TWD y las sensaciones opuestas

The walking dead ya ha llegado a su hemisferio de la segunda temporada, esta parada de dos meses que los ejecutivos de AMC han decidido imponer a su serie estrella para alargarla un poco más en el tiempo. Han sido siete episodios, tan sólo, pero han dado mucho que hablar.
Bajo mi humilde opinión, han tomado un camino equivocado al distanciarse tanto del comic al que adapta. Normalmente, cuando se adaptan libros (o comics) la lógica lleva a pensar que el objetivo es trasladar al audiovisual una historia que funciona literariamente, así que la primera premisa que deberían tener en cuenta, tal y como la lógica sigue gritando, es que Si algo funciona, no lo toques.
Pero evidentemente, el audiovisual y lo literario son dos mundos distintos regidos por distintas leyes, y el literario (inclutendo aquí el comic) permite cosas que el audiovisual a veces no logra alcanzar. Ya sean ciertas intropspecciones de los personajes o ciertos pasajes complicados de filmar, el audiovisual acaba «adaptando» y adoptando ciertas medidas que le permitan lograr su objetivo. A veces lo complicado simplemente resulta ser la excesiva duración de la novela en cuestión, lo que conlleva recortes.
Llevamos toda la vida, toda, toda, toda, escuchando una frase con la que además concuerdo al cien por cien: «Los libros son siempre mejores que las películas». Sinceramente, no recuerdo ni una sóla adaptación que me haya gustado más que el libro en que se inspira, y si la hubiera, sería la excepción y no la regla. Ejemplos atroces hay miles. La tienda, de Stephen King, es una novela llena de matices que se quedó en película mierder en toda regla.
Pero también existen buenas adaptaciones. Nunca llegarán a ser mejores que la novela, pero sí son buenas adaptaciones. Curiosamente, acaban siendo las más fieles al libro. Me viene a la cabeza Cadena perpetua. Frank Darabont, mira tu por dónde. Darabont también adaptó otra novela, La niebla, cuyo texto siguió prácticamente al pie de la letra, hasta el momento final. Decidió cambiar el final desgarrador y desperanzador de la historia por uno más cruel, atroz e impactante. Yo era fan del final de la novela, pero entendí el cambio, lo respeto y lo disfruté.
Pero entonces llegamos a The walking dead. Nos han intentado vender que no quieren seguir al comic porque quieren sorprendernos a todos, incluso a los lectores del comic, pero esa excusa no me cuadra. Porque los que leemos el comic QUEREMOS ver el comic. Si algo está bien, NO lo cambies. Y si quieres sorprenderme a mi también, vale, invéntate más personajes, mete tramas paralelas, haz lo que te salga del higo… ¡¡¡PERO MANTÉN LA LINEA CENTRAL!!! Porque cuando algo es jodidamente bueno… A menos que tengas la puta seguridad de que lo vas a mejorar… ¡NO-LO-TOQUES!
El comic arrastra a unos personajes con trasfondo, con personalidades maravillosamente dibujadas, y con un protagonista que es héroe a la vez que antihéroe, que es líder indiscutible a pesar de basar en su propio egoismo la gran mayoría de sus acciones. Y entonces llegas a la serie y te encuentras con personajes flojos, aburridos, sin esos trazos que te hacen amarles en el comic, y con un protagonista que NO HACE NADA. Bueno, miento, su primera decisión que parece acercarle al Rick que conocemos en el comic NO aparece en el comic.
Sinceramente, no me imagino a Peter Jackson diciendo «vamos a sorprender a los fans de Tolkien, y para ello, Frodo va a ser un secundario tontorrón y el protagonista del libro va a ser Elforium, un personaje que me acabo de inventar». Creo que habría ardido troya y le hubieran crucificado.
Pues eso es lo que ocurre en The walking dead. Tanto es así que ahora mismo, hoy por hoy, en la serie me la pela Rick y los dos personajes que más me molan son uno inventado (Daryl) y uno que debería haber muerto tiempo atrás (ya sabéis quién).
Pero bueno, visto lo visto, uno que es fan de los zombies y seriófilo, decide intentar apartar de su mente el comic y ver la serie como un objeto nuevo e independiente. Soy así, le doy una oportunidad a ese «intentar sorprender»… y entonces vuelvo a decepcionarme.
A ver, seamos sinceros, como serie es bastante flojita, y si seguimos viéndola es porque los fans de los zombies y de lo apocalíptico no tenemos muchas series que seguir y nos aferramos a lo que sea. Para empezar, se nota a la legua que van cortos de presupuesto. Los primeros veinte minutos de esta segunda temporada fueron de lo mejorcito, con ese silencio contenido, esa marea de muertos avanzando sin piedad… y después llegaron los paseos sin ton ni son por el bosque y la maldita granja. El consabido efecto televisivo del «no tenemos pasta, ciñámonos a los decorados que tenemos».
Seguimos con el uso de los zombies, que han pasado a ser el motor de la trama al «susto del capítulo», por llamarlo de alguna manera porque sustos, pocos. Los zombies escasean y cuando aparecen, suelen hacerlo por arte de magia (guionistas al poder) y sin demasiado interés. Hasta en The vampire diaries salen más vampiros, por dios santo. Por no mencionar que en cada capítulo de The vampire diaries pasan más cosas que en estos siete de TWD. Y mencionando, sin duda, lo más fragrante: Ha llegado un punto en el que no temo a los zombies de TWD. Lo bueno del comic es ese mismo detalle que tan bien explota esa serie ñoña que es The vampire diaries: cualquiera está en peligro y es susceptible de morir, y a los guionistas no les tiembla la mano a la hora de matar personajes.
Y termino con los personajes. Para recordar lo que ya he dicho antes. Los de la serie son sosos. Y para mi, hoy por hoy, el mejor personaje de toda la serie es Shane. Junto con Daryl. Y Merle. Ojalá volviera Merle y les diera bien por saco a todos. Sobre todo que quemara la puta granja y les obligara a seguir avanzando. Porque estos son capaces de quedarse ahí hasta que termine la temporada, si no más. Y a este paso vamos a conocer a Michonne cuando andemos todos en el asilo. Por no hablar del gobernador. Por cierto, si convierten a Shane en El gobernador yo dejo la serie.

