Falling Skies: El veredicto

Cuando llevaba apenas tres o cuatro capítulos ya hice una entrada sobre esta serie. No era muy positivo. Al final me la he tragado enterita por aquello de que no sé dejar las cosas a medias a menos que me horrorizen mucho (en plan Weeds). Y mira que Falling Skies me ha dado motivos para abandonarla a medio camino. No sé, supongo que con la ciencia ficción abro más la mano y soy benigno.
Falling Skies ha sido una gran decepción. No sé si porque las expectativas fueron muy altas o por qué, pero la verdad es que me ha dejado un gusto bastante amargo. Y encima ni siquiera ha tenido la decencia de remontar al final, como sí hizo The event. Se ha mantenido sosa y tirando a aburrida durante TODA la temporada. Y encima ha renovado sin problema aparente. Manda narices.
En fin, que ni siquiera con ese final de temporada (todo un game changing) me ha conseguido dejar buen sabor de boca. Demasiado ñoña y estúpida. Una invasión alienígena y una resistencia tan patética, metidos siempre en el colegio ese, con unos personajes tan hostiables, unas tramas dignas de romper a llorar… y cosas como «las balas que pueden matar a los malos», cincuenta soldados preparados, y sólo para matar a un malo malgastan el 90% de la munición. Pues anda que vamos buenos.
Y sobre todo… TODO está contado en off. «Vamos a una batalla» pero sólo vemos el resultado, o peor, SÓLO nos lo cuentan. ¿Esto es Spielberg? Pues parece España. Ainsssss.

The event

Los dos últimos años no han sido muy amables con los amantes de la ciencia ficción. No sólo terminó Battlestar Galáctica sino que además su precuela Caprica no funcionó como era de esperar. Además, el remake de V resultó ser un bluff desde el principio aunque consiguiera una incomprensible segunda temporada. Falling Skies ha sobrevivido a la purga, aunque su calidad deje bastante que desear, y Fringe ha ido perdiendo espectadores y, a pesar de haber logrado la cuarta temporada, baila en el filo de la navaja de la cancelación. Algo totalmente incomprensible dado que, lo digo una vez más, Fringe es la mejor serie del panorama actual.
Y entonces llego a The event.
Estrenada en octubre de 2010, The event sorprendió a propios y extraños con el que, sin duda alguna, era el mejor piloto del año. Brutal, trepidante y con un final tan dejabocabiertas que era imposible no alabarlo.
Eso sí, se habían llenado la boca diciendo que The event era la nueva Lost. Y lo intentaron de la forma equivocada: Después de haber convencido a la cadena con un piloto interesante, se dedicaron a copiar el formato de Lost, esto es, serie coral y flashbacks de personajes.
Y se convirtió en una lacra. Porque realmente aquel formato temporal que hacía potente al piloto no le sentaba nada bien al resto de capítulos, y los flashbacks, lejos de ser intrigantes, eran más bien aburridos. No interesaba el pasado, para nada, sino el presente de los personajes, y con cada capítulo que se emitía el interés, y por ende el número de espectadores, decrecía más y más.
Aún así, la audiencia era suficiente para que se le concediera una temporada completa. Conscientes de lo que estaba saliéndoles mal, intentaron poner remedio, y gracias a ello, después del parón navideño, desaparecieron los flashbacks y la serie se convirtió en una trama en continuidad basada en la acción con tintes de ciencia ficción.
Y la cosa mejoró bastante. Aún cargaban con ciertas losas plantadas en la primera parte de la temporada, pero poco a poco se hizo cada vez más interesante, hasta el punto que los últimos capítulos de temporada eran adrenalínicos. Era tarde. La audiencia nunca perdonó aquella primera mitad de temporada y la serie fue muriendo poco a poco. Al menos podrían haberle dado un final digno, y lo tenían todo lo suficientemente bien sembrado como para hacerlo, pero se dejaron llevar por el sueño de conseguir una segunda temporada o vender la serie a otra cadena (en junio se rumoreó que Syfy podría estar interesada, pero finalmente no sucedió) y dejaron un final semi-abierto, plantando algunas semillas que, como espectador, me tocaron un poco los huevos, la verdad. Esa última conversación de Simon Lee con Sean Walker fue de traca, de cagarse en todos ellos por finalizar una serie así.
Pero bueno, quedaron en estos 22 capítulos cosas bastante interesantes y disfrutables. Lo más destacable de la serie, además de Taylor Cole (a la izquierda), fueron los dibujos de los personajes, donde nadie era totalmente malvado o totalmente bueno, a excepción de Sean Walker. El resto de personajes se movía en una escala de grises morales que hacía interesantes sus decisiones y acciones. Zeljko Ivanek inició la serie pareciendo el más malo de todos y acabó siendo uno de los héroes, por ejemplo. Pero el gris definitivo lo cargaba en sus hombros Laura Innes, con su Sophia capaz de tomar decisiones completamente villanas pero entendibles. A fin de cuentas, cualquiera en su lugar se vería obligado a tomar esas mismas decisiones, por duras u odiosas que fueran…
En fin, que nos queda Fringe para seguir soñando.

