consiguieron atraparle. Es una especie de obsesión para él, encontrar al asesino de su familia.
 
Por esa razón se olvida de todo y se va a Praga, hay pistas sobre un asesino similar a aquél en ese país, da igual la guerra que le rodea, da lo mismo el peligro al que se exponga. Tiene que cazarlo. Aunque no pueda ser el mismo asesino ya que han transcurrido 40 años… 
 
Disfrutaremos de muchos puntos de vista diferentes para ir construyendo la trama ya que el autor nos permite entrar en la cabeza de los numerosos personajes que conoceremos a lo largo de la narración. Esto permite al lector no posicionarse completamente a favor o en contra de uno solo, aunque de algunos definitivamente no se puede estar a favor…
 
Me ha gustado mucho porque de esa forma puedes disfrutar de todos los tonos intermedios del libro sin resultar subjetivo. Y esto hace que tu visión global sea mucho más amplia y enriquecedora.
El desarrollo de la historia que narra el atentado, su realización y desenlace es totalmente cinematográfico, me parecía estar viendo una película de esas antiguas de la segunda guerra mundial, con los nervios de punta… Se nota mucho el gran trabajo de documentación que ha realizado el autor.
 
En cambio la otra historia, la de Sean, es más de intriga y misterio. De contactos con desconocidos e historias increíbles. De sucesos inexplicables que deben ser resueltos por nuestro investigador para poder poner fin a su obsesión. Sumamente imaginativo y original me ha dejado con muchas ganas de haber indagado mucho más sobre nuestro asesino misterioso. No se puede crear un personaje tan perverso y fascinante sin que al lector le queden ganas de mucho más.
 
La portada, obra de Daniel Expósito, es otro añadido enriquecedor para el libro, me parece preciosa. A pesar de que ella me sigue pareciendo Penélope Cruz… 
 
Con un final correcto y coherente que te deja satisfecho por completo, consigue que después de cerrar el libro tu cerebro comience a girar y a seguir encajando elementos que, debido a la tensión creada, has ido sobrevolando en la lectura. Me encanta cuando un libro me queda rondando por la cabeza durante un tiempo.
 
En resumen, un libro que no engancha, sino que te agarra directamente y te sumerge en medio de la segunda guerra mundial y en medio de una guerra atemporal. Te implica tanto en una como en otra historia casi de forma personal. Y consigue que no sea olvidado fácilmente. Muy bien señor Blázquez, y para alguien que adora los finales felices es un gran mérito…

Reseña de Antología Z 7

En Octubre se publicó la antologíaZ 7, coordinada por Joe Álamo y con presencia de varios autores entre los que me encuentro. Lo que hace peculiar a esta antología es que no es una simple recopilación de relatos sin más. En este caso, Joe hizo que cada uno de nosotros eligiéramos un género literario y elaboráramos nuestro relato ciñéndonos a eso.

Bien, yo escogí el género periodístico (e hice un relato que tiene guiños con Battle Royale, el relato que escribí para Peta Z), pero dentro de la antología hay relatos western, negro, erótico, ciencia ficción… en fin, un variadito de lo más interesante.

El errante ha escrito esta reseña:

Empiezo el año terminando una antología del género Z publicada por Dolmen. Me gusta leer relatos ya que, en muy pocas páginas, puede uno leer muy buenas historias, son cómodos y permiten ver el potencial de muchos escritores.

En este caso con nombres como Jasso, Castroguer, Garduño, Blázquez o Alamo no podía dejar pasar esta antología. Cada uno de los autores ha elegido un género diferente: steampunk, negro, western, periodísticos, terror, etc para ambientar cada uno de sus relatos.

El resultado, en general, es bastante bueno en todos los casos. Destacando dos relatos por encima del resto: Somos lo que comemos: Instrucciones para cocinar un zombi, un divertidísimo relato, cargado de humor negro, de Guillem López y Jodido Lunes, de Juande Garduño, un título que le va a la perfección a un relato impregnado de mala baba que a más de uno provocará también una sonrisa.

Destacaría tambén relatos como La carrera, La bella durmiente, Lucas, Terror Z o Camarero caramelo, aunque, como digo, todos están a un buen nivel.

En fin, una recopilación más de relatos del género Z que no defraudará a los que nos gusta este género.

RELATOS

Camarero caramelo – Alejandro Castroguer
El disparo final – AC Ojeda
El gran Martín Kaps – Raúl Lepe
Somos lo que comemos: Instrucciones para cocinar un zombi – Guillem López
Jodido Lunes – Juande Garduño
La bella durmiente – Ivan Mourin
La carrera – Víctor Blázquez
Lucas – Víctor Mateo
No siempre brilla el sol en el Caribe – Juan Ángel Laguna Edroso
Terror Z – David Jasso
Timmy Lonegan – Claudio Cerdán
Cazador de Freaks – J.E. Alamo
Zelos – Alfonso Zamora LLorente