Y una razón más para amar Misfits

A pesar de la pérdida de Robert Sheehan, Misfits sigue siendo una de las series más refrescantes del panorama televisivo actual, una verdadera declaración de intenciones y una demostración de que se puede hacer una serie cojonuda con un presupuesto ajustado. Y bueno, el cuarto capítulo de la tercera temporada sirve como perfecto ejemplo de por qué Misfits debería ser vista… y amada.
¿Cuántas veces se ha fantaseado con la hipótesis de matar a Hitler antes de que tenga ocasión de comenzar su reinado de terror? En Misfits dan un paso más, aprovechan los superpoderes y realizan un viaje en el tiempo con la intención de acabar con Adolf Hitler… que por supuesto sale mal y acaba dándoles a los nazis aún más poder del que tuvieron en realidad. ¿Conclusión? Los nazis ocupan inglaterra, ganan la guerra y el presente es un estado fascista y represivo donde la policía ejecuta y controla al resto. Y ahí es donde nuestros protagonistas se encuentran viviendo de la noche a la mañana, formando parte de la resistencia encubierta contra los nazis.
Un capítulo de aplauso.
Y eso que no pude parar de pensar qué habría hecho Nathan en esa situación. Habría sido el descojone.

Hablar antes de tiempo

No suelo comentar las temporadas que voy siguiendo mientras aún siguen en emisión. Y no lo hago, porque soy de los que creen que una serie es una carrera de fondo y no puede ser juzgada en condiciones por uno de sus capítulos. Se ha extendido en el mundo internetero esa costumbre del comentar cada capítulo visto, cuando esa costumbre obliga a caer en errores continuos de apreciación, amén de impedir el correcto disfrute de una serie.
Y me explico.
Si una serie está bien hecha, y hablo siempre de series seriadas y no episódicas, las tramas se irán desarrollando lentamente al principio y más rápido al final, incluyendo giros, sorpresas y falsos cruces que parezcan llevar a ciertos caminos que luego puede que sean explorados o no. Por tanto, empeñarse en ver cada capítulo con la necesidad de hacer un review obliga a fijarse en cada uno de esos matices y expresar lo que te hacen sentir, llevando en más de una ocasión a la más pura equivocación. E impidiéndote centrarte en el objetivo primario de cualquier serie: el puro y banal entretenimiento.