Hanna

Interesante película de acción con regusto clásico y alguna que otra licencia experimental sobre una niña-soldado que, como reza el poster, resulta ser joven, dulce, inocente y letal.
Protagonizada por Saoirse Ronan, Eric Bana y una Cate Blanchett capaz de ofrecernos registros dulces o fríos como el acero, en el interior de esta cinta tenemos también en papeles menores a Tom Hollander (que se marca un psicópata en chandal que es de lo mejor de la peli) y al siempre eficaz Jason Flemyng, que aquí hace un papel bastante tonto.
De todas maneras, Hanna es un vehículo ideado para el exclusivo lucimiento de Ronan, que, aunque se defiende, tampoco parece que luzca demasiado papel. Claro que, por exigencias del guión, esa cara de piedra debe ser siempre de piedra.
En cuanto al estilo me ha parecido muy interesante su toque clásico, muy del cine thriller de los setenta, y me han parecido apestosos los momentos experimentales (esa primera huída de la prisión, a ritmo casi tecno y con planos giratorios de Ronan es para fusilar con mierda al director). Por suerte, esos momentos experimentales cutrongos se limitan a un par.
Y por cierto, la película cuenta con dos planos secuencia verdaderamente interesantes. El primero sobre todo, con la salida de Eric Bana de una estación de autobuses en Berlín y lo que acontece al salir. De aplauso, sí señor.
Y por cierto, es una película viajera. Tenemos Rusia, Berlín, Marruecos… y un camping cordobés con fiesta flamenco-gitana incluída.
En definitiva: Buena película.

Un meme más

Visto en El especialista Mike y Ángel de alas negras…

1. Una canción : El boxeador, de Enrique Bunbury
2. Una canción que te haga llorar : Son for absolution, de Muse. No me hace llorar, pero sí me pone los pelos de punta.
3. Un grupo : Muse
4. Un dúo : No sabría decir. Así, en plan «un duo formado para una canción» podría decir Bunbury & Vegas.
5. Un solista : Bunbury. Siempre. Seguido de Shuarma y Paco Bello.
6. Un vídeo :Tildadme de clásico, pero no sigue habiendo videoclip mejor que Thriller, de Michael Jackson.
7. Un animal : Pingüino.
8. Un color : Rojo.
9. Una sensación : Llegar a casa y que los perros te reciban haciendo cabriolas.
10. Un calzado : Zapatillas de deporte.
11. Una foto : Cualquiera de Kike.
12. Un deseo : Que me toque la lotería… 🙂
13. Una pesadilla : Quedarme ciego.
14. Un sabor : Patatas fritas…
15. Un olor : Mi pituitaria no está muy desarrollada.
16. Una joya : Sólo llevo puesta la alianza.
17. Un regalo : Libros
18. Un juego : Monkey Island y Civilization. Y Final Fantasy VII
19. Un viaje : El que hice a México. Seguido del de Praga.
20. Una noche inolvidable : Hay muchas, la mayoría con Cris.
21. Una telenovela : No veo telenovelas.
22. Una película : Terminator II. Es la película que, para bien o para mal, me hizo querer dedicarme al cine.
23. Un libro independiente : Mmmm… La larga marcha. La cúpula. Cero absoluto.
24. Una saga de libros : La Torre Oscura.
25. Un actor : Bruce Willis
26. Una actriz : Kristen Bell
27. Un escritor/a : Stephen King
28. Un nombre : Kike
29. Un número : Siempre el 7. O el 19… jejeje.
30. Una amiga : Izaro.
31. Un amigo : Nacho.
32. Un dibujito de televisión : Los pingüinos de madagascar.
33. Un programa de televisión : Survivor (versión USA)
34. Un cocinero : ¿eh?
35. Un lugar para vivir : Antes habría dicho sin dudar que México, pero ahora mismo no está para muchas alaracas…
36. Una comida : Almejas a la marinera
37. Una bebida : Coca cola
38. Un chico : Kike.
39. Un día muy feliz : El que nació Kike…

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Super 8: Los Goonies meet ET

He leído, y oído, todo tipo de opiniones sobre la última película de J.J. abrams, y lo que yo voy a plantear aquí no es más que la mía, una opinión completamente subjetiva y en base a mis gustos personales y cinéfilos.

Me ha encantado.

La verdad es que me ha parecido un peliculón. Por el simple hecho de que me ha hecho soñar, y desear ser niño de nuevo, mientras la veía. Y esa sensación de estar viendo, y viviendo, una aventura épica, para mi ya vale lo suficiente.

¿Por qué? Porque durante la película he disfrutado, me he reído con las conversaciones de los niños y sus gritos y sus neuras (de lejos, los crios me han parecido lo mejor de la cinta, con Elle Fanning a la cabeza, pues está sublime), pero sobre todo, porque tenía la sensación de estar viviendo una gran aventura. Esto ya lo he dicho, pero es que lo sentía tanto que merece la repetición.

Es evidente, y cualquiera con cultura cinéfila suficiente se daría cuenta, que el señor Abrams no utiliza su originalidad. Super 8 no tiene nada, de nada de nada, de original. Toda en ella es una mezcla de otras películas e historias, metidas en la batidora y mezcladas. Pero no soy de la opinión de que eso esté mal. El ron, la lima y la hierbabuena ya están inventadas, pero si las mezclas, te sale un mojito. Ese mojito puede ser una mierda, pero si la sabes mezclar, también puede ser delicioso. A mi gusto, Abrams es un excelente mezclador.

Aunque sean muchas las fuentes de las que bebe, en general podría definirse Super 8 como la mezcla entre Los Goonies y ET. Fundamentalmente ochentera, en su estilo y en su forma, Super 8 nos cuenta la historia de otro grupo de goonies (tenemos al prota atormentado, al gordi, al bocazas…) que en lugar de buscar un tesoro pirata se encuentran, sin quererlo y sin comerlo, con una conspiración gubernamental.

El alien no es el prota de la historia, aunque acaba siendo motor de la última parte, como tampoco lo son ninguno de los adultos. Los protagonistas de la película son los niños, y la relación entre ellos es genial, sus conversaciones son divertidas, están tan bien dibujados que acabas riéndote con cada una de sus salidas o gritos nerviosos. Pero por encima de todo ello está la aventura.

Si esta película la hubieramos visto con 10 años, ahora hablaríamos de ella con la misma intensidad y ferocidad con la que defendemos que Los Goonies es una de Las Grandes. (sí, pertenezco a ese grupo social que considera que insultar Los Goonies merece ser ahorcado. O quemado vivo. O ambos)

Lo dicho, que me ha encantado. He disfrutado con ella como cuando era niño y flipaba con Los Goonies, Aventuras en la gran ciudad, El secreto de la pirámide y El vuelo del navegante. No puedo dejar de decirlo, así como de decir que Elle Fanning se marca un papelón y de que el cortometraje «El caso», mostrado durante los créditos finales, merece varios aplausos. Lo que pude reírme con él no tiene nombre. Por dios… cuántos cortos habré rodado yo así de ridículos… pero eso es otra historia.

En mareas misteriosas

¿Os acordais cuando hace poco me preguntaba a mi mismo si la vida personal de un actor puede influenciar en cómo le vemos en pantalla? Puede que sea injusto con ella, pero me creo más como actor al mono pirata de Barbossa que a Penelope Cruz.

Lo siento, pero esas caras, esas expresiones, esos mohines injustificados, ese tono de voz… todo en ella me parecía tan falso como un billete de seis euros.

Todo lo contrario que Johnny Deep, que sigue sobreactuando de la misma manera a su Jack Sparrow y convirtiéndolo, one more time, en lo mejor de la película. Película que, por cierto, es la más floja de las cuatro.

Si tuviera que quedarme con algo, sería con la secuencia de las sirenas, perturbadora e inquietante a partes iguales y sin duda lo mejor del film. El resto, pues bueno, aventurillas piratas con trasfondo sobrenatural de fondo indispensable en la saga, disfrutable y entretenida.

Pero la más floja de las cuatro.

La historia del clérigo y la sirena, además, parece puesta ahí para alargar la película, porque ninguno de los personajes es tan indispensable o carismático como para que necesites saber qué pasa con ellos. A menos que les tengan un destino reservado en la quinta parte, claro. ¿Habrá quinta parte?

Sin límites

El cada día más de moda Bradley Cooper protagoniza esta película sobre una nueva droga de diseño capaz de permitir el acceso al 100% del cerebro y convertir al yonkie de turno en el tipo más inteligente del universo.