Fragante caso el de la sexta temporada de Dexter, una serie que siempre se ha caracterizado por tener primeros arcos normalitos y pegar buenos acelerones en su recta final. Con ver uno o dos capítulos, en multitud de foros y blogs se echaron las manos a la cabeza, gritando que era imposible que Dexter se redimiera por la fe y que por tanto, la serie había perdido su rumbo y debía ser cancelada.
Pero vamos a ver, almas cándidas… Dejad que los guionistas desarrollen sus tramas y cuando acabe la temporada expresad lo que os gustó y lo que no, qué caminos escogidos os agradaron y cuales odiasteis. Es más que posible que muchas de las cosas que en un capítulo te hicieron pensar «van a ir por aquí y lo odio» ni siquiera las recuerdes cuando la temporada termine.
¿Redimirse Dexter? Dexter habla sobre la redención, sobre la luz y sobre la fe. Reflexiona sobre eso igual que reflexionó en el pasado sobre los códigos genéticos que se heredan, las vicisitudes de tener pareja o la importancia de la familia. Al final, no dejan de ser pensamientos que nos guían a través de la trama, influyéndola en mayor o menor medida, pero sin cambiar la esencia del personaje. Dexter no va a redimirse. Dexter es el Mal, escondido en una botella en la que pone «no-del-todo-porque-sólo-mato-a-gente-culpable». Pero el Mal a fin de cuentas. El final del sexto capítulo lo reivindica, y todo el séptimo capítulo es una oda a la No-Redención. O casi, porque la reflexión sigue presente, y contínua. Y puede que regresen a esa senda, pero hasta que no termine la temporada no lo sabremos a ciencia cierta.
Recuerdo un capítulo de Lost, segunda temporada, Jack y algún otro lostie tienen una conversación más que estimulante para el espectador con los otros. En ella, los otros amenazan verbalmente a los losties. Les dicen «si os pasais de la raya habrá una guerra». La reunión se disuelve y cada cual vuelve a su lado de la isla. En los últimos minutos de capítulo, Jack se reune con el personaje de Michelle Rodríguez en la playa. La última frase del capítulo, aderezada con aquella fantástica banda-sonora-definitiva de Lost, era de Jack mirando con gravedad a la mujer policía y preguntando: ¿Cuánto tiempo se tarda en entrenar un ejército?. Aquel día, mi mente se emocionó, y aquella frase abrió la puerta a un montón de expectativas sobre el rumbo que iba a tomar la serie. Imaginaba a Jack y los suyos preparándose para una guerra. Amé aquella posibilidad. Nunca llegó. Aún sigo pensando que hubiera sido una gran forma de avanzar, pero eso es otra historia. Si aquel día hubiera hecho un review, habría alabado el camino que estaban tomando los guionistas, habría dicho cosas de ese estilo y… me habría equivocado. Porque tan sólo era una muesca más de la ruleta que conformaba la trama de la serie, una muesca que no llevaba a ninguna parte, pero ahí estaba, para hacerte creer que sí.
Dejad que las series lleguen a su final. Y si no os gustan, abandonadlas. Pero no os perdáis el lujo de disfrutarlas, sin ojo crítico, sin ansia comentadora, simplemente tu, la pantalla, y una puerta a entrar en el universo de lo que sea que te estén contando.

Libros Leídos 2011 (16): Un verano tenebroso

Libros Leídos en 2011:

1) El Talismán, de Stephen King y Peter Straub
2) Oscura, de Guillermo del Toro y Chuck Hogan
3) Muy pronto seré invencible, de Austin Grossman
4) Cuernos, de Joe Hill
5) El pasaje, de Justin Cronin
6) La búsqueda del grial 1: El castillo de las sombras, de J.H. Brennan
7) Apocalipsis Z 3: La ira de los justos, de Manel Loureiro
8) Nivel 26, de Anthony E. Zuiker y Duane Swierczynski.
9) Antirresurrección, de Juan Ramón Biedma
10) La casa infernal, de Richard Matheson
11) Superviviente, de Juan García Hernández

12) Los caminantes, de Carlos Sisi
13) Bikini, de James Patterson
14) Juego de Tronos, de Geroge R.R. Martin
15) Los caminates: Necrópilis, de Carlos Sisi
16) Un verano tenebroso, de Dan Simmons

Tenía ganas de pillar este libro desde que leí que guardaba muchas cosas en común con It. Librería tras librería lo busqué sin encontrarlo. En todas me decían que estaba descatalogado. Lo busqué en librerías de segunda mano, en vano. Hasta en ebay. Nada. Al final, se convirtió en el primer libro que me descargo de internet. A fuerza.
Anécdotas aparte, el libro me ha encantado. Antes que éste sólo me había leído de Simmons «El Terror», que por cierto, me flipó, hablando mal y pronto. Un verano tenebroso no me ha parecido tan grandioso, pero me ha encantado. Y eso que con It sólo guarda parecido en que ambos son protagonizados por un grupo de niños enfrentados a un mal legendario.
En fin, que Simmons tiene un pulso expléndido a la hora de escribir, y de mantener la tensión. En un par de ocasiones no pude evitar sentir escalofríos, casi mirar hacia atrás, incluso. Sobre todo en la primera parte, cuando en realidad las cartas aún no se han desvelado y no tienes muy claro a qué se enfrentan los chicos.
Ha sido una lectura que he disfrutado, la verdad. Y tiene un final digno de película de acción.