La trama se centra en un escritor que se enfrenta a un bloqueo del que no es capaz de salir por sí mismo, un hombre que es un desastre en todos los sentidos que puedas imaginar, hasta que cierta pastillita transparente hace aparición. Entonces, las cosas cambian, y somos testigos del meteórico ascenso todopoderoso del señor Cooper. Y sí, la peli está bien hecha, tiene partes muy interesantes, pero a medida que va avanzando y avanzando, de repente uno tiene la sensación de que en realidad… no hay nada que se interponga en el camino de Cooper.

Quiero decir… en todos los guiones del mundo hay obstáculos que el protagonista debe ir superando en su camino hacia el climax final, de menor o mayor intensidad. En Limitless no hay nada. Vale, sí, en un momento dado te meten a un tipo misterioso siguiendo a Bradley Cooper por las calles, en otro momento dado te meten un efecto visual extraño para demostrar que las pastillitas pueden ser perjudiciales para la salud, e incluso también llegan a decir que dejar las pastillas supone la muerte. Que sí, pero en ningún momento de la película, en ninguno en absoluto, uno tiene la sensación de que realmente esos peligros planean sobre el protagonista y éste debe superarlos. El de que se le acaben las pastillitas un poco más, pero tampoco demasiado, la verdad.

Así que al final, me encontré con una película que era como ver Supermán sin kriptonita de por medio. La historia de Todopoderoso contada con más o menos gracia pero sin más.

Y Robert De Niro… bueno, pues se pasea por sus tres secuencias poniendo su mejor cara de Robert De Niro y ya está. En realidad, es una película a absoluta gloria de Bradley Cooper.

Vigila quien llama

Cuando estrenaron Scream 4 en el cine levanté la mano cual alumno educado y anuncié solemnemente que quería verla. Cris me miró con una ceja enarcada y me dijo que ella no había visto ninguna de las otras tres.

Quedé patidifuso. Me sobrepuse y decidí que veríamos la trilogía juntos para abrir boca y ver la cuarta después. Ayer vimos Scream 3, cerrando la trilogía inicial. En días venideros veremos la cuarta, pero de momento, aquí va mi opinión sobre esta re-visión que he hecho sobre la saga.

Sigo pensando que Scream 1 es una gran película de asesinos de adolescentes, sobre todo porque rompió moldes en aquel momento, todo gracias a la frescura del guión pergeñado por Kevin Williamson y a las múltiples referencias fímicas que contenía. Recuerdo que aquí en España la tradujeron como «Vigila quien llama», un título absurdo a añadir a la lista de traducciones de películas ridículas y que nadie utilizó jamás. La película fue conocida como Scream y punto.

El caso, que vista ahora, toda la parte inicial resulta un poco… demasiado infantil. Sobre todo por la relación entre Neve Campbell y Skeet Ulrich, con esa cursilería americanoide del no tener sexo y querer tenerlo que hace que los diálogos suenen hoy desfasadísimos. Tal vez ya sonaban así en su momento, pero la vi con 16 o 17 años y no me sonaron tan horrendos entonces.

Pero es una peli con fuerza, y sigue resaltando por su ingenio a la hora de desvelar el misterio y la identidad del «asesino». Brutal giro de guión que fue lo que encumbró a Scream al podio del cine del terror adolescente y que aún hoy sigue sorprendiendo por su ingenio.

La siguiente fue Scream 2. Recuerdo que en su momento, perdida la capacidad de sorprender al ser una secuela, me gustó menos que la primera pero aún me pareció entretenida. Vista hoy me ha resultado incluso mejor que la primera, exceptuando el hecho de que el giro final nunca será tan impactante como lo fue el de la primera. Pero como película es más redonda, algo más elaborada, y las referencias cinéfilas y metalingüísticas son fantásticas. Y además sale Tymothy Oliphant, taaan joven, taaan alejado de Rayland Givens…

Y por último, vista ayer, Scream 3. La tercera parte de la saga era, en principio, el final. Y así fue hasta que decidieron resucitarla este año, en realidad. Aquí, el nivel de referencias cinematográficas y autoparódicas raya el paroxismo, pero sigue siendo lo mejor de la película. Se produce un cambio de poder, Neve Campbell deja de ser la protagonista absoluta y cede el espacio al duo cómico formado por Courtney Cox y David Arquette. Courtney Cox que va siempre acompañada de esa referencia absurda a sí misma que es la Gale Weathers de Puñalada 3. Como he dicho, todo ese juego sobre el cine dentro del cine y la película sobre lo que ya hemos visto mil veces es lo mejor de Scream.Ah, y el regreso en forma de testamento audiovisual del hombre que tiene todas las respuestas sobre las sagas cinematográficas y que, aquí, da la clave para hacerle frente al capítulo final de una trilogía.