Temporadas

Tal como ha hecho McGuffin, citaré diez temporadas de series que me han hecho flipar de una u otra manera. Diez hitos televisivos que llevo conmigo por haberme marcado de una u otra manera.

1) La 5ª Temporada de 24. Donde Jack Bauer fue volviéndose cada vez más oscuro, donde tuvimos que despedir a varios de los personajes que habían estado con nosotros desde el principio y donde la trama alcanzó cotas inigualables… para rematarse con ESE final.

2) La 1ª Temporada de Prison Break. Porque supo contar de forma magnífica esa fuga imposible, con unos personajes geniales y de la cual sólo borraría el capítulo flashback, abominable. Y sí, soy un férreo defensor de la segunda temporada, que me encantó, pero la primera es la primera.

3) La 3ª temporada de Breaking Bad. Walter White y Jesse Pinkman contra las grandes corporaciones de la droga. Magnífica. Aunque sólo fuera por el videoclip de Heissenberg ya vale la pena. Y por el capítulo de Hank en el coche…

4) La 2ª de Justified. Timothy Oliphant es un grande, sin duda. Y aquí tuvo a Margo Martindale como némesis en una temporada que tuvo su mejor acierto en una mayor serialización.

5) La 3ª de Sons of Anarchy. Brutal desde el principio hasta ese game-changer que fue el final de temporada. Y sí, la parte irlandesa no estaba hilada a la perfección, pero la temporada en sí fue genial.

6) La 2ª de Community. Tantas idas de olla y tanto frikismo en veintitantos capítulos maravillosos. Y guerra de paintball.

7) La 3ª de Fringe. Porque dos Olivias siempre son mejor que una.

8) La 2ª de Perdidos. A mí es que toda la trama del botón me cautivó. Al igual que aquel juego de «soy bueno»-«soy malo» que se trajeron con Ben Linus. Y me ha costado decidirme, porque la quinta tuvo «The Constant», que probablemente sea de lo mejorcito que he visto en series, pero me voy a quedar con la segunda. Cuando Los Otros le dijeron a Jack aquello de «Aquí hay una línea y si la cruzáis iremos a la guerra» a mi se me pusieron los pelos como escarpias. Y además, salía Michelle Rodriguez.

9) La 2ª de Cómo conocí a vuestra madre. Ir al centro comercial nunca fue tan divertido.

10) La 1ª temporada de Verónica Mars. Una de las mejores y más infravaloradas series de esta década. Su mezcla de humor friki, trama teen y misterio fue de lo más estimulante. Y Kristen Bell estaba magnífica como Verónica Mars, la verdad. Aún me duele que la cancelaran.

Y sí, no he puesto Friends, pero porque me costaría decir una temporada. En mi cabeza están todas mezcladas y son todas geniales. Lo mismo me pasa con Los Simpsons, que las mezclo todas, aunque aquí es por culpa de Antena 3.

El lado oscuro de la luna


Cuando hace tiempo salió Transformers 1, y a pesar de que las películas de Michael Bay me divierten como a un crío, me negué a verla. Nunca me habían gustado los muñecos de Transformers, nunca había visto la serie de dibujos, y una película protagonizada por camiones robots me parecía una solemne bobada. Como en muchos casos, tuve que tragarme mis palabras.
Fue un amigo mío (Adri) el que me insistió para que la viera y cuando lo hice me encontré con una película puramente Michael Bay, de acción, aventuras, ritmo frenético y puntos de humor que hacían de la película algo bastante entretenido.
Esta tercera parte viene a ser más de lo mismo. Los robots siguen luchando por el bien del país, los efectos especiales están de puta madre y el humor sigue presente. En general es una buena película para pasar un buen rato. Con las tres películas me ha pasado lo mismo, que pienso que los humanos están ahí para crear empatía, pero su función es bastante absurda. Millones de disparos no hacen absolutamente nada contra los malos (cuyo nombre he sido incapaz de aprenderme). Son como hormigas luchando contra elefantes. Todo el rato corriendo de un lado a otro, supuestamente haciendo algo, pero lo más que hacen es parapetarse y disparar sin ton ni son y ser salvados una y otra vez por los camiones robots buenos. En general, bastante absurdo todo. Pero aún así, qué quereis que os diga, a mi me divierten.
Ah, maravilloso el guiño-puñalada a Megan Fox.