Recuerdo que, en su momento, Scream 3 me pareció una basura. Hoy no me ha parecido tan mala. Sí, es floja, la más floja de las tres, pero desde luego, no me ha parecido una basura.

Tengo ganas de enfrentarme con la cuarta. Y volver a verle la cara al asesino con la máscara más chorra de los últimos años. Y ya os diré lo que pienso…

A vueltas con los monos

De pequeño me flipaba «El planeta de los simios». La primera vez que la vi, recuerdo que salté del asiento y me llevé las manos a la boca al ver aquel plano final tan jodidamente espectacular.

Aquello marcó el inicio de una saga que me tragué religiosamente, a pesar de la calidad decreciente de las siguientes cintas.

Después, hace ya unos años, Tim Burton se atrevió con el remake del mítico film de Charlton Heston. Era obvio que iba a ir a verla al cine. ¡Dirigida por Tim Burton, el tipo que me acojonó con Batman e hizo joyitas como Beetle Juice o Eduardo Manostijeras! ¡Y protagonizada por Mark Whalber, al cual tenía en buena estima vete tu a saber por qué!

Ni siquiera podía imaginarme que estaba a punto de tragarme semejante truñaco. A partir de entonces, Burton cayó en esa lista de «directores a los que no sé si adorar o matar». Capaz de hacer maravillas como Ed Wood o Big Fish y basuras infernales como Charlie y la fábrica de chocolate.

En fin…

Hoy he ido a ver «El origen del planeta de los simios», también conocida como «Hollywood quiere seguir viviendo de las rentas de una película de hace treinta años». No me esperaba nada bueno, después de la Burtonada, pero los simios me llaman cual sirena a marinero.

Coño, me ha sorprendido para bien.

Me ha gustado. Me ha parecido una película entretenida, una cinta de aventuras, ciencia ficción que se deja ver por todas las edades, con un trasfondo en la historia, con unas actuaciones más que aceptables, y con un Andy Serkis que dota a César, el mono principal, de un carisma brutal.

Lo único que me ha jodido, y bastante, es que por querer hacerla para todos los públicos, la revolución de los simios ha sido pelín light. Me hubiera esperado, y me hubiera gustado ver, algo más sangriento. A los monos haciéndose con el mundo a la fuerza y por la sangre.

Pero bueno, no desmerita a la película, que como digo, está bastante bien.

We are the night

Hoy he visto una peli de vampiros alemana de título Wir sind die nacht, o lo que es lo mismo «Nosotras somos la noche». Y oye, después de la intro a bordo de un avión me encontré a mi mismo preguntándome: ¿Esto me ha parecido interesante o me da miedo que sea una pastelada donde pinte más esa búsqueda del amor que los vampiros?

La peli mola, y mola bastante. Es cierto que hay una parte, después de que la protagonista se convierta, en que parece que la cosa va a ir de cuatro feministas saliendo de fiesta, poniéndose hasta las trancas y yendo de compras en sus coches mega guays toda la noche en plan Pretty Woman.

Por suerte no es así, y aunque exista ese rato en la película, luego la cosa es bastante adulta. Nada de vampiros que brillan a la luz del sol ni bobadas de esas. Las chicas son guerreras y sangrientas. Y bastante, además. Vampiresas de las que dan ostias y sacan los colmillos para secar a los pobres humanos que se cruzan con ellas.

Una cosa sí me chocó bastante al principio. La jerarca del grupo busca encontrar «los ojos», y los encuentra en la protagonista. Durante el primer cuarto de hora le dice como en tres ocasiones «que ojos más bonitos» o cosas así… ¡¡¡Por dios, pero si tiene unos ojos horrendos!!! La chica mejora bastante cuando se pone guapa, pero al principio es bastante adefesio la pobre. En fin, me hizo gracia eso. Es como decirle a Rosie De Palma «que nariz más bonita tienes».

Ah, la peli juega sobre bases mil veces vistas en las historias de vampiros: el sol las mata, beben sangre, no se reflejan en los espejos… cosas que da gusto ver, pero también juega una nueva baza, la de que sólo haya vampiresas en el mundo, y ningún hombre. Fue un detalle curioso cuya explicación, dada de paso y sin prestarle atención, además me gustó.

Un descubrimiento Jennifer Ulrich, que no es la prota de ojos feos sino una de las otras vampiresas, depresiva y triste durante la mayor parte del tiempo. Aquí os la dejo.