Misfits. Temporada 3

Misfits es una de esas pequeñas maravillas que aparecen por sorpresa y de repente están ahí para quedarse. Lo malo de esta serie inglesa sobre adolescentes en servicio comunitario con poderes es que viene en dosis excesivamente pequeñas. Ese mítico formato BBC de seis capítulos por temporada sabe a tan poco que deprime cuando termina.
Pero mientras dura, es una gozada.
Recién comienza la tercera temporada, y es duro no ver en pantalla a Robert Sheehan, que se había ganado por méritos propios el carácter de principal reclamo. Su Nathan era tan histriónico, tan malhablado, tan cerdo y surrealista que se convirtió sin ninguna duda en lo mejor de la serie. Para los fans de Misfits, fue un duro golpe saber que no estaría en la tercera temporada. Y aún así, Robert se prestó a grabar un minicapítulo para internet justificando su salida de la serie. Otra pequeña joyita.
La nueva temporada se ha centrado en presentarnos a su sustituto y los nuevos poderes del grupo principal. Y de momento, la cosa mantiene el pulso. ¿Se echa de menos a Nathan? Yo creo que sí, y que siempre será así. Era parte del alma de la serie. Aún así, me lo he pasado en grande viendo este primer capítulo y sé que disfrutaré el resto de temporada.
Larga vida a Misfits.

Desamores con Spielberg

Cinco capítulos he durado, cinco capítulos de Terra Nova han bastado para demostrarme que me aburría más que disfrutar y que no tenía nada interesante que contarme. Y hay demasiadas series en el mar televisivo como para perder el tiempo con una que no me dice absolutamente nada y a la cual, por cierto, no le auguro una segunda temporada.
De las tres últimas series del señor Spielberg, al que en el medio cinematográfico tenía por un Rey, sólo he terminado de ver una, Falling Skies, y más por inercia que porque verdaderamente me gustara. Tanto la serie de dinosaurios (¿de dinosaurios? ¿Puede haber una serie «de» en la que aparezca menos ese «de»? Sí, pero sería española, jurl, jurl, jurl) como The pacific las abandoné a medio camino movido por el tedio más absoluto. Y aunque antaño vi completita Band of brothers, tampoco me pareció ninguna maravilla.
No sé qué le pasa a Spielberg con la tele, pero me parece que se queda en «ideas grandiosas» que después no desarrolla bien. ¿Una serie sobre la guerra del pacífico? ¡Cojonudo! ¡Y encima con efectazos y buena ambientación! ¡Perfecto, será un bombazo! Pero por el camino, alguien se olvidó de desarrollar los personajes para que interesaran minimamente, para que preocuparan cuando morían o estaban en peligro. En The pacific, llegó a importarme un pito si moría fulanito o menganito. De hecho, me costaba reconocerles en muchos casos porque todos me resultaban iguales. Y no hablo de los japoneses.
¿Una invasión extraterrestre contra la resistencia humana? ¡Oh, dios, va a ser sensacional, la mejor serie de la historia! ¡Espera, metamos niños y muchas tramas de preocupación familiar! ¡Y añade mucha ñoñería! ¡Y hazla capitular! Seguro que mientras decían todo esto pensaban «ninguna serie les hará dormir mejor que ésta».
Se equivocaban.
Spielberg YA había producido Terra Nova.
Santo dios, qué sopor. En los últimos tres capítulos los dinosaurios han ocupado un máximo de dos minutos en pantalla, de ciento sesenta que suman los tres capítulos. Y la trama familiar es más aburrida que hacer una serie sobre una partida de parchís. Qué carajo, a mí el parchis me divierte. Los personajes son tan planos que se podría poner pelotas sobre ellos y no rodarían. Las tramas tan previsibles, tópicas y poco imaginativas que uno puede darle cuartelillo, sí, pero al final llega un momento en que hay que decir adiós. Sabes que no te quedará ninguna espinita clavada.
Primeval también va de dinosaurios y aunque los efectos son chusqueros es muchísimo más divertida.